jueves, 10 de septiembre de 2015

Alejados de la productividad

La mitad de los empleos en Venezuela está en sectores de baja productividad. Son cifras de la CEPAL para el año 2013 (últimas disponibles). Eso significa 15% más de empleos de baja productividad que lo observado en 1990. Prácticamente puede señalarse que el empleo en sectores de baja productividad es ya un signo estructural de la economía venezolana.

La creación de empleos productivos requiere la creación de empresas productivas. Esta distinción pareciera ser obvia, pero en el caso de Venezuela no lo es. En primer lugar, porque la visión dominante del actual gobierno ha sido justamente no considerar la productividad como una meta a conseguir. Y en segundo lugar, porque el gobierno lo que ha pretendido es justamente apropiarse de empresas ya existentes. Hasta el punto que el pretendido estímulo a cooperativas u otras modalidades asociativas de producción ha terminado en un absoluto fracaso. 

Para tener empleos productivos había que realizar todo lo contrario de lo que ha hecho el gobierno. Esto es, garantizar los incentivos adecuados para que los sectores dispuestos a emprender, sea en nuevas o existentes empresas, pudieran sentirse atraídos, y colocar entonces tanto los recursos financieros como tecnológicos. Más bien, lo que hemos tenido es acoso a las modalidades productivas, represión a la actividad empresarial, controles de todo tipo, y aislamiento del mercado internacional.

En esas condiciones se produce una transformación negativa del mercado laboral. En primer lugar, disminuyen los empleadores en las microempresas, en la nomenclatura de CEPAL. Es decir, las personas que llevan las empresas y que contribuyen a que otros tengan empleos. Entre 1999 y 2013 se ha reducido en un tercio el número de empleadores en microempresas. Y como ha aumentado el número de los asalariados en esas microempresas, significa que hay menos microempresas que ahora tienen más empleados, pero que son probablemente menos productivas.

En segundo lugar, al desaparecer empresas (medianas, por ejemplo), especialmente en áreas de manufacturas, existe menor necesidad de personal calificado. El que existe puede migrar a otros países, y el que se queda tiene menor calificación. Esa puede ser la explicación del aumento de los trabajadores independientes no calificados (casi 6% desde finales 1999), porque no tienen cómo colocarse en empresas. Y al estar independientes tienen menos exigencias para capacitarse. Y si para remate, el gobierno no promueve la formalización de empresas, es más evidente el aumento de los empleos de baja productividad.

La creación de empleo productivo es el mayor reto de las economías de la Región. Con la excepción de Chile, Panamá y Uruguay, todas las demás economías tienen más de 35% de empleos en sectores de baja productividad. Venezuela es quizás la de mayor proporción comparado con sus posibilidades. Es también la que tiene el gobierno menos preocupado por las consecuencias del empleo de baja productividad para el desarrollo sostenible de la sociedad.

Politemas, Tal Cual, 9 de septiembre de 2015

jueves, 3 de septiembre de 2015

El éxito de Colombia

No puede ser más lamentable la situación generada en las últimas semanas entre Colombia y Venezuela. El cierre de la frontera por parte del gobierno de Venezuela ha dejado todo un muestrario de contradicciones, desmanes, y faltas a la democracia y a la diplomacia. Es un asunto que pone en evidencia la directa vinculación entre los dos países, y en este caso, las consecuencias para personas y familias que en la frontera no entienden de divisiones y separaciones. 

Dadas las características históricas y culturales, esta frontera podría ser un emporio de intercambio y bienestar entre los dos países. La cercanía afectiva, geográfica, debería ser un factor de estabilidad y progreso a ambos lados de la frontera. Ahora se ha convertido en todo lo contrario: familias separadas, comercio afectado, mayores dificultades para las transacciones, entre otras distorsiones. 

Esto no ocurriría si en ambos países existiera una visión compartida del hecho productivo. Porque al final de cuentas todas estas restricciones están relacionadas con los incentivos económicos a cada lado de la frontera. Si las diferencias de precios son tan amplias, los productos serán trasladados y vendidos en los sitios en los cuales se obtenga el mayor beneficio. Al establecer un control, también se establece una diferencia, y en consecuencia un flujo para obtener un mayor rendimiento.

Es relativamente fácil identificar cuál de las dos economías es la que está generando todas las distorsiones que se expresan en la frontera. Es aquella que tenga más controles. Porque los controles ocasionan mayores diferencias y promueven el desplazamiento de bienes a los sitios en los cuales existe la capacidad de pago para adquirirlos. A mayor diferencia de precios, mayor será el desplazamiento. El caso del precio de la gasolina lo ilustra perfectamente. De allí el inmenso flujo de combustible de Venezuela a Colombia.

Ahora bien, las economías controladas tienden a no ser productivas, y por ende, son cada día menos atractivas. Por el contrario, las economías menos controladas y ordenadas, son las que atraen más inversiones, recursos humanos y de capital, tecnologías. Eso es justamente lo que ha hecho Colombia. 

En 1980 el PIB per cápita de Venezuela era casi tres veces superior al de Colombia. Por otra parte, el PIB total de Venezuela era 50% superior al de Colombia. En todo este período (1980-2015), la economía colombiana ha sido mucho más exitosa que la venezolana. El crecimiento promedio de la economía colombiana en el período ha sido 3,7%, mientras el de la economía venezolana ha sido apenas 1,27%. En el período, la economía colombiana creció en todos los años menos uno (1999). En cambio, la venezolana ha decrecido en 13 años del período (recórd en América). Recordemos que estamos en el segundo año de recesión, y que en los últimos siete años, se ha decrecido en cuatro de ellos. 

En el período señalado, la tasa de inflación promedio de Colombia ha sido 13%, y la de Venezuela 38%. Recordemos que Venezuela está en el tercer año seguido con la inflación más alta del mundo. La tasa de inflación de Venezuela será la primera superior a 100% en el mundo desde Zimbabwe en 2008. 

Como resultado de todo lo anterior, de seguir Venezuela con las políticas actuales, en el año 2020 el PIB total de Colombia será el doble que el de Venezuela, y el PIB per cápita de Colombia será 20% superior al de Venezuela. De tal manera que lo que se vive en estas semanas en la frontera es expresión cabal de maneras muy diferentes de encarar el hecho productivo.

Politemas, Tal Cual, 2 de septiembre de 2015