domingo, 26 de marzo de 2017

La brecha educativa

La medición del desempeño de los estudiantes en muchos países del mundo dejó de ser un misterio. Gracias a los esfuerzos de la OECD en las últimas dos décadas, a través del programa de evaluación de estudiantes, conocido como PISA por sus siglas en inglés, se dispone de datos para comparar la educación en 72 países en 2015 (última medición disponible). Los resultados de las pruebas de 540.000 estudiantes de 15 años fueron procesadas para obtener el rendimiento en lectura, matemáticas y ciencia.

Los cinco primeros lugares en matemáticas fueron ocupados por Singapur, China, Taiwán y Japón. Ante las tendencias en la creación de conocimientos en el contexto global, expresadas en la generación de bienes y servicios que demandan mayor capacidad analítica, es obvio que aquellos países en los cuales se produzcan mejores resultados en matemáticas, tendrán amplias ventajas para contar con los recursos humanos que puedan vincularse con niveles superiores de desarrollo tecnologías. 

Vistos estos resultados se entiende más que Singapur reciba ingresos per cápita de 29.000 dólares por la exportación de altas tecnologías (también en 2015). Es decir, el círculo virtuoso se aprecia con toda claridad. Si la idea es crear valor, expresado en altas tecnologías, se requieren recursos humanos de alta calificación. Con los ingresos de esas exportaciones se puede financiar un sistema educativo de alta calidad, que a su vez forma los recursos humanos que se requieren para el nuevo nivel de creación de conocimientos. El desempeño en la educación de los países indicados, refleja que en las próximas décadas la dinámica tecnológica tendrá en Asia un polo de especial relevancia. Más aún, la situación actual en los Estados Unidos, con restricciones a la incorporación de personal calificado de otros países, influirá en que Asia reciba estos recursos humanos, sumados a la población de esos países que decida regresar de los países de mayor desarrollo. 

Mientras esto pasa en Asia, en los países de América Latina la situación es muy diferente. El país mejor calificado es Chile (en el puesto 51). En los países ubicados en los últimos quince puestos se encuentran Colombia, México, Brasil, Perú, y Rep. Dominicana. El caso ahora es el círculo vicioso. Países con menor capacidad de producir conocimiento valorado en el contexto global, tienden a tener sistemas educativos de menor calidad, que a su vez aumentan las diferencias de potencial productivo. Todo lo cual indica que la única forma de corregir el círculo vicioso es tener mejores políticas para la producción y mejores políticas para la educación. No basta con afectar el sistema educativo sin modificar el modelo de creación de conocimientos.

A todas estas, usted apreciado lector, se preguntará sobre el desempeño del sistema educativo de Venezuela. Preocupación bastante natural para comparar con la realidad de los países vecinos. Lamentablemente Venezuela no está incorporada en los países que forman parte de las mediciones del PISA. Al menos los otros países de América Latina mencionados tienen sus mediciones y pueden usarlas para mejorar. Se entiende mucho más todavía que el ingreso per-cápita que recibe Venezuela por exportaciones de alta tecnología sea 0,67 dólares. Es decir, 45.000 veces menos que Singapur. Ese es el tamaño de la brecha.

Politemas, Tal Cual, 22 de marzo de 2017

La hora de Betancourt

Hace pocas semanas se conmemoró el nacimiento de Rómulo Betancourt, ocurrido en Guatire en 1908. Han transcurrido 109 años de esa fecha. La influencia de Betancourt en la sociedad venezolana ha sido amplia y profunda. Su vida fue marcada siempre por la polémica, y muchas veces, por la pugnacidad. Su liderazgo ha despertado siempre apoyos y rechazos, muchas veces fanatismos y rivalidades. Con el paso del tiempo, muchos de sus acérrimos opositores han moderado los juicios. Como toda figura de gran presencia, su vida seguirá despertando interés y nuevas perspectivas. 

Betancourt siempre recalcó la importancia que había tenido en su vida la creación de Acción Democrática. Entendía que el acceso al gobierno requería partidos diferentes a los conocidos en Venezuela a principios del siglo XX. Y dedicó gran parte de su actividad entre 1928 y 1941, dentro y fuera del país, a pensar a fondo lo que significaba un partido moderno en la Venezuela post-gomecista. Y esa fue la cita a la que acudió el 13 de septiembre de 1941. Ese día apareció en la vida pública del país el partido Acción Democrática. Ha debido ser un día de especial emoción para Betancourt. En aquella fecha pronunció lo que puede considerarse un modelo de discurso político. Hasta el punto que todavía hoy puede ser referencia para aquellos que aspiren gobernar a Venezuela.

Lo primero que llama la atención del discurso es la preparación. Para ese momento Betancourt tenía 33 años, pero había vivido una vida muy intensa. Desde los sucesos del Carnaval de 1928, su actividad había sido incesante, especialmente marcada por el exilio y la formación en la lucha política. En ese discurso, Betancourt comienza diciendo que le embarga la emoción, “emoción de quien soñó con esta hora, y la esperó sin impaciencia, seguro de que habría de sonar”. Se puede imaginar a Betancourt ensayando cada día esas palabras, a lo largo de catorce años, seguro de que en su momento las iba a pronunciar. Ha debido ensayar cada cadencia, cada gesto. Fue construyendo en su pensamiento el orden y el contenido de esas palabras. Ese discurso lo construyó en cada sentencia, en cada imagen. 

El segundo aspecto llamativo es el tema del discurso. Betancourt explicó las líneas fundamentales de la política económica que proponía Acción Democrática. Puede decirse que esas tesis fueron iniciadas en las lecturas realizadas y en las clases que tuvo que dictar para formar sindicalistas y otros líderes en el exilio. También se nutrieron de su experiencia como columnista, muchas veces en la clandestinidad. Betancourt muestra en el discurso que había depurado esas tesis, que las había confrontado y discutido. Pero es indudable que su expresión reflejaba la construcción de una perspectiva colectiva, en la que él había tenido una figuración estelar. Un resumen de esa tesis se puede apreciar cuando señala: “nuestro país, económica y físicamente, está girando alrededor de una sola fuente de riqueza: el petróleo; y los gobiernos venezolanos no han sabido, hasta ahora, imprimirle un ritmo agresivo, dinámico a las otras fuentes de producción”. Todo un argumento en Venezuela después de 75 años. 

En tercer lugar, Betancourt expresa su convicción de que llevar adelante esas tesis requería un partido con programa, dedicado a construir en la realidad esos contenidos. Betancourt expresa la convicción de que “este Partido (AD) ha nacido para hacer historia. Nace armado de un Programa que interpreta las necesidades del pueblo, de la nación, de un programa realista, venezolano, extraído del análisis desvelado de nuestros problemas”. Esta relación entre problemas y políticas no era la tradición para la época. Muchas veces las propuestas de programas en la primera parte del siglo XX eran más bien enunciados generales, poco vinculados con las específicas condiciones de vida de los venezolanos. 

Quizás lo más novedoso de ese discurso fue condensar en imágenes la visión que Betancourt tenía del futuro deseable. Señala, por ejemplo: “Imagino la escena, que sucederá dentro de cincuenta años en una población agraria de los Andes, forjada al arrimo de una potente planta hidroeléctrica, en una población donde en vez de los garajes para autos de lujo que se multiplican en Caracas, habrá garajes para tractores; o bien, en una ciudad industrial de la Gran Sabana, construida en la vecindad de las chimeneas de los altos hornos, donde obreros venezolanos estén transformando en materia prima para las fábricas venezolanas de máquinas esos miles millones de toneladas de hierro que en sus entrañas guarda, hoy inexplotadas, la Sierra del Imataca”. Betancourt se atreve a imaginar el país que podría existir cincuenta años después, muy consciente de que para alcanzarlo habría que tomar decisiones complejas. 

Visto a la distancia de tres cuartos de siglo, este discurso de Betancourt ofrece lecciones relevantes para los liderazgos políticos de la Venezuela del siglo XXI. Se requieren liderazgos formados, con conocimiento de los problemas de los venezolanos, fundamentados en la cercanía con las dificultades prácticas, y diestros en el manejo de aspectos técnicos. También es fundamental que los liderazgos vinculen de manera permanente que las ofertas programáticas deben estar orientadas a la solución de problemas públicos. Finalmente, los líderes deben ofrecer una visión del futuro, deben atreverse a soñar con fundamentos y transmitir posibilidades, deben enunciar el país que deberíamos tener en cincuenta años. Con su discurso de ese día, Betancourt demostró que una cosa es hablar generalidades en un mítin político, y otra muy distinta es haber elaborado las ideas para gobernar un país.

Politemas, Tal Cual, 8 de marzo de 2017

Avanza la crisis social

La III Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), correspondiente al año 2016, muestra un panorama de profundo deterioro de las condiciones de vida de los venezolanos. Por tercer año consecutivo, un equipo de investigadores de la UCV, UCAB y USB, ha coordinado la realización de una encuesta por hogares que contiene información sobre distintos aspectos de la vida de los venezolanos, tales como, el ingreso de las familias, alimentación, seguridad ciudadana, salud, educación, empleo, vivienda y servicios. Cada año que se ha realizado la encuesta (desde 2014), los resultados indican que la crisis social aumenta ante el fracaso rotundo de las políticas del actual gobierno. Debe destacarse que los últimos datos presentados corresponden al último trimestre del año 2016. De manera que se puede inferir que la actual realidad es mucho más complicada. 

De acuerdo con la ENCOVI 2016, el 52% de los hogares del país no tiene el ingreso necesario para comprar la cesta de alimentos. Es por ello que se consideran en pobreza extrema. Más aún, un 30% adicional, aunque tiene los ingresos para comprar los alimentos, no tiene los ingresos para otros rubros de gastos básicos del hogar. En consecuencia, el 82% de los hogares del país se encuentra en situación de pobreza. No hay mucho más que agregar después de conocer este dato. El gobierno que se jactó durante buena parte de estos 18 años en tener a la pobreza como el eje de su acción, ha ocasionado la mayor reducción en las condiciones de vida en la historia del país en los últimos cien años. Por otra parte, las cifras indican que es la debacle más abrupta en las condiciones sociales en América Latina en los últimos cincuenta años.

Otros resultados expresan la variedad de manifestaciones en este contexto. Por ejemplo, el aumento de la proporción de hogares en pobreza estructural (de 16% en 2014 a 31% en 2016), es una evidencia de que ya no se trata de una condición transitoria. Es más bien un proceso que demuestra la sistemática disminución de la capacidad institucional para garantizar el bienestar de la población. Si a ello sumamos que las proteínas son accesibles para menos de la mitad de la población, que casi 10 millones de personas realizan solo dos comidas, o que el 94% de la población considera que la violencia ha aumentado en el año anterior, no queda la menor duda de la afectación en todas las esferas de la vida ciudadana. 

Este deterioro era previsible. Es posible que las dimensiones no fueran completamente estimadas. Pero es muy evidente que el grado de incompetencia que el actual gobierno ha tenido en el manejo de los asuntos públicos, no podía conducir a otros resultados. La población venezolana está sufriendo sistemáticamente las consecuencias de tener un gobierno con la peor combinación de políticas en el siglo XXI en el mundo. El avance de la crisis social lo demuestra. Y también deja muy claro que el actual gobierno no tiene ni la visión ni las capacidades para enfrentar esta terrible situación.

Politemas, Tal Cual, 22 de febrero de 2017

Lejos de la productividad

América Latina ha disminuido de manera sistemática su importancia relativa en la economía global. En los últimos 35 años la Región ha perdido representación en la capacidad de compra mundial (de 12% en 1980 a poco más de 8% en 2016). Para remate, la economía de la Región ha decaído en los últimos cinco años. Es verdad que en esa reducción influye el peso de economías como la de Brasil, Argentina y Venezuela. Y también es cierto que otros países experimentan procesos continuados de crecimiento económico. Pero hay signos de que el deterioro no es coyuntural y que existen tendencias preocupantes para el porvenir de la Región.

El último boletín estadístico de la Cepal ofrece evidencias sobre esas dificultades. En la Región no se están creando empleos productivos, al menos no en la cantidad necesaria para afrontar los retos actuales y futuros. Los países que tienen menor proporción de empleos de baja productividad, como es el caso de Chile y Panamá, no están por debajo del 30% de toda la fuerza laboral, Otros países como Venezuela, Colombia, Perú, presentan proporciones superiores al 50% de empleos de baja productividad. 

Si bien es cierto que haber consolidado economías ordenadas, con tasas de crecimiento positivas y baja inflación, es un gran avance con respecto a los años ochenta, no es menos cierto que en la Región no están presentes las condiciones para la generación de empleos de calidad de manera sostenible. Muchos factores se pueden citar. La competencia por las inversiones es cada día más intensa. Los países de Asia, en especial China y ahora más recientemente India, están atrayendo cantidades astronómicas de inversión, y han desarrollado opciones tecnológicas que son muy poco frecuentes en América Latina. A ello debe sumarse la ausencia de políticas de innovación que articulen a los sectores productivos, a los gobiernos y a los centros de investigación. La desvinculación entre las empresas, los gobiernos y las universidades es quizás uno de los signos más evidentes de este rezago.

Lo anterior está concatenado con las debilidades de los sistemas educativos, especialmente en la vinculación con el sector productivo, y en las dificultades para innovaciones en la formación de recursos humanos. Muchos países de la Región tienen coberturas de educación secundaria que no alcanzan al 80% de la población. De manera que contar con recursos calificados, especialmente capacitados en matemáticas y ciencias, es mucho más fácil en los países asiáticos que en los nuestros. 

En este contexto, las transformaciones no serán inmediatas, pero deben comenzar en algún momento. Una de las primeras exigencias es la conformación de acuerdos productivos con la participación de gobiernos, empresas, universidades, que se formulen para el mediano plazo pero que tengan implicaciones en el corto plazo. De estas premisas se pueden derivar opciones de cooperación entre empresas y centros de investigación (especialmente en universidades, sean públicas o privadas) que contribuyan a identificar requerimientos que puedan motivar nuevas líneas de investigación, y la aplicación, por otra parte, de conocimiento acumulado. Iniciar círculos virtuosos de innovación en procesos de cooperación es un requisito central para dejar de ser una Región de empleos de baja productividad, y favorecer nuevas opciones productivas para las nuevas generaciones de latinoamericanos.

Politemas, Tal Cual, 15 de febrero de 2017

Anti-gobierno

En dos semanas el presidente Trump ha entrado en una franca crisis en el manejo de su gestión. Incluso antes de la juramentación, la opinión mayoritaria sobre Trump no era positiva, al contrario de lo que ha sido la rutina en Estados Unidos con el inicio de un nuevo gobierno. El balance a la fecha es el de un gobierno que ha entrado en conflicto con gobiernos de otros países (México, China, solo por mencionar dos), con grupos dentro de su país (inmigrantes, estudiantes, universidades, empresas líderes en tecnologías, y pare de contar), con el Congreso (los demócratas ya han anunciado que no votarán a favor ningún otro candidato al Gabinete), con el poder judicial (enfrentamientos con jueces que han dictado sentencias desfavorables). La lista podría seguir un rato largo.

Tal parece que la aspiración de Trump por un gobierno de ocho años se ve bastante lejana. Cabe entonces preguntarse por las razones que influyen en que uno de los gobiernos más sofisticados del mundo entre en una crisis de gestión originada por sus propias decisiones. Vale la pena precisar esos factores, especialmente por las lecciones que puede ofrecer. 

Gobernar es fundamentalmente conducir. Una buena imagen es la del timonel que guía la embarcación a través de mares tranquilos y también agitados. El supuesto de esa imagen es que en la embarcación viajan todos los ciudadanos y que la responsabilidad primaria del timonel es garantizar la inclusión en toda la sociedad. Si los gobiernos incorporan por su propia iniciativa elementos que conspiran contra acuerdos fundamentales de la sociedad, la reacción que se genere va a limitar sensiblemente la capacidad de gestión. 

En el caso de Estados Unidos, parte de esos acuerdos están relacionados con la garantía de los derechos humanos, con el respeto a las minorías, con la preservación del espíritu de libre empresa. Las acciones iniciales del gobierno de Trump apuntan a desplazar lo que se entiende son privilegios de ciertos grupos sobre otros, por ejemplo, de los inmigrantes sobre los nacionales, de los que transfieren empresas fuera del país sobre los desempleados, de los grupos ambientalistas sobre las empresas petroleras, y así sucesivamente. Entonces, se procede a aprobar medidas con el afán de resarcir más que de construir espacios comunes, que resulten de nuevas coincidencias.

En la misma perspectiva de imponer una sola visión, el gobierno de Trump no se detiene en detallar la política. También procede al interior del gobierno excluyendo a todas las instancias que pudieran mejorar la implementación. Es por ello que los responsables del diseño de las políticas, como por ejemplo en el caso de la prohibición de entrada a los nacionales de siete países, no consultaron con los encargados de varias de las agencias más importantes en la ejecución de estas medidas. 

Al final de cuentas, es la misma restricción, es decir, cuando se procede a excluir de la toma de decisiones a grupos, sectores, instancias gubernamentales, el resultado siempre será negativo. No se tomará en cuenta las perspectivas de otros, las buenas ideas, las críticas, las sugerencias. Los gobiernos que proceden de esa manera, sistemáticamente, conducen a sus países a crisis, promueven que se pierdan oportunidades, polarizan las sociedades, y favorecen el clima de opinión pública para que sean sustituidos en la primera oportunidad electoral que se presente. Esa la tenemos.

Politemas, Tal Cual, 8 de febrero de 2017

900%

Ya está a punto de cerrar el primer mes del año 2017. Un tema bastante común, especialmente para el seguimiento de la economía, es conocer la evolución de los precios. Dependiendo de su comportamiento, los actores económicos deciden sus acciones para las siguientes etapas. Con las facilidades de internet se puede en cuestión de minutos conocer la tasa de inflación de los países. 

Tomemos por ejemplo, varios países de América Latina. Lo que se requiere es tener acceso a internet, el cual no es el más rápido en Venezuela. Pero dejemos ese tema de lado por los momentos. Seleccionemos primero a Perú, y vayamos al sitio web del Banco Central de Reserva. Justamente en la parte superior derecha de la página están las cifras. La tasa de inflación en los últimos 12 meses es 3,23%. Si, leyó bien. Y si se toma la tasa de inflación sin incluir los alimentos y la energía, entonces la tasa de inflación es 2,87%. Volvió a leer bien. 

Vayamos ahora a Bolivia. En la parte derecha del sitio web del Banco Central se encuentra la cifra: 4% es el valor de la tasa de inflación en los últimos 12 meses. Para un país que experimentó una hiperinflación hace 30 años, la cifra lo dice todo. Sigamos finalmente a Colombia. También en el mismo sitio que los anteriores se encuentra un gráfico con la inflación mensual. En los últimos 12 meses la tasa de inflación de Colombia es 5,75%. También se indica en el gráfico que la cifra está por encima de la meta (2% mensual). 

En todos los casos anteriores la información está completamente disponible, visible, incluso se pueden obtener los archivos históricos. Ahora tratemos de conseguir la tasa de inflación de Venezuela. La última información disponible es de diciembre de 2015, un poco más de un año sin un indicador fundamental sobre la marcha de la economía. Esto es más crítico cuando sabemos, en la práctica, que la inflación ha sido la más alta en la historia del país. Pero no tenemos información oficial ni dimensiones exactas sobre la gravedad de esa situación.

En estos casos, prácticamente cada ciudadano y cada empresa debe apelar a los medios que tenga a su disposición para ponerle tamaño a esta monumental crisis. Una práctica útil es que los ciudadanos obtengamos información sobre los precios. Es relativamente sencillo, especialmente con el uso de teléfonos que pueden almacenar información en cualquier archivo de texto. Se selecciona un bien de consumo frecuente y se anota el día de la compra y el monto que se pagó. No tiene que anotarse cada vez que se hace una compra, sino cada vez que varíe el precio (en estas circunstancias solo serán aumentos). 

En mi caso seleccioné el pan, el cual no puede negarse que es un producto de consumo masivo. También es verdad que no puede decirse cuál es la tasa de inflación de un país con un solo producto. Sabemos que la inflación real es un promedio de miles de productos. Pero es una mera referencia, acentuada por la total falta de transparencia de las instancias encargadas de esta responsabilidad. Pues bien, examinando los precios de la compra dominical de pan, el estimado que resulta es una tasa de inflación de 900% en los últimos 12 meses. Este estimado resulta totalmente compatible con lo que se observa en la evolución de precios en otros productos y bastante cercana con los cálculos de organismos internacionales y de especialistas nacionales. Es entonces bastante evidente que estamos en la economía con la mayor inflación del mundo y con el gobierno más incompetente en la gestión económica en el planeta en el Siglo XXI. Una sugerencia final es que usted, amigo lector, también anote los precios de las compras de su elección. Elabore sus datos, estamos viviendo en un país en el que el gobierno dejó a los ciudadanos en el mayor abandono posible.

Politemas, Tal Cual, 25 de enero de 2017