El gobierno del presidente Chávez ha tenido especial preocupación por tener una opinión pública internacional favorable. Es muy probable que a esta tarea haya asignado una gran cantidad de recursos tanto políticos como financieros. Sin embargo, es muy difícil tapar el sol con los recursos provenientes del “socialismo petrolero”. Lo que está a la vista no necesita anteojos.
El International Crisis Group (ICG), organización no gubernamental independiente sin ánimo de lucro, ha difundido su último informe sobre Venezuela. Esta organización tiene por objetivo central realizar análisis de las condiciones que permiten el inicio y persistencia de conflictos. El lema es justamente: “trabajando por prevenir los conflictos en el mundo”.
Entre los miembros del Consejo Directivo de ICG se encuentran figuras relevantes tanto en la política como en la diplomacia, así como en el mundo de las empresas y de los medios de comunicación. Uno de los co-directores del grupo es Christopher Patten, ex-Comisionado Europeo de Relaciones Exteriores, ex Gobernador de Hong Kong. y Rector de la Universidad de Oxford. El otro co-director es Thomas Pickering, ex Embajador de Estados Unidos ante la ONU. El Presidente y Director Ejecutivo es Gareth Evans, ex Ministro de Relaciones Exteriores de Australia. Entre los miembros del Consejo Directivo se encuentran personalidades como Ricardo Lagos, ex Presidente de Chile y Ernesto Zedillo, ex Presidente de México.
Los analistas del grupo viajan a los países para conocer en el terreno las particularidades que no pueden apreciarse sin el contacto directo. A través de entrevistas con diversos sectores, los analistas tratan de identificar coincidencias y divergencias. De ese proceso obtienen los aspectos que deben tomarse en cuenta para examinar los potenciales conflictos. En el caso del último análisis sobre Venezuela este trabajo se inició antes de las elecciones presidenciales del mes de diciembre pasado.
El título del informe ya de por sí es sugestivo: Venezuela: La Revolución de Hugo Chávez. En el sitio web (www.crisisgroup.org) se puede encontrar la versión en inglés de este reporte.
La idea central del documento es resaltar que la “revolución” ha sido más una idea que una realidad. La característica consistente de los “gobiernos de Chávez”, según el documento, es “la toma de control de las instituciones estatales y las eliminación de los controles sobre el poder presidencial”. Dos instantes cruciales anotan los analistas: la elección de una Asamblea Nacional ciento por ciento chavista en 2005 y la ley habilitante de enero de 2007.
Según ICG, el presidente Chávez “ha creado la base para un régimen de tendencias autocráticas, sobornando a los militares, asumiendo el control del sistema judicial y el consejo electoral, e introduciendo leyes factibles de utilizar para intimidar y amordazar a la prensa. A través de su sistema de instituciones paralelas, se ha cerciorado de que todas las palancas del poder las pueda maniobrar él, y nadie más que él”. Más claro no canta un gallo.
También se resalta en el informe que “en ciertos sectores de la sociedad se ha creado un clima de temor, no mediante una represión generalizada sino por unos pocos casos de alto perfil, suficientes como para transmitir el mensaje de que hay ciertos límites que no conviene traspasar”.
Termina el informe indicando los riesgos de conflicto interno violento. Señalan: “si el presidente Chávez sigue polarizando la sociedad y desmantelando los sistemas de control de la democracia representativa como lo viene haciendo desde hace ocho años, los riesgos son bastante altos”.
Pareciera que sectores representativos de la comunidad internacional aprecian con precisión el gran fiasco que ha representado la llamada “revolución bolivariana”. Los ingentes recursos derivados de la bonanza petrolera, utilizados sin mayor preocupación por la transparencia y efectividad, no pueden ocultar los grandes retrocesos que ha experimentado el país en los últimos nueve años.
Ya esos retrocesos son evidentes para todos los ciudadanos y para todos aquellos que quieran entender las grandes limitaciones por las que atraviesa la sociedad venezolana de la actualidad. Desde afuera ya se sabe que la “revolución” es una máscara para ocultar al autoritarismo cívico-militar que nos gobierna.
Politemas, Tal Cual, 1 de agosto de 2007
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