martes, 17 de noviembre de 2020

La brecha de políticas en la pandemia

Luego de nueve meses de pandemia, el desempeño de los países de América Latina en las políticas de control es bastante decepcionante. La región, con el 8% de la población mundial, ha registrado hasta la fecha el 24% de los casos y el 35% de las muertes por covid-19. Al día de hoy, se reportan diariamente 2.000 muertes por covid-19 en el conjunto de los países. Siete países (Perú, Brasil, México, Chile, Bolivia, Argentina, y Ecuador) están en el grupo de los diez con mayor mortalidad en el mundo. 

La pandemia ha evolucionado en fases en muchos países. Esto es, se produjo una primera fase con gran número de casos y muertes, que fue sucedida por un período de reducción significativa de los casos. Así sucedió en todos los países de Europa, por ejemplo. Esta primera fase de crecimiento en el número de casos con la posterior reducción duró en promedio aproximadamente tres meses. En las últimas semanas, todos los países de Europa han experimentado una nueva fase de aumento de casos, que ha obligado a implementar severas medidas de distanciamiento, en muchos casos con amplia suspensión de actividades sociales y productivas. En América Latina, por el contrario, la gran mayoría de los países todavía se encuentra en la primera fase. Es verdad que se han reducido los casos diarios, pero no en los niveles de los países que fueron más exitosos en las políticas de control. 

Si se toma como criterio de éxito del control de la pandemia, el menor número de nuevos casos diarios de covid-19, se puede fijar el límite en 10 casos diarios por millón de habitantes. Este valor no ha sido superado por Corea del Sur desde que controló la pandemia. La gran mayoría de los países de Europa registraron menos de 10 casos por millón de habitantes en el período de control. En consecuencia, este criterio puede ser de utilidad para clasificar los países de América Latina con respecto al desempeño. Esto es, los países con más de 10 casos diarios por millón tienen una brecha con respecto a los países más exitosos. 

Entre los países que han tenido menos de 10 casos nuevos diarios de covid-19 están Uruguay y Cuba. Sin embargo, en las últimas semanas en Uruguay se ha producido un aumento en el número de casos diarios nuevos de covid-19 (hasta llegar a 16 por millón). Ambos países tienen una mayor capacidad institucional en términos de salud pública, cuando se comparan con el resto de los países de la región. Aunque Nicaragua y Haití también registran menos de 10 casos nuevos diarios por millón, no cuentan con cifras de realización de pruebas diagnósticas para comparar con el resto de los países. El quinto país del grupo es Bolivia, el cual alcanza este nivel luego de seis meses de evolución de la pandemia. 

El segundo grupo de países está conformado por aquellos que tienen entre 10 y 50 casos nuevos diarios por millón de habitantes. Esto significa entre 2 y 5 veces el criterio establecido. En este grupo se encuentran Guatemala, Honduras, República Dominicana, México, Ecuador, Venezuela, y El Salvador. Solo Honduras y Venezuela no tienen cifras para comparaciones de la realización de pruebas diagnósticas. 

En el tercer grupo se encuentran Paraguay, Perú, Brasil y Chile, todos con un número entre 50 y 100 casos nuevos diarios de covid-19 por millón de habitantes. Esto significa entre 5 y 10 veces el número de casos de los países con mejor desempeño. El cuarto grupo corresponde a los países con mayor cantidad de casos por millón de habitantes (Argentina, Panamá, Costa Rica, y Colombia), con 15-20 veces más casos que los países de mejor desempeño. 

Las diferencias de desempeño señaladas deben examinarse en cada caso en particular. Por ejemplo, países con mayores fortalezas en los sistemas de salud (Argentina, Colombia, y Costa Rica), tienen al día de hoy los desempeños más bajos. Esto significa que incluso estos países tienen brechas muy grandes con respecto a los países líderes, en este caso en el control de la pandemia, pero quizás extensible al control de otras enfermedades infecciosas o crónicas. También es posible que otros países con menores capacidades de salud pública hayan gestionado más adecuadamente la pandemia. En todo caso, las magnitudes de las brechas con respecto a los países líderes, indica las dimensiones de las tareas pendientes en el diseño e implementación de políticas en los sistemas de salud de la región.

Politemas, Tal Cual, 11 de noviembre de 2020

viernes, 6 de noviembre de 2020

¿Cómo podría aumentar la primera ola en América Latina?

En las últimas semanas ha cobrado especial relevancia el aumento de los casos de covid-19 en Europa. Tal ha sido el impacto de esta resurgencia, que en varios países (Irlanda, Francia, Reino Unido, Austria, Alemania, España, entre otros) se han aprobado medidas de confinamiento parcial de la población. No tienen la rigurosidad de las medidas aprobadas en los meses de marzo y abril, pero indican que la pandemia está descontrolada en muchos países, y que existe la amenaza de mayores aumentos de casos y fallecimientos, especialmente durante el invierno que comenzará en pocas semanas. 

La franca evolución de la segunda ola en Europa, fundamentalmente porque la gran mayoría de los países no pudieron mantener el control de covid-19, puede reforzar la idea de que sucederá un proceso similar en América Latina. Es decir, que también se estaría a las puertas de una “segunda ola”. 

En realidad, la gran mayoría de los países de América Latina todavía no ha salido de la primera ola. La duración de la primera fase de la pandemia en los países de la Unión Europea tuvo un promedio de poco menos de 90 días. En la región, sin embargo, la primera ola se ha extendido por más ocho meses. La diferencia entre el número de nuevos casos diarios de covid-19 en muchos países de la región, con respecto al número en los países de la Unión Europea en la etapa de control, puede ser entre 15 y 20 veces. También habría que destacar que existen países, como es el caso de Corea del Sur, que no han tenido segunda ola, esto es, en ellos el número de casos nuevos de la última semana es similar al que tenía en abril, luego de controlar la pandemia. 

Lo que sí es probable es que los países de América Latina experimenten una expansión de casos de covid-19 sin haber salido de la primera ola. Una de las razones para este aumento es la disminución de controles en el ingreso de personas de otros países, especialmente por vía área. A finales de octubre, según el Índice de Rigurosidad de Políticas (IRP) de la Universidad de Oxford, solo cuatro países mantienen la prohibición de ingresos de pasajeros internacionales (Argentina, Chile, Colombia, y Venezuela). En trece países se ha adoptado el nivel mínimo de control, esto es, la realización de detección de casos al ingreso al país. 

Tres de los países con mayor número de casos diarios por millón de habitantes (Brasil, Costa Rica, y Panamá), tienen varias semanas en el nivel mínimo de control. Brasil y Costa Rica ya tienen tres meses en este nivel. Esto significa que el flujo de personas provenientes de países en los cuales se tenga alta transmisión de covid-19, ha podido aumentar en los últimos meses. De hecho, en Costa Rica y Panamá ya se ha registrado un aumento de casos nuevos en las últimas semanas. Una situación similar se presenta en países como México y El Salvador. 

Si el aumento de nuevos casos de covid-19 continúa en este grupo de países en las próximas semanas, y en el resto se reanudan los viajes internacionales, aumentan de manera significativa las probabilidades de mayor transmisión. La magnitud de este aumento de casos puede significar un impacto considerable dadas las difíciles circunstancias que ya confrontan los sistemas de salud. 

Las posibilidades de transmisión podrían aumentar, no solo con países fuera de la región, sino también la asociada con el flujo inter-países. Las implicaciones de esta nueva fase de transmisión, luego de casi diez meses de incesante presión sobre los servicios de salud, son considerables. En este escenario, el año 2020 podría culminar con un nuevo nivel de afectación de los sistemas de salud. La duración de la primera ola puede ser mucho más amplia y profunda de lo que se imaginaba hace seis meses. Y también puede aumentar la severidad de las complicaciones sociales y económicas ya existentes.

Politemas, Tal Cual, 4 de noviembre de 2020