viernes, 23 de diciembre de 2016

Gobernar para destruir

Las últimas semanas han evidenciado el total desastre que significa el actual gobierno para la vida de los venezolanos. Ya no solo es la ideologización y la incompetencia que han caracterizado estos casi 18 años de gestión. Ahora es mucho más evidente la indolencia y el maltrato que infringe en la cotidianidad de la inmensa mayoría de las familias del país. El mundo ha quedado atónito con la palmaria mezcla de daño deliberado con ignorancia e incapacidad para el manejo del Estado. Con las medidas económicas de los últimos días, el actual gobierno ha dejado muy claro que es la peor gestión en la historia de la República y la peor del mundo en el Siglo XXI. 

El gobierno entiende su acción con el objetivo de destruir. Así ha sido desde el primer momento. Recordemos que, en su mensaje de toma de posesión, allá en 1999, el presidente Chávez anunció la sustitución de la Constitución de 1961, la tildó de “moribunda”. No hubo en sus palabras ninguna actitud comprensiva con el marco institucional que facilitó el período más largo de estabilidad y gobierno civil que habíamos conocido. La idea era destruir, con el supuesto nunca comprobado de que se iba a construir un orden mejor. Ya estaba claro que comenzar así era justamente la demostración de que la intención no tenía nada que ver con crear y fortalecer, más bien con aniquilar, con venganzas y retaliaciones.

En su primera aparición, el gobierno estableció sus parámetros de destrucción. Y así ha continuado. Una primera fase de destrucción fue intangible. Está relacionada con la percepción del futuro. Las primeras acciones del gobierno, por allá entre 1999-2002, afectaron la visión de futuro del país. Colocaron cortapisas sobre nuestras posibilidades de desarrollo. Prueba de ello es que empezamos a dejar de ser atractivos para las inversiones internacionales y comenzó el éxodo de empresas y personas a sitios con mejores perspectivas. Mientras tanto, el gobierno se concentró en sus ansias de controlar el Petro-Estado, con la visión ideológica atrasada de que era posible una sociedad controlada por el recurso fiscal derivado del petróleo.

Con esa intención comienza en 2006 una nueva fase de destrucción. Esta vez contra toda la capacidad productiva instalada del país. Se agrede al sector privado, se estatizan empresas, se vulneran derechos de propiedad, se asaltan fincas, plantas, instalaciones. Con el soporte de la mayor entrada de recursos provenientes de la venta de petróleo, se inicia la mayor destrucción de recursos productivos que se ha visto en el mundo en el Siglo XXI. Y ese ímpetu no se detiene allí, continúa hacia toda la institucionalidad disidente de esa visión. 

En la parte de este largo gobierno que se inicia en abril de 2013, se ha avanzado en una nueva fase de destrucción. Esta vez es la moneda. Tal como decía Keynes después de la I Guerra Mundial, destruir la moneda es afectar la propia esencia de las sociedades. Y esa la situación que se ha desencadenado en las últimas semanas: el extraordinario aumento de la inflación y la literal aniquilación de los billetes como medios de intercambio. La devastación causada por este gobierno no puede ser mayor. Toda esta destrucción ha dejado muy evidente que la sustitución del actual gobierno por los medios constitucionales y democráticos es la tarea más urgente que tiene la sociedad. Establecer la ruta para alcanzar ese objetivo lo más rápido y al menor costo será la tarea fundamental en 2017. Será el reto central de la Unidad de los venezolanos. Sigamos.

Politemas, Tal Cual, 21 de diciembre de 2016

El peor escenario económico

El año 2016 cierra en las condiciones más críticas para la vida de los venezolanos. Los efectos terribles en el acceso a medicamentos y alimentos están a la orden del día. Las colas para las compras son más largas y frustrantes, ante las mayores dificultades para conseguir los productos. La caída en el ingreso de las familias se agrava ante la ausencia de políticas económicas que puedan revertir este curso desastroso. Ya el BCV ha anunciado el nuevo cono monetario. Demostración muy clara de la destrucción económica que ha sufrido Venezuela. El anunciado billete de 20.000 bolívares representa 200 veces el valor del billete de mayor denominación de la actualidad. Sin embargo, al calcular en dólares representa la décima parte del valor de ocho años atrás. 

La causa fundamental de este total desastre económico radica en la visión ideológica desfasada del actual gobierno. La creencia de que era posible fortalecer al Petro-Estado para tomar control de la sociedad y desde ahí dictar todas las pautas, ha llevado al país al estado más deplorable que se pueda imaginar. A esa visión ideológica debe sumarse la mayor incompetencia en el manejo de la gestión pública en la historia republicana de Venezuela. Sin embargo, los responsables de este formidable fracaso no asoman ninguna autocrítica, ninguna conciencia del daño realizado. Más bien, es obvio que tratan de sacar provecho de esta nueva etapa de deterioro, por supuesto, para sus fines particulares, nada que ver con las realidades concretas de los venezolanos.

En el curso de las políticas económicas del actual gobierno, el escenario no puede ser más preocupante. El FMI ha informado, desde finales del año pasado, que al cierre de 2016 la tasa de inflación del país estará en 720%. La más alta del mundo. Los pronósticos para los años siguientes son escalofriantes. Para el año 2017 se estima que la tasa de inflación cerraría en 2.200%, en 2018 alcanzaría 3.000% y a finales de 2019 en 3.500%. Tal es la dimensión de las consecuencias económicas que ha sufrido el país. Si a ello agregamos el pronóstico de crecimiento, se completa que Venezuela tiene al día de hoy el peor escenario económico del mundo. El FMI estima que todos los años hasta el 2019 tendremos reducción de la actividad económica (es el último año estimado). En otras palabras, a seis años de recesión económica (entre 2014 y 2019) habría que agregar que tendríamos la segunda hiperinflación del Siglo XXI.

Con este escenario queda muy poco que decir sobre la desastrosa gestión del actual gobierno. Prácticamente ha aniquilado la capacidad productiva del país y las reglas básicas para manejar una economía moderna. Las consecuencias que esta situación tiene en la vida de los venezolanos ya han llegado a extremos inimaginables. Es bastante obvio que el actual gobierno es la primera amenaza de la vida de los venezolanos, es el mayor factor de sufrimiento de la gran mayoría de las familias del país. Cada día que pasa es más evidente que un gobierno así debe ser sustituido a la brevedad por las vías democráticas e institucionales que estén disponibles. La tarea no puede ser más urgente.

Politemas, Tal Cual, 7 de diciembre de 2016

Retroceso de 100 años

La muerte de Gómez abre en Venezuela las posibilidades de modernidad. Pocos meses después, el gobierno de Eleazar López Contreras aprueba la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS). Entre las primeras tareas se encontraba asumir la lucha contra la malaria. Una de cada tres muertes que se sucedían en el país cada año, era producida por esta enfermedad. Las descripciones de las novelas sobre esa época, expresan la realidad de los estragos que sufrían los venezolanos por esa causa. Venezuela era sinónimo de malaria. 

En esas condiciones se inicia bajo el liderazgo de Arnoldo Gabaldón una de las páginas más brillantes de la salud pública, con repercusiones en Venezuela y en todo el mundo en desarrollo. Con una mezcla de dedicación, conocimiento, y especialmente disciplina y tesón, las legiones de trabajadores de “la Malariología” comenzaron a mapear el país para conocer los hábitos del mosquito que transmitía la enfermedad, así como los efectos en las personas. Entre 1936 y 1945 se generó todo un cúmulo de conocimientos que permitió una fase de control con la utilización del DDT, justamente en las áreas que podían ser más susceptibles al efecto del insecticida. En 1937 se inició el registro de casos de malaria. El número de casos en 1941 fue 19.528, la cifra más alta del período. En 1950, luego de cinco años de iniciar el rociamiento con DDT el número de casos había descendido a 2.012, es decir, prácticamente la décima parte de los casos de diez años atrás. El control de la malaria fue un factor relevante en el surgimiento de la Venezuela moderna.

La implementación de esta política condujo a que en 1962 se registraran en Venezuela 210 casos (la menor cifra de la historia). El éxito del programa anti-malárico de Venezuela fue reconocido por la OMS en términos de la mayor extensión de superficie en el mundo con control de la enfermedad. Tal fue el impacto de la estrategia que Venezuela era el sitio al cual asistían los malariólogos de todo el mundo para aprender las mejores prácticas para el control de la enfermedad. Las epidemias de malaria que se produjeron en los primeros años de la década de los setenta, y a fínales de los ochenta, fueron controladas rápidamente, especialmente cuando se compara con la situación actual.

En 1998, año previo al inicio del actual gobierno, el número de casos fue 22.106. Desde ese momento todos los años han terminado con un número de casos superior a esa cifra, hasta el punto que en 2010 se habían duplicado. En los últimos siete años los casos de malaria han aumentado con respecto al año precedente. En 2013 los casos reportados fueron 76.621, en 2014 aumentaron a 89.822. Desde mediados de 2015 no se han publicado las cifras oficiales. Reportes difundidos por organizaciones especializadas indican que el número de casos en 2015 fue 136.402, y se estima que 2016 cerrará con una cifra cercana a los 200.000 casos.

Las evidencias son muy contundentes. La gestión del actual gobierno en el área de control de la malaria es la peor en la historia del país. A diferencia de 1936, cuando teníamos un gran problema, pero también una política adecuada, ahora tenemos un problema multiplicado por diez y ninguna política efectiva. Con el actual gobierno hemos retrocedido 100 años en el control de la malaria. El fracaso es total.

Politemas, Tal Cual, 30 de noviembre de 2016

La peor gestión de salud en América

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha presentado en su sitio web los datos del gasto en salud correspondientes a 2014. La base de datos de la OMS es la más amplia para realizar el seguimiento de las asignaciones de recursos en todos los países del mundo. La información está disponible desde 1995. Dentro de los indicadores incluidos se encuentra el gasto de bolsillo con respecto al gasto total en el sistema de salud. El gasto de bolsillo es el que realizan las personas o familias para sufragar las tarifas de cualquier servicio que requieran en los servicios de salud.

En la medida que el porcentaje de gasto de bolsillo aumente, significa que las personas o familias deben asignar más recursos provenientes de sus propios ingresos para tener acceso a los servicios de salud. Por esta razón el rol de Estado es fundamental para garantizar la equidad del sistema. Y la forma de intervenir el Estado es justamente asignando recursos a través de seguros nacionales, financiados con recursos públicos, muchas veces solamente de origen fiscal, y otras veces como combinación de recursos fiscales y contribuciones de las personas que cotizan a la seguridad social. 

Dicho de otra manera, el porcentaje de gasto de bolsillo es un indicador de la capacidad de los gobiernos para incidir sobre la equidad del sistema de salud. En aquellos países donde el gasto de bolsillo en salud sea alto, tendrán mayor exclusión y generarán mayores desigualdades en el acceso a los servicios. En sentido contrario, en aquellos países donde el gasto de bolsillo en salud sea bajo, la población tendrá menos desigualdades en ese acceso. 

Los datos de 2014 indican que nuevamente Venezuela es el país con el mayor porcentaje de gasto de bolsillo en América. Exactamente, el 64% de todos los recursos del sistema de salud en el año 2014 fueron aportados por las personas, literalmente los tuvieron que sacar de sus bolsillos. Venezuela es hoy, en consecuencia, el país con la mayor inequidad en el acceso a servicios de salud en toda América. De hecho, en el tiempo transcurrido durante la gestión del actual gobierno se ha producido la mayor privatización de la salud en América en el Siglo XXI. Esta situación contrasta con lo experimentado en países como Colombia y Uruguay, los cuales tienen el menor gasto de bolsillo (cerca de 15%, compatible con el de los países desarrollados), sin incluir Cuba en la comparación. 

El fracaso de las políticas de salud implementadas por el gobierno actual no está relacionado solamente con el efecto en el desempeño de los servicios (aumento de las epidemias, aumento de las tasas de mortalidad, falta de insumos y medicamentos, éxodo de recursos humanos, deterioro de ambulatorios y hospitales), lo cual es absolutamente evidente. También es de gravedad la orientación estructural en el financiamiento. Es decir, el actual gobierno ha dirigido al sistema de salud del país en la dirección contraria de lo que hoy se concibe como un sistema moderno y de cobertura universal. Es sin dudas, la peor gestión de salud en América.

Politemas, Tal Cual, 23 de noviembre de 2016 

Los primeros daños de Trump

En la noche de la elección del presidente Trump me encontraba en Mérida, Yucatán. Ya en el día se respiraba preocupación por los resultados de la elección en Estados Unidos. Cerca de las ocho de la noche, hora de México, los noticieros comenzaron a indicar que las tendencias de votos confirmaban los peores temores. Era inminente que se anunciaría la victoria de Trump. Como en efecto se hizo pocos momentos después. Inmediatamente algunos analistas alertaron sobre la devaluación del peso. Al día siguiente, ya dispuesto para un largo viaje de regreso a casa, se anunciaba que el peso se podía devaluar en 15%. Sin haber tomado posesión, Trump continuaba su efecto terrible en la economía mexicana.

Se puede hacer mucho daño solo con hablar, especialmente si un líder tiene la posibilidad de dirigir al país más poderoso del planeta. Tal ha sido el caso de Trump. Desde que anunció su aspiración a la presidencia, el lenguaje de Trump ha sido especialmente corrosivo con México. Entre sus insultos a los mexicanos en Estados Unidos, pasando por los anuncios de la construcción del famoso muro, y su énfasis en la reversión de lo establecido en el NAFTA, logró conformar mensajes completamente agresivos al modo de vida de este país. Hasta el punto que en este momento las condiciones no pueden ser más preocupantes.

México es el país de América Latina con mayor producción per cápita en exportaciones de altas tecnologías. Poco más de 700 dólares según la CEPAL. Basta tener una idea de esta magnitud cuando se compara con Venezuela que tiene menos de un dólar. El segundo país es Costa Rica con poco más de 600. De manera que México tiene casi 20 veces más exportación per cápita de altas tecnologías que Chile y Brasil, solo por mencionar algunos países de la Región.

Tal nivel de producción de altas tecnologías está asociado con los efectos del NAFTA desde la última década del siglo pasado. Por otra parte, la economía mexicana ha mostrado signos de solidez con la acumulación sistemática de reservas internacionales y baja inflación. Sin embargo, a pesar de estos avances, los esfuerzos para la reducción de la pobreza han sido de menor impacto. Es claro, por otra parte, que para superar todas esas restricciones el camino es la producción de más riqueza, lo cual significa ampliar la capacidad para elaborar manufacturas del mayor contenido tecnológico.

Y justamente en este punto aparece Trump. Con su lenguaje y los temores que produce, ha logrado que el clima de inversión en México haya retrocedido de manera sustancial. Gran parte de la inversión proviene justamente de Estados Unidos, y gran parte de las importaciones mexicanas también provienen de ese país. La caída del ritmo económico es de tal magnitud que ya se pronostica que el crecimiento de 2017 apenas llegaría a 1%. Como producto del mensaje de Trump, sin haber tomado ninguna medida, ya se nota el agravamiento de las perspectivas de bienestar para México en los próximos años. Y eso no es otra cosa que empeoramiento de las condiciones de vida de millones de familias mexicanas a ambos lados de la frontera.

Politemas, Tal Cual, 16 de noviembre de 2016

Ruptura del orden constitucional

En la sesión del pasado domingo 23 de octubre, la Asamblea Nacional ha colocado las cosas en su sitio. En Venezuela se ha producido una ruptura del orden constitucional. Es bueno que una Asamblea Nacional electa con los votos de los venezolanos haya tomado en cuenta toda la cantidad de actos inconstitucionales que se han suscitado en el último año, y cuyo grado extremo ha sido alcanzado con la suspensión de la manifestación de voluntad para la solicitud del referendo revocatorio.

Ahora bien, la ruptura del orden constitucional no es de ahora. Todo lo contrario. La ruptura constitucional se produjo prácticamente en los primeros momentos de vigencia de la Constitución de 1999. Con un país conmocionado por los efectos del Desastre de Vargas, luego de la aprobación a través del referendo del 15 de diciembre, se puso en movimiento la secuencia de decisiones que culminaron con la anulación de los mecanismos establecidos para el nombramiento de los Poderes Públicos en la Carta Magna. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) cesó los poderes públicos y procedió, en contradicción con las bases comiciales que la originaron, a nombrar a los miembros del Tribunal Supremo de Justicia, del Consejo Nacional Electoral, así como los representantes de la Fiscalía y la Contraloría. Para ello fueron vulnerados los procedimientos señalados en la Constitución. Puede decirse, entonces, que el equilibrio de poderes establecido en la Constitución de 1999 nunca existió. En otras palabras, siempre hemos tenido la ruptura constitucional originaria. 

A partir de esta decisión, y de que la Constitución no tuviera plena vigencia, todo lo demás fue paulatino. Se fue desmontando progresivamente todo el andamiaje constitucional, de forma que el afán de control y poder fue minando sistemáticamente las prácticas de un Estado moderno, democrático, respetuoso de los procedimientos que le dan expresión cabal a la ciudadanía. Y las consecuencias están a la vista de todos. El gobierno que comenzó el deterioro de la constitucional no ha tenido ya ningún límite. Primero fueron alienados los derechos económicos y sociales, luego los políticos, y ahora los electorales. Ni siquiera el acto de elegir forma parte de las prácticas institucionales. Que se haya suspendido el referendo revocatorio, y que las elecciones de gobernadores fueran diferidas por seis meses, sin mayor rubor por parte de la mayoría del CNE, son evidencias muy contundentes.

La Constitución de 1999, por tanto, ha sido absolutamente anulada por aquellos que la impulsaron. Sin embargo, en pleno ejercicio de la concepción democrática, las disposiciones constitucionales constituyen el espacio en el que se pueden restablecer los acuerdos fundamentales de nuestra sociedad. Para ello se requiere que sean revertidas todas las decisiones y prácticas que la han dejado sin vigencia. En la medida que seamos capaces de renovar esos contenidos, tendremos la capacidad para enfrentar los grandes retos que tenemos por delante. Pero ello supone que los primeros cambios sean los relacionados con los mecanismos de elección, esto es, que se cumpla lo establecido con el referendo revocatorio en 2016 y con las elecciones de gobernadores con la mayor prontitud. Solo así será posible iniciar la restitución del orden constitucional dejado sin vigencia en diciembre de 1999, hace casi 17 años.

Politemas, Tal Cual, 26 de octubre de 2016

La brecha de conocimientos

Ya avanzado el Siglo XXI se esperaría que la discusión sobre el desarrollo tomara en cuenta lo que sucede con la sociedad del conocimiento. Cada día es más evidente que la nueva dinámica global apunta hacia las grandes ventajas que ofrece la creación y transferencia de conocimientos. Todas las innovaciones que se producen en la vida de las personas están asociadas con la capacidad de generar ideas a través de la investigación y la innovación. Basta ver la cantidad de dispositivos de comunicación que están en las manos de las personas, para entender que tales posibilidades no estarían presentes si detrás de ellos no estuviera el concurso de una gran inversión realizada por empresas y gobiernos, muchas veces por ambos actores.

La fracción de recursos que los países asignan a las actividades de investigación y desarrollo demuestra, en gran medida, la importancia que otorgan a los procesos de creación y expansión de conocimientos. Podría decirse que la cantidad y sostenibilidad de esas inversiones se convierte entonces en un buen predictor del desempeño de los países. Si revisamos con detalle la información disponible sobre este aspecto, se obtienen algunas evidencias que son muy significativas. 

La revisión de los datos del Banco Mundial sobre la proporción de recursos, en términos del PIB, asignados a investigación y desarrollo, indica, en primer lugar, que esa información no está disponible para las dos terceras partes de los países. Puede señalarse, entonces, que estos aspectos son muy poco conocidos por las sociedades de esos mismos países. Se puede presumir, entonces, que en estos países el intercambio sobre los retos planteados es también muy bajo. Y de allí que la posibilidad de que estos temas tengan las políticas adecuadas es todavía más remota. Mera ilusión, pues. 

Si se analizan solamente los países para los cuales está disponible la información, encontramos que solo seis países asignan 3% o más de los recursos a actividades de investigación y desarrollo: Corea del Sur (4,2%), Israel (4,11%), Japón (3,58%), Finlandia (3,17%), Suecia (3,16%), Dinamarca (3,08%). Todos ellos son países con altos niveles de diversidad productiva y sostenibilidad del desarrollo. 

En el caso de los países de América Latina la situación es muy diferente. Los países con mayor proporción de estos recursos son Argentina y México (poco más de 0,5%), vale decir, la octava parte de los países desarrollados. En algunos casos, como Colombia y El Salvador es menor a 0,2%. Se entiende entonces con más claridad, las grandes dificultades para la productividad en nuestra Región y el inmenso cambio que debe ocurrir para encontrar mejores rutas en la sociedad del conocimiento.

A todas estas, usted, apreciado lector, se habrá preguntado por los datos de Venezuela. Para saber cuál es nuestra situación. Lamentablemente, como quizás usted se lo imaginó, en la información del Banco Mundial no hay datos de Venezuela. Demostración nuevamente de lo alejado que estamos de los temas relacionados con la sociedad del conocimiento. Lo que sabemos es que tenemos la peor economía del mundo y la menor cantidad de producción de altas tecnologías de la Región. Resultados de tener el gobierno con la peor gestión pública del Siglo XXI en el mundo. Eso sí es muy evidente.

Politemas, Tal Cual, 19 de octubre de 2016

Retos de la Unidad

El gobierno solo se ha quedado con una “política”. Esta es, decir que no habrá referéndum revocatorio. Es todo lo que señalan. Ante la solicitud de la gran mayoría del país, la respuesta del gobierno es simplemente negar la realidad. Para ello es indispensable que el CNE juegue su rol, es decir, que consiga los más desatinados y descarados argumentos para colocar todos los obstáculos imaginables en la ruta de la celebración del revocatorio. 

Mientras esa es la única política del gobierno, el país sigue su curso de deterioro, ocasionado por supuesto por la magna incompetencia en el manejo de los asuntos públicos. El ritmo inflacionario avanza sin mayor contención, eso significa la continuación de la destrucción del ingreso de las familias, así como la afectación de las condiciones de vida en todas sus manifestaciones. No es entonces azaroso que el gobierno se encuentre en la peor percepción en la opinión pública que haya tenido gobierno alguno en la historia del país.

No queda mayor duda de que el actual gobierno tiene sus días contados. No puede regresar ya. De manera que lo que está planteado es que los sectores que lo componen, en toda su extensión, ya estén considerando las alternativas. Algo así como que los más altos representantes contemplan a los que están decidiendo su futuro sin poder influir en lo que hagan. Es un gobierno en búsqueda de final.

Mientras eso le pasa al gobierno, la alternativa democrática tiene retos fundamentales. El primero, tal como lo ha venido consolidando desde hace siete años, es persistir en la Unidad, en la ampliación de su fuerza y de su calidad. La cercanía de eventos que podrían posibilitar la transformación sustantiva de la situación política, es quizás el mayor incentivo para que la Unidad se profundice. Todo este proceso de acumulación unitaria está dando sus resultados, se expresa en la visión que se ha logrado transmitir a toda la población y que cuenta hoy con el amplio respaldo de la gran mayoría del país.

El segundo reto es justamente la movilización que significará la expresión de la solicitud de al menos 20% de los votantes por el referéndum revocatorio. Sin dudas, los ojos del mundo estarán sobre Venezuela entre el 26 y 28 de octubre. Es algo que no puede evitar el gobierno. Eso significa que será una oportunidad extraordinaria para expresar, ante propios y extraños, que la voluntad de la Unidad se expresa en los canales democráticos posibles, a través de la conducta pacífica y de la exigencia por un mecanismo tan sencillo como tomar en cuenta la opinión de cada ciudadano. 

El tercer reto tiene que ver con los imponderables de la historia. En este momento es muy difícil pronosticar lo que puede pasar luego del 28 de octubre. Los efectos de la manifestación popular expresada en la solicitud del referéndum, pueden ser totalmente significativos, especialmente para el gobierno. De manera que la Unidad estará en la circunstancia de expresar ante el país y el mundo, la convicción de que puede conducir los destinos del país en una nueva etapa. Todos los esfuerzos por estar a la altura de esa exigencia serán vitales para el bienestar de los venezolanos. Es el tamaño del desafío.

Politemas, Tal Cual, 28 de septiembre de 2016

Derrumbe de la salud pública

Contrario a lo difundido por todos los canales oficiales, la prestación de servicios de salud está cada día menos en la esfera pública. Todas las consignas del actual gobierno sobre la prioridad asignada a los servicios públicos de salud, han terminado como grandes exageraciones. 

El problema fundamental es la privatización del financiamiento de la salud que se ha producido en el período del actual gobierno, la más alta experimentada en América en lo que va del Siglo XXI. Hasta el punto que los venezolanos son los que pagan más de su bolsillo para financiar los servicios de salud en América. Esto es, de cada 100 Bolívares que se dedican a la salud en el país, 65 Bolívares son aportados por las personas (para 2013, año de las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud). Esto significa la mayor inequidad que se registra en el continente en materia de política de salud, especialmente cuando se sabe que el financiamiento público es uno de los requisitos básicos para que la atención sea para toda la población. El nivel de esta desprotección es tan alto que es la tercera del mundo. Solo Afganistán y Azerbaiyán tienen más gasto de bolsillo que Venezuela para el mismo año.

La consecuencia de esta privatización es doble. En primer lugar, se produce un deterioro de la inversión pública, de manera que estos servicios quedan en las peores condiciones para la atención de pacientes. La segunda consecuencia es que las deficiencias de los servicios públicos obligan a las personas a acudir a la prestación privada, con lo cual se agravan los efectos de la privatización de la salud ya señalada. 

De acuerdo con los datos provenientes de las Encuestas de Condiciones de Vida (ENCOVI), realizadas por el equipo técnico de la UCV, UCAB y USB en 2014 y 2015), el control de la hipertensión arterial en ambulatorios y consultores populares decreció en 4% en 2015 (con respecto a 2014), es decir de 32% a 28%. De la misma forma las consultas de control por hipertensión arterial en servicios privados aumentaron casi 10% en el mismo período. A todo esto debe sumarse que la proporción de consultas de control en establecimientos de Barrio Adentro y CDI disminuyó en poco más de 2% en 2015. Esto significa que al menos el 40% de las consultas de control de hipertensión arterial se realiza en instituciones privadas, 15% más de lo realizado en 2014. 

En el caso de las consultas de control de diabetes, la mayor parte (40,5%) se realiza en centros privados. Los hospitales privados constituyen el sitio de mayor elección para el control de la diabetes. La atención en ambulatorios y consultorios populares se redujo 12% entre 2014 y 2015. Por otra parte, la atención en establecimientos de Barrio Adentro y CDI disminuyó de 5,3% a 4,1 entre 2014 y 2015. 

Los hallazgos anteriores, relacionados con la atención de dos problemas de salud que afectan a gran parte de la población, dejan en evidencia el gran deterioro de la calidad de atención en las instituciones del sector público. Al contrario de la inefectiva prédica oficial, la salud pública venezolana se encuentra en su peor momento desde la creación de Ministerio de Salud y Asistencia Social (MSAS) en 1936.

Politemas, Tal Cual, 14 de septiembre de 2016

Una vida dedicada a servir

La última vez que conversé personalmente con Mercedes Pulido fue el 18 de enero de este año. Coincidimos en el programa matutino de Alba Cecilia Mujica y Sergio Novelli en Onda La Superestación. La idea del programa era analizar la Memoria y Cuenta que días antes había presentado el Ejecutivo. Como de costumbre, fue una gran experiencia compartir ese día con Mercedes. Siempre tenía un ángulo diferente, algo que llamaba a la reflexión, una nueva idea surgida del intercambio. Producto de una de sus virtudes más notorias, la espontaneidad, decir lo que le parecía, en tono de mucho respeto, pero siempre con mucha franqueza.

Buscando en Twitter los mensajes reportados ese día por Alba Cecilia y Sergio, se hace mención a dos de sus comentarios, muy a tono también con la actualidad. Mercedes tenía la virtud de expresar en una corta frase todo un mensaje. Mi impresión es que su mente de editora, luego de unos cuantos años en la dirección de SIC, afianzaron ese rasgo: condensar en una idea toda una interpretación. Dijo Mercedes ese día que las protestas eran “la única forma de hacer una presencia”. Los acontecimientos de los últimos meses han demostrado que había mucho de cierto en esa afirmación. Desafortunadamente su partida el 23 de agosto se produjo una semana antes de la mayor concentración que se haya visto en Caracas. Podríamos decir, siguiendo sus palabras, que la presencia se manifestó en las calles de nuestra ciudad.

También dijo Mercedes ese día que el gobierno actual debía “ceder en su arrogancia”. Lo ocurrido en los últimos días ha demostrado que el gobierno no está dispuesto a ceder, que más bien lo que ha pasado es que la gran mayoría del país está completamente decidida a impulsar con el voto la sustitución de una forma de gobernar tan incompetente y fracasada, por otra al servicio de la gente. Lo cual no quita que sería bueno tener un gobierno menos arrogante, como decía Mercedes. 

Al finalizar el programa nos quedamos conversando un rato. Me contó que estaba animada con un curso de educación a distancia que estaba organizando con colegas fuera del país. Que le gustaba la idea de aprender esas cosas. Me contó de sus hijos, de los nietos. Me preguntó por mi esposa, por mis hijos, por mi mamá, sobre cómo llevaba el fallecimiento de mi papá, por los proyectos. Puedo decir que pasamos revista a todo lo que nos unía, y quedamos en vernos en su casa para seguir conversando.

Lamento mucho que no hayamos podido volver a conversar. Con motivo de mi incorporación a la Academia Nacional de Medicina, me envió un cariñoso correo electrónico. Nuevamente hicimos el propósito de sentarnos un rato. Mercedes ha sido una personalidad de gran impacto en la vida de los venezolanos. Su acción pública transciende en múltiples facetas. Sobre sus contribuciones se escribirá cada día más. 

Para aquellos que tuvimos la oportunidad de trabajar con ella en múltiples proyectos, muchas veces por su iniciativa y persistencia, la pérdida es muy grande. Como compañera de jurados de tesis, Mercedes era insuperable. Iba directo al punto. Al mismo tiempo que realizaba una consideración, expresaba siempre una idea que servía para mejorar, antes que nada estimular a los estudiantes. Esa parece haber sido su consigna. A la rigurosidad unía la justicia en la evaluación, especialmente por el impulso que puede hacerse al reconocer el trabajo serio y sistemático. Su valoración por la vida académica, y por las posibilidades de plantearse preguntas y tratar de responderlas, era contagiosa. Para sus compañeros en la Unidad de Políticas Públicas en la USB, Mercedes siempre será un testimonio de compromiso con la gente, con los aportes de la academia, con la búsqueda de alternativas para solucionar problemas. Mercedes fue, sin dudas, una vida dedicada a servir. La extrañaremos. También trabajaremos para continuar sus aportes y enseñanzas.

Politemas, Tal Cual, 7 de septiembre de 2016

Pavor en el gobierno

Que los ciudadanos de una ciudad, o de un país, marchen para expresar sus opiniones es un acontecimiento importante, pero no para poner en situación de pavor a un gobierno. En los países democráticos los gobiernos aceptan, sin mayores complicaciones, que los ciudadanos salgan a la calle a protestar. Más bien toman las medidas para proteger a esas personas y que no ocurran situaciones desagradables. Al final de la marcha, seguramente se expresan ideas, hay oradores que dicen lo que mejor les parece. Al final, la gente retorna en paz a sus casas. Con la satisfacción de haber expresado su opinión. Sin embargo, lo que es normal en muchas partes, en Venezuela no lo es. Para empezar, tenemos un gobierno en completa situación de pánico.

La razón es perfectamente explicable. Por una parte, la inmensa mayoría de los ciudadanos de Venezuela están viviendo la situación más crítica de sus vidas. Hay dificultades serias para conseguir alimentos, muchos de ellos a precios inalcanzables para los sectores de menores ingresos. Las colas para adquirir alimentos son cada día más largas. No hay abastecimiento de medicamentos. Las dolencias más comunes se convierten en tragedias para personas y familias. Las agresiones a la vida y seguridad tienen mayor frecuencia e intensidad. La ciudadanía se encuentra desconcertada, sabe que el rumbo que lleva el país es equivocado, que cada día es más complicado que el anterior. Y antes esas circunstancias, la expresión de la frustración y la decepción están a flor de piel. Por eso la convocatoria a marchar para plantear todas esas demandas es una opción natural, compartida.

A todas las razones anteriores se suma la continuada posición de los sectores del gobierno y sus aliados incondicionales en el TSJ y el CNE, a impedir bajo cualquier consideración la realización de lo estipulado en la Constitución con respecto al referendo revocatorio. Ante esa posición, el camino de la protesta y la exigencia en manifestaciones pacíficas es una opción de especial valor para los comprometidos con la sustitución del gobierno actual a través de los medios institucionales y electorales. En consecuencia, la marcha convocada para mañana 1 de septiembre ha interpretado todos estos sentimientos que hoy están presentes en la gran mayoría de las familias del país. Y es por ello que desde todas partes han acudido miles de personas, para estar en Caracas y transmitir al mundo un reclamo firme por una solución electoral en 2016.

El actual gobierno sabe que ya no tiene el favor popular, que incluso sus partidarios cada día lo abandonan más, y que la percepción en la calle es que no hay solución con tanta incompetencia. Eso no significa en modo alguno que el gobierno no puede actuar. De hecho lo está haciendo, acude a sus tradicionales prácticas, el engaño, la manipulación, tratando de retrasar lo más que pueda. El pavor de perder el poder es la constante en actuación. Ante la imposibilidad de tener la más mínima política seria, el gobierno opta por defenderse como puede, con conductas que no hacen sino complicar más su situación, persiguiendo y agrediendo adversarios políticos, con procedimientos alejados de la más mínima noción de Estado de Derecho. 

En estas horas complicadas, difíciles para la gran mayoría de los venezolanos, ante un gobierno que solo permanece para defender sus intereses sectarios, es el momento de la cohesión, de la Unidad, de transmitir a todos la vocación por la esperanza en un futuro mejor, por los grandes cambios que requiere la vida de los venezolanos. La oportunidad está servida para un liderazgo con esa visión y esa comprensión. Marchemos mañana para impulsarla.

Politemas, Tal Cual, 31 de agosto de 2016