sábado, 26 de enero de 2013

Las tareas imposibles de Maduro

No es para menos. Se le nota en la cara. Desde el mismo 8 de diciembre. A Nicolás Maduro le ha caído encima un peso muy grande. Cuando habla se le nota entrecortado, como si todavía no saliera de la sorpresa. Quizás se imaginó un proceso paulatino. De la Cancillería a la Vicepresidencia ya había sido un salto complicado. Estaba empezando a asimilarlo. De hecho se ocupaba más de la Cancillería, todavía el Presidente ejercía todo el mando.

Pero aquel sábado se le hundió el piso. El Presidente lo dijo muy claro, con todas sus letras. Maduro será el sucesor. De manera que pidió el voto en las eventuales elecciones. Algo ha debido crujir en la silla de Maduro. Lo primero que debió pensar es que no tenía la exacta dimensión del reto. Después de mes y medio no da muestras de que haya comprendido el tamaño de la empresa. Seguro sus asesores todavía tratan de descifrarla.

Es muy probable que Maduro lo que tiene son impresiones, pero no exacta idea de las exigencias. La primera tarea es comprender la maquinaria política que ha construido Hugo Chávez. Después de 20 años, 14 de los cuales han sido en el ejercicio de la Presidencia, es evidente que muchas de las conexiones y vínculos en el rompecabeza del llamado “proceso” son ajenas para Maduro. No ha estado allí desde el principio. Y tampoco ha estado en todos los momentos claves. Pero mucho menos ha formado parte de la gran cadena de decisiones que han llevado a conformar la estructura política del chavismo. Eso incluye los contactos nacionales y los internacionales, pero más que eso, el acceso directo a cada uno de esos actores. Una cosa es estar en una reunión oyendo, y otra cosa muy distinta es dirigir cada una de estas instancias. Todo eso es lejano a Maduro.

La segunda gran tarea es comprender, aunque sea de manera general, la envergadura del Estado en el actual gobierno. Como en pocas veces en nuestra historia, el actual Presidente ha acumulado poder, centralizando todo lo posible, reduciendo la autonomía de entes, designando a diestra, y muchas veces a siniestra, a todos los poderes públicos. Además, el crecimiento del gobierno ha sido indetenible, en el número de empresas públicas, en el aumento de la nómina pública, en la acumulación de competencias y de pasivos. Nada más tener exacta idea de las magnitudes del gobierno requiere mucho esfuerzo.

Ya estas dos tareas lucen inmensas para Maduro. Su comportamiento de las últimas semanas indica que no encuentra como asumir la conducción política. Sus declaraciones demuestran que el manejo adecuado del Estado le queda muy lejos, y por ende, está muy distante de los problemas concretos de los venezolanos. Pero la tarea que le queda más inaccesible es la falta de tiempo. Maduro no tiene tiempo para aprender, no tiene tiempo para pensar. A Maduro se le nota paralizado ante sus imposibles tareas.

Politemas, Tal Cual, 25 de enero de 2013

viernes, 18 de enero de 2013

El desenlace

En las primeras del año se ha profundizado la crisis de conducción que vive el país. Que un presidente electo con el 55% de los votos hace apenas tres meses, no haya podido tomar juramento el pasado 10 de enero ya es bastante significativo. Que ese presidente esté ahora en una condición clínica que no permite comunicarse con el país durante más de un mes es todavía más inquietante. Todo indica que la enfermedad que aqueja al Presidente tiene un progreso que probablemente le impida ejercer la conducción del Estado. Sea por incapacidad o por su desaparición fìsica.

El gobierno ha dejado claro que se prepara para la falta absoluta. Eso explica su insistencia en que sea Maduro (futuro candidato) el que esté responsabilizado del gobierno. Cualquier otra opción (Cabello) hubiera sido contradictoria con la idea de “tener listo” el reemplazo decidido por el presidente Chávez. De allí el rechazo a siquiera considerar lo que se establece en el texto constitucional. La tesis de la “continuidad del gobierno” es la que ofrece mayores posibilidades. Porque es la tesis que permite concentrar los esfuerzos y transmitir a la militancia chavista mayor claridad en el rumbo a seguir. Ya sabemos la escasa consideración que el actual gobierno presta a las formas, sera jurídicas o institucionales. Ante todo, el objetivo político, especialmente cuando el rol del gobierno de Cuba es determinante.

Todo lo cual nos lleva a una situación en la que los acontecimientos serán desencadenados por eventos biológicos, sobre los cuales el control es mínimo, sujetos a todas las complicaciones que puede sufrir un paciente con cáncer internado en una sala de terapia intensiva por casi cinco semanas. Mientras esta situación avanza, el gobierno está absolutamente paralizado. El ritmo de las decisiones públicas, especialmente aquellas afectadas por los grandes desequilibrios de la economía, está reducido a su mínima expresión. Es evidente que la ausencia del presidente reelecto refuerza la idea de que no hay nadie más que él en capacidad de decidir. Ese fue el esquema que construyó, y las consecuencias las padecemos ahora. El país es altamente dependiente de un presidente que no puede ejercer realmente el gobierno. Y de lo que digan los cubanos, por supuesto.

De tal manera que el país transita lentamente hacia la falta absoluta. La salida solo será posible cuando se fije una fecha para una consulta popular que termine con la elección de un nuevo presidente, que tenga entonces capacidad real para asumir el gobierno. Mientras tanto la incertidumbre y la parálisis será la norma. Es irónico que un gobierno que se afanó tanto por el control riguroso, termine sometido a los imponderables de la biología. Es también irónico que un gobierno que se ufanó tanto de la soberanía, haya terminado como una oficina totalmente dependiente del gobierno cubano.

Politemas, Tal Cual, 16 de enero de 2013

jueves, 3 de enero de 2013

Las crisis que nos esperan

En menos de dos semanas estaremos en 2013. En los últimos días del año, la marcha del país se ha complicado en varios frentes. Todo lo cual condiciona de entrada las situaciones que podemos vivir a partir de enero. De allí que se deba analizar el tipo de crisis que afectará la vida de los venezolanos el próximo año.

La primera crisis está relacionada con la incertidumbre en la que se ha movido el actual gobierno con respecto a la salud del Presidente. Es por ello que, apenas a dos semanas del mensaje del Presidente a la Asamblea Nacional para presentar su informe de gestión, no sabemos si efectivamente se juramentará. Con lo cual se deberían aplicar las normas constitucionales en la materia. Aún con la juramentación, la incertidumbre no queda resuelta. Ha sido el propio Presidente quien ha anunciado al país que podría activarse el proceso para suplir las faltas absolutas previstas en la Constitución. En consecuencia, en el próximo año podríamos tener una nueva convocatoria a elecciones presidenciales.

En tales condiciones es obvio que el actual gobierno enfrenta una situación bastante compleja. Por un lado resolver la secuencia de eventos que tomen en cuenta el cumplimiento constitucional referido al inicio del nuevo gobierno, así como estar atentos a la evolución de la situación de salud del Presidente. Y tratar de encontrar la combinación que maximize su continuidad. Por el lado de la Unidad Democrática, los retos contemplan examinar en detalle los resultados de las dos últimas elecciones, en las cuales no se alcanzó el triunfo por la Presidencia y se perdieron varias gobernaciones. Tal revisión debe concluir en el diseño y puesta en práctica de mecanismos que refuercen el vínculo con los amplios sectores de descontentos que tiene el país. Más temprano que tarde tales cambios deberán conducir a mejores resultados.

Paralelo a esta crisis política e institucional, evoluciona una difícil crisis económica. Los grandes desequilibrios en el manejo de las finanzas públicas están condicionando la escasez de productos, la ausencia de divisas, las tendencias devaluacionistas, y su consiguiente efecto en la caída de la actividad económica y del empleo. Sin duda, ambas crisis se potencian. En la medida que se prolongue la incertidumbre política, es más difícil encarar las alternativas en el aspecto económico. El próximo año comenzará demostrando que la alteración de las rutinas institucionales siempre trastoca la capacidad para decidir, y especialmente, para decidir a tiempo. Cada día de diferimiento en la toma decisiones no hace otra cosa que aumentar las complicaciones.

El próximo año será de pruebas. Los liderazgos del país, en cualquier ámbito, público y privado, están llamados a encontrar espacios de acuerdo y distensión. Ojalá seamos capaces de encontrar las vías.

Politemas, Tal Cual, 19 de diciembre de 2012

Educación para progresar

Henrique Capriles Radonski ha enfatizado la prioridad que otorga a la educación. Lo ha reiterado en el ejercicio de su gestión como gobernador, en la campaña de las elecciones primarias de la Unidad Democrática, y ahora como abanderado presidencial. El argumento es sencillo: garantizar el mejor nivel de educación es la puerta de entrada al progreso sostenible, al desarrollo de las competencias para tener buenos empleos, protegidos, que generen satisfacción personal y colectiva.

Lo anterior es especialmente prioritario para la educación pública. Cerca del 80% de nuestra población acude a escuelas públicas. En muchas de ellas no están las condiciones para que el proceso de aprendizaje sea adecuado, para que se cumplan las actividades educativas con regularidad y calidad. El drama de la educación pública es la demostración más evidente de un país que no puede garantizar las posibilidades a todos, y especialmente a los que menos tienen.

La gestión de Capriles Radonski es una demostración contundente de lo que puede hacerse por la buena educación de los venezolanos. A pesar de las restricciones impuestas por el gobierno nacional, la gestión en el estado Miranda ha tenido logros que son testimonios de que no puede haber fatalismo cuando hay disposición y preparación para asumir la gestión pública.

En los últimos tres años se han construido 61 escuelas en el estado Miranda. También se han reparado y ampliado 350 escuelas. Esas instalaciones constituyen el espacio donde confluyen estudiantes, maestros, profesores, para realizar el proceso educativo. Para saber si se están cumpliendo tales objetivos es fundamental analizar la calidad y los logros reales.

La medición de la calidad se convierte en un instrumento fundamental para realizar los ajustes y mantener lo positivo. La evaluación de la calidad educativa que se realiza en las escuelas públicas de Miranda indica que en la gestión de Capriles Radonski ha mejorado el rendimiento en conocimiento y habilidades en lengua y matemáticas en 10%. Tal mejora se evidencia en el 70% de las escuelas públicas del estado.

Los ingresos y ascensos de los maestros y profesores se realizan a través de concursos abiertos y transparentes. En los últimos tres años se han formado 280 directores en un programa de especialización en gestión y calidad. Todos los niños con miopía cuentan con lentes. También se ha implementado para la mejorar la comprensión lectora.

Cuando Capriles Radonski habla de mejorar la educación no lo hace como promesa. Lo hace desde la realidad de los hechos. Allí están palpables las mejoras en la calidad de la educación de todos los niños y en la satisfacción de maestros y profesores. En esas realizaciones está la mejor demostración de que el país del progreso para todos es posible. Está ahí, en las escuelas públicas de Miranda.

Politemas, Tal Cual, 25 de abril de 2012

Federalismo cooperativo

El actual gobierno acabó con el Estado Federal Descentralizado. Los avances realizados durante la última década del siglo pasado, para vincular la gestión pública a las condiciones concretas de los ciudadanos, prácticamente han desaparecido. Las competencias que habían sido transferidas a los Estados han sido retomadas por el Ejecutivo Nacional. Como resultado, muchos de los problemas de los venezolanos se han agravado.

El Estado Federal Descentralizado es un mandato de la Constitución de 1999. No solo porque fue producto de la discusión y el acuerdo en la Asamblea Nacional Constituyente, sino porque fue la forma seleccionada por los venezolanos para fortalecer y ampliar la democracia desde hace más de treinta años. Recordemos los pasos dados para aumentar la autonomía municipal, la participación vecinal, y finalmente la aprobación de la elección directa de gobernadores y alcaldes a finales de los ochenta.

Los cambios que trajo la descentralización fueron visibles, cercanos a los ciudadanos. La calidad de los servicios sociales, en salud, educación, atención infantil, aumentó gracias a la directa relación con las necesidades de los usuarios. El traslado de los puertos, aeropuertos, e infraestructura a los Estados trajo como resultado el aumento de la inversión en estas áreas y mejoras en la movilidad. Bajo el impulso de estas innovaciones se formó una nueva generación de gerentes públicos en los Estados y municipios.

Todo lo anterior fue ratificado por la Constitución de 1999. En el concepto del Estado Federal Descentralizado se incorpora la visión del desarrollo del país que considera la diversidad regional y local, así como las exigencias de corresponsabilidad, especialmente en el ámbito fiscal e institucional, en un marco de cooperación entre todos los niveles de gobierno. El federalismo cooperativo es la forma de ampliar la democracia y el bienestar.

Es claro entonces que el Estado Federal Descentralizado es contrario a la visión autoritaria y centralista en el manejo del poder. De allí que tarde o temprano sería atacado por el actual gobierno. Y así pasó. Sin embargo, tales demandas populares siguen presentes. Hoy en día, justamente por padecer las ausencias en el desarrollo de la descentralización, los ciudadanos están más apegados a la idea de contar con gobiernos regionales y locales que atiendan sus problemas.

La Unidad Democrática ha asumido al federalismo cooperativo, en los términos señalados en la Constitución, como un eje de su propuesta programática y de su acción política. Los candidatos de la Unidad a las gobernaciones y alcaldías han sido seleccionados con el voto de los ciudadanos. El candidato Capriles Radonski será el líder de este amplio esfuerzo de innovación institucional. Tiene el equipo listo para la tarea.

Politemas, Tal Cual, 18 de abril de 2012

Protección social para progresar

Después de cientos de miles de millones de dólares y más de 13 años de gestión, el actual gobierno no es capaz de exhibir un sistema de protección social para todos los venezolanos. Más bien pareciera que la política es dejar que cada quien se resuelva con el retiro del Estado de obligaciones fundamentales. En el mayor espíritu neoliberal.

Tres hechos incontrastables se pueden presentar para demostrar lo anterior. Comencemos por el bienestar de los niños que nacen cada año. Más o menos 500.000. El 10% de esos niños viven en hogares en pobreza extrema. Es decir, 50.000 niños cada año. Para cada uno de ellos es fundamental garantizar el cuidado antes de nacer, y todos los servicios adecuados en el parto y en las semanas subsiguientes. Esto es, el número de consultas prenatales, leche para la futura madre, parto atendido en las mejores condiciones, y alimentos garantizados. Basta preguntar por el número de niños que están siendo atendidos en esas condiciones, para saber que el gobierno no tiene la menor idea. No hay que agregar mucho más.

Sigamos con la educación. Cada año dejan la escuela, específicamente al pasar a séptimo grado, más de 200.000 niños. La razón: no tienen salones de clase cercanos a su casa. Los costos de la familia para enviarlos todos los días a sitios distantes terminan por alejarlos del sistema educativo. Baste con preguntar cuántos salones se construyeron el año pasado para reducir esa brecha, para saber que el actual gobierno no avanza adecuadamente para que todos los venezolanos sean bachilleres.

Y terminemos con la protección al ingreso de las familias. El 10% de la población está en situación de pobreza extrema. En esas familias el desempleo es 20%. Baste con preguntar cuántas de esas familias reciben complemento de su ingreso vinculado a soluciones permanentes de sus requerimientos de salud, educación, capacitación, para tener una mejor idea de cuán alejado está el actual gobierno de esas aspiraciones.

El país no puede avanzar así. Con cientos de miles de familias fuera de un adecuado sistema de protección social. No es aceptable en una sociedad democrática y moderna, y menos de un Estado Democrático y Social. Sin atenderlos debidamente no habrá progreso ni bienestar para todos. Una sola familia que se quede atrás es una demanda para toda la sociedad.

El nuevo gobierno que elegiremos el 7 de octubre debe hacer un voto especial por la protección social de todos los venezolanos. Por construir un Estado y una sociedad con valores compartidos por el bienestar, con transparencia, calidad, efectividad, y, especialmente, satisfacción de los beneficiarios de tales programas. En la medida que el gobierno nacional, los estados y municipios, construyan esa amplia plataforma de protección social, avanzaremos en la dirección del progreso para todos.

Politemas, Tal Cual, 11 de abril de 2012

Sin pobreza extrema

Los venezolanos pueden aspirar a un futuro en el cual no exista la pobreza extrema. Es una meta en la que todos estamos de acuerdo. Que actualmente existan 2.800.000 venezolanos que vayan a dormir sin tener acceso a los alimentos que requieren para una vida productiva, es inaceptable, especialmente cuando se han contado con cientos de miles de millones de dólares por concepto de venta de petróleo.

Imaginarse un país sin pobreza extrema obliga a definir las bases de un nuevo modelo de desarrollo. En el cual el acceso a las oportunidades de todas las familias sea el centro de las políticas públicas. Esto significa asociar las posibilidades productivas con un adecuado sistema de protección social. Y para ello se requiere identificar los riesgos individuales, familiares y colectivos que impiden el acceso universal a la satisfacción de servicios.

Aspirar a un país sin pobreza extrema requiere examinar nuestro desempeño previo. De acuerdo con cifras oficiales, el 10% de los venezolanos se encuentran en situación de pobreza extrema (los 2,8 millones ya señalados). A pesar de la propaganda del actual gobierno, la pobreza extrema no ha sido afectada por la política social. Más aún, la política social prácticamente no ha tenido relación con la pobreza. Esa es la razón por la cual los programas de protección social (las Misiones) no son reconocidos por los organismos internacionales, por ejemplo la Cepal. Fundamentalmente porque son programas que no tienen mecanismos definidos para otorgar los beneficios y, además, son utilizados con fines electorales y de exclusión política.

Es entonces evidente que para eliminar la pobreza extrema tenemos que hacer cosas totalmente diferentes a las que hacemos ahora. Y la primera es tomarnos en serio el asunto. Eso significa acordar que la eliminación de la pobreza extrema es un compromiso de toda la sociedad, para lo cual todos los sectores colocarán su aporte. Y entre ellos, con especial responsabilidad, el los gobiernos en todos los niveles. Esto supondrá relacionar los beneficios monetarios o de servicios, con la incorporación a programas condicionados, sean estos de salud, educación o de capacitación para el trabajo. De tal manera que los beneficiarios de los programas puedan contar con servicios que promuevan sus habilidades para superar la pobreza a través de una vida productiva.

En el año 2019 Venezuela podría tener menos de la mitad de la pobreza extrema que tuvimos en 2011. Eso significaría reducir la pobreza extrema al 4% de la población. Esa tasa de reducción sería similar a la que tuvo Chile entre 1990 y 1994. De esa manera podrían prepararse las condiciones para que en el año 2025 Venezuela elimine la pobreza extrema. Para ello se requiere un gran acuerdo, un nuevo liderazgo comprometido y dispuesto, y la voluntad de todos. Asumamos el reto.

Politemas, Tal Cual, 21 de marzo de 2012

Millones de buenos empleos

No tendremos bienestar ni progreso sin buenos empleos. Si algún aprendizaje debe quedar de estos trece años es que la creación de empleos no puede ser el factor que nunca se menciona, la aspiración que no aparece. El actual gobierno construyó su propuesta sin considerar la solución permanente de la pobreza: contar con un empleo bueno, productivo, con beneficios sociales, que requiera formación y entrenamiento.

Las consecuencias están muy claras. El 50% de los empleos de los venezolanos son de baja productividad. El desmantelamiento de miles de empresas y la desaparición de los incentivos para la agregación de valor, ha conducido a la migración del capital humano y al deterioro de nuestras capacidades para producir bienes industrializados.

Para enfrentar los retos del desarrollo sostenido el próximo gobierno deberá señalar una clara ruta en la cual el objetivo de crear buenos empleos sea central. Ahora bien, la creación de empleos de calidad es una tarea exigente, que trasciende las circunstancias inmediatas y supone un esfuerzo deliberado para articular políticas en diferentes frentes de la acción pública. Un examen de la experiencia internacional nos indica que lleva tiempo. En el caso de Chile, por ejemplo, según la CEPAL, la reducción de 10% de empleos de baja productividad se extendió por dos décadas (1990-2009).

En el caso de Venezuela, parece razonable aspirar a un aumento de empleos productivos de 5% en los próximos seis años. Eso significa crear aproximadamente 1.500.000 empleos en áreas de alta y moderada productividad. Asumiendo que se crearán aproximadamente 2.400.000 empleos en total.

Para que ello sea posible hay medidas de corto plazo que asocian tanto las señales concretas de protección a la propiedad y a la inversión, como la afluencia real de recursos de los cuales pueda disponerse. Un factor que condicionará seguramente es la capacidad que se tenga para revertir el deterioro en equipos, instalaciones, pérdida de capital humano, así como en la implementación de los correctos incentivos. Todo lo anterior será mucho más viable si la economía cuenta con adecuadas reglas de funcionamiento, con menos desequilibrios.

Estas medidas de corto plazo deben combinarse con intervenciones más estructurales. Y ellas están vinculadas con las sinergias de inversión y utilización de recursos humanos en áreas de mayor productividad. Para ello es fundamental el impulso a las experiencias de formación convencional (las relacionadas con el sistema educativo), como a las que realizan en las propias empresas, y que deben concretarse en programas de entrenamiento y reentrenamiento de gran flexibilidad. Para que todo esto sea posible debemos fijar metas sociales de largo alcance. Comencemos con dos millones de buenos empleos en los próximos seis años. Será un gran paso.

Politemas, Tal Cual, 14 de marzo de 2012

En la fase final del declive

El gobierno entró en su fase final. Durante trece años estuvo en capacidad de estirar su vida útil. Varios factores contribuyeron en esa dirección. En primer lugar, la ausencia de una contraparte organizada que actuara de manera coordinada y contundente. Debe recordarse que el actual gobierno llega al poder en el marco de un colapso del sistema de partidos. Las fuerzas políticas que intentan enfrentar al actual gobierno estaban debilitadas, sin los recursos políticos e institucionales para ejercer una oposición orgánica, inmersos en el desconcierto de los errores cometidos en las dos décadas precedentes.

En ese contexto el gobierno supo combinar el liderazgo carismático del actual Presidente con opciones de políticas basadas en la exclusión y el uso ideológico. Recordemos que en los primeros cuatro años de esta gestión hubo una ausencia muy clara de propuestas alternativas, especialmente en la política social. Si a ello sumamos el efecto del boom económico de mediados de la década pasada, y los errores y omisiones de los sectores alternativos, es fácil entender la reelección del gobierno en 2006.

Pero hasta allí llegó en realidad la fuerza relativa del gobierno. Desde ese año, con los primeros intentos de conformar una alternativa democrática por la vía institucional y electoral, el gobierno se ha ido debilitando. En la medida que las fuerzas alternativas han madurado en estrategia, visión programática, organización, presencia pública y en la instancia legislativa, también se ha acelerado la crisis que hoy afecta sobremanera a la actual gestión. La enfermedad del Presidente es, obviamente, un elemento influyente. Pero uno más de una cadena de limitaciones evidentes.

El actual gobierno ha sido autoritario e incompetente. Como producto de ese autoritarismo ha centralizado toda la gestión pública. Hoy no se mueve una hoja sin la venia del Presidente. Tal grado de centralización conduce al inmovilismo. Y es entonces que aparece la monumental incompetencia que hoy prevalece. La que condiciona que haya más crimen, menos empleos de calidad, menos viviendas, peores servicios públicos, menos libertad para participar, más restricciones para crear riqueza. Y como corolario, el gobierno no tiene sino un Jefe. No hay segunda línea de mando. Todos los liderazgos han sido anulados.

Una gestión así no puede perdurar. Faltaba la aparición de una Alternativa Democrática innovadora, pujante, con calle, cercana a los problemas de la gente. Y allí está desde el 12 de febrero. El candidato de la Unidad Democrática, Henrique Capriles Radonski, está caminando el país, llevando soluciones e ideas, generando confianza. La mesa está servida para que los votos de los venezolanos traigan un mejor gobierno, de progreso y paz.

Politemas, Tal Cual, 7 de marzo de 2012

El país del año 2019

La Unidad Democrática aspira ganar las elecciones del 7 de octubre de 2012. Pero ese es un paso para alcanzar un objetivo más amplio. Se trata de desarrollar un gobierno efectivo, centrado en los problemas de la gente, exitoso. Para alcanzar ese objetivo es fundamental imaginar lo que se quiere alcanzar, tenerlo en la mente, ponderarlo. De lo contrario, es muy probable que se pierda tiempo, que no haya seguridad en el rumbo. Y no se puede perder tiempo ni mostrar inseguridades. El país quiere resultados después de tanta incompetencia en estos trece años.

Imaginar dónde se quiere estar en 2019 no es ocioso para la campaña electoral. Porque al elector habrá que explicarle el camino que se quiere transitar. Indicarle los alcances de la ruta. Hay que convencer demostrando que se tiene conocimiento de lo que se aspira. De lo contrario, no se podrá entusiasmar. El lenguaje de la campaña electoral que se avecina, debe ser un mensaje de futuro. Y el futuro se puede soñar, se puede construir.

En 2019 Venezuela podría tener al menos un 70% de sus estudiantes culminando bachillerato. Eso significaría 15 puntos más de la cifra actual (55%). Y ya no tendríamos 200.000 niños abandonando la escuela en sexto grado. Un salto al futuro. Y de continuar ese ritmo podríamos llegar al 90% en 2025. La cobertura más alta de la Región probablemente. Entre las más altas del mundo.

También podríamos tener 60% o más de empleos productivos. Actualmente la mitad de nuestros empleos son de baja productividad. Otros países de la región nos superan ampliamente: Chile, Costa Rica, Panamá. Para ello se requiere promover la creación de empleos a través de la inversión sostenible, respeto a los derechos de propiedad, asociación de trabajadores, empresarios y creadores de tecnología. Venezuela podría dar un gran salto para ser el país de la Región con más empleos productivos, de calidad.

En 2019 podríamos acercarnos a la meta de erradicar la pobreza extrema. Actualmente abarca al 10% de la población. Podríamos pensar en reducirla a 5%, quizás menos. Todo dependerá de la rapidez y efectividad en implementar un sistema de protección social como se merecen los venezolanos.

En 2019 podríamos exportar 30% de bienes manufacturados, con incorporación de valor en su producción. Actualmente es 5%. Recuperaríamos el nivel que teníamos en 2001. Y nos podríamos preparar para llegar a más del 50% en el 2025. De manera que podamos alcanzar el 80% a finales de la próxima década.

Ese país es posible. Tenemos las alternativas, los equipos humanos preparados, podemos asignar los recursos económicos. Para construir ese país necesitamos cambiar de dirección. Colocar al país en una senda de unidad y progreso. Diseñar los caminos y transitarlos con dedicación y trabajo. Y si lo hacemos, en seis años tendremos un país mucho mejor.

Politemas, Tal Cual, 29 de febrero de 2012

Unidad para gobernar

En poco más de diez meses Venezuela tendrá un nuevo gobierno. Tal como señala la Constitución, el 10 de enero de 2013 se inicia el próximo período presidencial. Existe una gran probabilidad de que el nuevo gobierno sea de la Unidad Nacional. De manera que concluiría el ciclo político del actual gobierno. Y debe abrirse un amplio compás para acometer las transformaciones que apunten a mejorar las condiciones de vida de los venezolanos.

Queda poco tiempo. Muchas son las tareas para que ese gobierno se inicie en las mejores condiciones. La primera de ellas es, obviamente, ganar las elecciones del 7 de octubre. Para ganarlas se requiere, sin embargo, tener en mente el gobierno que se pondrá en marcha. Los contenidos de la campaña deben convencer a los venezolanos, especialmente a aquellos que todavía guardan simpatía por el actual gobierno, de que la Unidad Democrática conoce los problemas y tiene muy claras las soluciones. De la manera como se expresen esas intenciones y se pueda reflejar en palabras llanas lo que se aspira, dependerá mucho la posibilidad de convencer.

Es clave entonces que los Lineamientos para el Programa de Gobierno, ya acordados por la Unidad Democrática, se expresen con el mayor nivel de especificidad. Que se indiquen los énfasis en programas y decisiones particulares. Que se tomen las previsiones para las medidas institucionales y económicas que deberán implementarse. Todo ello deberá reflejarse en compromisos para las decisiones en las primeras semanas del gobierno, así como en los grandes hitos del período.

También será crucial que se aprovechen estos meses para crear las condiciones de amplios acuerdos sociales y económicos. El gobierno de Unidad Nacional deberá acordar con los trabajadores, empresarios, productores, sectores profesionales, gremiales, académicos, un marco de diálogo e intercambio que permita darle viabilidad a las decisiones que requieren consensos sostenibles. Tal tarea puede comenzar a la brevedad, con la conciencia de que el tiempo es reducido y los detalles numerosos.

Especial énfasis deberá recibir la comunicación de estos aspectos a todo el país, tanto en el contacto directo como en el diálogo e intercambio que se debe generar. En la medida que se informe y se acepten sugerencias, observaciones, ideas, se estará construyendo un amplio vínculo social que deberá mantenerse en el ejercicio del gobierno.

Para todo lo anterior se requiere el amplio concurso de todos los sectores de la Unidad Democrática. Tanto en los niveles directivos como en la organización regional o local. La coherencia de la acción de gobierno a partir de enero de 2013 se puede construir desde ahora. Colocando la mirada en perspectiva, y atendiendo a los detalles. La Unidad fuerte y vigorosa de los próximos meses es la garantía de un gobierno efectivo en los próximos seis años.

Politemas, Tal Cual, 22 de febrero de 2012

La hora de la Política

El pasado domingo tres millones de venezolanos dieron un respaldo formidable a la democracia. A la institución del voto, y a la práctica de resolver las diferencias en un clima de respeto y valoración del adversario. Cada uno de esos votantes contribuyó con su decisión a fortalecer el espíritu de la Unidad Democrática. Y más importante, a ampliar las posibilidades que se abren en el futuro inmediato.

Toda esta muestra de participación fue posible porque desde la creación de la Mesa de la Unidad Democrática, se ha puesto especial empeño en hacer de la política la vía para lograr avances en la redemocratización de Venezuela. La política es el arte del entendimiento, de la tolerancia, de la búsqueda de caminos comunes. Ello no significa la abdicación de las posiciones. Todo lo contrario, amplia las posibilidades de entendimiento. Es natural que muchas veces la política lleve más tiempo, para el diálogo, el encuentro, la identificación de alternativas.

La política como práctica ha sido una constante en Venezuela. Cuando ha desaparecido de la escena se ha permitido la entrada de factores que debilitan la democracia. Cuando cesan los acuerdos y su seguimiento, la dinámica política se empobrece, las instituciones se paralizan. Parte de esto es la explicación del colapso del sistema de partidos que vivimos a finales del siglo pasado.

La Mesa de la Unidad Democrática apunta justamente a reincorporar en la vida venezolana la práctica de los acuerdos y el entendimiento. Parte de los partidos políticos, pero no se agota en ellos. El establecimiento de rutinas de decisión, de encuentro permanente, es lo que posibilita que se hayan concretado avances que de otra manera hubieran sido absolutamente inimaginables.

De la elaboración de una plataforma regular, con bases estratégicas comunes, se avanzó a reglas para los acuerdos electorales. De allí a la constitución de una alianza perfecta en la cual cada candidato de los 165 circuitos del país fue apoyado por todos los actores. El siguiente paso fue la participación exitosa en las elecciones para la Asamblea Nacional de septiembre de 2010. Y con esa victoria se abrió un espacio más firme para acometer la formalización de un acuerdo de gobernabilidad, los Lineamientos para un Programa de Gobierno de Unidad Nacional, y la celebración de elecciones primarias para la selección de los candidatos para la Presidencia, Gobernaciones y Alcaldías. Sin olvidar los avances en la organización electoral, la vinculación internacional, la comunicación política, y la movilización social y política.

Todo lo anterior ha sido posible porque la Política ha reaparecido para facilitar los acuerdos y las posibilidades. Porque en la vivencia de la sociedad venezolana hay una pasión por marchar juntos, por hacer de los acuerdos la base de nuestra práctica social y política.

Politemas, Tal Cual, 15 de febrero de 2012

Votar por la Unidad

El 12 de febrero es un día de fiesta democrática. Se espera que millones de venezolanos acudan cívicamente a emitir su voto por el candidato de su preferencia en las elecciones primarias de la Unidad Democrática. Hecho inédito en la historia del país. Que una gran alianza de partidos decida por este método su representación para los cargos de Presidente de la República, Gobernadores y Alcaldes, es una demostración contundente de la creencia de los venezolanos en la democracia, en la libertad, en la posibilidad de elegir con autonomía. Y es también un hecho de gran trascendencia para la comunidad internacional.

Las elecciones primarias son una etapa de un largo camino, ya de tres años, de la Unidad Democrática. Luego de la constitución de la alianza, se han sucedido el éxito electoral de 2010, el Compromiso por la Unidad de septiembre del año pasado, el acuerdo de los Lineamientos para el Gobierno de Unidad Nacional. Y ahora, la selección de los candidatos en una votación abierta, universal y secreta.

Que sea el voto de los venezolanos la forma de decidir es muy relevante. Que se consulte a todos es una muestra de que las luchas democráticas de los últimos setenta años tienen sus efectos. Que no hay hecho político más notable que la participación a través de la decisión de cada ciudadano.

Para que todo eso haya sido posible ha habido un concurso de muchas voluntades. Los partidos políticos, las organizaciones de ciudadanos, los medios de comunicación. También el esfuerzo inmenso de los miembros de la Comisión Electoral de Primarias de la Mesa de la Unidad, tanto en el nivel nacional como en los estados. Han demostrado equilibrio, institucionalidad, garantía de pulcritud e imparcialidad. Todo un activo para la sociedad.

Los precandidatos que compiten en estas elecciones han dado una especial muestra de decisión, de dedicación, de tomarse el compromiso en serio. Los precandidatos presidenciales han visitado todo el país, llevando sus ofertas, ideas, propuestas. El esfuerzo realizado se ha expresado en una elevación del discurso, en la diversidad de opiniones, pero también en el respeto y tolerancia, fundamentales para una democracia genuina y amplia. También los precandidatos a gobernadores y alcaldes han contribuido en sus estados y municipios a propagar con fuerza el mensaje de la Unidad Democrática.

Las elecciones del próximo domingo serán un medio crucial para alcanzar el objetivo central de la Unidad, esto es, conformar una nueva mayoría política en el país, y también en sus estados y municipios. Asistir a votar por el candidato de la preferencia es una contribución fundamental. Así como el respeto a los resultados, y el apoyo a todos y cada uno de los que resulten electos. Todos serán candidatos de la Unidad. Todos son promesa de transformación. Expresión de que es posible un país mucho mejor para todos.

Politemas, Tal Cual, 8 de febrero de 2012

El proyecto de la Unidad

Cada día hay más evidencias de que la propuesta de la Unidad Democrática supera la coyuntura y tiene objetivos más allá del ámbito electoral. Desde sus inicios la Unidad Democrática ha planteado al país que su alcance está fundamentado en una visión estratégica, en una opción programática, y en una forma de vincular los problemas de los venezolanos con la práctica política. Quizás en un ambiente de escepticismo, tales aspiraciones despertaron dudas, y no pocas veces franca incredulidad.

El camino recorrido es indicativo de que la Unidad se ha tomado en serio sus palabras. Que ante los ciudadanos no hay mayor logro que cumplir con la palabra empeñada. Lo primero fue construir una plataforma de entendimiento entre los partidos políticos democráticos. Esto es, crear un espacio para intercambiar y acordar. De allí el nombre de Mesa, sitio de encuentro, de diálogo, de acercamiento de posiciones. Luego de la derrota en el referéndum de febrero de 2009, se escuchó muchas veces que el actual gobierno arremetería fuertemente contra todo vestigio de institucionalidad democrática. Muchos pensaron que en el país se habían acabado las elecciones.

La Mesa de la Unidad se crea en ese contexto. Su primer objetivo fue consolidar los vínculos que permitieran ver el horizonte común. En pocos meses la Mesa de la Unidad había creado unas rutinas que le permitieron pasar a la formulación estratégica: construir una nueva mayoría política en el país que pudiera asumir los retos de un gobierno de transformación para los venezolanos. De allí se continuó con la expresión programática de la alianza (100 Soluciones para la Gente), elaborada de acuerdo con los espacios de coincidencia que se pudieron encontrar. Y estos fueron muchos, en realidad.

El tránsito a una nueva mayoría exigía asumir el reto electoral del 26 de septiembre de 2010. En ese momento la Unidad concretó un triunfo histórico: mayoría del voto popular, no expresado en diputados por la distorsión del sistema electoral. De esta victoria se hizo más evidente que el triunfo electoral de 2012 debía ser obra de la constancia y de la persistencia en la Unidad. La definición del método de las primarias para la selección de los candidatos sirvió para profundizar las exigencias unitarias. Y de allí se propuso formular un Compromiso por la Unidad Nacional ratificado al cumplirse un año de las elecciones parlamentarias. Y el pasado 23 de enero se presentó al país los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional (2013-2019).

Al poner la mirada en el año 2019, la Unidad quiere transmitir al país que es un proyecto de amplias perspectivas. Que se aspira transformar al país para que tengamos una mejor democracia con bienestar para todos, para vivir y progresar en paz. El proyecto de la Unidad es servir a todos los venezolanos. Y se concreta todos los días.

Politemas, Tal Cual, 1 de febrero de 2012

Lineamientos para el Gobierno de Unidad

La Mesa de la Unidad presentó una propuesta de gobierno para todos los venezolanos. En el centro de ella están los problemas de la gente, de nuestras ciudades y pueblos. Ha sido elaborada, a través del diálogo y el entendimiento entre los partidos políticos, equipos técnicos, organizaciones sociales y ciudadanos.

El año pasado la Mesa de la Unidad emprendió en forma sistemática las tareas para garantizar un gobierno efectivo en el próximo período presidencial. Las Bases Programáticas aprobadas en 2010 (100 Soluciones para la Gente), fueron el marco de referencia. Esta nueva etapa de elaboración programática colocó su acento en el país que queremos tener en el año 2019. Se aspira que en ese año muchos de los problemas que confrontamos hayan sido solucionados o aminorados. También se analizaron las medidas que deberán ejecutarse en los primeros días del gobierno. Se trabajó en dos dimensiones.

En la dimensión técnica invitando a los mejores especialistas del país en las áreas de gestión pública. Este llamado fue atendido por más de 400 expertos nacionales, organizados en 31 Comisiones Técnicas. En la dimensión política, se constituyó la Comisión de Políticas Públicas, con delegados de los partidos, con la facultad de considerar y aprobar los Lineamientos para el Programa de Gobierno de Unidad Nacional. La incorporación de representantes de los precandidatos presidenciales fue de especial importancia para acoger sus propuestas.

Este vasto esfuerzo de acuerdo político y técnico, fue aprobado finalmente por la Mesa de la Unidad a mediados de este mes. El documento final fue asumido el 23 de enero por los precandidatos presidenciales. Expresa con detalles los Lineamientos de acción que el Gobierno de Unidad Nacional deberá poner en marcha desde el primer día de la gestión.

La Mesa de la Unidad cuenta con las alternativas de solución para enfrentar con éxito los problemas de los venezolanos. Más que eso, cuenta con un plan de vuelo, el cual en algunas áreas sobrepasa el tiempo del próximo gobierno. Todo esto ha sido posible por la disposición a hacer de la política la base de las coincidencias. Los partidos políticos democráticos han demostrado que por encima de las diferencias, deben promoverse acuerdos sostenibles. El encuentro técnico y político ha permitido examinar evidencias, lecciones aprendidas, éxitos en otros contextos, posibilidades de innovación.

El próximo paso es la presentación del Programa de Gobierno bajo el liderazgo del candidato presidencial que resulte de las elecciones primarias. La Unidad es cada día más concreta. Es condición necesaria para ganar las elecciones e imprescindible para hacer un buen gobierno para vivir y progresar en paz. Por ello es fundamental que cuidemos la Unidad. Que sigamos juntos la travesía. Que seamos muchos más.

Politemas, Tal Cual, 25 de enero de 2012