martes, 27 de diciembre de 2011

Hambre en la "revolución bonita"

El gobierno ha puesto a circular la noticia de que en Venezuela “no hay hambre”. Se repite sin cesar. Se pronuncia la frase en las concentraciones públicas y en los actos informativos del gobierno. Se dice con insistencia, para que con sólo mencionarlo, la frase se convierta en realidad. Los objetivos electorales permiten todo eso. Hasta construir un mundo de fantasías.

Cualquier venezolano que transite por nuestras calles y avenidas sabe que el hambre galopa. Cualquiera que haga mercado en estos tiempos sabe que hoy compra menos que lo que compraba hace un año. Cualquiera que se haga preguntas puede imaginarse cómo será la capacidad de compra de alimentos, especialmente en los estratos de menores ingresos de la población.

Las intuiciones del ciudadano común son comprobadas a través de los medios de medición oficiales. La última encuesta de hogares realizada por el INE en el año 2009, indica que más de dos millones de venezolanos no tienen ingresos suficientes para cubrir la compra de alimentos. Esas cifras no son exageraciones de los críticos del gobierno. Son, insistimos, las propias cifras oficiales.

Las cifras no paran allí. Una mirada al sitio web del Ministerio del Poder Popular para la Planificación y Finanzas nos revela que la desnutrición afecta mucho a nuestros niños. Las últimas cifras oficiales corresponden al año 2007. Para ese momento el 18,42% de los niños entre 7 y 14 años presentaba desnutrición. En el grupo de los niños entre 2 y 6 años el porcentaje asciende a 20, 44. En los menores de dos años el 11,29% está desnutrido.

Lo más llamativo es la cifra de recién nacidos de bajo peso al nacer. El porcentaje de niños de bajo peso al nacer en 2007 era 8,91. Superior al presentado en 1999 (8,37%). En los años 2005 y 2006 el porcentaje de niños con bajo peso al nacer sobrepasó el 9%. Este último indicador nos señala que la atención a la mujer embarazada está pasando por una de las peores épocas.

Las cifras corresponden al año 2007. En pleno “boom” de ingresos de los miles de millones de dólares provenientes del petróleo. Ya ese “boom” finalizó. Cabe preguntarse por las condiciones de vida de la población cuando ha aumentado la inflación y el desempleo, y la economía ha entrado en recesión. Es obvio que esta situación ha empeorado. Las restricciones económicas traen caídas del ingreso de las familias, y eso significa menor capacidad de compra de alimentos.

Desde comienzos del año pasado, cuando se sabía que nos vendría una caída importante del ingreso, el gobierno ha debido implementar un programa de subsidios de alimentos a los sectores más vulnerables. No lo hizo. En consecuencia, se han sumado dos circunstancias: las debilidades del sistema de protección social, y la caída de la actividad económica. Hoy hay mucha hambre. El gobierno no puede negarlo de manera tan irresponsable.

Politemas, Tal Cual, 24 de marzo de 2010

Los "bate quebrados" del Presidente

El Presidente sorprendió a propios y extraños en el Teatro Teresa Carreño. En su acostumbrado léxico definió la “calidad” de los parlamentarios a elegir el próximo 26 de septiembre.

El momento de inspiración llegó con angustia. Dice el Presidente que no quiere “bate quebrados”. Tampoco quiere “currutacos”, ni “saltadores de talanquera”. Allí quedaron los criterios que el Presidente considera deben tener los parlamentarios de la bancada oficial. Todo un poema para el reclutamiento de servidores públicos.

Comencemos por el final. El Presidente no quiere sino lealtad absoluta. Todos los que se han ido del control de la “revolución” no son otra cosa que traidores. El Supremo los castiga y los execra de su dominio. El Presidente sabe que la tiene muy difícil para triunfar en las elecciones de septiembre. Todo indica que la frustración le pasará factura. Hay un mundo de gente esperando ese instante, solos ante la máquina, para cobrar por once años de irrespetos e incompetencia.

De allí que quiera asegurar que nadie se pase. Sabe el Presidente que cuando la gente percibe vientos de renovación, no hay mucho que hablar. Las posibilidades de “migración” de parlamentarios son altas. Especialmente si la “lucidez” del gobierno se mantiene con una Asamblea Nacional en contra.

Tampoco quiere el Presidente “currutacos”. Es decir, personas que estén muy afectadas por el “uso riguroso de las modas”. Vaya manera de referirse a los parlamentarios que “abnegadamente” le han servido. ¿Será que los parlamentarios actuales no se han ocupado de lo esencial? ¿Será que han estado más preocupados de figurar? Quizás deba recordar el Presidente que esos parlamentarios pertenecen a un partido que él dirige. Ninguno de ellos fue seleccionado sin su venia.

Lo más sorprendente de todo es que ahora el Presidente nos diga que no le gustan los “bate quebrados”. En primer lugar, porque de un viaje deja muy mal parados los parlamentarios de la bancada oficial. El Presidente les ha dicho lo que ya todo el país sabe. Para muestra está la incapacidad de aprobar las leyes de pensiones, o de salud, que ya tienen más de diez años sin solución. O la incompetencia que permitió que la Asamblea Nacional nunca reclamara el cumplimiento de la Ley Orgánica del Servicio Eléctrico. O que tardara años en aprobar la Ley de Policía Nacional, para hacer lo contrario de lo que había que hacer. En problemas tan “insignificantes” para los venezolanos como la salud, las pensiones, la electricidad, o la inseguridad. Una pelusa!!

En segundo lugar, porque el Presidente es absolutamente responsable de los “bate quebrados” que lo acompañan en la Asamblea Nacional y en el gobierno. Los ha nombrado, y ratificado varias veces. Ellos están ahí porque él lo necesita sumisos, incompetentes. Cada “revolución” tiene los “bate quebrados” que selecciona.

Politemas, 17 de marzo de 2010

Explique, Presidente

No vaya a creer, Presidente, que todos somos como Zapatero. Le pidió explicaciones y usted simplemente lo ignoró. Trató de escabullirse de las implicaciones que tiene lo señalado por un juez en España. Usted la ha tenido fácil en materia de explicaciones.

Primero tuvo una Asamblea Nacional con una mayoría oficialista. Eso fue entre 2000 y 2005. Ya todos los poderes los había nombrado usted en aquel aciago diciembre de 1999. Cuando la Constitución, apenas aprobada días antes, fue puesta a un lado para el nombramiento de los responsables de los poderes públicos. Luego en 2005, en las elecciones de la Asamblea Nacional, todos los diputados electos correspondieron al sector oficialista.

De manera que usted no ha tenido que explicar nada sobre su gobierno. Ninguno de los poderes públicos osa pedirle explicaciones. Para remate, usted no permite periodistas de otros medios nacionales en las pocas ruedas de prensa que realiza. Esa “comodidad” de no tener que explicar contradice la esencia de la democracia. Nada más mire cómo los líderes de las democracias de nuestra región tienen que explicar hasta los más mínimos detalles.

Debe tener claro, Presidente, que para la mayoría absoluta de los venezolanos, usted tiene mucho que explicar. Comencemos por su permanente confiscación de la Constitución de 1999. Usted le ha cercenado derechos a gobernaciones y alcaldías, ha liderado el ataque inclemente a la libertad de expresión, ha vapuleado los derechos de propiedad de empresas y particulares, ha coaccionado el poder judicial para que actúe como instrumento de retaliación política.

También usted debe explicar cómo se las arregló para sumirnos en la más completa crisis económica. No solamente es la gravedad de la caída de la actividad económica. Es el espanto que su gobierno ha producido de la inversión privada, nacional e internacional. Sin ella no habrá recuperación. Usted debe explicar cómo fue que se dejó llevar por la quimera del Socialismo del Siglo XXI, promoviendo el empobrecimiento de los venezolanos. Habiendo recibido cientos de miles de millones de dólares de la venta de petróleo.

Es mucho más importante que explique cómo fue que hizo para llevarnos al más completo retroceso en materia de servicios públicos. No hay agua y electricidad, especialmente en los pueblos y ciudades del interior del país. También destruyó la institucionalidad de las políticas sociales. Nuestros sistemas de salud y educación, por decir sólo dos, están en el más completo abandono.

La sociedad democrática venezolana no tiene ninguna ilusión de recibir sus explicaciones. Más bien se prepara a dejarle constancia el 26 de septiembre de que su gobierno ha sido un completo fraude para los venezolanos. Que ya la “revolución bonita” ha entrado en cuenta regresiva. Estamos seguros de que usted está empezando a entender esa explicación.

Politemas, Tal Cual, 10 de marzo de 2010

Cacerolazo de realidad

La cara lo dijo todo. El presidente Chávez se disponía a dar su gran cháchara. La conmemoración del mito que quiere crear con el 27 de febrero. Que si fue el día que nació la “revolución”. Que todo fue calculado por la conspiración que ya para la época llevaba varios años. De verdad se disponía. Pero fue estremecido y desafiado por un cacerolazo. Allí mismo en El Valle. Nunca lo hubiera imaginado.

Luego del cacerolazo, el Presidente no pudo recobrar la compostura. La mirada perdida, como los boxeadores cuando le dan la cuenta de protección. Ido, completamente ido. Pensando en darse la vuelta para buscar el origen de ese cacerolazo. A sabiendas de que quizás era mucha gente, muchos de los que estaban con él a lo mejor sintieron cierto disfrute. A partir de ese momento el Presidente perdió el hilo de lo que quería decir. Acortó su discurso, y se fue. Alguna locha ha debido caer en su mente.

El cacerolazo no fue una manifestación casual, azarosa. Más bien fue la expresión de una opinión mayoritaria. El gobierno del presidente Chávez se ha quedado sin la calle. Más de la mitad de los venezolanos tiene poca o ninguna confianza en el gobierno. Ya no hay forma de que alguien los convenza de volver a creer. Cada palabra de nuevas promesas, de que ahora sí habrá soluciones, cae en una inmensa incredulidad. La gran incompetencia de este largo gobierno no deja mucho lugar para la confianza y la esperanza.

No sólo es la confianza lo que se ha perdido. También hay una gran mayoría que desaprueba la gestión del gobierno. Es decir, que ya le ve más defectos que virtudes. La manera de enfrentar la crisis social y económica de Venezuela es reprobada por esa gran mayoría. El gobierno no genera satisfacciones, los ciudadanos se han quedado solos con sus problemas. El gobierno es el gran ausente de la vida cotidiana de los venezolanos.

También hay la certeza de que el gobierno separa, divide, crea diferencias entre los venezolanos. A pesar de que una abultada mayoría quiere el encuentro y el acercamiento, también se tiene la convicción de que el gobierno no lo promueve. El gobierno nos ha distanciado, y el malestar por ello es evidente.

Lo que más debe mortificar al Presidente es la opinión mayoritaria de que la alternativa democrática está realizando una buena labor. Más aún, para la mayoría de los venezolanos la alternativa democrática puede ser gobierno en Venezuela. Y además puede tener un buen equipo de gobierno. Ya no hay un solo actor en la cancha. Los venezolanos tienen identificados las posibilidades para sustituir el actual gobierno.

Todo esto lo sabía el Presidente el 27 de febrero. Lo que no sabía era que en El Valle pensaban igual. Y que tuvieron el suficiente valor para dejarlo saber en su presencia. El cacelorazo fue el vehículo para anunciar que ya la magia se acabó, que estamos en la cuenta regresiva de la “revolución bonita”.

Politemas, Tal Cual, 3 de marzo de 2010

El deslave de la "revolución"

Ahora resulta que Venezuela vive un “deslave energético”. Así, sin anestesia, el ministro Giordani sentenció sobre la crisis del sector eléctrico. Para remate, como quien busca la frase célebre, esa que sale al final de la película, se lanzó con el diagnóstico. El Ministro nos dice que la crisis eléctrica es “responsabilidad del capitalismo”. Le faltó la mirada a la tribuna, esperando el aplauso de rigor. Toda una farsa.

Jorge Giordani ha sido Ministro de Planificación y Desarrollo casi la totalidad del mandato de la “revolución bonita”. Un descanso en 2002 y otro en 2008. Pero de resto ha estado bajo su responsabilidad la planificación del país. Se dice rápido, pero no queda duda de la significación que tiene este ministerio para la vida de los venezolanos de ahora, y también los del futuro. No en balde, el ministro ha sido responsable de la elaboración de los dos planes de la nación de la última década.

Lamentablemente, la lectura del último plan deja la convicción de que no hubo mucha competencia en el cumplimiento de la tarea. Eso de planificar la demanda de servicios para garantizar la electricidad de los venezolanos como que no estaba en la brújula de los responsables.

La palabra “electricidad” aparece cinco veces en el plan. Una para decir que será utilizada en la promoción de la “integración territorial”. Otra para decir que se incrementará la generación de energía fósil. Un poco más allá, en la misma página, para indicar que se ampliará la red de transmisión y generación. Y luego, el saludo a la bandera, “incrementar la generación de electricidad con energía no convencional”. Ya previamente se había escrito que una de las metas del plan era “completar el desarrollo del potencial hidroeléctrico del país”.

Toda esa novela fue a finales de 2007. Menos de tres años atrás. No aparece ninguna mención de las presas a completar, ni los megawatios (MW) que se tendrán al final del período, ni las plantas termoeléctricas, ni los recursos que se requerirán para construir todas esas instalaciones. En el Plan de la Nación, de cuya responsabilidad no puede evadirse el ministro Giordani, no aparece ninguna meta, ni recursos, ni plazos. Es un “plan” hecho en el aire.

De lo que se habla en el plan, y mucho, es de la “nueva ética socialista”, de la “suprema felicidad social” y de la “democracia protagónica revolucionaria”. No podía entonces todo esto terminar de otra manera. Los apagones y los sinsabores de los venezolanos al no poder contar con electricidad son responsabilidad exclusiva de quien nombró al ministro Giordani: el presidente Chávez. Cada apagón que sufren hoy los venezolanos es la “suprema muestra” de la más grande incompetencia en el manejo del sector eléctrico nacional. Y a la cabeza de ella está el presidente Chávez. Liderando su deslave, liderando su fracaso.

Politemas, Tal Cual, 24 de febrero de 2010

El poder está en La Habana

Las semanas recientes han demostrado que la influencia cubana en Venezuela es más que evidente. Desde la presencia física hasta la que emana de las relaciones directas entre ambos gobiernos, siempre al alto nivel, pero también opacas, sin mucha información. Con lo cual hay que apelar a las relaciones entre algunos hechos y tendencias.

Una primera mirada podría indicar que nuestro todopoderoso gobierno es el actor dominante en la relación. Tiene los recursos derivados del petróleo. Puede utilizarlos para apoyar a la “gran revolución” caribeña. Para ayudarla a salir del atolladero en que se encuentra producto del gran fracaso del modelo comunista. Desde esa perspectiva, Cuba necesita de Venezuela para subsistir.

Las cifras no dejan de ser sorprendentes. El profesor Mesa Lago, en un trabajo de mediados del año pasado, indica que nada más en 2008 el gobierno de Cuba recibió 9.400 millones de dólares provenientes de Venezuela. Desglosados así: 5.650 millones de dólares producto del “pago” de servicios que incluyen la atención de médicos, enfermeros, maestros y otros profesionales, 2.400 millones de dólares por subsidios en forma de barriles de petróleo, y 1.355 millones de dólares en inversiones en 76 proyectos. En el año 2009 se habían firmado 173 proyectos por un valor de 2.000 millones de dólares adicionales incluyendo la expansión de la refinería de Cienfuegos.

Ahora bien, cabría preguntarse cuáles son las ganancias de un país con un gobierno “todopoderoso” como el venezolano, con esta ayuda multimillonaria a Cuba. ¿Cuál sería el beneficio que podría traer? Especialmente cuando sabemos que los trabajadores cubanos han sustituido a personal venezolano en estas áreas, a personal que ya teníamos, y que en muchos casos hemos perdido.

Otra lectura nos indica que el actor dominante es Cuba. Las decisiones de Venezuela se toman en Cuba, no a la inversa. Es el presidente venezolano quien viaja a Cuba a “pedir la seña”, no a la inversa. Son los asesores cubanos quienes fijan la “línea” en muchas de nuestras políticas. Son los informes de la inteligencia cubana los que sirven al gobierno venezolano en sus decisiones. Baste citar la “emergencia” decretada en Barrio Adentro, reconocida por el propio Presidente como una recomendación de expertos cubanos. Es Venezuela la que necesita a Cuba.

Desde esa perspectiva Venezuela es un peón en la estrategia de sobrevivencia de la decadente revolución cubana. Los recursos que llegan a Cuba son parte de la admiración y pleitesía que el gobierno venezolano le rinde a la épica de la revolución. Con nuestros recursos estamos financiando los últimos destellos de un proceso que ha dejado sólo miseria y atraso en Cuba. Todos los días nuestro gobierno se pregunta por las indicaciones de Cuba. Signo inequívoco que su poder no es real. El poder en realidad está en La Habana.

Politemas, Tal Cual, 17 de febrero de 2010

Yo y mis comunas

El Presidente ve subir el agua en el cuarto. La debacle de su popularidad es evidente y creciente. La mayoría absoluta del país (66%) ya le puso fecha de término a su presidencia. Hasta el 2012, como lo establece la Constitución de 1999. Llegado el momento, en elecciones libres, los venezolanos dictarán su veredicto sobre la peor gestión de la administración pública venezolana desde los tiempos de El Benémerito,

No puede ser de otra forma. El gobierno del presidente Chávez optó por seguir a una revolución. A un proceso de dominio personalista, excluyente, basado en enfrentar a unos venezolanos con otros. Amparado, entre otras cosas, en su liderazgo carismático y en la abundante cantidad de recursos derivados de los ingresos del petróleo, la fórmula funcionó. Poco tiempo, ya parece más claro.

Durante estos once años la administración pública venezolana se apartó aún más de la vieja máxima: gobernar es servir, contribuir a resolver problemas, proponer y llevar a la práctica soluciones útiles para todos los ciudadanos. Como resultado, vemos hoy en día que los servicios básicos de la vida de los venezolanos, agua y electricidad, sólo por decir dos de ellos, son ahora de menor cobertura, regularidad y calidad que once años atrás. Las prácticas ordinarias de planificación, asignación de recursos, seguimiento y evaluación desaparecieron de manera ostensible. El país no está hablando de los problemas de una sociedad moderna del siglo XXI. Está contemplando con frustración las peripecias de un gobierno incompetente para enfrentar problemas básicos.

Para darle una vuelta a toda severa crisis de confianza y decepción, el presidente Chávez apela a su vinculación directa con los ciudadanos. Como todo liderazgo personalista y autoritario, se aspira encontrar en la relación con cada ciudadano la fórmula para proseguir en el poder. Se desconoce lo establecido en la Constitución de 1999 con respecto a la institucionalidad para promover la participación ciudadana y la efectividad de los gobiernos. Se desprecia la organización del Estado Federal. En dos palabras, el gobierno confisca la Constitución de 1999 y coloca su interés por encima de cualquier otra consideración.

De allí que las Comunas sean entendidas como la vía para el Socialismo del Siglo XXI, rechazada en el referéndum de 2007. Obvia el gobierno que en estos cuatro años los Consejos Comunales han sido más dispositivos del poder personalista y sectario que vehículos para una real participación de la población. Que la población rechaza la falta de controles y la exclusión de Gobernadores y Alcaldes. Que la insatisfacción con la gestión en los Consejos Comunales es generalizada. Pero en este momento las Comunas son los únicos espacios donde este liderazgo personalista y autoritario busca respiros y salidas. Son los espacios en que está feneciendo la “revolución bonita”.

Politemas, Tal Cual, 10 de febrero de 2010

"Revolución" sin médicos

Así como lo oye, apreciado lector. La “majestuosa revolución”, esa que se jactaba de conducir al país a niveles insuperables de bienestar, ha reconocido que se ha quedado sin médicos. Y para solucionar el “pequeño problema” que ello significa, apela a la incorporación de estudiantes a los hospitales públicos. La cifra exacta la indicó el propio Jefe del Estado. Serán 8.948 estudiantes de medicina integral comunitaria. Con lo cual la “revolución bonita” impone otra marca, esto es, eliminar la formación especializada como requisito de la calidad en la atención de los pacientes de nuestros hospitales públicos.

Para atender un parto con la mayor calidad posible se requiere tener un obstetra bien formado en la sala de partos. Para ello se requiere, en primer lugar, estudiar medicina por seis años. Luego trabajar dos años en un internado en un hospital general de alta complejidad. Esto es, realizar las respectivas pasantías por las grandes especialidades de la práctica médica. Después se requiere concursar para entrar en un postgrado universitario. Y luego de ser admitido, estar sometido a las exigencias de tres años de atención de pacientes, exámenes, guardias, horas de quirófanos. Sólo después de cumplidos estos requisitos, el especialista podrá atender un parto y sus complicaciones con lo mejor de sus habilidades, conocimientos y uso de la tecnología.

Antes de la “revolución bonita”, los concursos de los postgrados en los hospitales universitarios venezolanos eran de los más competitivos en América Latina. Esto significaba que muchas veces entraba el 10% de los aspirantes. Se escogían los mejores. No cabe duda de que la fama de la calidad de nuestros especialistas estaba bien ganada. Los médicos venezolanos eran aceptados en los mejores centros del mundo para postgrados más avanzados. Y muchos de ellos regresaban al país para crear nuevas escuelas. Era, en cierta manera, un círculo virtuoso. Mejores especialistas formaban a mejores estudiantes.

Hasta que llegó este gobierno. Sus políticas equivocadas han hecho poco atractivo continuar postgrados en Venezuela. Muchos de estos programas no tienen residentes desde hace varios años. La mitad de los cargos de medicina interna, por ejemplo, no han sido cubiertos este año. Las tres cuartas partes de los cupos para pediatría tampoco han sido cubiertos. La mitad de los cupos de todos los postgrados están vacantes. Muchos de nuestros médicos recién graduados se marchan a otros países a continuar su formación.

La “totumocracia” que nos gobierna quiere responsabilizar a estudiantes por la atención especializada en nuestros hospitales. Servicios en los cuales se atienden fundamentalmente a los sectores de menores recursos del país. Todo lo cual deja muy claro lo poco importante que es para este gobierno el bienestar real de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 3 de febrero de 2010

Los próximos ocho meses

La marcha del 23 de enero marcó el inicio de una etapa muy importante para el país. Se trata de demostrar, con la elección de la nueva Asamblea Nacional, que ya existe una nueva mayoría en Venezuela. Que el actual gobierno ha perdido la calle, ha perdido la ilusión de millones de venezolanos. Que las decisiones de las últimas semanas, las cuales incluyen devaluación, racionamientos discriminatorios, deterioro del salario de los venezolanos, expropiaciones, y cierre de canales, son muestras de un gobierno que ha perdido la brújula. El actual gobierno se ha convertido en el principal problema de los venezolanos.

El objetivo es muy evidente. La alianza de los sectores democráticos debe conquistar la mayoría en las elecciones del 26 de septiembre. Es el camino de los votos. Es la ruta democrática. Para que ello sea posible hay mucho trabajo por delante. Es una tarea en la que cada venezolano deseoso de nuevos rumbos debe participar.

La Mesa de la Unidad Democrática debe servir de plataforma para conformar un amplio acuerdo político y electoral. Que tome en cuenta la representación de los partidos políticos como la de amplios sectores sociales y organizativos del país. Se trata de presentar a los electores las mejores opciones de candidatos en todos los circuitos electorales. Tal alianza debe ser pensada más allá de la elección de la Asamblea Nacional. Hay que avizorar los cambios políticos que deben darse en Venezuela en los próximos años, especialmente con la elección de un gobierno de la alianza democrática en 2012. Para ello es fundamental que el acuerdo sea incluyente, pero también basado en los compromisos de los actores políticos del país.

Por parte de los ciudadanos es hora de fortalecer la participación. En primer lugar, exigiendo a las expresiones de la unidad democrática el cumplimiento de los acuerdos. En segundo lugar, promoviendo y presentando alternativas de candidatos para cada uno de los circuitos electorales. Toda la diversidad de instituciones y grupos debería motivar la selección de las mejores alternativas. Para que sean consideradas tanto en los acuerdos unitarios como en las elecciones primarias. Todo ello debe concluir en el 30 de abril, fecha en la cual se presentará al país el conjunto de candidatos de la llamada “alianza perfecta”. Junto con ellos se deberá presentar la agenda parlamentaria de la unidad democrática, eje de la labor de la nueva mayoría en la Asamblea Nacional.

Entre mayo y septiembre tendremos tanto la preparación de la campaña como su ejecución. En cada circuito se requerirá trabajo político, participación, visitas a comunidades, encuentros cara a cara con personas y comunidades, informar y convencer. Para todo ello se requiere el compromiso directo de todos los que quieran sumarse. Tenemos por delante ocho meses de oportunidades para avanzar en la redemocratización de Venezuela.

Politemas, Tal Cual, 27 de enero de 2010

El Maestro de Sanare

En su Bilbao natal, a los 96 años, murió un venezolano de excepción. José María Bengoa fue venezolano desde el primer día. Había salido del País Vasco en 1937, luego del inicio de la Guerra Civil en España. Una corta estancia en Francia, y luego el encuentro con un pariente cercano, el padre jesuita Manuel Aguirre. Allí surgió la invitación para que se viniera a Venezuela.

Y así fue. José María Bengoa llega a Caracas el 25 de abril de 1938. Vive en La Pastora. No tenía papeles para ejercer la medicina. El ministro de Sanidad y Asistencia Social, Honorio Sigala, lo nombra médico de Sanare. Allí estuvo los siguientes tres años. Reconoce Bengoa que esos fueron los mejores años de su vida profesional.

La experiencia de Bengoa en Sanare le permite postular, con varias décadas de adelanto, lo que él denominó la “medicina social”. Esto es, la influencia de la sociedad, sus hábitos, costumbres, en la salud pública. Bengoa reconoce, en la realidad de Sanare, que la salud puede ser afectada por factores como el salario, la educación, el agua, la alimentación. Todo ese aprendizaje lo plasma en su libro “Medicina Social en el medio rural venezolano”, una de las contribuciones más significativas en la salud pública del siglo XX en el mundo.

En Sanare, Bengoa combina la reflexión con la práctica. Un día fue a visitar una mujer embarazada en su humilde vivienda. Había un niño de mirada triste, con el cuerpo hinchado, la piel en mosaico. Lo que presentaba el niño no se encontraba en los textos de medicina tropical de la época. Era el llamado síndrome pluricarencial, con deficiencia de proteína y vitaminas. Los niños sencillamente necesitaban alimentos. Fue de los primeros casos descritos en Venezuela.

Bengoa no lo dudó dos veces. En el patio del dispensario colocó unas colchonetas. Junto con el Dr. Agustín Zubillaga, atendía a los niños por tres y cuatro meses. Hasta que les volviera la sonrisa. Así nació la idea de los Centros de Recuperación Nutricional, pioneros en el mundo como alternativa contra la desnutrición.

De Sanare pasó Bengoa a Caracas. Es llamado para ayudar en la creación del Instituto Nacional de Nutrición, la Escuela de Nutricionistas y Dietistas de la UCV, así como de la revista Archivos Venezolanos de Nutrición. Todas instituciones que han perdurado hasta la fecha. En 1955 se marcha a la Organización Mundial de la Salud, a solicitud del Director General. Desde allí Bengoa se consagró a impulsar en todo el mundo en desarrollo las pautas del manejo nutricional, tanto en individuos como en comunidades, que había aprendido en Sanare. En algún momento llegó a decir en una conferencia en la India, que todo lo había aprendido en la “Universidad de Sanare”.

José María Bengoa fue considerado la “conciencia global de la nutrición comunitaria” por más de sesenta años. Nosotros en Venezuela también lo recordaremos siempre como el Maestro de Sanare.

Politemas, Tal Cual, 20 de enero de 2010

Todo se le derrumbó

En menos de diez días el presidente Chávez se dirigió al país para contarle historias muy distintas. En ambos casos lo hizo con su proverbial “naturalidad”, como si nadie se hubiera dado cuenta de que ambas intervenciones describen diferentes visiones del país. Lo que ha quedado claro es que en ambas oportunidades el presidente Chávez sólo dijo lo que le convenía, lo que era “adecuado” a la ocasión, sin mayor miramiento por la profunda crisis económica y social que vive la República.

Pocas horas antes de terminar el año 2009, en cadena nacional, el presidente Chávez anunció a los venezolanos que el año concluía “bien”. También señaló que el gobierno había sido exitoso para enfrentar la crisis derivada del “fracaso del capitalismo”. Para rematar indicó que en lo estrictamente económico se terminaba mucho mejor que de lo que se había pensado. De acuerdo con el Presidente, prácticamente habría que hacerle un reconocimiento público, con medallas y demás, a los miembros de su equipo económico.

Es obvio, por los anuncios del pasado viernes, que ya para ese momento el presidente Chávez sabía que las cosas no eran como las estaba diciendo. No dijo que la economía venezolana es una de las menos exitosas en América Latina en la manera de enfrentar la crisis del último año. Tampoco dijo que el decepcionante desempeño de la economía venezolana es previo a la crisis financiera de los países desarrollados. Todo lo contrario, el presidente “pintó” un escenario “promisorio”, para nada compatible con los profundos desequilibrios económicos que afectan la vida de los venezolanos.

Ya para ese momento el informe anual del Banco Central de Venezuela dejaba en evidencia que la producción del sector privado tiene once trimestres sin crecimiento. Ello, sumado al peor récord en la política antiinflacionaria, no deja mucho espacio para la duda: la economía venezolana está pasando un gran mal rato. Sin crecimiento, con inflación, con persistencia de las restricciones estructurales de las últimas décadas.

En el período que se extiende desde el 30 de diciembre hasta el viernes 8 de enero, el presidente Chávez vio caer ante sus ojos muchas de las premisas que han orientado su gestión. Supo que el bolívar no era tan fuerte como lo pintaban. Que los recursos fiscales para garantizar los gastos del año electoral no estaban garantizados. Que las importaciones habían aumentado más de la cuenta. Que le quedaban pocas opciones para “salir del entuerto”.

Y es allí que apela a la devaluación. Reducir el valor del bolívar para paliar la carencia de recursos fiscales. Sin mucha originalidad, sin ninguna propuesta económica que apunte a la solución del proceso de empobrecimiento progresivo que tiene la economía venezolana. Luego de once años de “revolución” producimos mucho menos, somos más dependientes, hemos perdido todo tipo de capacidades productivas.

Todo lo cual no impidió que el presidente Chávez ofreciera, después de once años, que ahora si vamos a exportar “porque nosotros debemos salir del modelo rentístico petrolero”. Es bastante probable que los asesores del Presidente no le hayan comentado mucho que la posibilidad de reanimar al aparato productivo es cada día menor, que después de todas las agresiones a la propiedad privada y la persecución de la actividad productiva, ya no hay ambiente para la creación de riqueza. Que ante su propia impotencia se derrumba el castillo de naipes del Socialismo del Siglo XXI.

Politemas, Tal Cual, 13 de enero de 2010

jueves, 17 de noviembre de 2011

Oscurantismo del Siglo XXI

En 1999, en su discurso de toma de posesión, el presidente Chávez no habló de conocimientos ni de empleos. Tampoco mencionó que se requiere utilizar y crear conocimientos para alcanzar el mayor estado de bienestar posible. En aquel discurso la única mención a la ciencia fue cuando la vinculó a lo militar y a lo político. Nada dijo sobre las posibilidades que ofrece la ciencia para mejorar el nivel de vida de las personas y las comunidades.

De aquel día hasta hoy han pasado casi trece años. En este período el mundo se ha transformado totalmente. Los países, desarrollados y en desarrollo, han internalizado que el conocimiento, su utilización y creación, es el dinamo para progresar. Se trata de fomentar en todos los espacios y niveles que los avances son el resultado de la aplicación de la inventiva, la investigación, el orden sistemático para resolver problemas. Cada día más empresas se comportan como universidades, centros académicos participan en empresas, gobiernos crean unidades técnicas, organizaciones de ciudadanos inventan ideas para el desarrollo. El conocimiento se ha convertido en el hecho social del siglo XXI. De allí que se usa más frecuentemente el término “sociedad del conocimiento”. Para caracterizar a aquellos países que potencian las capacidades para identificar, producir, procesar, transformar, diseminar, y usar información para construir y aplicar conocimiento para el desarrollo humano.

Y es acá que en Venezuela el mismo Presidente, sigue sin hablar de esas cosas. Luego de trece largos años, en su último discurso a la Asamblea Nacional, en enero pasado, el Presidente tampoco mencionó ni una vez a la sociedad del conocimiento. Ni una sola vez, en siete horas de discurso. Tampoco habló de puestos de trabajos creados, ni de la calidad del empleo.

De manera que hay una gran consistencia en todo esto. El actual gobierno ha llevado a Venezuela a las antípodas de la sociedad del conocimiento. Las evidencias están allí. Hoy menos del 5% de toda nuestra exportación está representada por bienes manufacturados. Luego de haber alcanzado el 50% a mediados de los noventa. Hoy la investigación en nuestras universidades está reducida con las penurias en el financiamiento público. Hoy la relación entre el mundo científico-técnico y el sector productivo es lejana, condicionada por todas las restricciones a los derechos de propiedad y a la inversión privada.

Hoy se cierran postgrados y se crean carreras de bajos estándares. Hoy gran parte de la capacidad científica y tecnológica del país se ha marchado a otros lugares del planeta. Hoy tenemos 200.000 niños que no pueden pasar al séptimo grado porque no tienen cupo. Hoy 40% de nuestros jóvenes no son bachilleres. El actual gobierno preside la etapa de mayor oscurantismo en la historia de la República. Esto debe cesar.

Politemas, Tal Cual, 16 de noviembre de 2011

Tragedia de gobierno

Ya bastante es la severidad del tiempo que aflige a los venezolanos. Varias semanas de lluvia, incesante en muchas partes del país, han afectado severamente a cientos de miles de venezolanos. En algunos casos se han perdido vidas de compatriotas. Miles de familias venezolanas se han quedado sin los servicios básicos y han debido acudir a refugios o a protegerse en casa de familiares.

Los pronósticos indican que todavía quedan días de lluvia por venir. Todo lo cual aumenta la preocupación y la sensación de desamparo. Ahora bien, las calamidades de la naturaleza ocurren en todas partes. Se trata de minimizar las posibilidades, pero muchas veces no es posible eliminarlas.

Lo que debería ser más predecible es la conducta de los gobiernos ante los imponderables del tiempo. Los ciudadanos esperan un gobierno que ofrezca protección, que sea capaz de organizar la ayuda, de anteponer cualquier otro interés a la vida y la salud de sus ciudadanos. En estas circunstancias los ciudadanos esperan respuestas rápidas, pero más que todo esperan que haya preocupación por sus circunstancias, esfuerzo mancomunado, dedicación a los pequeños detalles que deben traer un poco de bienestar en las ya difíciles situaciones.

Lamentablemente la conducta del actual gobierno nacional no ha estado regida por esos criterios. Antes que hacer un llamado al trabajo con todos los gobiernos regionales y locales, han pasado ya varias semanas sin que se convoque el Consejo Federal de Gobierno. Esa hubiera sido la instancia para establecer las mejores pautas, coordinar los mecanismos de rescate y el tratamiento de la contingencia. También hubiera sido el espacio para analizar todo lo que se necesita para la atención más allá de lo inmediato. Pensemos solamente en las inversiones que se requieren para recuperar todos los daños en la infraestructura del país. Pensemos en la afectación que sufren los planes de atención de los servicios públicos. A todas las dificultades que se conocían, ahora se suman las ocasionadas por las lluvias del último mes.

Pero no bastó la tradicional indiferencia y la incapacidad para coordinar esfuerzos por parte del actual gobierno. El gobierno procedió a dividir más a los venezolanos. Las palabras del presidente Chávez el domingo en Higuerote pueden considerarse como una expresión de la más alta irresponsabilidad en el manejo de situaciones de crisis. El Presidente promovió el desorden, la anarquía, el irrespeto a derechos consagrados en la Constitución, y, especialmente, contribuyó a crear zozobra en la población. Antes que impulsar las labores de rescate y la tranquilidad, el Presidente agravó las preocupaciones de los venezolanos. El Presidente demostró que las únicas tragedias no provienen de las condiciones climáticas.

Politemas, Tal Cual, 8 de diciembre de 2010

Puerto de drogas

Después de revisar el informe anual de la Oficina de las Naciones Unidas para las Drogas y el Crimen (ONUDC) del año 2010, no queda ninguna duda de que Venezuela se ha convertido en uno de los países con mayor tráfico de drogas en el mundo. Todo lo cual debe significar una profunda reflexión para toda la sociedad, y especialmente para el liderazgo político democrático. Es también muy evidente que esta situación se ha agravado en los últimos años, lo cual deja muy mal paradas las políticas públicas implementadas.

No es casual que la Oficina de Naciones Unidas se encargue al mismo tiempo de las drogas y el crimen. El auge del tráfico y consumo de drogas tiene su correlato en el aumento de la criminalidad. De manera que los efectos son amplios, masivos, generando desde las muertes relacionadas con la violencia hasta el deterioro institucional que acompaña al crimen organizado. Venezuela vive en consecuencia un serio problema de Estado. No se puede catalogar de otra forma.

El informe destaca que los efectos de las políticas de control de drogas, asociadas con el Plan Colombia, han ocasionado una migración de los núcleos de narcotráfico a países vecinos, especialmente Venezuela y Ecuador. Se señala también que entre 2006 y 2008, el 51% de los envíos de cocaína por vía marítima a Europa provinieron de Venezuela. En el caso de Colombia alcanzó al 5%.

Todo lo cual fundamenta la aseveración de que Venezuela ha emergido como un prominente sitio de trasbordo de cocaína. En el caso de cocaína que se transporta a los Estados Unidos, el informe señala que se origina en aeropuertos en territorio venezolano colindante con Colombia, y se allí viaja a República Dominicana, Honduras y otros países de Centro América y el Caribe, así como a países de África Occidental. En el caso de Francia, el 21% de la cocaína decomisada proviene de Venezuela. Para agravar más las cosas, se señala que ha aumentado el cultivo ilegal del opio, así como el procesamiento de cocaína en territorio nacional. Según el informe, existen en el país 10 laboratorios de cocaína.

No es de extrañar, como se señala, que haya aumentado el consumo de drogas en el país, así como la violencia criminal. Argumenta el informe que esto último se debe a la participación de grupos ilegales de Colombia en el comercio de cocaína, así como a la existencia de factores de riesgo como el Frente Bolivariano de Liberación y la existencia de milicias armadas, asociadas al auge del crimen organizado en otros países.

Todo lo anterior ha debido sobrar para abrir una investigación de marca mayor en la Asamblea Nacional. El país requiere una explicación de toda la cadena de responsables en la prevención y control del narcotráfico en el país. Esperemos que a partir del 5 de enero este tema sea de especial consideración de los nuevos parlamentarios. Es un asunto de Estado.

Politemas, Tal Cual, 1 de diciembre de 2010

Giordani persigue el azar

No se puede negar que el ministro Giordani tiene ideas persistentes. El anuncio de las cifras de la economía en el tercer trimestre del año, fue otra oportunidad para que nos ofreciera su análisis acostumbrado. Dijo el ministro que “ya estamos casi a nivel de cero”. Así, imperturbable, directo, a los ojos. Como si le hubiera dado un hit a Félix Hernández. Esa es toda la ambición que tiene el Ministro de Planificación y Finanzas de un país de 29 millones de habitantes, con la peor crisis económica en casi una década. La expectativa del Zar de la “economía” es crecer 0%.

Para cualquier ciudadano es evidente que crecer a la “astronómica” cifra de 0% es un monumental problema. Si la población crece al 2%, por ponerlo bajo, eso significa que somos más y no crecemos. Entonces, ¿cómo se hace para generar los bienes y servicios para los que están llegando? ¿Y cómo se hace para que a los que ya están acá no se les siga deteriorando la vida? Eso lo debe saber el encargado de la economía. Es lo que se supone, pero no es así.

Ya son varios los trimestres de decrecimiento de la economía. Hay que recordar que el año pasado se contrajo la actividad económica en 3,3%. También hay que recordar que el 5 de septiembre Giordani había dicho “no hay duda de que la economía se va a recuperar en el tercer o cuarto trimestre”. Vale decir, casi aseguró que en algún momento esto crece, no puede ser que se quede estancada. Basta con la voluntad de hacerlo. Punto. Y porque si se dice desde el gobierno, “todo entra en su cauce”.

Días más tarde arremetió contra el Fondo Monetario. No le gustó el pronóstico de que la economía venezolana sería la única de la región que no crecería. Pero el ministro no indicó cuál es la lógica a través de la cual una economía que espanta las inversiones, y que quiere poner todo en manos del Estado, genera alto crecimiento con estabilidad. Para el ministro basta que la “revolución” lo indique para que se rindan los mercados y se produzca riqueza y bienestar para todos.

Y es aquí que llegó el informe del tercer trimestre y nada que llega la ansiada cifra. Ese “cero” que desesperadamente busca Giordani. Para que se le quite el signo negativo al crecimiento. Y entonces pueda difundir a los cuatro vientos que estamos “escribiendo un nuevo capítulo en la teoría económica”. Crecemos a cero, a partir de ahora todo irá muy bien. Caerá la inflación sin que haya producción, se producirán nuevos empleos sin inversiones y sin derechos de propiedad, se reducirá el déficit del sector público sin que haya nuevos ingresos por concepto de nuevas empresas.

En el mundo de los responsables económicos del actual gobierno, la realidad está equivocada. Sólo hace falta esperar el próximo informe del BCV para que vuelvan a decir que el crecimiento vendrá en el próximo trimestre. En alguna parte el azar no les puede fallar.

Politemas, Tal Cual,  24 de noviembre de 2010

Sordera en el Alto Gobierno

No hay peor sordo que el que no quiere oír. Verdad como un templo. Todo el que se haya percatado del mensaje enviado en las elecciones del 26 de septiembre, debe reconocer que fue una señal clara, nítida. Después de doce años de “revolución bonita”, los efectos devastadores que ha tenido en la vida concreta de los venezolanos no dejan dudas. El rumbo planteado por el actual gobierno no es compartido por las dos terceras partes de la población. Hasta el punto que la mayoría fue a las urnas para expresar su rechazo. Pero más que ello, para dejar en evidencia que ya ha optado por una alternativa democrática que promueva la democracia y el bienestar.

La resonancia de ese mensaje no ha sido aceptada por el Alto Gobierno. En su empeño por desmeritar las demandas de modificación de rumbo, el gobierno ha arreciado su curso. Las recientes “expropiaciones” no son más que expresiones de la utilización del poder para presionar, amedrentar, y aumentar el tamaño del Estado en perjuicio de las condiciones de vida de la población. La estrategia que predomina es la creencia de que el uso sistemático de estos mecanismos de presión, terminará minando la paciencia de las fuerzas democráticas. Que tal insistencia contribuirá a fragmentar la alianza alternativa, y que cualquier exceso podría manifestarse en actos ajenos a las prácticas institucionales.

Para el gobierno dos años es un período largo. En el cual, con la debida combinación de eventos externos (de allí la insistencia en el precio del barril a 100 dólares), y la provocación deliberada de los adversarios, podría concretarse la recuperación del fervor popular y de allí disputar la reelección del 2012. Allí radica la sordera del Alto Gobierno. En no percatarse que su tiempo pasó. Que la indulgencia concedida a lo largo de estos doce años ha llegado a su fin. Que se expresa en multitud de protestas todos los días en todos los rincones de Venezuela. Y que antes que ponderarlas, conocerlas, el gobierno arremete contra ellas. Nada más su conducta con respecto a la protesta de la semana pasada en el Metro ilustra el punto.

También pretende desconocer el gobierno que a la par de las protestas, un sentimiento se extiende por el país. La certeza de que se está gestando una nueva etapa de transformaciones, que a través de la articulación y el esfuerzo unitario se crearán nuevas oportunidades de progreso. Y que todo ello conducirá a la sustitución del actual gobierno a través del voto de los venezolanos. Existe la constatación de que para la mayoría de los ciudadanos esa nueva etapa está mucho más extendida de lo que el actual gobierno puede imaginar. De allí que los jerarcas cada día oyen menos, se alejan más de las calles, utilizan más la represión para acallar. Quieren convertir en silencio lo que es ya un clamor atronador. No podrán.

Politemas, Tal Cual, 17 de noviembre de 2010

Milagro del "Creador"

Al Presidente del Banco Central de Venezuela no le quedó otra. De todas las opciones de política económica acudió a la más “factible”. A la que puede “controlar” con más posibilidades. Ante la pregunta sobre las alternativas para reducir la inflación, Nelson Merentes se miró a si mismo, a la institución de la cual es Presidente, luego volteó hacia el gobierno, a toda la burocracia que lo acompaña en la ejecución de la “política económica”, dudó un milisegundo, y finalmente lo dijo: “Hay que llamar al Creador”. La inflación en Venezuela está en manos divinas. Así de simple.

Tal apelación a lo sobrenatural es el reconocimiento de que el liderazgo que administra la economía venezolana no tiene las competencias para resolver lo que ha dejado de ser un problema en casi todo el mundo. Ningún país de América tiene una tasa de inflación más alta que Venezuela. En ninguno de ellos, que se sepa, han nombrado ministros de finanzas entre la corte celestial, o presidentes de los bancos centrales entre los ángeles o arcángeles. Tampoco los buscan en alguna secta especial, ni les preguntan por la religión que profesan.

En todos los países de la región han sido menos ambiciosos. Buscan a personas competentes, con experiencia en el manejo de los asuntos públicos, con un conocimiento amplio de las políticas que han hecho de la inflación prácticamente una rareza. Simplemente le piden que cumplan con lo establecido en el “librito” de las buenas prácticas económicas.

Pero ese no es el caso en la “revolución bonita”. Acá se piensa que la inflación es un mal que puede durar decenios. Que no es posible solucionar porque es una manifestación perniciosa del “capitalismo”. Y diciendo eso no se cae en cuenta que la gran mayoría de los países que han eliminado la inflación son capitalistas, en los cuales las “fuerzas del mercado” se la han arreglado para generar la estabilidad de precios y permitir que las familias no tengan que pasar las penalidades de tener una inflación de 30%, por decir lo menos. Hasta podría decirse que para los jerarcas del actual gobierno, la inflación es casi inevitable. No se puede enfrentar. Hay que llamar al Creador.

Buena práctica sería que el Presidente del Banco Central revise el artículo 318 de la Constitución. Allí se señala que las competencias monetarias serán ejercidas de “manera exclusiva y obligatoria” por el BCV. Más adelante se señala que el objetivo fundamental del BCV es lograr la estabilidad de precios y preservar el valor interno y externo de la unidad monetaria. Y no es ocioso repetir que el BCV debe formular y ejecutar la política monetaria, participar en el diseño y ejecución de la política cambiaria, regular la moneda, el crédito y las tasas de interés. Para frustración de Merentes no se habla de las responsabilidades del “Creador” en esta materia.

Politemas, Tal Cual, 10 de noviembre de 2010

Gobierno pierde energía

Se le nota en la cara al Presidente. Las palabras suenan cada vez más vacías, no convencen, los acólitos cada vez creen menos lo que dice. Es evidente que el gobierno pierde energía, es una “revolución” en fase de descompensación. Hasta acá nada nuevo.

Lo que si se tenía bastante escondido el gobierno es su baja eficiencia en el manejo de la energía eléctrica. Hasta ahora toda la propaganda oficial ha estado dirigida a desviar la atención de los verdaderos problemas del sector. Que si el Niño y sus efectos en el nivel de Guri. Luego las especulaciones sobre la construcción de plantas termoeléctricas.

La verdad es que los cortes de electricidad son muy frecuentes en todo el país. Hay estados en los cuales superan las seis horas y se presentan varias veces cada semana. La pérdida de equipos y el malestar de la población son inmensos. El gobierno trata de justificar lo injustificable. La caída de las inversiones y el desplome de todo el aparato institucional del sector eléctrico, entre otros factores, apuntan a que las causas de estos sinsabores tienen que ver con una monumental incompetencia. Agravada con el paso del tiempo. Podríamos decir que la desprofesionalización del sector es cada día más evidente y preocupante. El panorama descrito hasta ahora deja muy claro la naturaleza y profundidad de la crisis eléctrica.

Pero lo que es menos conocido es que este gobierno no sólo es incapaz de producir electricidad para todos los venezolanos. También es responsable de que la energía que se genera no llegue en su totalidad. Los servicios eléctricos tienen entre sus objetivos reducir las llamadas pérdidas por distribución. Las razones son obvias. En la medida que la mayor cantidad de electricidad llegue a sus destinatarios, en esa medida se reducen los costos, y se reducen los efectos ambientales. Los sistemas de electricidad tienden a llevar esas pérdidas al menor valor. Los países desarrollados han logrado éxitos en esta tarea, pero siempre persiste un porcentaje de pérdidas. En Inglaterra y Estados Unidos las pérdidas por distribución están alrededor del 7% de la energía producida. En el caso de Chile encontramos 8,4% de pérdidas, notable cuando se compara con otros países desarrollados. En Costa Rica es un poco mayor: 10%. Brasil, Argentina y México tienen alrededor de 16% de estas pérdidas.

Y es acá cuando la “revolución bonita” se la “come”. La electricidad perdida por causas de distribución alcanza el 27%. Quizás una de las más altas del mundo. De cada 100 kWh de electricidad, se pierden casi 30. Esto significa que las familias se ven expuestas con mayor rigor a los racionamientos y los cortes. Es un sistema eléctrico que desperdicia electricidad cuando más la necesita. Es otro nombre de la más absoluta incompetencia en el manejo de los servicios públicos que conozca la República.

Politemas, Tal Cual, 3 de noviembre de 2010

Tapando votos con "leyes"

Es así. La historia lo demuestra. Llegado un momento los gobiernos en decadencia dejan de prestarle la atención a la realidad. Construyen su propia manera de ver las cosas. Y se meten allí, se quedan allí. El actual gobierno no podía actuar de otra manera.

Desde el 26 de septiembre el gobierno viene resintiendo de la magnitud de la derrota. Tratando de buscarle la vuelta. De esconderla. Pero la derrota sigue ahí. Para la mayoría de los venezolanos este gobierno dejó de ser la alternativa. Y lo peor: para muchos de los que lo apoyan, también. Estos tres meses el gobierno ha intentado reinventarse, tratar de ver las posibilidades de que pueda salir victorioso en 2012. Todos los escenarios le resultan cuesta arriba. Ya el viento ha cambiado de dirección. Está en la parte final del tango.

Asumir todo lo anterior con entereza no es una opción para el gobierno. Ha trabajado mucho para que ahora se resigne a los nuevos tiempos. El gobierno, especialmente cuando se siente que expresa una “revolución”, no puede sino seguir hacia delante. El precipicio es su destino.

De manera que las conductas de estas semanas, especialmente la aprobación de “leyes” que a todas luces violan disposiciones constitucionales, no han sido nada sorprendentes. Estaba cantado que el gobierno optaría por la vía radical. Tratar de alcanzar la mayor cantidad de “objetivos” antes de que finalice el lapso de vigencia de la actual Asamblea Nacional. Y en eso se apareció la “emergencia”. Un poco de análisis en la Sala Situacional les dio la solución: convirtamos la “situación de las lluvias” en el eje de la nueva estrategia. Cada día una cadena con el Presidente entregando bonos a los damnificados, luego un paseo a la sala del Consejo de Ministros para animar a los muchachos, más tarde una visita al comando militar en el cual la “revolución” se concreta y profundiza, donde es de verdad. El hombre de la “risa fácil” será el encargado de convertir este “reality show” en la gran política. Más claro no canta un gallo.

Hay un “pequeño detalle” que la majestuosa “revolución” no toma en cuenta, o no quiere tomar. El 5 de enero se instala una nueva Asamblea Nacional. En menos de 20 días. Las consecuencias de tal hecho son amplias. Aunque el gobierno quiera minimizarlo, allí estará un liderazgo unitario que expresará las nuevas alternativas. Será más notoria la pobreza de argumentos con los que el gobierno pretende enfrentar la grave situación social, económica e institucional que vive el país. Independientemente de los excesos y atropellos a la propia Constitución, que se realizarán en los días finales del año, habrá 5 de enero. Es decir, se abrirá un mar de posibilidades para enfrentar la vocación totalitaria del actual gobierno, en los espacios y opciones que establece el marco constitucional. En cuestión de pocos días.

Politemas, Tal Cual, 15 de diciembre de 2010

viernes, 11 de noviembre de 2011

Innovación en puertas

El país está a pocos pasos de una profunda transformación política. Más que la sustitución democrática del gobierno actual, se trata de la irrupción en la vida política del país de innovaciones sustantivas de actores, liderazgos, partidos, programas, prácticas. Esas innovaciones tienen en común la posibilidad de inaugurar una etapa de bienestar, con la incorporación de millones de venezolanos que se encuentran ahora decepcionados y rezagados en su progreso personal y familiar.

El actual gobierno, con sus monumentales fracasos e incompetencias, ha sido una vitrina del tipo de propuestas que no satisfacen a los venezolanos. Luego de trece años se siente con mucha fuerza la frustración y el cansancio. Las promesas incumplidas y las opciones atrasadas no pueden contener más las opciones de innovación que se abren a los venezolanos.

La Unidad Nacional ha sido un factor de gran influencia para condicionar esta transformación. Porque la Unidad, antes que unanimidad, ha significado la posibilidad de disentir, de matizar pareceres, de encontrar nuevas posibilidades. La Unidad ha sido el caldo de cultivo para explorar el alcance, viabilidad y velocidad de los cambios por venir. En el ejercicio de la coincidencia y del disenso se ha podido apreciar también los riesgos que esta transformación supone, especialmente porque todo lo que es novedoso y desconocido siempre exige una mayor dosis de paciencia y moderación.

También influye, por supuesto, las ansias de renovación en una sociedad dinámica como la venezolana. El liderazgo del actual gobierno luce cansado, sin ideas, repetidor, alejado de la emoción de nuevos horizontes. Contrapuesto a este escenario de atraso, existe una amplia legión de líderes políticos y sociales nacidos mucho después de 1958. Han podido apreciar las virtudes y limitaciones del proceso democrático de las últimas cinco décadas. Por razones generacionales están mucho más cerca de interpretar a los venezolanos más jóvenes, inmersos en las grandes encrucijadas que hoy ofrece el país.

Tales liderazgos no llegan por una simple sustitución generacional. Han desempeñado con éxito responsabilidades en la gestión pública y social, en la organizaciones de grupos y partidos, en la lucha ciudadana. Llegan con la experiencia de haber aprovechado nuestra herencia democrática, en tiempos de autoritarismo, pero con la gran convicción de que los cambios se realizan de manera directa, sin evasiones.

De manera que el tránsito del año 2012 es el que conducirá, a través de la decisión libre y soberana de los venezolanos, al inicio de una masiva innovación política. Que debe hacerse valorando el pasado y las enseñanzas que deja, así como integrando a todos los venezolanos. El país vive tiempos de innovación. Trabajemos para que sea sostenible, duradera y beneficiosa para todos.

Politemas, Tal Cual, 9 de noviembre de 2011

Se firma pero no se cumple

A pocos días de conocerse que tres personas murieron en una de las sedes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC), en condiciones absolutamente inaceptables en una sociedad democrática respetuosa de los derechos humanos, se reúne en El Salvador la Asamblea General de la OEA. El tema seleccionado es el problema público más importante en muchos países de la región: el auge incontrolado de la violencia, y su efecto en la vida y bienes de millones de habitantes.

La declaración de la OEA expresa las posiciones de los gobiernos de los países signatarios. En primer lugar, se establece que la lucha contra la violencia es una prioridad en la atención de los gobiernos. Y que esa prioridad debe llevarse a la práctica en el marco de la democracia y en el pleno ejercicio de la vigencia de los derechos humanos.  También acuerdan los gobiernos que la lucha contra la violencia, a través de políticas de seguridad pública, debe dirigirse a las causas. Es decir, no basta atender los efectos, hay que ir al fondo de la generación del problema.

En la lucha contra la inseguridad, ratifican los gobiernos, es fundamental centrar la atención en los individuos.  Esto es, promover comunidades más seguras, sostenibles y coherentes. Para que la atención a las familias y las personas sea directa, efectiva, garantizando la reducción de los riesgos para sus vidas y sus bienes.  También la declaración ratifica que estas políticas requieren la participación de múltiples actores: los individuos organizados, los gobiernos de todos los niveles, la sociedad civil, los medios de comunicación, las universidades, el sector privado. O participamos todos, o sufrimos todos las consecuencias.

También indica la declaración que se debe fortalecer al Estado para que cuente con políticas públicas de largo plazo, que atiendan las condiciones de los grupos de mayor riesgo. Debe ser un Estado capaz de garantizar derechos, a través de los múltiples canales institucionales que requiere un problema de esta complejidad. Y dentro de ello debe tener especial importancia la prevención, rehabilitación y reinserción social, de manera que la atención del problema sea lo más integral posible. Al mismo tiempo se señala que las políticas públicas educativas deben promover la cultura que permita la eliminación de la violencia en las familias.

Para alcanzar lo anterior se requieren políticas que promuevan el acceso universal a la justicia, y a toda la protección de un sistema penal efectivo y confiable. La declaración lo deja bien establecido, así como la promoción de sistemas penitenciarios basados en el respeto a la persona humana y a los derechos humanos.

La declaración señala todas las acciones que se deben ejecutar en los países para que se reduzca la violencia, la inseguridad y la delincuencia. Cada una de ellas indica una amplia área de tareas que deben realizarse. La responsabilidad de los gobiernos es fundamental. Muchas de estas acciones requieren compromisos de gran aliento, sostenibles, efectivos.

El auge de la violencia en Venezuela, expresado en el aumento de las tasas de homicidios, y otros delitos contra personas y bienes, deja muy claro que las recomendaciones de la OEA no son la guía de las políticas en el área en nuestro país. Sin embargo, el gobierno la firmará. Evidencia muy clara de que una cosa es lo que se firma y otra lo que se cumple.

Columna de Acuerdo Social, Últimas Noticias, 12 de junio de 2011

Entre los peores de la Región

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en América Latina al menos 230 millones de personas no están protegidas por ningún tipo de seguro de salud. Tal fue el tema de la participación oficial de la OPS en el I Congreso Latinoamericano de Salud celebrado hace pocas semanas en Bolivia. Según la  nota de prensa, este Congreso contó con la participación de organizaciones no gubernamentales de catorce países. También se señala que las autoridades de los gobiernos habían ofrecido asistir, pero ninguna delegación se presentó finalmente.

El poco interés de los gobiernos para asistir a este encuentro, cuyo punto central era identificar vías para alcanzar una mayor cobertura y equidad en el sistema de salud, es muy preocupante, especialmente porque la ponencia oficial de la OPS señala también que América Latina es la región más inequitativa del mundo en un aspecto tan importante.

No puede haber cobertura universal de la salud sin la participación financiera del sector público. El mercado de la salud es muy imperfecto. Los usuarios de los servicios están en una posición desventajosa porque poseen muy poca información de las opciones y de los tratamientos. Además, la organización del sistema implica la participación de múltiples instituciones, muchas veces con intereses contrapuestos.

Para que todo ello pueda subsanarse,  se debe contar con la participación del Estado, especialmente a través del gasto público. La garantía de financiamiento, proveniente de fuentes públicas, permite que muchos de los ciudadanos, especialmente aquellos de los sectores con menos recursos, puedan contar con el acceso regular a servicios de salud. En todos los países desarrollados con cobertura universal de salud, el gasto público es superior al gasto privado. Es verdad que no es la única condición, pero es evidente que no puede haber cobertura universal sin un rol preponderante para el financiamiento público.

De manera que examinar el porcentaje de la población que no cuenta con seguros de salud es probablemente uno de los mejores indicadores que reflejan el grado de equidad del sistema de salud. De acuerdo con las cifras de OPS, el 46% de la población de América Latina no tiene seguro de  salud. En el caso de Venezuela, por diversos estudios, e incluso con fuentes oficiales de la III Encuesta Nacional de Presupuestos Familiares, este porcentaje oscila entre 70 y 80% según las fuentes. Esta diferencia es dramática. Eso significa que un altísimo porcentaje de la población no tiene posibilidad ni siquiera de entrar al sistema de salud. Tal porcentaje nos coloca entre los países de la Región en los cuales la cobertura, establecida como la incorporación real a los beneficios de salud, está entre las más bajas. Si a ello sumamos que apenas 42% de todo el gasto proviene de fuentes públicas,  quedan muy evidentes las grandes restricciones para la cobertura salud que tenemos en Venezuela.

En la práctica, la situación de aquellos que no cuentan con seguro de salud, se hace más vulnerable. No existen instituciones en las cuales puedan exigir ese derecho. De manera que la cobertura se convierte en un evento aleatorio, que sólo es accesible a una minoría de los ciudadanos. Es por ello que el aumento de la cobertura real de los servicios de salud se ha convertido en una meta inaccesible para los venezolanos.

Columna de Acuerdo Social, Últimas Noticias, 10 de abril de 2011

Doce años sin hablar de empleos

Entre 1999 y 2011, el presidente Chávez ha dirigido el gobierno más largo en la historia republicana, después del presidido por el general Juan Vicente Gómez. Tiempo suficiente para evaluar si las líneas del progreso del país están bien encaminadas. Para identificar si estamos transitando las opciones que nos llevan a construir una democracia moderna, capaz de garantizar progreso y bienestar para todos los venezolanos.

Una somera mirada a las perspectivas del país en estos días no resulta halagadora. La aprobación de las leyes a finales del año pasado, a través de un proceso atropellado, distante de la consulta y la participación republicana, dejan signos evidentes de que nuestra democracia no goza de buena salud. A las fallas de no contar con un equilibrio de poderes, con el respeto estricto a los derechos humanos, con un sistema electoral equitativo, se suma ahora la construcción de instituciones (dentro de ellas, por ejemplo, las derivadas del Poder Comunal) que vulneran lo establecido en la Constitución de 1999.

También es cuesta arriba el panorama social y económico del país. Entramos al tercer año de una economía en recesión, con toda la afectación en la calidad del bienestar que ello implica, y con la ausencia de una política de crecimiento sostenible, promotora de la inversión. Sumemos a ello las dificultades en el ámbito social, con la caída en la cobertura de las Misiones, con falta de discusión sobre su calidad, con fallas evidentes en la prestación de servicios públicos, y con un clima de inseguridad que trastoca en todo sentido el quehacer de los venezolanos.

Si se pudiera identificar un aspecto sobre el cual pudiéramos centrar las bases de un acuerdo posible para enrumbar las cosas, es evidente que la calidad del empleo sería un buen candidato. Crear empleo exige que estén dadas las condiciones para emprender, sea en forma de empresas, o en forma de grupos especializados. Se requiere respeto a la propiedad y a las inversiones, pensar en horizontes largos, atender al ámbito nacional e internacional. Pero también presupone preocuparse por la protección del empleo y de los beneficios que se derivan. Es decir, lo que decidamos hacer con el empleo es una buena muestra de si somos capaces de crear un ambiente propicio para el progreso sostenible.

 Lamentablemente, el tema de la creación del empleo ha estado ausente en los doce años últimos años en el gobierno de Venezuela. En el discurso de toma de posesión del actual Presidente, en 1999, no se encuentra ninguna mención a la creación de empleos. Mucho menos de empleos de calidad. Tampoco se menciona la creación de puestos de trabajo. Sólo existe mención a “buscar empleo”. Los gobiernos, todo lo contrario, deberían promover la creación del empleo.

Se pudiera esperar que este período de doce años ha sido suficiente para que la importancia de la creación de empleos haya llegado a la élite gobernante. No ha sido así. En su último discurso de informe anual, el pasado 15 de enero, el Presidente tampoco mencionó ni una vez la palabra “empleos”, ni “puestos de trabajo”. Las veces que se refirió al “empleo” (9 en total), así, en singular, fue para caracterizarlo, para hablar de él. No para decirnos cuántos empleos se han creado en el país en su administración.

No podemos aspirar al desarrollo sin que definamos una estrategia donde el empleo sea fundamental. En este momento, al igual que en los últimos doce años, marchamos en la dirección contraria a la creación de empleos de calidad.

Columna de Acuerdo Social, Últimas Noticias, 6 de febrero de 2011

Presidente reprobado

El día sábado ha debido ser muy duro para el Presidente. Tener que asistir a un parlamento plural, aunque inequitativo, a rendir, según lo establecen las normas constitucionales, el informe de su gestión en el año anterior.

Por los resultados ya sabemos que el Presidente se preparó bastante mal para este examen. En primer lugar, porque no se puede maquillar con palabras las gigantescas fallas de su gestión. Son doce años de incompetencia muy evidentes. En segundo lugar, porque trató de evadir las preguntas que la sociedad se hace de manera incesante. Las reales preocupaciones de la gente: la inseguridad, la recesión económica, la creación de empleo, la protección social, los derechos políticos.

El Presidente habló siete horas. La transcripción oficial del texto del mensaje requirió 146 páginas tamaño carta, casi 50.000 palabras. Un sencillo examen de la atención que le prestó a los problemas de los venezolanos, demuestra que están muy distantes del lenguaje y de la ocupación presidencial.

La palabra “inseguridad” apareció cuatro veces en el mensaje. En una de ellas para señalar que no se sentía responsable de ese problema. Que la responsabilidad era de todos. Desconociendo las obligaciones que le exigen la Constitución y las leyes para preservar la vida y bienes de los ciudadanos. Todas las cientos de miles de muertes ocurridas en estos doce años están relacionadas con la incompetencia del Presidente en el manejo de la seguridad pública. La carencia de políticas efectivas han traído esas consecuencias. Hoy quiere evadirlas, escurrir el bulto en una supuesta responsabilidad colectiva.

La “recesión” nunca apareció en el discurso. Entrando al tercer año de una economía en crisis, sabida por todos, es inaceptable que ni siquiera la mencione. Mucho peor es que el Presidente no utilizó ni una sola vez en su largo mensaje las palabras “empleos”, ni “trabajos”, ni “puestos de trabajo”. No existe ninguna mención del número de empleos creados. Tampoco se menciona ni una sola vez la palabra “productividad”. Para el Presidente, la riqueza (mencionada sólo cuatro veces) siempre aparece vinculada al petróleo. Muy llamativo es que la palabra “Misiones” no fue mencionada por el Presidente ni una sola vez. Al igual que el término “derechos políticos”. Obvio, el Presidente no puede decir que los derechos políticos están en plena vigencia en Venezuela.

Las palabras han retratado al Presidente. Ante la inseguridad no asume responsabilidad. No le preocupa la situación económica. No tiene la creación de empleos entre sus objetivos. Tampoco la protección social, ni la cultura, ni los derechos políticos. La gestión del presidente Chávez es un monumental fracaso. No queda otra cosa que reprobarlo y continuar trabajando para sustituirlo en 2012 con el voto de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 19 de enero de 2011

viernes, 4 de noviembre de 2011

La peor salud

El actual gobierno no se caracteriza por garantizar la calidad de sus políticas. A todo lo largo de estos trece años ha sido patente el menosprecio por el conocimiento, por la búsqueda de los especialistas, por invitar a los mejores talentos. Las consecuencias están allí, en la incompetencia abismal que ha generado tantos retrocesos y dificultades para el bienestar de los venezolanos. Ya eso es grave e inaceptable.

Lo que supera tal circunstancia es que por las acciones y omisiones del actual gobierno, se coloque la salud de los venezolanos en peligro. Y especialmente la salud de aquellos venezolanos que deben acudir a nuestros centros públicos porque no tienen la posibilidad de seleccionar otra alternativa.

La mayoría de la atención de la salud se dispensa en instituciones públicas. Los médicos que trabajan en esos servicios han estudiado seis años en nuestras escuelas de medicina. Luego han trabajado al menos dos años en centros ambulatorios y hospitales, y cursado estudios de postgrado de tres años de duración. Muchos de ellos tienen más de un postgrado. Al menos 11 años de formación. Realizada a través de la atención a pacientes, con la supervisión de profesores y residentes, de guardias regulares, con registro de las actividades en cada etapa. No en balde los profesionales egresados de nuestras escuelas de medicina (todas ellas públicas) son admitidos en postgrados en el exterior. Y en los últimos años son altamente atractivos para muchos países.

Esos médicos se formaron en hospitales y universidades públicos. Y es aquí entonces que el actual gobierno, poseído de la dosis más alta de irresponsabilidad y mediocridad, procede a vulnerar todos los criterios de calidad en la formación de recursos humanos, para implementar la carrera de Medicina Integral Comunitaria.

Luego de seis años, aprobada sólo en una universidad del país, se encuentran a punto de obtener sus títulos 8.300 estudiantes de dicha carrera. Según lo han demostrado algunas de nuestras escuelas de medicina y la propia Academia de Medicina, tales estudiantes se han “formado” a través de videos, sin supervisión por personal calificado, no han realizado guardias en servicios de emergencias, no han entrado a quirófanos, no han recibido clases en medicina tropical, entre otras carencias. Todos ellos han sido víctimas de un fraude.

Así como también será un fraude para los pacientes. Esta irresponsabilidad ha sido denunciada desde hace seis años por todo el liderazgo de la medicina venezolana. Y la respuesta ha sido la indiferencia. Los gobernantes de turno han antepuesto sus preferencias ideológicas, su obediencia ciega e irreflexiva, a la atención de calidad. Con su negligencia e improvisación han debilitado nuestra formación de recursos humanos, lo peor que le puede pasar a la salud de los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 2 de noviembre de 2011

Compromiso por la Unidad Nacional

La Unidad Nacional es un compromiso. Ese es uno de los mensajes centrales que la Unidad Democrática ha presentado al país con el acto de principios de semana. Se reunieron allí los representantes de los partidos que conforman la Mesa de la Unidad, así como los gobernadores de estado que forman parte de la alianza, y aquellos que han manifestado su intención de participar como candidatos a la nominación presidencial en las elecciones primarias del 12 de febrero de 2012. Todos reunidos para demostrar que la Unidad tiene una visión compartida de lo que quiere proponer a los venezolanos. Y además, convencidos de que esa visión se llevará a la práctica con el concurso de todos los sectores reunidos en la Unidad Nacional.

En menos de tres años, la alianza congregada bajo la Mesa de la Unidad ha recorrido un trayecto creciente de madurez y profundidad. Es bueno resaltar que la Mesa de la Unidad nace con un objetivo trascendente: construir una nueva mayoría política en Venezuela. Y para ello se requería una visión estratégica, una propuesta programática, una dirección política efectiva, una organización en todos los rincones del país. En las elecciones del 26 de septiembre del año pasado, esa mayoría se expresó ya con nitidez. Millones de venezolanos vieron en la propuesta de la Unidad una real alternativa de progreso y bienestar para los venezolanos. De allí que la agenda que fue presentada en las elecciones se convirtiera en la guía del trabajo político y parlamentario.

Con tales resultados, el horizonte de la Unidad se hizo más amplio y exigente. Desde finales del año pasado se han dado nuevos pasos. En primer lugar, definir con mayor precisión los objetivos del trabajo para los años 2011 y 2012. Dentro de ellos ha surgido con especial nitidez que los alcances de la Unidad superan la coyuntura electoral del año próximo. Se trata de avanzar para que el gobierno del próximo período abra para los venezolanos una nueva etapa, con prosperidad y bienestar, y con realización de derechos políticos y civiles. Y para ello era fundamental establecer los mecanismos para seleccionar el abanderado presidencial, así como todos los candidatos para las gobernaciones y alcaldías. Otro paso importante fue ratificar que el próximo gobierno será de Unidad Nacional, el cual estará basado en Lineamientos aprobados por toda la alianza.

Es en ese proceso de avances y de nueva institucionalidad, que cobra especial valor el documento de “Compromiso e Invitación por un Gobierno de Unidad Nacional”. Allí se establecen los rasgos característicos de la Unidad, así como las grandes áreas de acción del Gobierno de Unidad Nacional, y los compromisos de respaldar al candidato unitario en la campaña electoral y en el ejercicio de la Presidencia de la República. Compromisos firmes para servir a los venezolanos.

Politemas, Tal Cual, 28 de septiembre de 2011

Gobierno de Unidad Nacional

La Mesa de la Unidad Democrática ha establecido una nueva meta. Por unanimidad se ha acordado que el próximo gobierno será de Unidad Nacional. La alternativa democrática se propone gobernar a Venezuela con la más amplia coincidencia con las aspiraciones del país. Los venezolanos quieren concordia, sosiego, acercamiento, para lograr una etapa de progreso y bienestar para todos.

El gobierno de Unidad Nacional es una propuesta que nace del consenso, del intercambio entre aliados con visiones diferentes, pero convencidos de anteponer lo fundamental a cualquier consideración particular. Lo prioritario es el camino unitario. A dos años de su anuncio al país, la Mesa de la Unidad ha logrado establecer una alianza con objetivos precisos, basados en el diálogo democrático, con aspiraciones de servir a los venezolanos.

El gobierno de Unidad Nacional será de seis años. Sucederá a una administración de catorce años, la más larga desde el gobierno del Juan Vicente Gómez. Esta administración se ha caracterizado por el autoritarismo y la incompetencia. Los problemas centrales de los venezolanos se han agravado y las bases de la democracia se han deteriorado.

En ese contexto, el gobierno de Unidad Nacional deberá ser un espacio de encuentro, para promover un clima de amplitud y respeto entre todos los sectores de la sociedad. Tal aspiración le corresponde impulsarla a los partidos políticos, pero debe ir más allá. Se trata de incluir a todos los sectores del país, con sus diferencias, pero también con sus rasgos comunes.

En el próximo gobierno la Unidad Democrática tiene grandes retos. Al menos cinco grandes tareas deberán enfrentarse. La primera es fortalecer la institucionalidad democrática, tan venida a menos en el actual gobierno. En el respeto a las instituciones señaladas en la Constitución de 1999 están muchas de esas pistas. También se deberán acometer las iniciativas para contar con mejores gobiernos, no sólo en el ámbito nacional, sino también en los estados y municipios. Promover una sociedad productiva será el tercer gran objetivo. Esto es, impulsar políticas orientadas a convertir al empleo de calidad en el centro de la agenda pública. Al mismo tiempo, se deberá colocar a Venezuela en una perspectiva abierta y de cooperación con todos los países del mundo. Todo lo anterior deberá servir de marco para el diseño y ejecución de políticas que mejoren sustancialmente la calidad de vida de toda la población.

El gobierno de Unidad Nacional es un compromiso de la Mesa de Unidad Democrática. Para lograrlo se sigue una estrategia, se trabaja coordinadamente, y se convoca a los mejores. Las condiciones están dadas para convertir en realidad las demandas de los venezolanos por vivir y progresar en paz. De eso se trata la Unidad Nacional.

Politemas, Tal Cual, 3 de agosto de 2011

Traicionados por la ideología

El gobierno le tiene ganas. Desde el inicio de esta gestión, se ha obstaculizado sistemáticamente al sector privado de la salud. Es una lógica que muchas veces que se ha impulsado desde las altas esferas del gobierno. El propio Presidente la repite incesantemente.

El razonamiento es tan sencillo como ideológico. Se parte de la siguiente base: la salud es un servicio que sólo puede prestar el sector público. Aquellos que trabajan en el sector privado de la salud lo hacen porque son unos desalmados, que se aprovechan de las necesidades de las personas, y cobran por ello. Todo lo cual luce inaceptable para los altos jerarcas del gobierno.

Tal sistema de salud sólo existe en las concepciones atrasadas de los actuales gobernantes. En todas las democracias modernas existen las regulaciones y espacios para aceptar y promover la prestación de servicios de salud por instituciones privadas. El hecho de que la mayoría del financiamiento de la salud provenga de fuentes públicas, no excluye en modo alguno la participación privada. En algunos casos, tales modalidades privadas son complementarias del sector público y permiten un adecuado intercambio de recursos humanos, tecnología, recursos en general.

Al arremeter contra el sector privado, el actual gobierno partió de una premisa falsa. Se pensó que la gran mayoría de los servicios eran prestados por el sector público. Que el sector privado representaba una opción insignificante dentro del sistema de salud. De allí que se postulara: si se fortalece el sector público, a través especialmente de la Misión Barrio Adentro, el sector privado se quedará sin usuarios. Y dado que el objetivo es aniquilar todo vestigio de prestación privada, se asumió que tal estrategia conduciría a ese resultado.

No tomaron en cuenta los “estrategas” que las limitaciones de cobertura de los servicios públicos, sumado a la ausencia de una política de financiamiento equitativa, así como el impulso que han recibido las pólizas de hospitalización, cirugía y maternidad, han contribuido con el aumento relativo de la participación privada en el total de servicios. Casi el 35% de la utilización de servicios de salud está en manos del sector privado. Lo cual corresponde a más de 15% superior a la cobertura de seguros privados. Eso significa que muchas personas acuden a los servicios privados lo hacen con sus propios recursos, sin seguro de salud de ningún tipo.

De allí que el ataque no puede cesar. Se buscan todas las artimañas: regulaciones de precios, normativas para la estimación de costos, cumplimientos de normas inadecuadas, entre otras. Al final el resultado es el mismo: perseguir al sector privado y afectar las posibilidades de servicios de los venezolanos. Una estrategia tan fracasada como la actual gestión de la salud.

Politemas, Tal Cual, 27 de julio de 2011

Constitución a la intemperie

En 1998 muchos venezolanos votaron por el actual gobierno porque aceptaron la propuesta de una nueva Constitución. Se hizo ver que todos nuestros males derivaban del anacronismo de la Constitución de 1961. Poco se reparó que tal texto constitucional ha sido el de mayor vigencia en nuestra historia republicana. Durante el período de esa constitución, el país se consolidó como democracia y permitió el ejercicio del poder dentro del respeto a las formas y principios del estado de Derecho. Hay que resaltar que no todo fue perfecto. Que muchas de las disposiciones de la Constitución de 1961 (nada más citar la reelección a los diez años), no eran consistentes con las demandas de mayor democracia.

El actual presidente aprovechó la coyuntura. Convirtió a la Constitución de 1961 en el enemigo a vencer. Y con ella a todo el andamiaje del maltrecho orden político de la época. En su toma de posesión marcó la pauta. La llamó “moribunda”. Y allí la sentenció. Con la complacencia de los poderes de la época, se aprobó la posibilidad de elaborar una nueva constitución. Y así fue, en diciembre de 1999 el país aprobó la actual constitución a través del referéndum respectivo. Pocos días después se aprobó la designación de los poderes públicos a través de procedimientos que no estaban en el texto recién salido de los votos de los venezolanos. La Constitución de 1999 duró poco en realidad.

A partir de esa primera arremetida contra la Constitución, el gobierno actual ha ido progresivamente cercando a democracia venezolana. Baste nombrar las violaciones a los derechos humanos, las promesas incumplidas en los beneficios sociales, la eliminación del Estado Federal descentralizado, la ausencia de cumplimiento de las disposiciones en materia de aprobación de las leyes estipuladas en la Constitución. Sistemáticamente el actual gobierno convirtió la Constitución en un enunciado de artículos sin mayor relación con la realidad. La Constitución se fue convirtiendo en un estorbo para los excesos del actual gobierno.

Y así llegamos al episodio más reciente. El Presidente acude a la Asamblea Nacional a pedir permiso para ausentarse del país por tiempo no establecido, para cumplir tratamiento médico. No se explica a la Asamblea Nacional la naturaleza exacta de la enfermedad. Lo que es evidente es que la ausencia del Presidente no es para representar al Estado y al gobierno en un foro internacional o en una gestión ante otros países. La falta temporal debe conducir a que se encargue el Vice-Presidente. Todos los mecanismos señalados en la Constitución casos quedan a un lado. El gobierno ha impuesto su parecer, aprovechando la docilidad de la representación parlamentaria oficial. La Constitución es todavía menos la norma de orden y civilidad. Es una constitución a la intemperie.

Politemas, Tal Cual, 20 de julio de 2011

La madre de las faltas temporales

El canciller Maduro lo explicó con todas sus señas. El presidente Chávez fue sometido a dos intervenciones quirúrgicas en La Habana. La primera tuvo una duración de cuatro horas. La segunda duró más de seis horas. Más de diez horas en total.

Es obvio que durante el tiempo de ambas operaciones, el presidente Chávez no estaba consciente. Dada la naturaleza de las intervenciones, ambas en la región pélvica, se requería la administración de distintos medicamentos anestésicos, junto con el monitoreo estricto de sus signos vitales. Durante ambos períodos, el Presidente no estaba en capacidad de llevar la administración del Estado. Es muy difícil imaginarse otra situación más clara en la que temporalmente el Presidente de la República no pueda ejercer sus funciones. La inconsciencia derivada de un acto quirúrgico es el grado máximo de la falta temporal.

La Constitución de 1999 establece en el artículo 234 el procedimiento a seguir cuando se produce una falta temporal. En este caso de debe suplir al Presidente, y para ello se encarga el Vice-Presidente hasta por un período de 90 días. En otras palabras, el Vice-Presidente asume el cargo de Presidente, hasta que cesa la falta temporal. En este caso, mientras el Presidente se encontraba inconsciente, producto de la anestesia, ha debido encargarse de la Presidencia el Vice-Presidente Jaua. Tan sencillo como eso, por lo demás un procedimiento habitual en el manejo del Estado.

Tal rutina no se siguió. Dentro de la concepción autoritaria del actual gobierno, el Estado es una apropiación que hace el gran líder. Es decir, el líder se coloca por encima del Estado, el cual deja de ser una entidad colectiva, para ser una dependencia del gobernante. Por lo tanto, no hay sentido de que se supla al Presidente, aún en esa condición. El Estado, dentro de esa lógica, puede ser conducido por el líder en toda circunstancia, aún anestesiado.

Toda esta secuencia de eventos demuestra en sumo grado el deterioro de la institucionalidad que se ha producido en este gobierno. Durante las diez horas que duró esta falta temporal evidente, todas las atribuciones que son inherentes al Presidente de la República quedaron suspendidas. Desde nuestras relaciones exteriores, pasando por la dirección de la Fuerza Armada, hasta la administración de la hacienda pública nacional. Sencillamente porque el Vice-Presidente no estaba formalmente a cargo para su manejo. El Estado quedó suspendido.

Luego de casi trece años de gobierno personalista y autoritario, el Estado venezolano ha quedado reducido al antojo del actual Presidente. Es muy irónico que todo ello se produzca cuando la República llega a su Bicentenario. Antes que el adecuado funcionamiento de las instituciones, el actual gobierno sólo preserva el poder. “El Estado soy yo” es la consigna del momento.

Politemas, Tal Cual, 6 de julio de 2011