Dentro de pocas semanas tendremos el inicio de la campaña electoral para elegir alcaldes y concejales. Estas elecciones se realizan después de distorsiones significativas en la institucionalidad municipal. La primera que debe resaltarse en la prórroga de facto en el período de gobierno de los alcaldes. Debían ser cuatro años y terminaron siendo cinco. La segunda fue que no se realizaron elecciones para concejales en nueve años. Estas alteraciones son muestras de la limitada autonomía de la que han gozado los gobiernos municipales en la última década.
La Constitución de 1999 otorgó amplias competencias a los gobiernos municipales. Como producto del proceso de descentralización de la última década del siglo pasado, el rol de los alcaldes adquirió una significación creciente, al igual que el de los concejos municipales. Sin embargo, la implementación de las disposiciones constitucionales ha sido siempre limitada por el actual gobierno. Hasta el punto que se ha producido una regresión en el ejercicio de esas competencias.
El gobierno también ha sido un gran impulsor de modalidades de participación que han sido concebidas para debilitar la institución municipal. Se ha preferido una relación directa con el Ejecutivo, tal es el caso de los Consejos Comunales, antes que el desarrollo de opciones más democráticas y abiertas de participación.
Lo cierto es que no puede haber desarrollo local sin municipios consolidados y sin gobiernos municipales de alto desempeño. Y mucho menos pensar objetivos nacionales de bienestar y democracia, sin que se cuente con un nivel de gobierno municipal vinculado y coordinado. Sin embargo, la ausencia de esta discusión por más de una década no ha limitado el desarrollo de experiencias. En muchos municipios del país se observa hoy un especial esfuerzo por promover innovaciones en la gestión de los servicios públicos.
Esa es justamente la razón por la cual los ciudadanos están más interesados que nunca por escuchar las propuestas de los candidatos a dirigir la gestión municipal. Ya no son suficientes las generalidades y simplificaciones. Se requiere la elaboración de programas que estén basados en las posibilidades de los municipios concretos. Esto incluye el examen de la gestión anterior, las circunstancias específicas de los municipios, sus recursos y posibilidades, así como el diseño de alternativas de solución de problemas que sean prácticas y viables.
Los candidatos a Alcaldías y Consejos Municipales deberán contar desde ya con los equipos para asumir la gestión, así como ideas bien claras, las cuales deberán poner en práctica a los pocos días de la elección. Ganar la elección supone entonces pensar bien lo que se quiere hacer. Los tiempos de ganar primero y ver lo que se hace después pasaron a la historia. Es hora de tomarse en serio la gestión pública. Es la hora de ideas bien elaboradas.
Politemas, Tal Cual, 23 de octubre de 2013
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