martes, 28 de julio de 2015

Descontrol de la natalidad

La paradoja es dramática. Por una parte tener un gobierno que quiere controlar a toda la sociedad. Controlar lo que se dice, lo que se produce, la cantidad que se debe vender, el precio de los bienes, entre otras cosas. Es decir, un gobierno que se entromete en cada espacio de la organización social para imponer su visión de las cosas. Pero al mismo tiempo, es un gobierno ausente justamente de los espacios individuales que requieren el apoyo y participación de la acción pública.

La salud reproductiva ilustra cabalmente esta paradoja. El gobierno ha regulado la producción de medicamentos y métodos asociados con la decisión de las parejas sobre el número de hijos y el tiempo para la procreación y los nacimientos. La consecuencia es obvia: se ha producido una escasez de todos los métodos modernos de contracepción. Algunos de ellos, como los preservativos, píldoras anticonceptivas, porque no se garantizan los insumos para el abastecimiento del mercado. Otros, como la realización de esterilizaciones, porque la crisis de los servicios impide satisfacer la demanda.

Los resultados están a la vista. La Federación Farmacéutica ha informado que actualmente se presenta una escasez de 85% en el suministro de anticonceptivos. No se necesita un consejo de sabios para imaginarse las consecuencias de esta escasez. En primer lugar, no es previsible que la escasez se resuelva adecuadamente con las actuales políticas económicas. En segundo término, es obvio que las dificultades para encontrar los métodos contraceptivos afectarán a todas las parejas, y especialmente a las más jóvenes, que son casualmente también las que tienen menos recursos para adquirir estos métodos. 

De allí que sea previsible también un aumento en la tasa de embarazos adolescentes, ya la tercera más alta en América Latina en 2014 (101 embarazos por cada 1000 mujeres entre 15-19 años según el Fondo de Población de las Naciones Unidas), solo superada por Nicaragua y Honduras. De manera que entonces se van a agregar mayores complicaciones a un problema de bastante complejidad.

Pero la situación no se detiene allí. De un grupo de 18 países de América Latina, Venezuela es superada por 13 de ellos cuando se analiza la satisfacción de la demanda de anticoncepción. Venezuela solo supera a Bolivia, Chile, Guatemala, y Panamá. El porcentaje de demanda satisfecha en Venezuela era 85% según el último informe mundial del Fondo de Población (2014). Se puede suponer entonces que con la escasez señalada, la satisfacción de la demanda será mucho menor.

La consecuencia directa de esta situación es la afectación de las familias en una decisión a todas luces de alta relevancia, que requiere el concurso de los servicios de salud para que sea la más adecuada posible. Los efectos, sin embargo, tampoco los conoceremos de forma inmediata. En el sitio web del INE se encuentra la cifra de nacimientos solo hasta 2012. La gestión del gobierno ha llevado más descontrol en la natalidad de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 29 de julio de 2015

La hora de los no-alineados

Un sector importante del país se identifica a veces con el gobierno, a veces con la oposición. Dependiendo del tema y de la decisión en juego, este grupo selecciona libremente su preferencia. No están atados de por vida a una posición. Son capaces de disentir del gobierno y de la oposición con criterios y claridad.

No hay dudas de que el destino de la democracia venezolana está actualmente en manos de estos no-alineados. En el referéndum del 15 de febrero muchos de ellos seleccionarán su opción de acuerdo con su experiencia política en una democracia competitiva. No analizarán las políticas del actual gobierno, algunas de las cuales reciben su aprobación. Más bien, estarán expresando su posición sobre el tipo de democracia que quieren para ellos y sus hijos, y el tipo de gobernantes que quieren seleccionar.

Estos venezolanos no alineados comparten, junto con los que han tomado partido de manera sistemática, dos valores característicos de la Venezuela actual. Ambos ratificados por el estudio de opinión pública Latinobarómetro del año 2008.

El primer valor es la capacidad de innovación y adaptación de los venezolanos. La introducción de tecnologías, por ejemplo las relacionadas con telecomunicaciones, es mucho más rápida y masiva en Venezuela que en cualquier otro país de América Latina. Una prueba de ellos es que los venezolanos son los que usan más internet. En el grupo de 18 a 25 años, el 80% de los venezolanos ha utilizado alguna vez internet. Esto representa el porcentaje más alto en la Región, compartido con los peruanos. Superamos por siete puntos a los chilenos. En el grupo de los mayores de sesenta años, sólo los chilenos nos superan. El 14% de los mayores de 60 años en Venezuela ha utilizado alguna vez internet. En el caso de Chile es 20%.

El segundo valor es la concepción del voto en la sociedad venezolana. De acuerdo con Latinobarómetro, el 80% de los venezolanos consideran que el voto es la vía más efectiva para cambiar las cosas. En ningún otro país este porcentaje es superado. 

Si la cultura política del venezolano tiene muy acendrada la práctica del voto como fundamento de los cambios políticos, es evidente que “votar siempre” por la misma persona sería su negación. Permitir la postulación indefinida, y su máxima aberración, la reelección indefinida, es eliminar la posibilidad de elegir. Ya sabríamos de antemano que los que detentan el poder serían los “únicos candidatos”. Todas las posibilidades que brinda un sistema político competitivo habrían desaparecido.

Si para los venezolanos es tan central la posibilidad de innovar, esto es, utilizar recursos y tecnologías para transformar las prácticas sociales, es claro que la permanencia de un liderazgo “eterno” conspira radicalmente contra el cambio y el progreso. Tan sólo la simple idea de que un presidente puede conducir los destinos de millones de venezolanos por décadas, impidiendo el surgimiento de nuevos líderes y nuevas ideas, es antitético con todas las opciones de diversidad y originalidad que tiene hoy la sociedad venezolana.

Quizás por eso la iniciativa de la reelección indefinida cada día pierde más adeptos. A pesar de la supremacía del gobierno y del uso abusivo del poder, está claro para todos los sectores, incluyendo los no-alineados, que la aprobación de la enmienda sería colocar sobre la sociedad venezolana una coraza inmovilizante, asfixiante. Es por ello que una gran pasión recorre en estos tiempos el país: expresar el 15 de febrero el rechazo más contundente a las tendencias continuistas de un gobierno sin calle y sin ideas.

Politemas, Tal Cual, 4 de febrero de 2009

La encrucijada chavista

Muchos chavistas llevan su preocupación por dentro. Saben que no la pueden exteriorizar. Hace tiempo que se acabó la discusión en la “revolución”. Sin embargo, siguen creyendo en las posibilidades de la V República. Cada vez menos, es verdad. 

Para estos chavistas la “revolución” no es perfecta. Ha tenido fallas. No entienden las razones de tanta incompetencia en el gobierno. No entienden cómo se ha hecho tan poco con tantos recursos. Tampoco entienden que muchos de los problemas sigan allí. La inseguridad, que afecta especialmente a los sectores más pobres, la parálisis que ha sumido a las Misiones, la conflictividad que ha estimulado innecesariamente el gobierno. Pare Ud. de contar.

Lo que al principio fue una lealtad a toda prueba, ahora se ha convertido en una montaña de dudas. Entre ellas destaca el empeño del gobierno en declarar el socialismo como su objetivo. Ven que la “felicidad” del régimen cubano no es la que aspiran para ellos y sus familias. Tampoco les gusta la amenaza constante a la propiedad privada, ni el rechazo del gobierno a la inversión privada. Les preocupa que sólo se creen empleos en el sector público. Tampoco les gusta ser perseguidos en sus puestos de trabajo. Que se piense que se van a “pasar”.

Por eso el 2 de diciembre de 2007 muchos de ellos se quedaron en la casa. No acompañaron al presidente Chávez. Prefirieron manifestar su rechazo en silencio. Era su forma de expresar el descontento por el rumbo de las cosas. Un año después sienten que son convocados a una consulta que no estaban pidiendo. El presidente Chávez quiere la reelección indefinida. Para muchos de ellos ese es justamente el fin de la “revolución”.

Los seguidores del Presidente recuerdan que la reelección fue una de las causas de la descomposición de la “IV República”. Las segundas presidencias de Pérez y Caldera generaron muchas decepciones. Ellas fueron posibles por la previsión constitucional que permitía volver a Miraflores diez años después de finalizado el gobierno. En ambos casos se obstaculizó el surgimiento de liderazgos renovadores. El cambio no se pudo realizar. Las consecuencias fueron desastrosas, no solamente para el bienestar de las familias venezolanas, también para la salud del orden político. Por eso fue posible la “V República”. 

Es por eso que no entienden la terquedad del Presidente en transitar el mismo camino. El empeño en la reelección indefinida ha distanciado a muchos de ellos del llamado “proceso”. No sienten que deban irse, por ahora. Sólo perciben que la insistencia presidencial en no aceptar los límites constitucionales, puede dar al traste con la propia “revolución”. 

Para muchos de ellos hay liderazgos muy competentes en las filas oficialistas. Algunos gobernadores y alcaldes han demostrado capacidad y visión. Tienen sus estados y ciudades convertidos en lugares sin polarización y aspiraciones de progreso. Algunos de estos líderes son garantía del cambio y renovación que se necesita. El presidente Chávez, según ellos, ha cumplido un rol muy importante. Pero a veces lo perciben como un obstáculo para esos liderazgos. Saben que en estas circunstancias será muy difícil ofrecer innovaciones y nuevas ideas.

Estos chavistas han llegado a una encrucijada. Saben que la opción del “Sí” bloqueará las posibilidades de transformación de la “revolución”. Hasta puede conducir a una seguidilla de derrotas políticas. Especialmente ahora que el gobierno tendrá que hacer frente a la crisis económica y social. Para estos chavistas es cada vez más claro que su mejor opción es votar “No” el 15 de febrero.

Politemas, Tal Cual, 28 de enero de 2009

El Indispensable

Luego de diez años de gobierno, el presidente Chávez llama nuevamente a referéndum para modificar la Constitución. Dice que necesita más tiempo. Que diez años ha sido poco. Que los cuatro que le quedan en el actual período presidencial son “nada”. Que necesita diez años más. Ha dejado muy claro que él es indispensable para mantener la “revolución”. Sin él, todos sus seguidores serán como niños perdidos en la noche. Estarán sin rumbo, sin guía. Él es el único sustento de la “revolución”.

Hasta ahora ha sido así. Su acumulación creciente de poder es un hecho. Controla el gobierno y el partido. En un momento llegó a controlar a casi todas las gobernaciones. Ya no es así. Sigue controlando la Asamblea. Controla el Tribunal Supremo de Justicia, el Poder Ciudadano, y en el CNE no dan un paso sin que hayan “chequeado” con Miraflores. Es El Indispensable. La fuente de todas las decisiones. El faro de la verdad. Ha sido “indispensable” en el gobierno y en el partido.

Todo ese poder, sin embargo, tiene grietas. La confianza de sus seguidores en la “absoluta sapiencia” de su líder, especialmente la de sus ministros, cada día los deja mal parados. La crisis social y económica que ya vivimos, ante la cual el gobierno luce paralizado, esperando la “seña” que no llega, agrava las condiciones de vida de millones de venezolanos. La ausencia de autonomía para que los funcionarios puedan actuar, trae como consecuencia el desánimo y la apatía. Todos los asuntos, hasta los más insignificantes, dependen de la decisión de Miraflores. 

Creer y hacer creer que se es indispensable, es contrario a la innovación. No hay posibilidad de ensayar cambios. Las prácticas se vuelven obsoletas. Es por ello que el gobierno no atrae nuevos gerentes, simplemente se rota a unos de un lado para otro. No hay espacio para “nuevas ideas” Todo ha sido copado por el Indispensable. De manera que una de sus “grandes obras”, su gobierno, no ha generado fortalezas. Ser indispensable ha sido muy caro.

Incluso peor ha sido en el partido. El Presidente ha ejercido también el liderazgo indiscutido del Partido. Como resultado, él único dirigente que se oye es el Presidente. Todos los demás no son tomados en cuenta porque actúan como caja de resonancia. Sus opiniones no reflejan criterio propio. No hay diferentes perspectivas, diferentes visiones. Simplemente se acata lo que se decide en pequeños cenáculos. El partido de gobierno no es una instancia para la creación política, es más bien una utilería puesta al servicio de una causa personal y personalista.

Que un partido, supuestamente popular, aspire que su máximo líder “mande para siempre” es un contrasentido con sus aspiraciones de aglutinar los intereses de vastos sectores de la población. Los liderazgos únicos son castrantes, limitantes, anulan el crecimiento de las organizaciones. La gente simplemente opta por irse. A nadie le gusta que le digan hasta dónde puede llegar. El líder único y eterno es el freno al cambio. Es por ello que el principal perjudicado por la propuesta de reelección indefinida es el partido de gobierno. Aceptar la posibilidad del líder único y eterno ha puesto una gran hipoteca sobre su futuro. No la podrán pagar.

La sociedad venezolana es una de las más innovadoras de América Latina. La posibilidad de una sola persona mande para siempre contradice tal característica. Los venezolanos rechazan a los “indispensables”, los colocan en su lugar. De allí el rechazo que ha tenido siempre toda propuesta de perpetuación en el poder. Los venezolanos simplemente le dicen “No” a los indispensables.

Politemas, Tal Cual, 21 de enero de 2009

En el Imperio no hay eternos

Acusar al “Imperio” de todos los males de Venezuela es una de las prácticas más desarrolladas por el presidente Chávez. Según su visión de las cosas, en el “Imperio” están las causas de todas nuestras penurias. Desde el capitalismo salvaje, pasando por la intervención de la CIA en cuanta forma de organización de la oposición, hasta las contingencias que afecten al mercado petrolero. No queda la menor duda de que en esa posición hay una mezcla de ignorancia sobre la sociedad de los Estados Unidos junto con una intención de explotar tales juicios con fines electorales. El presidente Chávez sabe el valor e impacto de sus palabras para aquellos que tienen algo que reclamarle a los Estados Unidos. 

Es evidente que la valoración política que hace el Presidente del gobierno de los Estados Unidos está sesgada de entrada. Como consecuencia de ello, no puede apreciar las fortalezas y debilidades de un país tan significativo en el mundo desde hace muchas décadas. Todo ello es especialmente relevante porque la semana que viene, exactamente el 20 de enero, toma posesión de la Presidencia de los Estados Unidos una nueva generación política con Barack Obama a la cabeza. 

Los ciudadanos de Estados Unidos que hoy tienen cincuenta años no imaginaron nunca que conocerían tanto la segregación racial de los sesenta como la toma de posesión de Barack Obama. Ambos eventos reflejan las penurias de muchos millones de ascendencia afro-americana en estas décadas, así como las extraordinarias posibilidades de renovación que están incorporadas en las raíces de la sociedad estadounidense. 

Todo ello ha sido posible, entre otros aspectos, por el apego sistemático y prolongado a las normas de convivencia que surgen del respeto a la Constitución y las leyes. Nada más con decir que han tenido una sola constitución en más de 230 años, y que sus enmiendas han respondido justamente a la aceptación del cambio y las nuevas visiones. Que detrás de cada uno de ellos ha estado el interés por conciliar los más diversos intereses y visiones. 

Una de los cambios significativos que experimentado la Constitución de los Estados Unidos fue la enmienda XXII, mejor conocida como la que introduce límites al número de períodos que un Presidente puede ser electo. Hasta 1951, año en que la enmienda aprobada por el Congreso en 1947 fue ratificada por las legislaturas estadales, no había límites para el número de períodos presidenciales. El caso más significativo fue Franklin Delano Roosevelt, electo cuatro veces a la presidencia (1932, 1936, 1940 y 1944). Su cuarto período apenas duró unos meses al producirse su muerte el 12 de abril de 1945. 

Desde la fundación de la República en 1776, en los Estados Unidos se presentaron innumerables propuestas para limitar el poder presidencial. El argumento central era justamente que el poder de la presidencia en manos de una sola persona, por mucho tiempo, era contradictorio con las posibilidades de cambio y renovación. La renuencia de algunos de sus líderes, entre ellos el propio Washington, a presentarse a un tercer período ocasionó probablemente que la enmienda no se hubiera aprobado antes. 

Las condiciones excepcionales del gobierno de Roosevelt, quien tuvo que enfrentar una crisis económica y liderizar a su país en la II Guerra Mundial, fueron factores influyentes en su reelección por cuatro períodos. Pero ya en ese momento encuestas de opinión pública indicaban un claro rechazo a la reelección indefinida en la presidencia. En el “Imperio” decidieron que no habría “eternos”. Quizás allí está el fundamento del cambio extraordinario que hoy están viviendo y que la semana que viene llega a la Casa Blanca.

Politemas, Tal Cual, 14 de enero de 2009

"¿Qué dictador consulta al pueblo?"

Esa es la pregunta que ha dejado colar el presidente Chávez en los días finales de 2008. Su argumento es sencillo: aquellos que son dictadores no consultan al pueblo. Ergo, si hay consulta al pueblo, nadie puede hablar de dictadura en Venezuela. Llama la atención que sea el propio Presidente quien coloque la cuestión en estos términos. Deja traducir una preocupación cierta por el término dictadura. Pero éste no es el punto central.

Lo sustantivo es, en primer lugar, que sólo la consulta popular no constituye garantía de democracia. Se pueden hacer muchas consultas populares sin que exista el respeto a las minorías, el correspondiente equilibrio de poderes, la adecuada respuesta a las demandas para la garantía de los derechos ciudadanos, entre otros aspectos. Muchas “fachadas” democráticas no soportan el más mínimo análisis cuando se colocan estándares más estrictos. Desde 1999 la fachada democrática ha sido más la regla que la excepción en Venezuela.

El otro aspecto que deja en evidencia la pregunta del Presidente es su limitado conocimiento de la historia política de Venezuela. Quizás valga la pena revisarla, ya sabemos que sus argumentos empezarán a cobrar más fuerza en la medida que nos acerquemos al referéndum de las próximas semanas.

Obvia el presidente Chávez que entre 1948 y 1958 en Venezuela tuvimos una dictadura. Que fue un gobierno surgido del golpe militar de noviembre de 1948. Que por la insurgencia militar de la época salió del gobierno el presidente Gallegos, el primero electo con sufragio secreto, directo y universal. Esa dictadura, sobre la cual no repara el Presidente, realizó dos consultas populares que marcaron mucho de la historia de Venezuela en los años cincuenta.

La primera consulta fue la convocatoria para elegir la Asamblea Nacional Constituyente de 1952. La dictadura necesitaba formalizar su situación. Después del asesinato de Delgado Chalbaud en 1950 procedía darle estabilidad al gobierno militar. En abril de 1951 se promulga el Estatuto Electoral. Se aumenta la edad mínima para votar a 21 años (la Constitución de 1947 la había fijado en 18 años). También se producen las “inhabilitaciones” de la época. Se “descarta” la participación de Acción Democrática y del Partido Comunista de Venezuela por cuanto estaban disueltos. 

El 30 de noviembre de 1952 se realizan las elecciones. Los primeros resultados indican que el gran triunfador había sido URD, obteniendo 67 diputados, luego Copei con 19 y FEI (el partido del gobierno) apenas 17 diputados. Derrota contundente para el gobierno militar. Inaceptable demostró la historia. El 2 de diciembre se anuncian “otros” resultados. Se consolida el fraude, los dirigentes de URD (con Villalba a la cabeza) son “invitados” a viajar a Panamá. Venezuela entra en la dictadura franca de Pérez Jiménez, quien fue nombrado “Presidente Constitucional” en abril de 1953.

La segunda consulta popular fue el plebiscito de 1957. Una idea de la celeridad de los procedimientos en aquellos tiempos es que el Congreso aprobó el 4 de diciembre la convocatoria del plebiscito, el cual se realizaría 11 días más tarde, exactamente el 15 de diciembre. No queda ninguna duda de que se trataba en realidad de una farsa plebiscitaria. La “victoria” del gobierno estaba cantada. Pero el 23 de enero llegó muy rápido.

De manera que, contrario a lo señalado por el presidente Chávez, las dictaduras si realizan consultas populares. También podría agregarse que gobiernos autoritarios, en control de todos los poderes del Estado, que irrespetan el derecho de las minorías, y no aceptan sus derrotas, también realizan consultas populares. Ese es justamente nuestro caso.

Politemas, Tal Cual, 7 de enero de 2009

domingo, 26 de julio de 2015

Dimensiones de la inflación

La última cifra de la tasa de inflación fue publicada por el BCV en diciembre de 2014. Como si la historia se hubiera suspendido en ese momento. De manera que ya tenemos casi siete meses sin información oficial sobre la evolución de la inflación. La omisión de la información ya es negativa. Pero es más negativo lo que implica, es decir, la certeza de que el ritmo inflacionario se intensifica.

Los ciudadanos, por su parte, ven aumentar los precios día a día. Los incrementos son muy altos, la vigencia de los presupuestos se acorta a pocos días, las empresas prefieren prácticamente el pago de inmediato. La contradicción es evidente: no hay información oficial, pero en las casas y en la calle no hay otro tema. El aumento de los precios ha tomado en toda su extensión la vida de los venezolanos.

Ahora bien, ¿qué se puede decir de la magnitud de la inflación? ¿Cómo se compara con la que hemos tenido en otras épocas en el país? ¿Cómo se compara con lo que sucede en otras partes del mundo?

A todas luces, la tasa de inflación de 2015 será la más alta en la historia del país. Expertos nacionales e internacionales pronostican una tasa de inflación cercana al 200%. Es evidente que en estas magnitudes la afectación de la vida de familias y empresas es total. Desde 1995 ningún país de América ha tenido una tasa de inflación superior a 100%. 

También la tasa de inflación de 2015 será la más alta del mundo. De acuerdo con los anteriores estimados, la tasa de inflación de Venezuela en este año será seis veces superior a la del país que tendría la segunda tasa de inflación (Ucrania). La tasa de inflación de Venezuela sería entonces la más alta del mundo por tercer año seguido (2013, 2014 y 2015). La economía venezolana es la de mayor inflación en el mundo, ya es un hecho estructural.

En el contexto de América, la tasa de inflación de Venezuela ha sido la más alta en todos los años desde 2007. Eso equivale a nueve años seguidos. En el período 1999-2015, la economía de Venezuela ha tenido la tasa de inflación promedio más alta en América (superior a 30%). 

Ante todas estas evidencias, elaboradas por los organismos internacionales con la información oficial (hasta finales del año pasado), sería de gran utilidad conocer la opinión del Banco Central de Venezuela y del ministerio responsable de las finanzas sobre esta situación. Según la Constitución, el BCV es el responsable de la estabilidad de precios (artículo 318), y entre ambas instituciones son responsables de la armonización de la política fiscal y la monetaria (artículo 320). Un poco más adelante se señala que el BCV “no podrá convalidar políticas fiscales deficitarias”.

Los responsables de estas instituciones deberían informar al país sobre la realidad de la inflación. Aclarar, por ejemplo, si es que tienen otras cifras. En caso de que no, deberían explicar las razones por las cuáles Venezuela se ha convertido en la última década en la economía de mayor inflación en el mundo. Eso sería todo.

Columna de Acuerdo Social, Últimas Noticias, 26 de julio de 2015

viernes, 24 de julio de 2015

Nada de políticas

La actual administración tiene una fórmula bastante “sui géneris” para “resolver” los problemas públicos. Pareciera que con esa combinación quieren enfrentar todas las penurias de los venezolanos. La primera parte de la fórmula es utilizar el poder del gobierno para eliminar la información sobre el problema en cuestión. 

Tomemos por ejemplo el caso de la malaria. Al igual que el resto de las enfermedades notificables, el registro de casos de malaria se publicaba en el Boletín Epidemiológico elaborado por el Ministerio del Poder Popular para la Salud. En varias oportunidades este largo gobierno suspendió la elaboración del Boletín. De esa manera sencillamente “desaparecía” el problema. La última suspensión, señalada como “definitiva”, comenzó en noviembre del año pasado. En consecuencia, desde hace 8 meses los venezolanos no conocen de fuente oficial el número de casos de malaria, vale decir, el número de personas afectadas y el efecto que puede tener en otras poblaciones en riesgo.

Para el momento de la suspensión del Boletín, se habían registrado en el país 73.572 casos de malaria en lo transcurrido de 2014. Dicha cifra permitía suponer que el año 2014 podía cerrar con la cifra más alta de casos de malaria en la historia del país. Esto es, superar los 76.621 casos de malaria que se habían registrado en 2013 (año tope en número de casos hasta la fecha). La solución del gobierno fue sencilla. Simplemente no se informa más sobre el tema. Y la apuesta es directa: si no se habla del tema, desaparece de la agenda, y listo, el problema está resuelto.

Lo que por supuesto no asume el gobierno es que tal información, en primer lugar, no le pertenece. Esa información pertenece a todos los venezolanos. El gobierno está responsabilizado de obtener esa información, administrarla, y particularmente, presentarla a toda la población. En segundo lugar, porque es un deber ético y un compromiso con la salud de los venezolanos. Pero eso, francamente, es mucho pedir a estas alturas del partido.

Luego del ocultamiento de la información, viene la segunda fase para “resolver” el problema. Si un país tiene la cifra más alta de casos de malaria en su historia, y están afectadas decenas de miles de personas, y otras decenas de miles se encuentran en riesgo de adquirir la enfermedad, lo menos que debe hacer un gobierno es explicar lo que está haciendo, las razones de la epidemia, las dificultades que está experimentando en el control de la malaria, y, finalmente, proponer los correctivos. Para eso es justamente el informe a la Asamblea Nacional en la llamada Memoria y Cuenta anual. 

En el caso que nos ocupa, la Memoria del año 2014 tiene 750 páginas. En ninguna de esas páginas se dice nada de lo anterior. El problema de la malaria de los venezolanos sencillamente no existe. Como en tantas áreas, el gobierno aplica la fórmula. Primero elimina la información, luego elimina las políticas. Y mientras eso pasa, la calidad de vida de los venezolanos continúa su deterioro. Con lo cual el gobierno ratifica su récord: la peor gestión pública en todo el planeta.

Politemas, Tal Cual, 8 de julio de 2015

El éxito peruano

Quince años atrás Perú vivía una profunda crisis. De las más significativas en los últimos cuarenta años en América Latina. El gobierno de Fujimori había logrado establecer un régimen personalista, autoritario, en detrimento del Estado de Derecho y de las libertades ciudadanas. Tal estado de asfixia democrática generó la organización social y política que condujo a la renuncia de Fujimori. 

Los acuerdos que habían empezado a gestarse antes de la salida de Fujimori, encontraron el espacio para concretarse. Desde ese momento Perú ha experimentado una etapa de estabilidad política y crecimiento económico, con significativos efectos en la vida de la población. Las reformas económicas iniciadas en la etapa precedente tuvieron su continuidad y ampliación. 

Los resultados están a la vista. En Perú se ha producido el traspaso del Poder Ejecutivo en cuatro oportunidades, con presidentes de diferentes partidos políticos. La tasa de crecimiento económico promedio entre 2000 y 2015 es cercana a 6%. En todos estos años Perú ha experimentado crecimiento económico. Ni siquiera cuando se produjo la contracción económica de 2009 en toda la Región, se produjo decrecimiento. Este desempeño es superior al producido en cualquier otra década de la historia del país. La economía peruana ha duplicado su tamaño en el lapso señalado. Las perspectivas de crecimiento económico hasta 2020 son también positivas, alrededor de 5%. Puede decirse entonces que los años comprendidos entre 2000 y 2020 representarán un período sobresaliente en la historia peruana.

Las razones del éxito derivan del seguimiento de rutas muy sencillas. En primer lugar, la creación de condiciones para la convivencia política y el funcionamiento de las instituciones. No significa que en Perú no existan distorsiones en las relaciones de poder, lo que se enfatiza es el espacio político para enfrentarlas. En el ámbito económico se trata de garantizar las condiciones para adecuadas políticas macroeconómicas y la ejecución de cambios progresivos que redunden en crecimiento sostenible y permanente. 

El efecto combinado de la estabilidad política y económica en la vida de los peruanos ha sido notable. El aumento de ingresos ha permitido que la pobreza total se haya reducido a la mitad (de 58,4% en 2004 a 23,9% en 2013). La pobreza extrema afecta a 4,7% de la población, una de las proporciones más bajas de América Latina. Ocho millones de peruanos han dejado de ser pobres. Y tres millones de peruanos han dejado de estar en situación de pobreza extrema. También se ha reducido la desigualdad: el 40% más pobre tuvo mayor crecimiento del ingreso que el 60% más rico.

Lo anterior no significa que Perú haya resuelto todos los problemas. Lo que es evidente son las condiciones más adecuadas para llevar a cabo transformaciones en la productividad, requisito fundamental para niveles superiores de bienestar. El caso peruano ilustra cabalmente que la estabilidad política y económica son requisitos para avanzar en el bienestar. Como para tomar en cuenta.

Politemas, Tal Cual, 1 de julio de 2015

En la dirección contraria

En la segunda década del siglo XXI se pueden constatar los progresos que se han realizado en América Latina para reducir la pobreza. No significa que el drama de la pobreza haya desaparecido, pero son evidentes los avances cuando se compara con períodos previos. De acuerdo con el Banco Mundial, entre 2002 y 2011 la población en pobreza extrema se redujo a la mitad en América Latina. Lo cual es notable, sin que ello signifique que el problema esté resuelto.

La evidencia obtenida apunta hacia varios factores responsables de la reducción de la pobreza. El primero es el clima de estabilidad política que ha imperado en la Región en estos años. Con pocas excepciones, entre ellas la de Venezuela, en la gran mayoría de los países la violencia política no es un problema. De manera que los gobiernos y las sociedades pueden enfrentar, algunas veces en climas de grandes acuerdos políticos y sociales, los grandes retos del desarrollo, entre ellos la reducción de la pobreza. La estabilidad política se convierte entonces en una precondición para tal propósito. 

El segundo factor es el crecimiento económico. La gran mayoría de las economías de la Región tienen tasas positivas de crecimiento. Muchas veces en altos niveles, con lo cual se producen mayores oportunidades para empresas, negocios, empleos, más inversiones. El crecimiento económico no es suficiente para erradicar la pobreza, pero es una condición necesaria. El tercer factor es la inflación. Ya es archiconocido que la inflación destruye mucho más el ingreso real de los sectores de menores recursos. Y también se sabe que la inflación afecta más al rubro de los alimentos. Por tanto, reducir la inflación es una de las medidas centrales para que rindan más los recursos en las familias. La inflación puede llevar a la pobreza es cuestión de poco tiempo a todas aquellas familias que no puedan ajustar los ingresos, y empeorar las condiciones de aquellas familias que ya eran pobres. El cuarto factor para reducir la pobreza corresponde a la adecuada combinación de políticas fiscales que permitan disminuir las inequidades y garantizar el acceso la población más pobre a los servicios de salud y educación. De esa manera, las transferencias de recursos, tanto públicos como privados, pueden generar el mayor efecto para aumentar las posibilidades de acabar con el ciclo que crea pobreza.

Lo anterior corresponde a la experiencia comparada en muchos países de América Latina. En el nuestro, las políticas del gobierno actual no hacen sino aumentar la pobreza. En primer lugar, tenemos un país polarizado, dividido, sin un proyecto compartido. La primera responsabilidad de un gobierno democrático es lograr grandes acuerdos. No es el caso. En segundo, lugar, las políticas económicas han llevado a que Venezuela tenga las menores perspectivas de crecimiento en todo el mundo hasta el año 2020. En tercer lugar, esas mismas políticas económicas han generado la tasa de inflación más alta del planeta. Y finalmente, las políticas de salud y educación están entre las peores de la Región. Todo lo cual lleva a una deplorable conclusión: la pobreza en Venezuela seguirá aumentando mientras se mantengan las terribles políticas del actual gobierno. Van en la dirección contraria.

Politemas, Tal Cual, 17 de junio de 2015

Ni un solo dato

El gobierno ha modificado el sistema de asignación de los estudiantes a las instituciones de educación superior. Las autoridades universitarias, así como diferentes instancias de las casas de estudio, han expresado objeciones de la más variada índole. La información que ha transcendido a los medios indica serias distorsiones en el mecanismo de asignación, especialmente porque se conoce muy poco sobre los criterios que lo sustentan. Todo lo anterior es completamente consistente con la pretensión del gobierno por controlar a las universidades autónomas.

Supongamos por un momento que existe la posibilidad de evaluar con seriedad los resultados del sistema de educación superior. Y que comencemos, por ejemplo, por las variaciones de la matrícula universitaria en los últimos diez años, por decir algo. Para ello se necesitarían los datos de ingresos en cada una de las instituciones, así como los estudiantes en cada año, y los egresos en cada una de las carreras. También sería de utilidad conocer el tiempo promedio en el que los estudiantes culminaron los estudios. 

Para el análisis de los mecanismos de asignación sería necesario conocer el estrato socio-económico de los estudiantes en el momento del ingreso a la universidad. Mucho mejor sería contar con la proporción que no pudo concluir los estudios según el estrato socio-económico. De especial importancia sería conocer el número de estudiantes que egresan de educación media, así como los rendimientos, sea por notas o por pruebas, que indiquen sus capacidades en cada una de áreas. 

Para conocer la productividad de las universidades se requeriría el inventario de las actividades de investigación y de extensión que se realizan. Entre estos datos sería útil conocer los proyectos de investigación, publicaciones, proyectos de asistencia técnica, estudiantes asesorados en tesis y trabajos de grado, entre otros aspectos. También sería conveniente conocer la clasificación de los docentes por niveles de formación. Un punto de especial relevancia sería lo relacionado con los estudios de postgrado: tipos, áreas de especialidad, número de estudiantes, nuevos programas.

Se supone que un buen sitio para encontrar esa información, ahora que muchas cosas están en internet, es el sitio web del Ministerio del Poder Popular para Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Suposición claramente errada. En esa página web no se encuentra un solo dato. Lo cual confirma que las decisiones que allí se puedan proponer no tienen mayor fundamento. Pero ya sabemos que para el actual gobierno eso de tener argumentos sólidos es una práctica inexistente.

Politemas, Tal Cual, 10 de junio de 2015

Incompetencia al máximo

Los resultados están a la vista. Uno de los países más inseguros del mundo. La economía con más inflación en el planeta. La economía con menos perspectivas de crecimiento hasta la próxima década. Esos son apenas tres de los resultados de una de las gestiones más largas e incompetentes en la historia del país. Fundamentada en ideas que no resisten la menor prueba. Justamente en la dirección contraria en la que se mueve el mundo.

La receta que se aplicó partía de una gran dosis de voluntarismo: expandamos el Estado, y lo demás se generará automáticamente. Eliminemos al sector privado, arrinconemos a todo el resto de la sociedad, eso bastará. Por supuesto, en esa visión de las cosas, hay que preocuparse muy poco por el manejo de la economía. Simplemente se trata de controlar la producción petrolera, y listo, todo vendrá por añadidura. En esa concepción de las cosas, no importa crecer, ni tener baja inflación, ni tener las cuentas fiscales en regla. Nada de eso. Ergo, no hay que cumplir ningún requisito para dirigir la economía del país. Literalmente, se puede colocar a cualquiera.

Pero esa no es la forma como los demás países de la Región resuelven el manejo de sus economías. Tomemos para empezar el gobierno de Chile, dirigido por una presidenta socialista. En el reciente cambio de ministros, el Ministerio de Hacienda fue asumido por Rodrigo Valdés, quien es ingeniero comercial de la Universidad de Chile. Por su rendimiento en la carrera obtuvo el premio al mejor ingeniero comercial graduado en 1990, otorgado por la Asociación de Ingenieros Comerciales de Chile. Luego obtuvo el doctorado en economía en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Trabajó en el FMI como subdirector del Departamento Europeo. También fue Economista Jefe de Barclays Capital para América Latina. Entre 2002 y 2007 fue Gerente de Estudios del Banco Central de Chile. Ha sido profesor universitario y consultor internacional.

Sigamos con el gobierno de Perú, también en línea política similar con el de Chile. El primer ministro de economía del gobierno de Humala fue Luis Miguel Castilla, economista graduado en la Universidad de McGill, Canadá, con un doctorado en economía de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. Trabajó en el Banco Mundial, en las regiones de América Latina, África y Medio Oriente. Fue asesor de la CAF. Miembro del directorio del Banco de La Nación en 2010. Actualmente es el Embajador de Perú en Washington. Fue sucedido por Alonso Segura, economista de la Pontificia Universidad Católica del Perú, con doctorado en economía de la Universidad de Pennsylvania. Trabajó en el FMI como asesor del Director Ejecutivo para el Cono Sur. Fue Gerente de Estudios Económicos y Estrategia del Banco de Crédito de Perú. 

Pasemos a Bolivia. El ministro Luis Alberto Arce es economista de la Universidad Mayor de San Andrés, con Maestría en Estudios Económicos de la Universidad de Warwick, Reino Unido. Trabajó 18 años en el Banco Central de Bolivia llegando a desempeñarse como responsable de varias áreas técnicas, tales como Jefe del Departamento de Balanza de Pagos y Subgerente de Reservas y Deuda Externa. Es además contador, y profesor de pre y postgrado en varias universidades bolivianas. 

Con todo lo anterior, uno se pregunta por las competencias de los encargados de tomar decisiones en la economía nacional. Y si tienen alguna idea de cómo enfrentar la terrible crisis que vivimos. Si están formados para entender los grandes desequilibrios que confrontamos. Y más importante, si saben cuáles son las medidas que se requieren. Y cuando se ve la forma como el gobierno asigna los cupos en las universidades, y que los más calificados no ocupan los primeros puestos, se entiende mejor las razones por las cuales tenemos la peor gestión económica en el mundo.

Politemas, Tal Cual, 3 de junio de 2015

Servicios inútiles

En 1961 Venezuela recibió el reconocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por haber publicado el Anuario de Epidemiología y Estadística Vital de 1960 en los seis meses siguientes al final del año. El logro fue catalogado como “milagro técnico y administrativo”. No era para menos. En aquella época no había computadoras personales, ni existían los medios de comunicación de la actualidad. Todo se hacía en condiciones que hoy pueden parecer limitadas. Pero había mucha mística, y especialmente, mucha comprensión de la importancia de la información sanitaria.

El ministro de Sanidad y Asistencia Social era Arnoldo Gabaldón. En su última Memoria y Cuenta al Congreso Nacional, correspondiente a 1963, Gabaldón explicó la importancia de ese reconocimiento. Luego de cinco años como responsable de la salud de los venezolanos, Gabaldón tenía muy clara la necesidad de contar con un sistema de información oportuno y efectivo. A su formación académica en los mejores centros del mundo, Gabaldón unía el conocimiento detallado del ambiente venezolano, de todos sus factores. 

Señalaba Gabaldón: “Así como las empresas que no llevan bien su contabilidad corren el riesgo de quebrar, de la misma manera los servicios sanitarios, que no miden continuamente los resultados de sus labores por medio de las estadísticas de morbilidad y de mortalidad, corren el riesgo de ser inútiles porque no tienen la posibilidad de saber si están o no produciendo beneficio alguno para la comunidad”. De esa manera justificaba todo el esfuerzo que debía realizarse. Más adelante agregó: “Con los progresos alcanzados el Anuario de Epidemiología y Estadística Vital ha llegado a ser uno de los mejores de su tipo que aparecen en América Latina, y coloca a Venezuela entre los países más adelantados en ese campo”.

Eso era a principios de los sesenta. Hace casi 50 años. Ahora funciona otra lógica. El gobierno nacional ha anunciado que el Boletín Epidemiológico no se publicará más. Este Boletín semanal reportaba toda la información relacionada con las enfermedades notificables, tales como la malaria, dengue, y otras de carácter tropical, así como los casos de las enfermedades prevenibles por vacunas, como sarampión, rubéola, parotiditis, entre otras. El gobierno no hace sino ratificar lo que ha sido la práctica desde el 1 de noviembre de 2014. Simplemente no se informa. Y punto. Se quiere imponer una sola visión, una sola información.

Un gobierno que no informa no valora la salud de los ciudadanos. Es también irresponsable porque no facilita que las personas, servicios, medios de comunicación, centros de investigación, estén enterados de la transmisión de las enfermedades, de los casos reportados, de las zonas en mayor riesgo, de las medidas que se deben tomar. Un gobierno que actúa de esta manera es, en realidad, inútil, como decía Gabaldón. Porque no representa un apoyo para la población. Todo lo contrario, es más bien un obstáculo para la salud de los venezolanos. Es así, sencillamente, un gobierno inútil, que dirige servicios que también son inútiles.

Politemas, Tal Cual, 6 de mayo de 2015

Epidemias silenciosas

El nuevo Sistema Integral de Acceso a Medicamentos (SIAMED) es una iniciativa gubernamental que pone en evidencia las enormes debilidades de la gestión de salud en el país. No solamente por lo que se proponen realizar. Esto es, administrar la escasez que se registra en el rubro de los medicamentos. Ante la caída en el abastecimiento, la respuesta es consistente con la que se ha producido en otras áreas de la economía: racionar. Todo ello bajo el supuesto de que el consumo de medicamentos es excesivo. Es muy obvio, sobran las evidencias, que en realidad lo que existe es una disminución de la cantidad de medicamentos disponibles.

Ahora bien, la iniciativa también ilustra la concepción que se tiene en los altos niveles de gobierno sobre los problemas de salud. De acuerdo con el argumento del gobierno, ya todas las personas que tienen hipertensión arterial y diabetes están diagnosticadas, solo por citar estos casos. De manera que lo que deben hacer es ir a la farmacia para registrarse y recibir la notificación para retirar los medicamentos. Tan sencillo como eso. Tal manera de ver las cosas, demuestra que la gestión de salud está basada en el supuesto de que los pacientes deben ir a los servicios para ser atendidos. Y que si no van, es porque no están enfermos.

Nada más alejado de la realidad. Muchos pacientes no acuden a los servicios de salud simplemente porque tienen grandes restricciones de acceso. En primer lugar, según los resultados del Estudio de Condiciones de Vida (UCV-UCAB-USB), el 50% de la población no tiene seguro de salud. De manera que no tiene mayor sentido para ellos acudir a los servicios cuando no se dispone de respaldo financiero para realizar los exámenes o adquirir los medicamentos. En segundo lugar, la mayoría de las personas no tiene la información sobre los riesgos que significan para su vida estas enfermedades. Y en tercer lugar, muchas veces el control de esos riesgos supone contar con los recursos y el tiempo disponible, por ejemplo, para el ejercicio o la compra de alimentos ricos en proteínas y vegetales. 

Esas son las razones por las cuales está aumentando en el país la mortalidad por infarto agudo al miocardio y por diabetes (al menos hasta el último año de información disponible, 2012). Y estos aspectos explican que la gran mayoría de las personas no reconoce tener hipertensión arterial o diabetes. No porque nos las tengan, sino sencillamente porque no lo saben. Es posible estimar que el 66% de las personas que tienen hipertensión arterial y diabetes no lo saben. Eso significa, a grandes rasgos, que aproximadamente 6 millones de personas con hipertensión arterial y 2 millones con diabetes, están viviendo sin el conocimiento de que están afectados por la marcha incontrolada de estas enfermedades. Sus vidas, literalmente, están en riesgo todos los días. 

La tarea, entonces, de la gestión de los servicios de salud es justamente buscar a esas personas, comunicar por todas las vías los riesgos que sufren, realizar los exámenes requeridos para el diagnóstico, y luego tratarlos adecuadamente. Todo lo cual está muy lejos de racionar medicamentos.

Politemas, Tal Cual, 29 de abril de 2015

Década perdida

Con la actual administración los retrocesos no son de años, son de décadas. Expresión de que las fallas en la gestión son monumentales. No son simples accidentes, revelan una seria dificultad para aproximarse a los problemas públicos, y, peor, para llevar a cabo las políticas que se requieren. Lo ocurrido con la evolución de la mortalidad infantil lo demuestra.

La tasa de mortalidad infantil es uno de los indicadores más usados cuando se analiza el desempeño de los países. En primer lugar, porque es bastante sencillo de obtener. Corresponde a las muertes en menores de un año con respecto al total de los nacidos en ese año. En segundo lugar, porque las acciones están bastante claras. Se trata de garantizar el crecimiento económico, informar adecuadamente a los jóvenes, proveer servicios de agua y saneamiento, vigilar que el crecimiento de la población sea el adecuado, y finalmente, mejorar progresivamente el desempeño del sistema de salud. Con esas políticas, la gran mayoría de los países han logrado reducciones importantes de la mortalidad infantil.

El gobierno de Venezuela es responsable de que en 2012 la tasa de mortalidad infantil haya regresado al valor que tenía en 2004. La tasa de mortalidad infantil en 2012 fue 14,34 muertes en menores de un año por cada 1000 nacidos vivos registrados. En 2004 la tasa de mortalidad infantil era 14,54 muertes infantil por cada 1000 nacidos vivos. Casi igual. De manera que en los años transcurridos desde 2004, el descenso inicial se revirtió completamente.

Las causas de este retroceso son sencillas. En primer lugar, la economía no crece. No hay recursos disponibles para la inversión pública que se requiere. Todo lo cual afecta al sector salud, como a los servicios de saneamiento básico, así como a los programas relacionados con las políticas de población. Aparte de la caída en los recursos, el sistema de salud ha perdido capacidades para mantener su desempeño, ya deficitario a mediados de la década pasada. Las dificultades institucionales se expresan en la pérdida de personal capacitado en esta área. Solo como ejemplo se puede citar el cierre del postgrado de neonatología de la Maternidad Concepción Palacios. También hay que agregar que la mortalidad infantil del primer mes de vida (también llamada mortalidad neonatal) ha aumentado 10% con respecto al valor de 2004, lo cual es indicativo de problemas serios con la dotación de tecnologías y recursos especializados.

Al igual que con la mortalidad materna, Venezuela tiene un bajo desempeño relativo. Muchos países de la Región tienen mejores cifras de estos indicadores, con menos recursos. De manera que esto último demuestra que la afectación de la vida de niños y mujeres embarazadas es, en primer lugar, un problema de visión, y, en segundo lugar, la demostración de un gran desconocimiento de los principios cardinales de la salud pública en el siglo XXI. Nuevamente, las responsabilidades están bastante claras.

Politemas, Tal Cual, 15 de abril de 2015

Viaje al pasado

Las cifras de mortalidad del año 2012 fueron publicadas hace pocas semanas. Se encuentran en el Anuario de Mortalidad, publicación oficial que recopila la información de todas las defunciones ocurridas en el país. El Anuario del año 2012 debía haberse publicado en julio de 2013. Al menos esa era la costumbre. De hecho, ya deberíamos conocer la mortalidad del año 2013, pero no se puede saber la fecha cierta en que serán publicados esos datos.

La razón del rezago en la publicación de estas cifras se puede inferir cuando se revisan en detalle. Las malas noticias son la regla. La salud de los venezolanos la está pasando mal. La razón de mortalidad materna de 2012, esto es, las muertes ocurridas por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, fue 67 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos vivos registrados. Significa entonces que la mortalidad materna de Venezuela en 2012 era similar a la que teníamos en 1975. Prácticamente cuarenta años de retroceso. Hay más. Entre 1998 y 2012, la razón de mortalidad materna aumentó 30%. 

Las implicaciones de este retroceso son tremendas. Es claro que con todos los recursos administrados en la primera década de este siglo, un problema de fácil resolución ha pasado a convertirse en un tremendo problema de salud pública. Hoy en día existen las tecnologías y los recursos que permiten que prácticamente el 95% de las muertes maternas puedan evitarse. Si aplicamos ese criterio, en Venezuela deberíamos tener solamente 20 muertes maternas por año. En 2012 tuvimos 416 muertes maternas.

Las muertes maternas producen una gran pérdida. Son familias que quedan muy afectadas en todo sentido. También las muertes maternas son llamadas de atención muy evidentes, contundentes, sobre las grandes deficiencias de nuestro sistema de salud. Pero sobre este tema no hay ninguna explicación, ninguna información sobre las causas de que tengamos uno de los peores desempeños en la Región en este aspecto. Tampoco ninguna rendición de cuentas sobre los programas que deben poner en marcha para atender este problema de salud. Lo que hay es un escandaloso silencio. 

Mientras tanto, las condiciones de salud de las mujeres venezolanas que están embarazadas están en el mayor riesgo en casi medio siglo. Esto era lo que ocurría en 2012. Con las consecuencias del deterioro económico y social ocurrido desde finales de 2013, es obvio que las condiciones de atención de estas mujeres están gravemente afectadas por la caída en la inversión pública y en la capacidad de atención en los servicios. En una economía que está en el segundo año consecutivo de recesión es más que evidente que el efecto negativo en el bienestar de las mujeres embarazadas, especialmente las que están en familias de menores ingresos, está a la orden del día. El viaje hacia el pasado continúa. Las responsabilidades están muy claras.

Politemas, Tal Cual, 8 de abril de 2015

Nada que redistribuir

Muy pasados de moda están aquellos tiempos en que el gobierno hablaba de redistribuir la riqueza. El argumento era equivocado, pero lo repetían a toda hora. Decían que el problema de Venezuela no era de crecimiento, sino de redistribución. Que había que concentrarse en traspasar recursos de aquellos que más tenían a los que tenían menos.

La justificación de esta transferencia estaba basada en que teníamos mucho petróleo. Y que hasta el momento que llegó el liderazgo de este largo gobierno, lo que había prevalecido era la concentración de riqueza en manos de unos pocos. Todo ello aderezado con las críticas a la clase política y a los partidos de la época. Sin excluir el hecho de que Venezuela tiene, como muchos países de América Latina, una gran desigualdad en términos de distribución de la riqueza, no es tan directo que la solución sea redistribuir solamente.

Para que se pueda redistribuir, sigue el argumento oficial, hay que fortalecer al Estado. Porque es el “único” que puede hacerlo con la debida efectividad. Y para que eso pase, entonces hay que apropiarse de todas aquellas riquezas que estén en manos de particulares, al menos las más significativas. Si se toman esas empresas, entonces el Estado, con su gran sentido de solidaridad, irá asignando a cada venezolano lo que requiere. Y cuando cada quien tenga lo que corresponde, entonces todos seremos felices. Claro, eso es en el mundo ficticio, como muchos argumentos construidos en estos años por el sector oficial.

En ese mundo de ilusiones no hay que preocuparse por crear riqueza. Ya tenemos todas la que se requiere. Cualquier intento para hablar de eso, era considerado como desviación consumista. Muchos menos por desarrollar los incentivos adecuados para que la creación de riqueza sea un proceso sistemático, sostenible. Nada de eso.

Pues bien, resultó que ahora, luego de 15 años, ya para 16, la Cepal dice en su informe Panorama Social 2014, que el aumento de la pobreza que se ha producido en Venezuela en los últimos años, se debe a que la economía no crece. Que nada tiene que ver ese aumento con el aumento de la desigualdad. Es decir, somos más pobres porque no crecemos, porque la economía está prácticamente en las peores condiciones para el crecimiento que se puedan imaginar.

Ojalá esta constatación prenda alguna señal de alarma en el tablero de este desgastado gobierno. Que se comprenda que no puede haber solución a los problemas de la calidad de vida sin crecimiento económico. Y que justamente lo que hemos tenido en estos quince años es la combinación perfecta para no crecer: animadversión contra el sector privado, vulneración de los derechos de propiedad, excesiva regulación de la actividad económica, clima contrario a la creación de nuevas empresas. El gobierno ha llegado al sitio al que conducían sus desatinos e ignorancias: a la caída de la actividad económica y a mayor pobreza. No podían llegar a otra parte.

Politemas, Tal Cual, 11 de marzo de 2015

El drama social

El gobierno intenta por todos los medios desviar la atención de la profunda crisis social que afecta a los venezolanos. Del profundo drama que deben padecer las familias en todo el país. Por más que el gobierno anuncie las medidas más escandalosas, fuera de lugar, con el propósito de confundir y ganar tiempo, la realidad termina por imponerse.

De acuerdo con los estimados de la investigación realizada por la UCV, UCAB y USB, la pobreza total en Venezuela en 2014 era mayor que la que se tenía en 1998. Se trata de la pobreza medida por el ingreso de las familias. Se dice pronto, pero no es fácil asimilarlo. Los números son claros. En 1998 la pobreza total afectaba al 45% de los hogares. En 2014 alcanzaba al 48% de los hogares. Más aún, en 1998 la pobreza extrema (hogares con ingresos insuficientes para adquirir la canasta de alimentos) afectaba al 18,7% de los hogares. En 2014 esta cifra se elevó a 23,6%.

Las consecuencias de la interpretación de las cifras son terribles. Significa que en poco más de tres lustros los hogares pobres de Venezuela han aumentado en términos relativos. Eso significa que prácticamente 15 millones de personas viven hoy en condiciones de pobreza. Además, el 33% de la pobreza actual es reciente, explicado por las dificultades que ha experimentado el crecimiento económico en los últimos años.

Ahora bien, eso era en 2014. En este año, ya casi completando el primer trimestre, las circunstancias económicas lucen peores. La economía sigue en el limbo, no hay decisiones, los desequilibrios en todos los frentes son de marca mayor, la pérdida de las capacidades productivas del país son evidentes en todos los terrenos. 

En esas circunstancias solo se puede anticipar un deterioro mayor de las condiciones sociales. Si se tomaran las medidas adecuadas, sería posible enfrentar estos deterioros en el corto plazo. La carencia de un plan integral para introducir cambios en las condiciones económicas y sociales, es la principal restricción que tiene la vida de los venezolanos. Lo más preocupante es que ninguna de estas situaciones motiva la menor reflexión en el gobierno sobre los efectos en la vida de las personas.

Por supuesto nada más alejado de la realidad del gobierno que la identificación de las características concretas de los millones de personas en situación de pobreza. Justamente para poner en práctica medidas urgentes que ayuden a compensar los efectos, especialmente en el ingreso. Tanto por la vía de la reactivación económica como por la implementación de programas de protección a los grupos más afectados. Quizás no haya mayor prueba de que el actual gobierno está agotado, sin ideas, prácticamente inerme ante la gravedad del drama social que conmueve a los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 4 de marzo de 2015

Por las nuevas oportunidades

Estimado lector, las circunstancias nos obligan a hacer una parada en el camino. Como sabe, esta semana Tal Cual dejará de salir como diario, para transformarse en semanario. De manera que tiene en sus manos el último Politemas en papel. Al menos en esta etapa. 

Quiero, en primer lugar, agradecerle la compañía en estos casi 10 años. Esta columna surgió para contribuir con la discusión de las políticas públicas en el país. Durante todo este tiempo hemos tratado de enfatizar las circunstancias que afectan la calidad de vida de los venezolanos, e indicar las posibles alternativas. 

En este trayecto la contribución de usted, amigo lector, ha sido fundamental. Por sus comentarios, sugerencias, críticas, perspectivas. Sus aportes han servido para ampliar la visión de los problemas y las soluciones. A cada una de las lecturas que ha hecho de la columna, hemos respondido escribiendo la semana siguiente. Con el agrado de compartir por este medio ideas y propuestas. 

El gobierno ha pensado, por supuesto equivocadamente, que persiguiendo a los medios, sea a través de la amenaza judicial, sea a través del uso de multas, sea a través del acoso, o finalmente con la simple compra, es capaz de aniquilar la discusión abierta y el libre flujo de debates. Con Tal Cual no podrá. También ha encontrado el gobierno que la sociedad venezolana está inventando nuevas formas de expresarse que no están sujetas al control gubernamental. La tecnología ha facilitado que cada ciudadano sea una voz más activa en el amplio diálogo social.

Es por esa razón que esta columna seguirá por otros medios. En primer lugar, todos los miércoles en el sitio web de Tal Cual. También participaremos más en la difusión por las redes sociales, especialmente en nuestra dirección de Twitter (marinojgonzalez), y en todas aquellas opciones que permitan el análisis, la crítica, la formulación de ideas y propuestas. También será una oportunidad para colocar todas las contribuciones de estos diez años (cerca de 500 columnas) al libre acceso en los canales digitales disponibles. 

De manera que, apreciado lector, en realidad estamos comenzando una nueva etapa. En una coyuntura en la que el país reclama más espacios para el intercambio y la discusión. Es una responsabilidad aún mayor contribuir con esas tareas. Queremos agradecerle nuevamente por todo su apoyo en este trecho, y ratificarle que estamos a su disposición, con la confianza de que ante los tiempos difíciles que se avecinan, saldremos adelante y que los venezolanos encontraremos las fórmulas para la convivencia política y el bienestar. Es estimulante saber que marchamos juntos en esa travesía.

Politemas, Tal Cual, 25 de febrero de 2015

El naufragio

El modelo se hunde. Indefectiblemente. Las señales son cada día más evidentes. Se manifiestan en cada cola para la compra de alimentos o productos de consumo básico para las familias, por ejemplo, para la limpieza personal y del hogar. No puede haber nada más sencillo que eso. Pero también se manifiestan en las señales de los organismos internacionales, agencias de noticias, centros de análisis financiero, y pare de contar. En la última semana las expresiones de preocupación por lo que pasa en Venezuela se han generado en la CEPAL, la OEA, el BID, por decir solo unos pocos. 

Venezuela es, a los ojos de propios y extraños, la imagen más brutal de las paradojas. Un país con las reservas más grandes de petróleo en el mundo convertido en un impresionante desastre económico. La inflación más alta, una de las tasas de crecimiento más bajas de Región (recordamos que entramos en el segundo año sin crecimiento), la destrucción de muchos sectores productivos y de las cadenas de abastecimiento para la adquisición de alimentos. Toda una muestra de ignorancia e incompetencia en la vitrina del mundo.

Resulta que la élite gobernante, aparte de la ideología e incompetencia que caracteriza su gestión, tuvo la “genialidad” de querer convertir al país en un Petroestado socialista, justamente en contradicción con la enorme vinculación global que ha tenido históricamente Venezuela. Tanto por formar parte de un mercado tan global como el petrolero, pero también por razones culturales y sociales. Esa “genialidad” se expresó en la reducción sistemática de toda expresión que no fuera la estatal. La creencia en el Estado omnipotente y omnipresente. Los resultados están en cada cola que tengan que padecer los venezolanos.

Y también resulta ser que el naufragio se está produciendo en una orilla peor de la cual partió el modelo. En la Venezuela de hoy tenemos más pobreza, al menos la medida por el ingreso de los hogares, que la que existía en 1998. Quince años para terminar peor. También hay más miedo e inseguridad. Y las capacidades productivas, esto es, la posibilidad de generar valor atractivo para el mundo, están en su punto más bajo desde que se llevan estas cifras. Y los recursos para avanzar en la sociedad del conocimiento, esto es, centros de investigación, universidades, empresa de alta tecnología, emprendimientos, están sufriendo los embates de la pérdida de recursos humanos de alta calificación. Exportamos ideas y capital humano para que otros prosperen.

Mientras el naufragio sigue su ritmo indetenible, algunos de los jerarcas del gobierno siguen dirigiendo la orquesta con el agua ya en el cuello, siguen creyendo que su “genialidad” es la alternativa. Son los responsables de que el naufragio sea irreversible.

Politemas, Tal Cual, 18 de febrero de 2015

Alianza por el bienestar

Las condiciones de vida de los venezolanos se deterioran rápidamente. Los efectos del descalabro económico son evidentes, palpables. Vamos para el segundo año seguido de decrecimiento económico, la inflación es la más alta del mundo, escasean los bienes básicos, y la caída de la inversión pública significa pérdida de cobertura y calidad de los servicios.

Para remate, el actual gobierno no solo no se ocupa de las funciones claves en una sociedad moderna y democrática, también limita la información, a través del retraso en la aparición de las publicaciones oficiales, o alterando metodologías de manera caprichosa y utilitaria. 

En lo que respecta a las mediciones de las condiciones de vida de la población, el país contaba en 1998 con una encuesta de hogares, denominada Encuesta Social. Con ese instrumento se realizaron cuatro evaluaciones de las condiciones de vida en los años 1991, 1992, 1993 y 1998. El actual gobierno paralizó esa forma de medición. Pasaron tres lustros sin tener este tipo de investigaciones.

Esa fue la razón para que un equipo técnico de tres universidades nacionales (UCV, USB. UCAB) se dispusiera a realizar una investigación para conocer en detalle lo que está pasando con las condiciones de vida de los venezolanos. El proyecto se inició en abril del año pasado. Se conformó un equipo con especialistas de 8 centros de investigación de las tres universidades. 

La primera tarea fue acordar un cuestionario que permitiera obtener información a través de visitas a 1.500 hogares en todo el país. El cuestionario incluyó preguntas en las siguientes áreas: seguridad ciudadana, pobreza y misiones sociales, empleo, educación, salud, pensiones, nutrición y alimentación, vivienda y servicios, y vulnerabilidad físico-ambiental. 

En los meses de agosto y septiembre se realizó el trabajo de campo de la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI 2014). Los meses finales del año pasado se dedicaron al procesamiento de la información. A principios de este año se realizó la primera reunión para revisar los hallazgos en cada una de las áreas. En la UCAB, hace pocas semanas, se presentaron los resultados de las tres primeras áreas. En las próximas semanas se realizaran reuniones similares en la UCV y la USB en las cuales se presentarán el resto de las áreas del estudio. Los documentos preliminares del proyecto se encuentran en: http://www.rectorado.usb.ve/vida/. Está prevista la publicación de todo el proyecto próximamente.

El estudio es una experiencia pionera. Y es también demostración de que la alianza entre universidades ofrece múltiples posibilidades para conocer las condiciones de vida de los venezolanos, y para formular alternativas para mejorarlas.

Politemas, Tal Cual, 11 de febrero de 2015

La decisión es no informar

Desde el 1 de noviembre de 2014 no existe información epidemiológica disponible en el país. Tan sencillo como eso. Han pasado 12 semanas desde la publicación de la última información que indica el número de casos de las enfermedades notificables en el país. En otras palabras, no se conoce la magnitud, ubicación geográfica y otras características de los casos que pueden afectar a millones de venezolanos.

La situación de especial carestía en bienes de consumo básico y las implicaciones que han tenido en los medios, así como el estupor que predomina en el país por la ausencia de una política que encare la situación económica, son dos factores que han influido para que no se conozca el estado de desinformación que predomina en el sector salud.

Las consecuencias son directas. No se conoce el número final de los casos de malaria ocurridos en el año 2014. Ya para el último boletín reportado se estimaba que se podía cerrar con el mayor número de casos de malaria desde que se publican estas cifras. De manera que al no informar nadie conoce el dato, y por consiguiente, no se puede afirmar lo que se sospecha.

Igual sucede con el dengue. La cifra de casos de dengue reportados en el último boletín indicaba que ya era superior a la de 2013. Con lo cual es muy posible que la cifra de casos también se hubiera colocado en una de las más altas en la historia del país. Tampoco conocemos la cifra final. De manera que no podemos conocer la magnitud de la situación.

Ni hablar de la epidemia de Chikungunya. Ni uno solo de los casos de esta enfermedad ha sido reportado. Estimaciones de especialistas la colocan en millones de casos. Nuevamente no tenemos la información oportuna y fidedigna.

La solución de este gobierno para esos problemas de salud es simplemente no hablar de ellos. Como si al hacerlo desaparecieran las angustias y sufrimientos de las personas que las padecen. La irresponsabilidad del gobierno es absoluta. No solamente es una agresión a la vida y la seguridad de las personas, también es un mensaje con el que se demuestra que no existe ninguna preocupación por resolver el problema de las personas afectadas. Simplemente lo que se pretende es esconder la realidad para obtener un beneficio de corto plazo, es pasar desapercibido, no enfrentar el cumplimiento de las tareas.

Lo que sucede con la salud es similar a lo que sucede con la economía. Desde hace casi un año no se reporta el índice de escasez, tampoco se conoce la tasa de inflación de los últimos meses. El gobierno ha decidido eliminar los problemas desapareciendo los datos. Tienen la ingenua idea de que de esa forma pueden salir del atolladero. La terca realidad se encarga de hundirlos más.

Politemas, Tal Cual, 28 de enero de 2015

Y le pedirás a Qatar

Como si hubiera estado escrito. El gobierno de lo que fue uno de los Petroestados más poderosos del mundo, viaja miles de millas para pedir, ante la mirada de todo el mundo, recursos frescos para hacer frente a la caída en los ingresos públicos ocasionada por la reducción de los precios del crudo en los últimos meses.

Gran parte de la ironía es que el gobierno de Venezuela acude a otro Petroestado, que ha tenido la visión de hacer las cosas diferentes. Qatar es un país pequeño, de apenas 12.000 kms cuadrados, el más pequeño de la OPEP. También es el de menor población, poco más de 2 millones de habitantes. 

Resulta, sin embargo, que Qatar es el país de mayor PIB per cápita en el mundo. Más de 100.000 dólares per cápita. El crecimiento económico de Qatar fue 14% promedio en la última década. Y para remate es el mayor exportador de gas licuado en todo el planeta. Para los funcionarios del gobierno de Qatar ha debido quedar en evidencia las penurias de un gobierno que se asoma a su puerta con la mano extendida, con la economía en práctico descalabro.

El gobierno de Qatar ha hecho las cosas de otra manera. La mitad de la economía del país no está vinculada a los hidrocarburos. Y aparte de eso, están desarrollando un vasto plan de inversiones públicas en preparación para la Copa Mundial de Futbol de 2022. Hacer las cosas bien es justamente la receta básica para acumular recursos y ser el país del área de mayor desarrollo humano.

Es muy lamentable que todo el espejismo creado por los responsables del gobierno de Venezuela, con las premisas ideológicas equivocadas y una monumental ignorancia, se esté desplomando a los ojos de todo el mundo. Mientras eso pasa, millones de venezolanos deben acudir a todas las colas imaginables para conseguir productos de la dieta básica y de consumo masivo. La destrucción del aparato productivo que se ha ejecutado en los últimos 16 años no podía tener otro resultado.

Más preocupante es que la visita a Qatar para pedir recursos no haya generado ninguna pregunta a la comitiva venezolana. Por ejemplo, sobre las ventajas de una economía ordenada, que utiliza los recursos de hidrocarburos para apalancar otras áreas de desarrollo, o las virtudes de ahorrar para las contingencias, o las posibilidades de diversificación de la economías. O preguntarse por la participación del sector privado como factor fundamental de desarrollo. O preguntarse sobre las innovaciones en la producción que permitan ampliar mercados. Todos estos hechos presentes en la realidad de Qatar. Al final de cuentas, se puede ir a pedir dinero y regresar siempre con las manos vacías, sin ninguna solución.

Politemas, Tal Cual, 21 de enero de 2015

Dependencia total

La noticia es realmente impactante. Ahora resulta que Venezuela acude a Qatar para que le facilite los recursos que permitan enfrentar la caída del precio del petróleo. Es otra muestra del peregrinaje por conseguir dinero que ha puesto en evidencia ante todo el mundo el desastre económico que vive el país.

Luego de 16 años de gobierno, el país vive una crisis sin precedentes. La inflación más alta del mundo se combina con una caída de la actividad económica de marca mayor. Y como si eso no fuera suficiente, los precios del petróleo han caído a menos de la mitad del valor de hace cuatro meses. La destrucción de capacidad productiva se ve todos los días en las calles. Cada cola en la que se encuentren venezolanos, en todos los sitios del país, en todos los sectores sociales, para muchos productos, es una demostración evidente del fracaso de una política y de toda una gestión. 

Todo este desastre tiene un origen: la pretensión, en parte por ideología, en parte por una gran ignorancia, de creer que es posible fundamentar el desarrollo de una sociedad en el control del Estado y en la utilización del petróleo como fuente exclusiva de los recursos. La combinación de ambas visiones ha traído estas consecuencias. Intentar vivir al amparo exclusivo del petróleo solo era posible con reglas que no son viables ni adecuadas en la realidad de Venezuela. Al cabo de 16 años, y en el contexto de una caída en los precios que no es necesariamente coyuntural, todo el andamiaje sobre el que está montado este desengaño ha caído estruendosamente.

Lo que quizás no han ponderado los encargados de las políticas oficiales, es que según la CEPAL, Venezuela puede estar experimentando el momento de mayor dependencia de la renta petrolera en toda su historia. Efectivamente, en 2013, últimas cifras disponibles, los ingresos por concepto de petróleo representaron el 85,4% de los ingresos de divisas. Eso es superior a lo que teníamos en 1982 en casi 20 puntos. Y es poco menos del doble de lo que teníamos en 1998. Y es 25 puntos superior a lo que teníamos en 2005.

Hoy Venezuela es más dependiente de la venta de petróleo, y es por ello que las únicas fuentes de ingresos son aquellas en las cuales se coloque ese producto como contraprestación. Irónicamente, cuando menos lo producimos y cuando el rol de Venezuela en la OPEP es prácticamente de actor de reparto. La conducción de este gobierno ha llevado a Venezuela al más alto grado de dependencia y de vulnerabilidad. Han incubado con torpeza e ignorancia la profunda crisis que hoy contemplamos. La responsabilidad del gobierno es también total.

Politemas, Tal Cual, 14 de enero de 2015

Talón de petróleo

No podía ser de otra forma. Lo que llaman el “llegadero”. El gobierno ya está en el camino de tierra. Con los cauchos lisos, sin luces, poca aceite en el motor, y ahora empezó a llover torrencialmente. Las ínfulas de construir un castillo de naipes sobre el piso del petróleo chocan con la realidad. Los precios del petróleo, esos que se rehúsan a seguir la línea que dictan en Miraflores, no cesan de bajar. En menos de tres meses han caído casi a la mitad.

La premisa de todo este gran cuento en que se ha convertido este gobierno, se sustentaba en la creencia firme que se podía sostener el desarrollo del país en el predominio del petróleo. Los incompetentes gobernantes cometieron dos errores nunca vistos. El primero fue sencillamente eliminar cualquier posibilidad de desarrollo que no estuviera basada en la venta de petróleo. Temas como exportaciones de otros productos, diversificación, desaparecieron de la agenda pública. Y para remate decidieron acometer la mayor persecución al sector productivo. No solamente por la afectación en pérdida de propiedades, sino por el clima de desasosiego e incertidumbre que trajo como consecuencia la desaparición de la inversión.

Y sucedió el evento “inesperado”. La oferta de petróleo, por la aparición de nuevos vendedores con otras tecnologías, ha crecido de manera significativa. Sumado a la disminución del crecimiento global, solo podía significar la caída de los precios. Esa es la pesadilla que se apareció en los pasillos de palacio. Y por supuesto en la vida de todos los venezolanos. Nunca antes habíamos enfrentado una caída de precios en peores condiciones, especialmente por el deterioro de la capacidad productiva, con alta inflación y con altos niveles de escasez.

La política que se le ocurre al gobierno es casi del más allá. El gobierno le pide al mercado más complejo del mundo que responda a sus deseos, que se haga el acto mágico: que los precios vuelvan al nivel donde comenzó este mal sueño. Y especialmente los ingenuos gobernantes quieren convencer a los sauditas que se dejen de cosas y reduzcan la producción. Ni de casualidad. Los sauditas van a defender palmo a palmo cada espacio en el mercado. Para ello tienen 700 mil millones de dólares en reservas internacionales, una economía ordenada, con un PIB per cápita de 25.000 dólares, y con ganas de fajarse con los americanos cara a cara. En otra posición está Venezuela, con poco menos de 21 mil millones de dólares de reservas (a la misma proporción de los árabes tendríamos 400 mil millones), con la mayor inflación del mundo, y cayendo en crecimiento económico. El escenario está servido para contratiempos de grandes proporciones. Duele en el talón.

Politemas, Tal Cual, 17 de diciembre de 2014

La ciencia del IVIC

Los parlamentarios que tuvieron la desafortunada idea de proponer la reforma de la Ley del IVIC, es bastante probable que no hayan tenido ni la menor idea de lo que estaban haciendo. Lo cual por supuesto indica una gran irresponsabilidad, especialmente en aquellos que deben representar a los ciudadanos. Pero también expresa una profunda ignorancia. 

Dijeron los diputados, a sus anchas, que con la nueva ley “la ciencia no estará encerrada en laboratorios” y “se democratizará toda la ciencia que se produzca”. Así con todas sus letras. Se pueden plantear al menos dos hipótesis. La primera es que los diputados ni siquiera se tomaron la molestia de revisar el informe anual del IVIC del año pasado. 

Es muy fácil, se encuentra en el sitio web del IVIC en la sección de informes anuales. El informe del año 2013 tiene 864 páginas. Allí se indica, entre otras muchas cosas, que se realizaron 336 proyectos de investigación: 112 en salud, 111 en ambiente, 51 en energía y petróleo, 27 en minería, metalurgia y materiales, 12 en política y sociedad, 10 en educación, 3 en desarrollo industrial, y 1 en telecomunicaciones. 

En la misma página se menciona que se produjeron kits para detectar drogas en orina, para diagnóstico de enfermedades infecto-contagiosas, para detectar la biodisponibilidad de hierro en la dieta, o la biodisponibilidad de medicamentos genéricos. Y también se elaboraron catalizadores para tratamiento de crudos, modalidades de tejas para viviendas, y metales para aplicaciones en metalmecánica. Y además se produjo software para el aprendizaje de química en bachillerato. Y se puede seguir por un rato largo.

Decir que una institución que hace todas esas cosas no está democratizando la ciencia es, sin dudas no tener la menor idea sobre los dos conceptos. También es evidente que no se entiende que en un laboratorio se puede hacer mucho por la gente. O sencillamente que no se sabe lo que es un laboratorio. 

La otra interpretación es que los parlamentarios fueron a decir tales sinsentido sencillamente porque es lo que de manera obediente deben hacer. Lo cual no es de extrañar en la práctica de cinismo que caracteriza al gobierno actual. En cualquiera de las opciones, es posible que los parlamentarios hayan colocado el ridículo en otra dimensión.

Lo que está claro es que la ciencia que realiza el IVIC es muy diferente a la “ciencia” que profesan los parlamentarios. En esta última no se toma en cuenta el conocimiento adquirido en la humanidad para que las economías prosperen, para que se controle la inflación, para que se produzca más, para que se mejore la educación o la salud, entre otros aspectos. La ciencia del IVIC es un peligro para tanta “sabiduría”.

Politemas, Tal Cual, 10 de diciembre de 2014

Perdedor también en la OPEP

La reunión de la OPEP de la semana pasada ratificó la política promovida por los socios más influyentes. Esta es, dejemos que sea el mercado el que dicte el precio del barril, por una parte. Por la otra, compitamos con precios bajos. En ambas posiciones Venezuela quedó fuera de juego. El otrora rol influyente de Venezuela en la OPEP parece evaporado. 

Hay razones para pensar que Venezuela ha perdido de manera significativa su liderazgo en la conducción de la OPEP. En 1999 Venezuela era el tercer productor de petróleo de la organización. Con 2,8 millones de barriles diarios, el país representaba el 10,7% de toda la producción de la organización. Solo superado por Arabia Saudita e Irán. 

Entre 1999 y 2014, Venezuela disminuyó la producción a 2,3 millones de barriles diarios de crudo. Con lo cual ha descendido al sexto lugar en términos de la producción de la OPEP. Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos e Irak producen actualmente más petróleo que Venezuela. Entre 1999 y 2014 la producción de crudo de Venezuela se redujo en 17%. Solo Libia (con todo lo sucedido después del derrocamiento de Khadafi) e Irán (con el bloqueo) han tenido mayores caídas en la producción que Venezuela.

Si la OPEP funcionara como un cartel perfecto, los socios mantendrían idéntica proporción en la fuerza relativa dentro del mercado. El hecho de que Venezuela haya disminuido, y que otros países hayan aumentado su importancia nos indica que las posiciones de los países son el resultado más bien de sus estrategias particulares. Por ejemplo, Argelia ha aumentado 50% la producción. Iraq casi 30%. Y Arabia Saudita 25%. Venezuela hubiera podido hacerlo también. 

Y este es el punto central. El gobierno de Venezuela ha ejecutado una política que ha disminuido el rol político y económico del país en la OPEP. Por supuesto, ambos roles están vinculados. Pero no hay duda de que la incapacidad mostrada por el gobierno para aumentar la producción tiene un gran efecto en la presencia geopolítica del país.

La política anti-productiva del actual gobierno también se expresa en el petróleo. Como resultado, vendemos menos barriles, y con la caída del precio, también obtendremos menos ingresos. No es de que extrañar que un país que representa apenas el 7% de la producción de la OPEP, no tenga ninguna capacidad para convencer a sus socios de reducir la oferta de crudo. Tampoco es una sorpresa que después de todo eso, voceros oficiales quieran vender el barril a precios que están fuera de la realidad del mercado. También la OPEP se ha convertido en un escenario de derrotas para el actual gobierno. Resultados de una mala política, pues.

Politemas, Tal Cual, 3 de diciembre de 2014

El colmo del cinismo

Definitivamente no hay ningún límite. Con una economía en recesión, cuando todos los pronósticos indican que este año no tendremos crecimiento, con todas las dificultades que se tienen para adquirir bienes de primera necesidad, justamente en ese contexto, altos funcionarios del gobierno dicen sin el menor empacho “que el 2015 será un excelente año en materia productiva”. Hay que volver a leer la nota para caer en cuenta que es verídica. En las actuales condiciones tiene que haber mucho cinismo en esa afirmación.

Esa posición esconde todo un mensaje. Indica, en primer lugar, que los funcionarios no tienen la menor idea de la posición en que está el país en materia de productividad. No saben, por ejemplo, que en 1998 el país obtenía el 49% de los dólares por la exportación en materias primas. Resulta que en 2011, último año disponible, era 67%. De manera que ahora dependemos más de las materias primas que 16 años atrás. Tampoco saben los funcionarios que en 1998 el 14% de los dólares que recibíamos eran derivados de exportaciones de productos que tenía incorporados tecnologías. En 2011 era apenas 2%. 

Los altos funcionarios no se han percatado de que Venezuela está en los últimos lugares de la productividad en el contexto global. Solo la comparación con México sirve para ilustrar. En ese país, también en 2011, el 67% de los dólares obtenidos por exportaciones derivan de productos que tienen incorporadas tecnologías. Más de 30 veces que Venezuela. 

De manera que cuando los funcionarios hablan de productividad tienen que estar hablando de otra cosa. Casi podría decirse que usan la palabra porque suena bien. Pero, es obvio, la distancia con respecto a lo que significa un estándar de productividad es inmensa. Cuando no se sabe dónde se está, es poco probable que se pueda tener un rumbo adecuado. Algo así es lo que está pasando.

El cinismo aparece cuando se empieza a justificar que las recientes medidas, expresadas en leyes aprobadas bajo la autorización habilitante, son justamente las que generarán ese excelente año de productividad que supuestamente será 2015. Los funcionarios no toman para nada en cuenta que esas leyes justamente actúan en la dirección contraria. Porque reducen aún más las posibilidades de contar con un sector productivo que tenga las condiciones para invertir, crear nuevos negocios, nuevas empresas. Esas leyes lo que harán es justamente deteriorar el clima de negocios que tiene el país. En esas condiciones es bastante evidente que lo menos que mejorará será el nivel de productividad de la economía venezolana. Será el resultado del cinismo.

Politemas, Tal Cual, 26 de noviembre de 2014