lunes, 27 de diciembre de 2021

La pandemia en los primeros meses de 2022

Con las decisiones tomadas por muchos gobiernos en los últimos días (confinamientos, restricciones de vuelos, reintroducción de la obligatoriedad de las mascarillas, entre otras), quedan pocas dudas de que en las próximas semanas se registrarán aumentos de casos en muchos países. Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, los casos de covid-19 ocasionados por la variante Ómicron corresponden al 73% de los casos totales, siendo 10% apenas en la semana anterior.

De acuerdo con Our World in Data de la Universidad de Oxford, tres países de América Latina (México, Chile, y Brasil) ya han reportado resultados de secuencia genómica para la variante Ómicron en casos de covid-19. En seis países más (Panamá, Perú, Argentina, Costa Rica, Colombia, y Ecuador), existen reportes en medios de comunicación que indican la presencia de casos de covid-19 por la variante Ómicron. Esto significa que en la mitad de los países de la región ya está presente la nueva variante. Es bastante razonable estimar que la variante Ómicron se encuentra en todos los países, aunque en algunos no exista la confirmación.

Con estas evidencias, también es razonable esperar que el aumento de casos, por la alta tasa de infección de esta variante, se empiece a registrar en los próximos días en muchos países. De hecho, ya en algunos países (Argentina, Bolivia, Uruguay, y Panamá), la tendencia de casos diarios es ascendente desde principios de diciembre. En Argentina la tasa de incidencia se ha duplicado en la última semana. La tasa de mortalidad diaria por covid-19 de Bolivia y Perú también ha aumentado significativamente desde principios de diciembre.

A diferencia de los países de la Unión Europea, once de los cuales ya han alcanzado al menos 70% de población completamente vacunadas, en América Latina solo tres países (Chile, Cuba, y Uruguay) han llegado a ese nivel. Siete países ni siquiera tienen 50% de población completamente vacunada. En consecuencia, es bastante probable que el aumento de casos ocasione la congestión de los servicios de salud en las próximas semanas. A pesar de que la variante Ómicron tenga efectos más bien leves en las personas, el número alto de casos por el alto nivel de contagio, aumentará las consultas y hospitalizaciones en servicios ya recargados por los severos efectos de la pandemia.

Desde otro ángulo, las medidas de control que están vigentes en la actualidad (el Índice de Rigurosidad de Políticas de la Universidad de Oxford), tienen un índice menor de 50 en 14 países de América Latina (de un total de 20). Esto significa que la propagación de la infección puede ser mayor, y, en segundo lugar, que los países tendrán que aumentar la intensidad de las medidas de control, con los consiguientes efectos económicos y sociales ampliamente experimentados en los dos últimos años.

La dinámica de la pandemia indica que entre cuatro y seis meses es el período que se extiende entre el inicio del aumento de casos y el regreso al punto de partida. Dadas las condiciones en las cuales se encuentra la cobertura de inmunidad, por los bajos niveles de vacunaciones, y el hecho de que pueden registrarse casos en personas vacunadas, es posible estimar que esta nueva fase de la pandemia abarcará los primeros seis meses del próximo año.

En estas circunstancias es clave identificar las pautas de política que se deben profundizar. En primer lugar, se deben acelerar los procesos para aumentar lo más rápidamente la cobertura de población completamente vacunada. Esto significaría alcanzar el 70-80% de la población en los próximos meses en todos los países.

En segundo término, tal como algunos países lo están haciendo, se debe administrar la dosis de refuerzo. Nuevamente en este aspecto se aprecian notables desigualdades en la región. Mientras Chile y Uruguay ya alcanzan más de 40% de la población con el refuerzo, en la gran mayoría de los países no se llega a 15%, y en seis países ni siquiera se tienen datos disponibles.

La experiencia en las políticas de control en esta pandemia indica que la vacunación es fundamental, pero que debe acompañarse con otras medidas. Los países que han logrado combinar las medidas de control son los que han podido reducir los efectos de la pandemia a un menor costo social y económico. En las actuales circunstancias, parece bastante evidente que, en una gran parte del próximo año, los gobiernos de la región deberán seguir dedicando esfuerzos y recursos para enfrentar la pandemia. Continuará siendo el principal tema de la agenda de políticas públicas por tercer año seguido.

Politemas, Tal Cual, 22 de diciembre de 2021

domingo, 19 de diciembre de 2021

La pandemia en los programas de gobierno en Chile

El próximo domingo 19 de diciembre se celebra la segunda vuelta de la elección presidencial en Chile. Visto que Chile es uno de los países (con más de 1 millón de habitantes) con mayor éxito en la vacunación contra covid-19, expresado en la tercera tasa más alta de vacunación completa con dos dosis en el mundo (solo superado por los Emiratos Árabes Unidos y Portugal), y la primera tasa mundial en la aplicación del refuerzo, es relevante conocer cómo piensan enfrentar la pandemia los dos candidatos que disputarán la presidencia del país en pocos días.

Ha sido más fácil conseguir en internet las versiones de los programas de cada candidato para la primera vuelta, que para la segunda. En el caso del candidato José Antonio Katz, el programa se denomina “Para volver a creer” y se encuentra disponible en el sitio web del Servicio Electoral de Chile. El documento tiene 57 páginas. En ninguna de ellas se encuentran citadas las palabras “pandemia”, “coronavirus”, o “covid-19”. De manera que es un programa que no analiza la evolución ni las implicaciones de la pandemia que ha afectado a la humanidad desde hace dos años. Es bastante llamativa la ausencia de esta situación, especialmente porque al día de hoy, la pandemia seguirá siendo el principal problema a escala global. El enfoque de políticas que aplicará el candidato Katz puede ser uno de los aspectos de interés para los electores.

La propuesta programática del candidato Gabriel Boric, denominada “Apruebo Dignidad”, es un documento de 229 páginas, en el cual el tratamiento de la pandemia está concentrado en dos aspectos. El primero de ellos se refiere a las medidas que se deben poner en práctica para identificar y atender los efectos de la pandemia en los ámbitos del trabajo, educación, y pequeña y mediana empresa. Dentro de ellas tiene especial relevancia el seguro obligatorio ante covid-19 para los estudiantes en la práctica profesional.

El segundo aspecto está relacionado con la atención propiamente del curso de la pandemia. Se propone una nueva gobernanza con la integración de tres niveles (técnico, político y ejecutivo) para enfrentar la pandemia. Sin embargo, no se detalla la composición de estos niveles. Dentro de las medidas específicas para atender las secuelas se mencionan los cuidados de salud mental para los miembros de los equipos de salud, y para la población en general. También se propone la administración de refuerzos periódicos de la vacunación contra covid-19. La cobertura total de covid-19 es recomendada como prestación obligatoria a través del Fondo Nacional de Salud (FONASA) y las ISAPRES.

A pesar de que las propuestas del programa del candidato Boric son más explícitas con respecto a distintos aspectos de la afectación producida por la pandemia, no se mencionan recomendaciones para fortalecer la preparación del país ante nuevos eventos de riesgo biológico (entre ellos las pandemias), ni los cambios que deben implementarse en la organización de servicios, especialmente para fortalecer las funciones de anticipación, detección y tratamientos de casos en la Atención Primaria de Salud, así como las consecuencias en la formación de recursos humanos y en la investigación relacionadas con las enfermedades de origen viral.

Las ausencias en la consideración de la pandemia en las propuestas de gobierno, en el caso específico de Chile, pero no reducido a este país, pueden revelar las dificultades en la transmisión de propuestas del ámbito de salud pública a otras áreas de las políticas públicas. Reducir estas dificultades puede significar que los nuevos gobiernos no pierdan tiempo valioso para confirmar lo que está funcionando bien, y acometer rápidamente las decisiones que se requieren en lo que no existe, o en lo que no funciona bien. Dado que la pandemia continuará en 2022, ojalá estos temas sean mejor detallados en los programas de los candidatos presidenciales en las elecciones del próximo año en la región (Costa Rica, Colombia, y Brasil).

Politemas, Tal Cual, 15 de diciembre de 2021

miércoles, 15 de diciembre de 2021

En el tercer año de pandemia

El reporte de la variante Ómicron de covid-19 en Suráfrica, tal como lo señaló el Director General de la OMS, ha puesto nuevamente de relieve que la pandemia no ha terminado. Este hallazgo se suma al aumento de casos experimentado en muchos países europeos en las últimas semanas, a los reportes de bajas coberturas de vacunación incluso en países con alta disponibilidad de dosis, y al nuevo criterio de que la vacunación completa implica la tercera dosis o refuerzo.

En América Latina solo tres países (Chile, Cuba, Uruguay) han alcanzado a la fecha la meta de 70% de cobertura completa contra covid-19. De acuerdo con las tendencias del ritmo de vacunación diario, es poco probable que otros países alcancen la cobertura esperada antes de que termine este año. En consecuencia, sin asumir los efectos que pudiera tener la nueva variante Ómicron, es bastante claro que 2022 será otro año de pandemia. Esto significaría al menos tres años de efectos en los países de la región, algunos de ellos con grandes restricciones de políticas públicas agravadas por la pandemia.

Con el propósito de identificar las condiciones de las personas luego de año y medio de pandemia, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial realizaron una encuesta en 24 países de América Latina y el Caribe. En el grupo de países se encuentran 18 de América Latina (no están Cuba y Venezuela). Las encuestas se realizaron en hogares a través de llamada telefónicas entre mayo y julio de 2021.

Dentro de los hallazgos más resaltantes de la encuesta se señala el deterioro en la calidad del empleo en la región, con el aumento de la informalidad. La mitad de las personas no ha recuperado el nivel de ingreso previo a la pandemia, a pesar de haber recibido transferencias regulares o de emergencia por parte de gobiernos y del sector privado.

La inseguridad alimentaria se ha duplicado en la región en la pandemia, especialmente en aquellos países con mayor desigualdad y pobreza. También se ha reducido la actividad educativa en 12% con respecto a la tasa de cobertura anterior a la pandemia. Las mujeres experimentan mayores restricciones para retener los empleos o para reingresar al mercado laboral. El rechazo a la vacunación contra covid-19 también es significativo (8% de la población en el agregado de la región), especialmente en los grupos de menor nivel educativo y en las zonas rurales.

La persistencia de casos y muertes por covid-19, y el hecho de en muchos países no exista un registro adecuado, significa que la incertidumbre continuará siendo un factor crítico para las políticas públicas. Las decisiones que afectan la actividad económica y educativa, serán completamente dependientes de la persistencia de la pandemia. Esto es especialmente preocupante en aquellos países en los cuales la cobertura de vacunaciones completas no alcanza a la fecha ni siquiera el 50% de la población (nueve países).

La prolongación de la pandemia en 2022, que es el escenario más probable, profundizará el deterioro en las actividades rutinarias de los sistemas de salud, y hará mucho más difícil acometer los nuevos retos, tal como están expresados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030. Al ritmo actual, el 70% de cobertura se alcanzará en muchos países en el primer semestre de 2022. Ahora bien, sabemos ya que ese porcentaje seguramente será insuficiente para controlar definitivamente la pandemia. Esto puede significar, a menos que se tomen medidas extraordinarias para aumentar rápidamente las vacunaciones, que la pandemia de covid-19 puede ser la mayor restricción para el desarrollo de América Latina en los próximos años.

Politemas, Tal Cual, 1 de diciembre de 2021

sábado, 27 de noviembre de 2021

¿Qué factores influyen para controlar mejor la pandemia?

En pocas semanas comenzará el tercer año de la pandemia por covid-19. Todo indica que se prolongará por una gran parte del próximo año. En áreas de países con alto porcentaje de población vacunada, como la Unión Europea, se están registrando aumentos significativos de casos. Si bien es cierto que estos aumentos se han generado en países con menores coberturas, en todos los países el incremento de casos es una tendencia sostenida. En otras regiones, como América Latina, muchos países no han alcanzado coberturas de vacunaciones que puedan detener la evolución de la pandemia.

A pesar del amplio impacto de la pandemia, algunos países han logrado combinar las políticas adecuadas para minimizar la afectación en casos y muertes por covid-19. Conviene identificar los factores que pueden explicar el positivo desempeño de estos países. Tanto por los cambios que deben ocurrir en los países para el control pleno de la actual pandemia, como por las medidas necesarias para evitar nuevas pandemias.

De acuerdo con la información disponible en Our World in Data, los cinco países con menor tasa de mortalidad por covid-19 durante la pandemia, han sido los siguientes (entre paréntesis está el número de muertes por millón de habitantes): Nueva Zelanda (6,83), Taiwán (35,55), Corea del Sur (59,47), Australia (72,63), y Singapur (105,62). Todos ellos con menor tasa de mortalidad que Noruega (país con la menor tasa europea). El control alcanzado por estos países se logró desde el principio de la pandemia, e incluso habiendo iniciado las vacunaciones después que otros países que registraron rápidamente altas coberturas (como Chile).

Estas bajas tasas de mortalidad se han registrado, sin que estos países hayan implementado medidas de alta rigurosidad de políticas, de acuerdo con el índice elaborado por la Escuela de Gobierno Blavatnik de la Universidad de Oxford. Solo en los casos de Nueva Zelanda y Corea del Sur, este índice superó el valor de 80 (en Nueva Zelanda por dos meses, y en Corea del Sur por dos semanas, en toda la duración de la pandemia). En Taiwán el índice de rigurosidad de políticas (IRP) se mantuvo en 19 por varios meses.

Los cinco países señalados se encuentran entre los 35 primeros del mundo, en términos de la capacidad de compra per cápita en dólares. Singapur era el país del grupo con el mayor producto per cápita (en capacidad de compra comparada) con 98 mil dólares en 2019, mientras que Nueva Zelanda es el que tenía el menor (41 mil dólares). El hecho de que otros países con altos niveles de producto per cápita como Alemania, Países Bajos, Reino Unido, Estados Unidos, hayan registrado bajo desempeño en el control de la pandemia, es reflejo de que la disponibilidad de recursos es relevante, pero no es el único factor determinante.

También estos cinco países más exitosos lograron controlar la pandemia sin haber tenido mayor afectación que otros de economías avanzadas. Es decir, que la combinación de intervenciones rigurosas no supuso deterioro en las economías de los países. Según los datos del FMI, la reducción promedio de la actividad económica en este grupo de países fue -1,5% en 2019, tres veces menos que el promedio de los países de la Unión Europea (-4,91%). En Taiwán incluso el crecimiento económico fue superior al 3%. El país con mayor reducción del crecimiento fue Singapur con -5,3%. Para 2021 se estima que este grupo de países crecerá en promedio 4,9%, muy cercano al 5,5% promedio de los países de la Unión Europea. Con la excepción de Australia con 3,5%, los cuatro países restantes crecerán más de 4,2%. También el FMI estima que estos cinco países tendrán, en promedio, una tasa de desempleo menor en 3% que el promedio de los países de la Unión Europea.

Una caracterización inicial de los factores más influyentes en el éxito de estos cinco países, podría incluir, al menos: estabilidad política, economías de alta productividad, amplia inserción en los mercados globales, y altas capacidades institucionales en el ámbito de las políticas públicas, y en particular en las políticas de salud. La brecha con respecto a estos factores puede explicar la gran afectación de América Latina en la pandemia por covid-19. También puede mostrar la ruta de cambios que se deben realizar para evitar nuevas pandemias en el futuro.

Politemas, Tal Cual, 17 de noviembre de 2021

domingo, 21 de noviembre de 2021

Los países más exitosos en controlar la pandemia

En pocos días se cumplirán dos años de la difusión de reportes generados en China sobre casos de una “neumonía atípica”. A las pocas semanas, la OMS informó a los países que debían tomar medidas para enfrentar una emergencia internacional de salud pública, luego declarada pandemia de covid-19. Hasta la fecha, los registros disponibles en Our World in Data indican que se han reportado cerca de 250 millones de casos y 5 millones de muertes. Estimaciones de diversas fuentes señalan que el número de muertes reales puede ser tres o cuatro veces mayor a la señalada.

Muchos países, con aparente mejor desempeño de los sistemas de salud, han registrado tasas de mortalidad superlativas. Baste citar los casos de Estados Unidos y el Reino Unido, con más de 2.000 muertes por millón de habitantes en el período de la pandemia. O las 6.000 muertes por millón en Perú, la cifra más alta del mundo. De allí que sea pertinente explorar las características de los países con más de un millón de habitantes, que han tenido mayor éxito en el control de la pandemia, con especial énfasis en los resultados en salud. Con el propósito de identificar las lecciones aprendidas, y precisar las tareas que deben realizarse para superar las brechas que explican las diferencias.

Para el análisis es fundamental tener en cuenta la realización de pruebas diagnósticas. En la medida que los países no tengan reportes de pruebas realizadas, por ejemplo, en Our World in Data, o que la frecuencia no sea regular, aumenta la posibilidad de que exista un alto nivel de subregistro, tanto de casos, como de muertes. A los efectos de este análisis se seleccionaron los países con 80 o más pruebas diagnósticas por cada 1.000 personas en el transcurso de la pandemia. Luego se obtuvo la tasa de mortalidad por covid-19 en el período, y se identificaron los cinco países con los menores registros.

De acuerdo con los criterios anteriores, los cinco países con menor tasa de mortalidad por covid-19 han sido los siguientes (entre paréntesis está el número de muertes por millón de habitantes): Nueva Zelanda (6,25), Taiwán (35,51), Corea del Sur (57,62), Australia (71,39), y Singapur (85,81). Nótese en el gráfico la inmensa diferencia con Perú, Brasil, y los Estados Unidos.

Desde el inicio de la pandemia, en estos países las muertes diarias han sido, en general, menor a una muerte por millón. Las únicas excepciones han sido Taiwán (en enero de 2021), y Singapur en la actualidad. En Perú puede observarse que el número de muertes diarias por millón ha alcanzado hasta 25 veces más por largos períodos.

La realización de pruebas diagnósticas en los países más exitosos ha sido regular, aunque en los casos de Taiwán y Corea del Sur no ha superado las 2 pruebas diarias/1000 hab. en todo el período, mientras que en Australia y Singapur ha llegado a 8 o 10 pruebas diarias/1000 hab. El número de casos diarios también ha sido muy bajo en estos países. Solamente Singapur (en dos períodos) ha superado los 100 casos diarios/millón de hab. Mientras que en Perú ha sido mayor a 200 casos/ millón de hab. durante muchos meses de la pandemia.

El control de la pandemia en los países más exitosos se realizó durante mucho tiempo sin tener vacunas. De hecho, los programas de vacunaciones comenzaron meses después que en otros países, por ejemplo, los de la Unión Europea. En la actualidad, solo Singapur y Corea del Sur han alcanzado el 70% de cobertura de vacunación completa. En estos momentos, la mortalidad diaria por covid-19 es menor en Corea del Sur y Taiwán que en Portugal y España, en los cuales la cobertura de vacunación es superior.

Los cinco países más exitosos registran 50 veces menos mortalidad por covid-19 que los países de menor desempeño. Entre ambos extremos se encuentran la gran mayoría de los países. Esta gran diferencia es una expresión de brecha de políticas en los sistemas de salud. El hecho de que se haya obtenido un alto desempeño, incluso sin altas coberturas de vacunaciones, expresa que se hubiera podido hacer mejor en muchos países. Tal parece que son diversas las tareas que se deben realizar para mejorar la efectividad hasta alcanzar el control de esta pandemia, y para evitar los efectos de las pandemias que se puedan presentar en los próximos años.

Politemas, Tal Cual, 10 de noviembre de 2021 

domingo, 31 de octubre de 2021

Disminución en el ritmo de vacunación en América Latina

Hasta la fecha solo dos países de América Latina han alcanzado la meta de vacunar al 70% de la población contra covid-19: Uruguay y Chile. En Uruguay, pasar de 40% de población completamente vacunada requirió dos meses (del 21 de junio al 19 de agosto). En Chile, se requirió tres meses (del 22 de mayo al 27 de agosto). Se podría decir entonces, dada la experiencia de estos países, que tres meses podría ser un período razonable, luego de alcanzado el 40% de cobertura, para cumplir la meta.

Dado el desempeño de otros países de la región hasta la fecha, este período de tres meses se puede prolongar. En efecto, se puede constatar que el ritmo de vacunación en algunos países, luego de alcanzar el 40% de cobertura completa más bien se ha estabilizado, con lo cual esta prolongación puede ser muy larga.

En República Dominicana la cobertura completa de 40% fue registrada el 10 de agosto. Sin embargo, hasta la fecha del último registro (23 de octubre), esto es, en dos meses y medio, solo se ha incrementado la cobertura hasta 48%. En Ecuador el registro de 40% se efectuó el 23 de agosto. Luego de dos meses la cobertura ha aumentado a 56,41%. En estos países la tendencia de crecimiento de la población completamente vacunada es hacia la estabilización.

Otros países de la región (El Salvador, Argentina, Brasil, y Panamá), han alcanzado la cobertura completa para el 40% de la población, y podrían alcanzar el 70% en un período similar al de Chile y Uruguay. Esto implica mantener altos ritmos de vacunación en las próximas semanas.

A dos meses de finalizar el año 2021, la cobertura completa de 70% pareciera que solo será alcanzada por muy pocos países (diferentes a Uruguay y Chile). Esto podía significar en la práctica que, en muchos países de la región, el año 2022 comenzará con la incertidumbre derivada de la ausencia de control de la pandemia.

Los países que ya han cumplido la meta de cobertura completa (Uruguay y Chile), tienen dos características resaltantes de sus sistemas de salud, no compartidas por muchos países de la región. En primer lugar, el bajo gasto de bolsillo, es decir el que pagan directamente las personas de su ingreso mensual. De acuerdo con las últimas cifras disponibles de la OMS (2018), Uruguay es uno de los tres países de la región en los cuales el gasto de bolsillo es menor al 20% del gasto total (los otros dos son Cuba y Colombia). Chile, por su parte, tiene 33% de gasto de bolsillo, que, aunque no es bajo, no está entre los más altos de la región. La segunda característica es el mejor desempeño en la gestión de estos dos sistemas de salud, al menos en términos relativos en América Latina.

La disponibilidad de vacunas es alta en muchos de los países que han superado el 40% de cobertura completa. Las dificultades para llegar al 70% en tiempo similar a Uruguay y Chile, puede estar relacionada más bien con otros factores como: organización regional de servicios, logística, recursos humanos entrenados, vinculación con las comunidades, entre otros aspectos relacionados con la gestión general del sistema de salud. En la medida que se realicen cambios en la gestión de los servicios, se podría alcanzar más rápidamente la meta de cobertura.

En aquellos países en los cuales no se ha alcanzado todavía ni siquiera el 40% de la meta de cobertura completa (Colombia, Paraguay, Bolivia, Honduras, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, y Haití), existen mayores restricciones en la gestión de las vacunaciones. Esto implica que alcanzar la cobertura completa contra covid-19 probablemente requiera buena parte de 2022. Siendo que las vacunaciones son, en principio, una de las actividades de salud pública más dependientes de la gestión, y de mayor impacto, es evidente que esta prueba no ha sido superada por la gran mayoría de los países de la región.

Politemas, Tal Cual, 27 de octubre de 2021

Diferencias en América Latina ante la pandemia

El impacto de la pandemia ha sido desproporcionado en América Latina. A pesar de tener el 8% de la población mundial, la región ha registrado el 20 de los casos y el 30% de las muertes. Sin embargo, la región está conformada por 20 países, de manera que la heterogeneidad de contextos políticos, económicos y sociales, es un factor que actúa como diferenciador de los efectos de la pandemia.

La divulgación de los resultados de la última encuesta de Latinobarómetro permite aproximarse a discriminar estas diferencias. La encuesta fue realizada en 17 países a finales del año 2020, y en Argentina en mayo de 2021. Los países que no fueron incluidos en la encuesta son Cuba y Haití. En la encuesta se incorporó una sección con nueve preguntas para explorar distintos aspectos relacionados con la pandemia. Se entrevistaron 19.932 personas en los 18 países.

A finales del año pasado, la capacidad de los países para combatir la pandemia fue evaluada más favorablemente en El Salvador y Uruguay. En el primero de estos países, el 67% de las personas indicó que la pandemia se había combatido “muy bien”, mientras que en Uruguay fue 41%. Debe señalarse que en Uruguay se registró la mayor cantidad de casos y muertes a finales de 2020 y principios de 2021. En Ecuador y Chile, se registró el menor porcentaje de personas que señalaron que la pandemia se había combatido “muy bien”, 3,2% y 3,5% respectivamente.

Los países con la mayor proporción de población que opinó que tenía mucho miedo de infectarse por el virus son República Dominicana y Brasil, con 47% y 40% respectivamente. En el conjunto de la región, el 25% de los entrevistados señaló que tenían mucho miedo. Los países con menor porcentaje de personas que indicó que tenía mucho miedo son Uruguay (12%) y Chile (11%).

El 33,5% de las personas en la región expresó que se había trabajado vía remota en su hogar durante la pandemia, mientras que 66,5% señaló que se había hecho. Esta proporción varía entre 48,5% en Argentina, y 15,7% en Paraguay. Se ha constatado durante la pandemia que la gran proporción de la población que debía trabajar fuera del hogar, ha sido uno de los factores más influyentes en las dificultades para el control. El estudio remoto fue reportado por el 60% de las personas en la región, variando entre 78% en Ecuador, y 29% en Nicaragua. Esta diferencia influirá con toda seguridad en el desempeño de estudiantes en los próximos tiempos.

La recepción de ayudas del Estado, antes y durante la pandemia, expresa significativas diferencias en la región. Antes de la pandemia, en 17 países la proporción que reporta recepción de ayudas del Estado no superaba el 20%. La excepción era Venezuela con 41%. Durante la pandemia, en la gran mayoría de los países se superó el 20% de personas que reportó recibir ayudas del Estado. Solo en Ecuador, México, y Nicaragua, esta proporción se mantuvo menor a 20%. Los países con la mayor proporción que indicó recibir ayudas del Estado durante la pandemia son El Salvador (87%), Bolivia (69%), y Panamá (65%).

Para 37% de la población el tiempo de recuperación del ingreso previo a la pandemia se estimó entre uno y dos años. Tomando en cuenta que la encuesta se realizó a finales de 2020, un porcentaje muy significativo de la población tenía una percepción muy consistente con lo que ha sido la evolución de la pandemia.

Estas notables diferencias entre los países de la región, sea en las opiniones o en el reporte sobre distintos aspectos afectados, ponen de relieve también las diversas políticas que se deben ejecutar en los ámbitos específicos para lograr el control, y especialmente, para superar los impactos severos que ha ocasionado la pandemia en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 20 de octubre de 2021

sábado, 16 de octubre de 2021

¿Qué países están más cerca de controlar la pandemia?

A casi dos años del inicio de la pandemia, resulta indispensable estimar cuál puede ser su curso en el año 2022. El grado de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19 puede ser un indicador significativo de la posible evolución de los casos y muertes. Sin embargo, todo depende de la calidad de la información que tienen disponible los países para realizar el diagnóstico y seguimiento de los casos. Para ello es fundamental comparar casos, muertes, y cobertura completa de vacunaciones, con las pruebas que se realizan en los países para diagnosticar covid-19.

Se puede tomar como referencia los casos de Portugal, España y Corea del Sur. La tasa de mortalidad diaria por covid-19 es menor a 1 muerte/millón de hab. en los tres países. La menor tasa de mortalidad diaria es la de Corea del Sur, esto es, 0,20 muertes/millón de hab. En Portugal es 0,67 y en España 0,96. Ahora bien, en Portugal y España el número de pruebas diagnósticas diarias por 1.000 habitantes es superior al de Corea del Sur.

Es por ello que las diferencias entre los casos confirmados y los casos estimados de covid-19, realizadas por la Universidad de Washington (en el Instituto de Mediciones de Salud y Evaluación, IHME), para Portugal y España son menores que en el caso de Corea del Sur. Mientras en Portugal y España los casos estimados son menos del doble que los confirmados, en Corea del Sur es cuatro veces mayor. Siempre existe un subregistro de casos, lo importante es que sea el menor posible. En esta comparación se ilustra que los sistemas de salud de Portugal y España tienen una mejor información para estimar la evolución de la pandemia, que el de Corea del Sur. Si a ello se suma que Portugal superó el 85% de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, y España tiene 79%, mientras en Corea del Sur es 59%, se puede inferir que el control de la pandemia en los dos primeros países puede ser mejor evaluado.

Si se aplica el criterio de la diferencia entre casos reales y casos estimados de covid-19 en América Latina, se pueden identificar tres grupos de países. En el primer grupo solo está Uruguay. De acuerdo con la última estimación realizada por el IHME (a finales de septiembre), en Uruguay se confirmaron 118 casos diarios, mientras los estimados eran 176. Esto significa que el número de casos estimados es menos de dos veces el número de casos confirmados. Este es el único país que se puede comparar con Portugal y España en este aspecto. De manera que Uruguay, con 74% de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, y una tasa de mortalidad de 0,29 muertes por covid-19/millón de hab., es el país de la región con mejores condiciones para conocer la evolución real de pandemia, y además con los mejores indicadores de control a la fecha.

En el segundo grupo están seis países (Cuba, Brasil, Argentina, Costa Rica, Panamá, y Chile). En todos ellos, el número de casos estimados de covid-19 está entre dos y cuatro veces con respecto al número de casos confirmados. En este grupo, Chile, Argentina, y Panamá tienen a la fecha una tasa de mortalidad menor a 1 muerte/millón de hab., y superan el 50% de cobertura completa anticovid-19 (Chile tiene 74%). De acuerdo con la evolución actual, estos tres países pueden sumarse al grupo con indicadores compatibles con el control de la pandemia. Por otra parte, Cuba, Brasil, y Costa Rica, tienen en este momento tasas de mortalidad superiores a 2 muertes por millón de hab. (Costa Rica tiene la más alta de la región, 5,5). Cuba y Brasil no reportan pruebas diagnósticas diarias a la fecha. En estos tres países se puede señalar que las dificultades para el control son mayores que en los primeros tres países de este grupo.

En el tercer grupo están 13 países (Colombia, Nicaragua, Venezuela, Perú, Paraguay, Bolivia, Guatemala, México, El Salvador, Ecuador, Rep. Dominicana, Honduras, Haití). En todos ellos, el número de casos estimados supera en al menos cuatro veces el número de casos confirmados. Por ello es que la incertidumbre con respecto a la evolución real de la pandemia es mucho mayor en estos países. Obviamente, no es lo mismo el caso de Colombia con poco más de cuatro veces de diferencia (entre casos estimados y confirmados), que Honduras con 20 veces de diferencia o Haití con casi 50 veces. Especial mención debe hacerse de Nicaragua, Venezuela, Perú, El Salvador, República Dominicana, Honduras, y Haití, que no reportan pruebas diagnósticas de covid-19 en Our World in Data a la fecha. De hecho, Nicaragua, Honduras, Venezuela, y Haití, no han tenido registros de pruebas diagnósticas en Our World in Data durante toda la pandemia. Debe señalarse que en este grupo se encuentran El Salvador y Ecuador, los cuales ya superan el 50% de población completamente vacunada.

Por todo lo anterior, se puede indicar que en la gran mayoría de los países de la región no está disponible la información necesaria para conocer adecuadamente la evolución de la pandemia. En estos países las variaciones en casos y muertes, incluso con el aumento de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, no necesariamente reflejarán la realidad en los servicios de salud. En consecuencia, es bastante probable que la incertidumbre sea el rasgo más característico de la gestión de la gran mayoría de los sistemas de salud de América Latina.

Politemas, Tal Cual, 13 de octubre de 2021

sábado, 9 de octubre de 2021

¿Cómo es el efecto de las vacunaciones en la mortalidad por covid-19?

Luego del desarrollo de vacunas contra covid-19 a finales del año pasado, la estrategia para el control de la pandemia resulta evidente: se debe vacunar a la mayor cantidad de población en el menor tiempo posible para que se reduzcan los impactos más severos, tales como hospitalizaciones y muertes. Esto se debe a que las vacunas no eliminan la posibilidad de infección, sino que contribuyen de manera significativa a reducir los casos graves y la mortalidad por covid-19.

Para analizar los efectos de las vacunaciones en el impacto más negativo, esto es, la mortalidad por covid-19, se pueden establecer dos premisas de inicio. La primera es un porcentaje de referencia de la población vacunada completamente, por ejemplo, 50%. Es decir, tomar este porcentaje para comparar con la evolución de la mortalidad por covid-19. La segunda premisa es la tasa de mortalidad objetivo. De acuerdo con la experiencia internacional, se puede señalar que una tasa de mortalidad de una (1) muerte diaria por covid-19 por millón de habitantes puede ser razonable. Esta es la tasa que en este momento tienen muchos de los países con mayor porcentaje de población completamente vacunada. En América Latina, en los períodos de mayor afectación de la pandemia, la tasa de mortalidad diaria alcanzó entre 15 y 20 muertes por millón en algunos países de la región.

En el ámbito europeo, el 50% de cobertura de vacunación completa fue alcanzado por el Reino Unido el 7 de julio de 2021, en España el 15 de julio, y en Portugal el 19 de julio. Estos dos últimos países son los que tienen actualmente la mayor cobertura de vacunación completa en la Unión Europea entre los que tienen más de un millón de habitantes de población total. En Portugal la cobertura completa es 85%, y en España 78%.

En Portugal y España se redujo la tasa de mortalidad por covid-19 por debajo de una (1) muerte por millón de habitantes, dos meses después de haber alcanzado el 50% de cobertura completa de vacunaciones. En ambos países esta reducción se ha mantenido en el último mes. Sin embargo, en el Reino Unido, a pesar de tener en la actualidad el 66% de cobertura completa, la tasa de mortalidad diaria es cercana a 2 muertes por millón (el doble de la considerada como referencia). Es posible que las diferencias en las medidas de distanciamiento social, efectividad de las vacunas, y diferentes tasas de transmisión, estén involucradas en los distintos resultados de mortalidad en los países.

En América Latina, cinco países (de un total de 20) son los que tienen al día de hoy una cobertura de vacunación completa superior al 50% de la población (Uruguay, Chile, Ecuador, El Salvador, y Panamá). Todos estos países, por cierto, tienen reportes regulares de pruebas diagnósticas de covid-19, de manera que la confiabilidad de los registros es mayor que en aquellos países que no las reportan.

En estos países de la región, el tiempo transcurrido entre el momento que alcanzaron el 15% de cobertura completa y el momento en que llegaron al 50% de cobertura completa, es de 2 a 3 meses. Ecuador es el único país del grupo que lo hizo en un mes. Ahora bien, el tiempo transcurrido entre la cobertura completa de 50% y la reducción de la tasa de mortalidad por debajo de 1 muerte/millón de habitantes fue un mes en Uruguay y Ecuador, y tres meses en Chile. En El Salvador la tasa de mortalidad diaria no se ha reducido por debajo de 1 muerte por millón (más bien está aumentando). En Panamá, se ha reportado una tasa menor a 1 muerte/millón una semana después de haber alcanzado el 50% de cobertura completa. Habría que observar si esta variación se mantiene en las próximas semanas.

De acuerdo con la experiencia de los países que marchan más adelantados en la cobertura de vacunación contra covid-19 en América Latina, se pueden señalar algunas características. En primer lugar, el tiempo que se requiere para alcanzar el 50% de cobertura. Se puede establecer que se requiere entre dos y tres meses, asumiendo que el sistema de salud mantiene la efectividad del programa de vacunaciones. En segundo lugar, se debe destacar que alcanzar el 50% de cobertura completa no implica necesariamente alcanzar la tasa de mortalidad diaria deseable. De allí que mantener el objetivo del 70% de cobertura completa debe ser una prioridad de política pública. Lamentablemente, con el ritmo de vacunación actual, la mayoría de los países de la región no cumplirán esta meta en lo que resta de 2021.

Politemas, Tal Cual, 6 de octubre de 2021

domingo, 3 de octubre de 2021

Efectos educativos de la pandemia

El último informe de UNICEF sobre la respuesta educativa ante la pandemia en América Latina y el Caribe, ilustra las magnitudes de las brechas que se han generado en la región. La relevancia de estas brechas aumentará seguramente las restricciones existentes para las coberturas educativas, y el progreso adecuado del desempeño de los estudiantes.

Señala el informe citado que el promedio de días lectivos sin clases presenciales en los países, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, es 153. Esta reducción en el número de días lectivos ha afectado 86 millones de niños y niñas. Para mediados de septiembre de 2021, 22 países de América Latina y el Caribe tenían las escuelas parcialmente cerradas o se encontraban en receso académico.

Tomando en cuenta que el número de días de actividad educativa anual debería estar entre 180 y 200, se puede asumir que esta pérdida abarca prácticamente un año de clases presenciales. Si en el mejor de los casos se hubiera podido mantener la actividad por vías no presenciales, es evidente la afectación en términos de los aspectos socio-pedagógicos involucrados. También es bien sabido que las posibilidades de contar con los recursos para una adecuada formación a distancia son muy poco frecuentes en el ámbito de la región.

Tres tipos de efectos se pueden señalar a partir de esta reducción extraordinaria de los días de actividad educativa. El primero de ellos es el desfase de corto plazo, es decir, entre los contenidos no cubiertos y las implicaciones que tienen para la prosecución en el siguiente año educativo. Esto significa en la práctica que se deberán poner en marcha mecanismos alternativos, con la consiguiente asignación de recursos adicionales, sean ellos tanto de personal como de infraestructura.

El segundo efecto está relacionado con la evolución de la pandemia cuando existen diferencias notables en la población completamente vacunada en la región. En la última semana de septiembre de 2021, solo cinco países (Uruguay, Chile, Ecuador, El Salvador, y Panamá) han superado el 50% de población completamente vacunada. De hecho, la mayoría de los países solo alcanzarán la cobertura de vacunaciones requeridas en el año 2022. Esto significa que la reapertura de la actividad educativa deberá realizarse con el seguimiento adecuado de las pautas epidemiológicas, y con niveles de incertidumbre relacionados con las bajas coberturas relativas que se mantienen en un grupo significativo de países.

El tercer efecto, mucho más complejo para analizar en estos momentos, es el impacto en la formación de capacidades de la población estudiantil (en todos los niveles) en la región. La mezcla de la pérdida de actividad educativa, especialmente en los sectores que dependen de la cobertura pública, y las debilidades de los sistemas de formación a distancia, aumentarán las brechas ya existentes en los recursos humanos de América Latina y el Caribe. Si esto se agrega al extraordinario deterioro productivo que ha ocasionado la pandemia, es muy evidente que las perspectivas de diversificación se complican de manera significativa.

En este contexto, es indudable que el impacto de la pandemia no será solo de corto plazo. Más bien se prolongará en los próximos años en la medida que las dinámicas políticas y económicas no puedan superar estas restricciones. Es bastante claro que la única forma de enfrentar estos extraordinarios retos es a través grandes alianzas en el seno de las sociedades de los países de la región. Ojalá se fortalezca la institucionalidad requerida para superar estos desafíos.

Politemas, Tal Cual, 29 de septiembre de 2021

domingo, 12 de septiembre de 2021

Países que pueden lograr la cobertura anticovid-19 en 2021

A cuatro meses de finalizar el año 2021, una preocupación compartida en todo el mundo es la situación de la pandemia en el comienzo del próximo año. Los progresos de los países para alcanzar la cobertura anticovid-19 han sido desiguales. Se pueden constatar brechas evidentes, incluso en regiones de mayor homogeneidad. Por ejemplo, en la Unión Europea la gran mayoría de los países (23/27) ya ha alcanzado el 40% de cobertura completa de vacunación anticovid-19. Sin embargo, en América Latina, solo seis países (de 20) han llegado a ese nivel.

Aunque inicialmente se había asumido que la cobertura mínima completa debía ser el 70% de la población, la aparición de la variante Delta y la posibilidad de vacunar a la población menor de 18 años, ha motivado que se intenten alcanzar niveles superiores. En la Unión Europea, por ejemplo, cinco países (Malta, Portugal, Dinamarca, España, y Bélgica) han superado el 70%, y se acercan al 80%.

Para estimar cuáles países de América Latina pueden alcanzar el 70% de cobertura completa, se puede considerar el nivel alcanzado, y el ritmo de vacunación, es decir, el porcentaje diario de personas que son vacunadas cada día. Tomando en cuenta el período transcurrido entre el 1 de agosto y 5 de septiembre de 2021, se pueden identificar cinco grupos de países con respecto a la posibilidad de alcanzar la meta de vacunación para finales de año.

En el primer grupo se encuentran los países que ya han alcanzado el 70% de cobertura completa de anticovid-19: Uruguay y Chile. Estos dos países han implementado los programas más efectivos de vacunación en la región. Al ritmo de vacunación actual, estos dos países podrían alcanzar el 80% de cobertura completa antes de que finalice el mes de octubre de este año.

El segundo grupo está conformado por países que tienen actualmente entre 30% y 40% de cobertura completa, y que además han registrado altas tasas de vacunación diaria en el período analizado. Estos países son: Panamá, Argentina, Ecuador, El Salvador, y Cuba. La condición básica para alcanzar la meta es que estos países mantengan un ritmo de aumento permanente de la cobertura completa. En caso de que se estabilice el ritmo de aumento, no sería posible alcanzar la meta.

En el tercer grupo se encuentran Brasil, Costa Rica, y México, los cuales tienen actualmente una cobertura completa menor a 30%, pero han registrado tasas de vacunación diaria que se mantienen en ascenso. De mantener esta tendencia, podrían cumplir la meta. Sin embargo, el esfuerzo institucional es muy superior al que deben realizar los países del segundo grupo.

El cuarto grupo de países está conformado por República Dominicana y Paraguay. En estos dos países el ritmo de vacunación se ha se ha producido en el último mes el estancamiento del ritmo de vacunación. Aunque tienen diferentes coberturas completas (República Dominicana 42% y Paraguay 25%), la tasa de vacunación diaria que registran en la actualidad no les permitiría alcanzar la meta sino a principios de 2022. Sin embargo, es posible modificar este escenario si en ambos países se introducen correctivos que aumenten notablemente la tasa de vacunación diaria.

El quinto grupo está conformado por países que al ritmo actual de vacunación no lograrán la meta en lo que resta de 2021. Está conformado a su vez por dos subgrupos de países. En el primer subgrupo están Colombia, Bolivia, Perú, y Honduras. Estos países alcanzarían la meta en el primer semestre de 2022.

En el segundo subgrupo están Guatemala, Venezuela, Haití, y Nicaragua. Los dos primeros países de este subgrupo, al ritmo de vacunación actual, lograrían la meta en el segundo semestre de 2022. En Haití y Nicaragua la meta de cobertura se podría conseguir en 2023 o más allá. Los países de este subgrupo son los más rezagados en porcentaje de población completamente vacunada, y el ritmo de vacunación diario.

El balance muestra que es posible que solo la mitad de los países de América Latina (10) alcance la meta de cobertura anticovid-19 en 2021. Algunos de estos países deben mantener el desempeño actual, en términos del ritmo de vacunación, para lograr efectivamente la cobertura requerida. La otra mitad de los países deben realizar mejoras sustantivas en los programas de vacunación anticovid-19 para reducir el tiempo previsto de acuerdo con el escenario descrito. Es bastante probable que la vacunación anticovid-19 sea el tema más significativo de muchos países de la región también en 2022.

Politemas, Tal Cual, 8 de septiembre de 2021

domingo, 15 de agosto de 2021

Impacto de altas coberturas de vacunación contra covid-19

Después de ocho meses del inicio de las vacunaciones contra covid-19, es evidente la brecha de cobertura que existe entre diferentes áreas del mundo. Mientras en la Unión Europea casi todos los países superan el 35% de cobertura de vacunaciones completas (25/27), en América Latina solo tres países (Chile, Uruguay, y República Dominicana) han alcanzado ese nivel. En consecuencia, muchos países de la región cumplirán la meta de cobertura en 2022 o después. Los efectos de este rezago en las vacunaciones completas contra covid-19 abarcarán múltiples áreas, desde la dinámica productiva hasta la prestación de servicios de salud, solo por mencionar dos de ellas.

Conocer el impacto de las altas coberturas de vacunaciones completas en los países líderes en la región, es de especial utilidad para estimar las condiciones que experimentarán aquellos países que no han logrado un alto desempeño en este aspecto. De acuerdo con la última información disponible (8 de agosto de 2021), el número de casos diarios de covid-19 (por millón de habitantes) en los tres países líderes es notablemente inferior al del resto de los países de América Latina. En Chile, el número de casos diarios es 16 veces menor que el de Cuba (país con el mayor número de casos diarios de covid-19 en la actualidad). En Uruguay y República Dominicana es mucho menor (20 y 27 veces respectivamente). A pesar de que, en los tres países líderes se reportaron aumentos de casos diarios luego del inicio de las vacunaciones, actualmente el número de casos en cada uno de ellos es uno de los más bajos en el transcurso de la pandemia.

La reducción de la mortalidad diaria también ha sido significativa. Actualmente la mortalidad diaria de Uruguay y República Dominicana está por debajo de una (1) muerte por millón de habitantes, las cifras más bajas en la región, comparables con las que se registran en la mayoría de los países de la Unión Europea. En Chile todavía la tasa de mortalidad diaria está por encima de 3 muertes por millón de habitantes (3,67), aunque ya es la mitad de la registrada al principio del mes de julio.

El progreso de las vacunaciones completas en estos tres países líderes se ha acompañado con el mantenimiento de otras medidas de control. Cada país ha realizado ajustes en la rigurosidad de las medidas de control, de acuerdo con la evolución de los casos diarios. Aunque Chile mantuvo el mismo nivel de rigurosidad de políticas (79/100 en la escala del índice de la Universidad de Oxford) desde el inicio de las vacunaciones hasta los primeros días de abril, el aumento de los casos generó un incremento (a 85) a finales de abril. Este alto nivel de rigurosidad se mantuvo constante desde finales de mayo hasta mediados de julio.

También en Uruguay se aumentó la rigurosidad de las medidas de control luego del incremento de casos. A mediados de marzo se alcanzó el nivel más alto de la rigurosidad de medidas de control (87). En República Dominicana, quizás por un menor aumento en el número de casos diarios, las medidas de control no han superado el índice de 70 desde el inicio de las vacunaciones. Actualmente, de acuerdo con la última información disponible, el país con la mayor rigurosidad es Chile (74), seguido por República Dominicana (63), y Uruguay (56).

La experiencia de los países líderes en cobertura de inmunizaciones completas contra covid-19 en la región, evidencia lecciones relevantes. En primer lugar, la importancia de planificar la compra y el abastecimiento regular de vacunas. Chile y República Dominicana concretaron desde hace varios meses los acuerdos para el suministro de vacunas contra covid-19 para toda la población. Un segundo aspecto está vinculado con el desempeño en la gestión, expresado en el alto ritmo de vacunaciones diarias registrado en estos países.

El mantenimiento y ajuste de las otras medidas de control es un tercer aspecto de importancia, demostrativo de la interacción de los diferentes factores relacionados con la transmisión de covid-19. Finalmente, el cuarto aspecto es el mantenimiento de la rutina de realización de pruebas diagnósticas de covid-19 (Chile y Uruguay están entre los tres países de la región con mayor número de pruebas diagnósticas por población). La aplicación de estas lecciones en los países de la región que todavía no han alcanzado altos niveles de cobertura, es de especial relevancia para lograr que la pandemia sea controlada en el menor tiempo posible.

Politemas, Tal Cual, 11 de agosto de 2021

viernes, 30 de julio de 2021

La variante Delta de Covid-19 en América Latina

La variante Delta de covid-19 ha sido considerada como preocupante por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Esta preocupación está fundamentada en el hecho de que es una variante con un mayor nivel de contagio que la covid-19 original. En consecuencia, se ha advertido que esta variante puede aumentar nuevamente el registro de casos de la pandemia. Dado que la población completamente vacunada es menos afectada por esta variante, también se concluye que en aquellos países con menos cobertura de vacunas los efectos pueden ser más severos, especialmente por el impacto en la congestión de los servicios de salud. Aunque se ha reportado que los síntomas de la variante Delta difieren de los de la forma original de covid-19, no existen a la fecha estudios concluyentes sobre estas diferencias.

En aquellos países en los cuales la variante Delta se ha convertido en la predominante, el aumento de los casos ha sido notable. Por ejemplo, en el Reino Unido actualmente la variante Delta representa el 100% de los análisis genómicos de covid-19. El número de casos diarios de covid-19 (por millón de habitantes) aumentó más de 20 veces desde principios de abril de este año, justamente por causa de esta variante. La alta proporción de población completamente vacunada contra covid-19 en Reino Unido (más de 50% desde principios de julio), ha influido en que el incremento en la mortalidad diaria haya sido menor (aunque se mantiene en menos de 1 muerte diaria por millón de habitantes, ha aumentado de 0,10 a 0,96 en dos meses).

Otros países con predominio de la variante Delta también ha experimentado aumentos significativos de los casos de covid-19 en las últimas semanas. En España, por ejemplo, los últimos registros de análisis genómicos indican que el 97% corresponden a la variante Delta. Es posible que este factor esté también condicionando el aumento de 10 veces en el número de casos diarios desde finales de junio. Al igual que en el Reino Unido, la mortalidad diaria ha tenido un incremento menor, quizás por la alta cobertura de población completamente vacunada. En Estados Unidos los casos de covid-19 han aumentado cinco veces, con 92% de análisis genómicos correspondiente a la variante Delta. De estos ejemplos es posible inferir que el alto nivel de contagio de la variante Delta ocasiona aumentos significativos en el número de casos diarios. Que esos aumentos de casos no impliquen incrementos significativos en la mortalidad, dependerá principalmente de la cobertura de la población completamente vacunada.

De lo anterior se pueden derivar dos problemas relevantes para el control de la pandemia en América Latina. En primer lugar, la baja capacidad para realizar análisis genómicos en los países de la región. Esta limitación impide conocer el grado de incidencia de la variante Delta, y, en consecuencia, realizar los cambios necesarios en las políticas de control. Solo cuatro países de la región tienen registros de análisis genómicos indicando la proporción que representa la variante Delta (México, Brasil, Ecuador, y Chile), para el último día disponible (12 de julio de 2021). Esto significa que, en la gran mayoría de los países de la región, la incidencia de la variante Delta es desconocida, porque es bastante obvio que las probabilidades que ya se encuentre en fase de propagación es bastante alta. De acuerdo con estos datos, en México la proporción de variante Delta es 61% del total de análisis genómicos. Es muy posible que esta sea la razón por la cual el número de casos diarios de covid-19 en México ha aumentado siete veces desde finales de mayo.

El segundo problema relevante es el impacto previsible de los efectos de la variante Delta en la gran mayoría de los países de la región que se caracterizan por bajas coberturas de vacunación completa contra covid-19. En efecto, a la fecha solo tres países tienen más de 30% de cobertura (Chile, Uruguay, y República Dominicana). Es por ello que es bastante probable que, en muchos de estos países, al igual que ya está pasando en México, se registren aumentos significativos de casos en las próximas semanas.

La evolución de la variante Delta de covid-19 representa un nuevo reto para las políticas de control en la región en la segunda parte de 2021. Para ello la alternativa de elección es aumentar rápidamente las coberturas de vacunaciones completas. Es a la fecha la mejor opción para evitar un nuevo incremento de casos de covid-19 en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 28 de julio de 2021

Sin datos para superar el impacto de la pandemia

Dado el bajo desempeño que ha tenido el control de la pandemia de covid-19 en América Latina, lo más previsible es que continúe siendo el mayor problema de los sistemas de salud de la región en los próximos años. Sin embargo, concentrar únicamente la atención en el control de la pandemia también puede complicar aún más la afectación en las condiciones de salud de los latinoamericanos.

Para enfrentar el impacto de la pandemia en la región, el primer paso es tener información sobre los efectos. Se puede anticipar que el hecho de que los sistemas de salud hayan focalizado la atención en la pandemia, ha traído como consecuencia que otras áreas hayan recibido menos prioridad. Se pueda estimar que existirán disminuciones en las coberturas de otras vacunaciones, demoras en la realización de intervenciones quirúrgicas, reducción en la realización de campaña de despistaje de enfermedades como hipertensión arterial, diabetes, y cáncer, entre otros aspectos.

De allí que una primera tarea es conocer cuáles eran las brechas de atención antes de comenzar la pandemia. El objetivo en este caso es establecer la situación previa. Se espera que, a mayor tardanza en controlar la pandemia, la brecha con respecto a esta situación inicial aumentará de manera significativa. Por ello es conveniente caracterizar las dimensiones de esta brecha.

Lamentablemente, la información disponible, al menos la que se encuentra en el sitio web de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), no permite, al día de hoy, tener un balance al año 2019 (año previo a la pandemia). Para muchos de los indicadores de los países de América Latina, el último año con información es 2017. Por ejemplo, el porcentaje de niños con bajo peso al nacer para ese año solo se reporta para 8 países (de 20 en total en la región). Los casos de malaria solo están disponibles para tres países, la cobertura de atención prenatal para ocho países. La cobertura de inmunizaciones si está reportada para la gran mayoría de los países, pero también el último año con información es 2017. Con respecto a la tasa de mortalidad infantil, se encuentra reportada para seis países en 2017, y la mortalidad materna para siete países en el mismo año. El número de personas con aumento en la glicemia fue reportado por última vez en 2014, y con aumento en la tensión arterial en 2015.

Es de suponer que también la pandemia ha afectado la realización de las actividades ordinarias de seguimiento y recopilación de datos en los servicios de salud de los países. De tal manera que es previsible que también exista un mayor rezago en la actualización de las series históricas, en la revisión respectiva, y en la publicación. Si la última información disponible en la actualidad corresponde a la de cuatro años atrás, es fácil imaginar que a este ritmo el impacto de la pandemia en la situación general de los servicios será conocida en detalle dentro de varios años.

Esta diferencia entre la rutina administrativa para el procesamiento y difusión de datos, fundamentales para el diseño de mejores políticas de salud, y la urgencia para enfrentar la severidad de la pandemia, requiere entonces modalidades innovadoras para estimar con mayor precisión estos efectos. Una vía para ello es la realización de encuestas de hogares por muestreo que cubran toda la población, y que tengan un método adecuado para discriminar las situaciones por niveles administrativos. La realización de encuestas regulares de este tipo puede complementar la obtención de datos provenientes de fuentes administrativas ordinarias. Por otra parte, estas encuestas son de gran valor para especificar las características de la protección financiera y la cobertura de los servicios de salud, los cuales son dos de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2030).

En este último aspecto también América Latina muestra un rezago significativo en la generación de información. En la base de datos desarrollada por el Banco Mundial para incluir encuestas de hogares por muestreo concentradas en servicios de salud, la información disponible en muchos países de la región tiene un retraso significativo. En la mayoría de los países de la región solo se han realizado una o dos encuestas de este tipo en un período de más de veinte años. La encuesta más reciente disponible es de 2016.

Es por ello que América Latina (puede decirse que en todos los países), enfrenta una doble restricción en los sistemas de salud de la región. Por una parte, el severo efecto que ha tenido la pandemia, lo cual es bastante notorio al comparar los casos y fallecimientos con otras regiones del mundo. Y por la otra, la ausencia de información para la toma de decisiones para atender las brechas de servicios generadas por la pandemia, pero también para acometer los retos involucrados en la cobertura universal de salud que se debe alcanzar en 2030. Resulta de especial relevancia que en todos los países de la región se realicen encuestas anuales que permitan monitorear las políticas de salud de los próximos años. Mientras no se incorpore esta rutina de seguimiento y medición, las políticas de salud en la región no contarán con los mecanismos para mejorar sistemáticamente. La consecuencia directa será una mayor afectación de las condiciones de salud de los latinoamericanos.

Politemas, Tal Cual, 21 de julio de 2021

viernes, 16 de julio de 2021

Consecuencias del retraso para vacunar en América Latina

La brecha de inmunidad contra covid-19 puede condicionar la dinámica global de los próximos años. Las evidencias hasta la fecha son significativas. Mientras en la Unión Europea el 38,9% de la población ya está completamente vacunada contra covid-19, con 24 países (de 27) con coberturas superiores al 30%, en América Latina solo 3 países (de 20) superan este porcentaje. Esta evolución puede significar que al final de este año, el segundo de pandemia, muchos países no habrán alcanzado la meta de vacunaciones que permita el control. Conviene explorar las causas de esta situación en América Latina, y especialmente, las opciones de políticas que se deben ejecutar.

La primera condición para el éxito de las vacunaciones contra covid-19 es contar con la disponibilidad de dosis para la población objetivo. De acuerdo con la última información disponible en sitio web de la Universidad de Duke, solo cuatro países de la región (Bolivia, Brasil, Chile, y República Dominicana) tienen suficiente número de dosis para vacunar a toda la población requerida, sin tener que utilizar dosis por el mecanismo Covax. Un quinto país (México) puede cubrir a toda la población meta, pero incluyendo las dosis correspondientes a Covax. Cuatro países (Cuba, Haití, Nicaragua, y Paraguay) no tienen registros de disponibilidad de vacunas en el sitio web mencionado. Esto implica que en la mayoría de los países de la región no se cuenta todavía con los acuerdos de compra que garanticen las dosis necesarias de vacunas contra covid-19.

También la garantía de disponibilidad está afectada por la escasez de vacunas en el mercado internacional. En los meses de mayo y junio de este año, entre los países que no han alcanzado la disponibilidad, solo El Salvador, Perú, Ecuador, y Argentina, han logrado acuerdos de compras de vacunas. Otro país que ha concretado suministros es México, pero en este caso por una donación. La dificultad de alcanzar la disponibilidad en la mayoría de los países de la región, es indicativo de las restricciones para compras de vacunas, la mayoría de ellas se ha concentrado en los países de mayores recursos.

El suministro de vacunas a través del mecanismo Covax también expresa notables diferencias. De acuerdo con el seguimiento que realiza Unicef de las vacunas distribuidas a través de Covax, tres países (El Salvador, Honduras, y Bolivia) han recibido hasta la fecha más dosis que las asignadas inicialmente. En El Salvador han sido casi cinco veces más las dosis efectivamente recibidas, mientras en Honduras poco más de tres veces, y en Bolivia poco menos de dos veces. En tres países (Argentina, Colombia, y Paraguay), ya se han recibido todas las dosis asignadas. Sin embargo, en otros países se han recibido menos de la mitad de las dosis asignadas (República Dominicana, Nicaragua, y Panamá). En Haití no se han recibido dosis asignadas. Cuba y Venezuela son los únicos países de la región que no tienen a la fecha dosis asignadas por Covax.

El tercer factor que afecta la posibilidad de alcanzar la cobertura meta es la capacidad de gestión de los sistemas de salud de la región. Si se examina el ritmo de vacunaciones diarias en los últimos quince días, solo cuatro países de la región (Chile, Uruguay, República Dominicana, y Cuba) registran un porcentaje superior a 0,4. De hecho, estos son los únicos países de la región que podrían alcanzar la meta de vacunación (esto es, el 70% de la población total) antes de que termine el año 2021.

En el resto de los países de la región (16) la cobertura meta solo se podría alcanzar a partir de 2022. En dos países, de hecho, no es posible tener un estimado (Haití porque no reporta información sobre vacunaciones, y Nicaragua porque no informa las dosis discriminadas por primeras y segundas).

Al ritmo actual de vacunaciones diarias, solo Colombia y El Salvador podrían alcanzar la meta en el primer semestre de 2022. Otros países (Brasil, Panamá, Argentina, Perú, y Ecuador) alcanzarían la meta a finales de 2022. El resto de los países (México, Costa Rica, Bolivia, Paraguay, Guatemala, Honduras, y Venezuela) alcanzarían la cobertura a partir de 2023.

En el escenario descrito, la brecha de inmunidad contra covid-19 se prolongaría en América Latina por tres años más como mínimo. Esto significaría mantener la incertidumbre ocasionada por las debilidades de las medidas de control, así como la permanente afectación por los casos y muertes por covid-19. Al día de hoy, siete países de América Latina están entre los quince con mayor cantidad de muertes diarias por covid-19 por millón de habitantes. Que solo cuatro países estén ejecutando las vacunaciones a un ritmo que permite alcanzar la cobertura en 2021, es indicativo de las significativas restricciones del resto de los sistemas de salud de la región. A menos que se tomen medidas contundentes, el impacto de esta brecha de inmunidad en la vida cotidiana de las personas, y en las condiciones políticas, económicas y sociales, será probablemente la afectación más severa en la región hasta mediados de esta década.

Politemas, Tal Cual, 14 de julio de 2021

miércoles, 7 de julio de 2021

¿Por qué Covid-19 afectó tanto los sistemas de salud de América Latina?

Luego de año y medio de evolución de la pandemia, existe un gran consenso en considerar a América Latina como la región más afectada del mundo. Con 8% de la población, América Latina ha registrado el 20% de los casos y el 32% de las muertes a escala global. Al día de hoy, el 45% de las muertes diarias por covid-19 ocurre en la región. Mientras solo dos países de la Unión Europea tienen una tasa de mortalidad diaria por covid-19 superior a 1 muerte por millón de habitantes, en América Latina quince países (de 20) superan ese nivel. En los cinco países restantes, hay varios con altos niveles de subregistro de mortalidad.

Estos efectos tienden a aumentar porque las perspectivas de control de la pandemia en la región indican que no se producirá rápidamente. Al ritmo de vacunación que se ha registrado en los últimos quince días, solo tres países pueden alcanzar la cobertura meta en 2021 (Chile, Uruguay, y República Dominicana). Ocho países (Bolivia, Cuba, Colombia, México, Costa Rica, Perú, El Salvador, y Panamá), de mantener el ritmo actual, podrían alcanzar la cobertura meta en 2022. En el resto de los países (nueve) se alcanzaría en 2023 o después. Es decir, los efectos de la pandemia se podrían prolongar por al menos cuatro años.

A este inmenso impacto en términos de personas que han contraído la enfermedad, y han fallecido, se debe agregar el devastador efecto social y económico, expresado en el aumento de la pobreza, pérdida de días de actividad educativa y productiva, desempleo, e inestabilidad institucional.

En este contexto es conveniente analizar las posibles causas que han condicionado este bajo desempeño de la región para enfrentar la pandemia. Múltiples factores abarcan desde la capacidad de diseño e implementación de políticas públicas de los gobiernos, pasando por las restricciones económicas, y las debilidades estructurales de los mercados de trabajo. Pero es indudable que uno de los factores específicos es el desempeño de los sistemas de salud, tanto por su función directa en las políticas de control y tratamiento, como por las vinculaciones con las otras áreas de políticas públicas.

La pandemia ha demostrado en la práctica la importancia de la premisa básica para la organización de los sistemas de salud. Esto es, contar con los recursos y procesos para identificar riesgos individuales y colectivos. El hecho de que la pandemia se exprese de manera diferente en áreas locales y en familias, indica la importancia que tiene contar con una institucionalidad que sea capaz de discriminar estos riesgos, y enfrentarlos. Como estos riesgos son individuales, la situación ideal es que todas las personas, sin excepción, tengan acceso a la protección financiera de salud, y a los servicios que se requieren.

Para garantizar que cada persona esté cubierta, tanto en la protección financiera, como en los servicios, los sistemas de salud han evolucionado, en general, en dos modalidades. En la primera modalidad están los países que ha financian los servicios de salud con impuestos generales (el modelo inicialmente desarrollado en el Reino Unido, y posteriormente seguido por Dinamarca, España, Portugal, Italia, entre otros). En la segunda modalidad están los países que financian los servicios de salud con contribuciones derivadas de la relación laboral (tanto de las empresas como de los trabajadores). Entre los países con esta modalidad se puede señalar a Alemania y Francia. En la gran mayoría de los países se ha optado por alguna de estas modalidades, sin prejuicio de las características específicas que han configurado.

En ambas modalidades, el objetivo fundamental es facilitar que todas las familias tengan acceso a la protección financiera sin comprometer los ingresos regulares. Es por ello que dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030, se establece que todas las personas deberán tener protección financiera de salud, es decir, que ninguna familia deberá sufragar directamente gastos de salud superiores al 10% de los ingresos mensuales. Este gasto se denomina de bolsillo para expresar que proviene directamente de las familias. Cuando el gasto de bolsillo de las familias para salud, supera el 10% del ingreso mensual se denomina gasto catastrófico para indicar justamente el impacto negativo que tiene en el bienestar. En otras palabras, en 2030 ninguna persona del planeta deberá estar en situación de gasto catastrófico en salud.

Lamentablemente, en América Latina las mediciones del gasto catastrófico, para las cuales se requieren encuestas por muestreo, no son regulares. Por lo tanto, se debe acudir a mediciones indirectas de la protección financiera. Una de ellas es el porcentaje de gasto de bolsillo que se dedica en los países para financiar los gastos totales en salud. A mayor porcentaje de gasto de bolsillo, es posible inferir que existe mayor proporción de población sin acceso a protección financiera. La base de datos de la OMS sobre gasto en salud (Global Health Expenditure Database) permite comparar los países en este aspecto. Los últimos datos disponibles corresponden al año 2018.

De acuerdo con estos datos, solo tres países de América Latina tenían en 2018 menos de 20% de gasto de bolsillo con respecto al total de gastos de salud (Cuba, Colombia, y Uruguay). Esto contrasta con la Unión Europea en la cual la mayoría de los países (15) tenían menos de 20% de gasto de bolsillo. El porcentaje promedio de gasto de bolsillo en los países de América Latina era 32,9, mientras en la Unión Europea era 21,7. Entre 2000 y 2018, el promedio de gasto de bolsillo en los países de América Latina solo se ha reducido en 7%, y solamente un país ha pasado al grupo con menos de 20% de gasto de bolsillo (Uruguay). La magnitud del gasto de bolsillo superaba en 2018 el 35% en ocho países de América Latina (Venezuela, Ecuador, México, Haití, República Dominicana, Paraguay, Honduras, y Guatemala). En los dos últimos países el gasto de bolsillo es superior al 50% del gasto total en salud.

El gran porcentaje del gasto de bolsillo en los países de América Latina expresa en la práctica que la protección de la salud es una situación individual, no colectiva. Esto es, que cada persona y familia debe velar por su propia protección financiera. Por supuesto esto contradice todos los principios no solo en la garantía de la protección, sino en las premisas de salud pública, por cuanto los riesgos son mayores justamente en las personas con menor protección financiera. Esta es la razón por la cual la gran proporción de personas que laboran en el mercado informal en la región no están protegidas tampoco. De allí que, al riesgo a la salud, especialmente en situaciones como la pandemia, estas personas deben agregar la necesidad de salir de las viviendas para conseguir el sustento diario. Ambos riesgos se potencian, y explican la inefectividad de los confinamientos, y la prolongación de la pandemia en la región.

No solo la protección financiera es clave para incorporar a las personas al sistema de salud, también es fundamental para permitir al sistema de salud la vinculación directa con los servicios. Esta es la razón que puede explicar las dificultades de los sistemas de salud de la región para la detección de casos cuando no se tiene información sobre las familias, y para vacunar con rapidez a la alta cantidad de personas que lo requieren.

La pandemia ha dejado en evidencia que la protección financiera de la salud en la región requiere una transformación significativa. De sistemas en los cuales no se puede identificar riesgos individuales, familiares y colectivos, se debe pasar a sistemas de amplia incorporación y seguimiento. Y eso supone modificar los criterios de financiamiento y de organización de los servicios de salud. Es bastante claro, por los efectos que ha tenido la pandemia, que muchos países de la región deben considerar en profundidad la modalidad de financiamiento a predominio fiscal con el objeto de incorporar toda la población a los beneficios de un sistema de salud inclusivo.

Politemas, Tal Cual, 30 de junio de 2021

viernes, 18 de junio de 2021

¿Por qué no cede la pandemia en Chile y Uruguay?

A pesar de haber alcanzado altos niveles de cobertura de vacunaciones completas contra covid-19, Chile y Uruguay no registran reducciones en los casos y muertes. En Chile la cobertura de vacunaciones completas es 47%, y en Uruguay 33%, aunque en este último país la vacunación se inició dos meses después que en el primero. La ausencia de la reducción de casos contrasta con lo experimentado por otros países exitosos en la cobertura de vacunaciones.

En Reino Unido, por ejemplo, las vacunaciones contra covid-19 se iniciaron en la primera semana de enero de este año. La reducción de casos se produjo de manera continua debido probablemente a la combinación de medidas de control con un alto ritmo de vacunaciones diarias. Tal fue la reducción de casos en el Reino Unido, que en los primeros días de abril se registró la menor cantidad de casos diarios por millón de habitantes en toda la pandemia. Debe señalarse que Chile tiene en estos momentos mayor cobertura completa que Reino Unido, y Uruguay solo 10% menos.

Dos aspectos, entre otros, deben ser tomados en cuenta para explicar la evolución de los casos y muertes en Chile. A diferencia de Reino Unido, que mantuvo las estrictas medidas de control hasta que las vacunaciones habían avanzado significativamente, en Chile se produjo una disminución de las medidas de control, especialmente en los primeros meses del año. Dado que se permitió el desplazamiento de personas entre distintas áreas del país, es posible que se haya contribuido con la propagación de las infecciones de manera amplia. Desde finales de febrero hasta la primera semana de abril, el número de casos diarios por millón de habitantes se duplicó, al pasar de 173 a 371. Luego de haber disminuido a 280 en la primera semana de mayo, ha aumentado nuevamente hasta alcanzar 377 casos diarios por millón/hab en la actualidad.

De acuerdo con un informe reciente de varias universidades chilenas, el aumento de casos graves de covid-19 ha sido mayor en la población menor de 50 años. De hecho, la ocupación de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) es tres veces mayor en pacientes menores de 50 años que lo registrado en el punto más alto de casos del año pasado. En la Región Metropolitana se registra actualmente casi 99% de ocupación de las camas de UCI. Se ha asociado la mayor proporción de casos de covid-19 en menores de 50 años, con el ritmo más lento de vacunaciones en este grupo. Mientras en los mayores de 70 años se requirió un mes para pasar de 5 a 80% de cobertura, en los menores de 50 años se ha aumentado menos de 10% en el último mes (de 25 a 34%).

En Uruguay, por su parte, el inicio de las vacunaciones se produjo el 28 de febrero, luego de haber experimentado el 16 de enero el punto más alto de casos en la pandemia. En ese momento, de acuerdo con el Índice de Rigurosidad de Políticas (IRP) de la Universidad de Oxford, el nivel de control era 68 (el máximo es 100).

A mediados de marzo las medidas de control fueron aumentadas hasta 87 debido al nuevo aumento de casos. En este momento el número de casos alcanzó un nuevo récord durante la pandemia (338 casos diarios por millón/hab). Sin embargo, el alto nivel de rigurosidad de políticas solo tuvo vigencia por dos semanas. Se disminuyó a 72 el 31 de marzo. Los casos siguieron aumentando hasta casi quintuplicarse en un mes (para alcanzar 1.129 casos diarios por millón/hab el 10 de abril). A pesar de haber aumentado la rigurosidad por pocos días en la segunda semana de abril, se redujo nuevamente. En este momento la rigurosidad en Uruguay es la menor desde el mes de diciembre de 2020. Para el 14 de junio el número de casos diarios por millón/hab es más de cuatro veces superior al que se registraba al inicio de las vacunaciones.

La evolución de la pandemia en los dos países de América Latina que han logrado mayor cobertura de vacunaciones completas, evidencia dos aspectos de gran relevancia. En primer lugar, la importancia de mantener las medidas de control rigurosas en las primeras etapas de las vacunaciones. El segundo aspecto es que se alcance un ritmo alto y homogéneo de vacunaciones, especialmente en los grupos de edad que pueden ser más afectados por la disminución de las medidas de control (menores de 50 años). Atender estos aspectos es fundamental para evitar que se prolongue la pandemia, incluso en la fase de aumento del ritmo de vacunaciones. De lo contrario, la ausencia de estos factores también contribuirá a extender la afectación de la pandemia en la región.

Politemas, Tal Cual, 16 de junio de 2021

sábado, 12 de junio de 2021

Los cambios que debe generar la pandemia

Las tendencias actuales de los casos y fallecimientos por covid-19 configuran la consecuencia más notoria de la pandemia, esto es, una nueva desigualdad entre países o áreas del mundo. Esta desigualdad se puede ampliar en la medida que muchos países no logren aumentar el ritmo de vacunaciones diarias. De manera que, progresivamente, los países más avanzados en el control de la pandemia estarán iniciando una nueva etapa de cambios en rutinas individuales y sociales. Es por ello de especial utilidad analizar cuáles son los cambios deseables que deberían generarse en los próximos tiempos.

En el ámbito del comportamiento de las personas, un cambio muy relevante que ha traído la pandemia es concentrar la atención en los virus. A pesar de que las enfermedades causadas por virus han requerido la atención de los sistemas de salud desde hace mucho tiempo, el conocimiento sobre ellas era del dominio más bien de especialistas. La existencia de vacunas para muchas enfermedades virales también ha condicionado la creencia de que eran situaciones plenamente controladas. Si a ello sumamos que los sistemas de salud habían dedicado gran parte de sus actividades en las enfermedades no infecciosas, las personas han podido asumir que las enfermedades virales eran problemas de salud superados.

La magnitud de los efectos de la pandemia, especialmente por el tiempo de evolución, y la alteración de prácticas sociales, ha colocado nuevamente a las enfermedades virales en la vida cotidiana de las personas. Esto es especialmente significativo cuando ya es conocido que cientos de miles de virus también podrían seguir el curso de transmisión de zoonosis a la infección de humanos. Dado que las medidas de control implementadas antes de las vacunas contra covid-19, correspondieron al distanciamiento social, es obvio que algunas de ellas pueden mantenerse, incluso con el éxito de las vacunaciones. También es bastante deseable que ante la magnitud de la información que se ha generado en la pandemia sobre los virus, especialmente la relacionada con la epidemiología y clínica, los ciudadanos sean más sensibles a este problema de salud pública. Esto último es de especial importancia porque los riesgos de nuevas pandemias deben enfrentarse con decisión, y para ello es clave contar con la participación de los ciudadanos, sea exigiendo más información, sea cooperando en múltiples áreas del control. De manera complementaria, es importante que los ciudadanos promuevan la amplia utilización de las vacunas ya existentes, con lo cual se reducirían notablemente la morbilidad y mortalidad por estas causas.

En la esfera institucional, la etapa post-pandemia debería consolidar la práctica iniciada con la generación amplia de información en tiempo real sobre los casos y muertes. Esto podría significar, a partir de la experiencia con covid-19, el desarrollo de nuevas plataformas de seguimiento global de otros problemas de salud pública. También se debería promover más la práctica de cooperación entre gobiernos, centros de investigación, organizaciones internacionales, y empresas innovadoras, la cual ha contribuido sustancialmente a comprobar la efectividad de opciones para el diagnóstico, tratamiento, y prevención de covid-19.

Otras prácticas institucionales que deberían establecerse, están relacionadas con las previsiones para evitar nuevas pandemias. En primer lugar, tal como lo demuestra la experiencia de países, como Corea del Sur, es fundamental la planificación de mediano y largo plazo para fortalecer las capacidades institucionales para responder rápidamente ante los riesgos de pandemias, elaborar alternativas de diagnóstico y tratamiento, entrenar recursos humanos, y disponer de mecanismos de cooperación y financiamiento de manera expedita. En segundo lugar, la incorporación del seguimiento de enfermedades infecciosas como uno de los requisitos en la planificación estratégica de las instituciones de desarrollo.

De especial consideración son las prácticas que deberían introducirse en la gestión de los gobiernos, entre ellas, crear nuevas modalidades de interacción regular con el ámbito científico, así como el diseño e implementación de políticas a partir de la cooperación e intercambio con múltiples instituciones en diferentes niveles geográficos y políticos.

Los efectos tan severos que ha ocasionado la pandemia en América Latina, los cuales se pueden prolongar en el tiempo por la desigualdad en el acceso a las vacunaciones, deberían significar la incorporación de nuevas prácticas individuales e institucionales, especialmente en el control de enfermedades infecciosas. Si esta preocupación no es asumida de manera integral por gobiernos, empresas, universidades, no solo se prolongará la incertidumbre ocasionada por la pandemia, también se limitará la efectividad de las acciones para enfrentar los riesgos biológicos de la región en la próxima década.

Politemas, Tal Cual, 2 de junio de 2021