sábado, 24 de abril de 2021

La peor combinación de políticas para controlar la pandemia

Los datos más recientes (al 17 de abril) indican que en trece países de América Latina, una persona con covid-19 está ocasionando más de una persona adicional infectada. Este es el denominado índice de reproducción R. De acuerdo con este valor, los casos de covid-19 siguen aumentando. Expresión de esta situación es el hecho de que en nueve países de la región se están registrando más de 100 casos diarios de covid-19 por millón de habitantes. No es de extrañar entonces que en América Latina se registre diariamente el 40% de las muertes totales por covid-19, y que en doce países (sobre un total de 20), la tasa de mortalidad sea superior a la tasa mundial.

Estos resultados evidencian que la pandemia está muy lejos de controlarse en la región. Las últimas mediciones disponibles del Índice de Rigurosidad de Políticas (IRP), elaborado por la Universidad de Oxford, indican que solo cinco países de la región tienen un valor superior a 80 (sobre un máximo de 100), lo cual evidencia que la persistencia de los casos puede ser un reflejo de la disminución de la rigurosidad en las medidas de control.

Es posible que el inicio de las vacunaciones en la región, en algunos países a finales del año pasado, haya generado la expectativa de que era posible acelerar el control de la pandemia. Sin embargo, el análisis de la experiencia de algunos de los países más exitosos en las vacunaciones (por ejemplo, Israel y Reino Unido) indican que se requieren varias condiciones para lograr el impacto de las vacunaciones lo más rápido posible.

La primera condición es que exista disponibilidad de vacunas contra covid-19. En Israel y Reino Unidos se tomaron las medidas para establecer anticipadamente los acuerdos de compra de las vacunas para toda la población que las requiere. A la fecha, solamente cuatro países de América Latina, según el Observatorio de Vacunas de la Universidad de Duke, tienen suscritos acuerdos para garantizar la totalidad de las vacunas (Chile, Perú, República Dominicana, y Brasil). En algunos casos, como Venezuela y Honduras, la disponibilidad no alcanza ni siquiera para el 40% de la población.

En la actualidad, dieciocho países de la región han iniciado las vacunaciones (solo Cuba y Haití no tienen reportes de personas vacunadas). La segunda condición es que estas vacunas sean administradas a un ritmo que permita alcanzar la meta de cobertura en 2021. En algunos países, como Uruguay, se está vacunando a un ritmo alto, pero deben completar la disponibilidad requerida. Sin embargo, en nueve países de América Latina (Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú, Nicaragua, y Venezuela), el ritmo de vacunación indica que lograrán la meta dentro de dos años (en el mejor de los casos).

Pero no es suficiente tener disponibilidad y un adecuado ritmo de vacunación. También es necesario, como lo ilustra la experiencia de Israel y Reino Unido, que se combine la rigurosidad de otras medidas de control con la gestión de las vacunaciones. Esto significa establecer un período de mayor control para que la inmunidad adquirida a través de las vacunaciones pueda tener el efecto deseado. Es por ello que, en Israel y Reino Unido, la rigurosidad del control fue aumentada poco después de iniciadas las vacunaciones (hasta alcanzar valores cercanos a 90 en el Índice de Rigurosidad). En América Latina, solo Perú, Honduras, y Colombia, han aumentado la rigurosidad de políticas después de iniciar las vacunaciones.

La combinación de insuficiente disponibilidad de vacunas, bajos ritmos de vacunaciones, y la falta de ajuste de la rigurosidad de las medidas de control, va a determinar la evolución de los programas de vacunaciones contra covid-19 en América Latina. Las evidencias al día de hoy indican que pocos países lograrán la meta de cobertura en 2021. Para que ello efectivamente ocurra se deberán incorporar cambios sustanciales en los tres factores mencionados. En caso contrario, seguirán aumentando los casos y muertes por covid-19, y se seguirán profundizado las inmensas brechas que la pandemia ha generado, y también aquellas brechas sociales y económicas que ha agravado.

Politemas, Tal Cual, 21 de abril de 2021

viernes, 16 de abril de 2021

¿Cómo se integra la vacunación en el control de la pandemia?

Las vacunas contra covid-19 constituyen las alternativas más efectivas para controlar la pandemia. Sin embargo, centrar las políticas de control solamente en las vacunas, y consecuentemente, descuidar otras medidas, puede más bien disminuir su impacto de corto plazo. En las últimas semanas ha llamado la atención, por ejemplo, que siendo Chile el país de América Latina con mayor éxito en alcanzar altos niveles de cobertura de vacunación anticovid-19, registre en la actualidad un aumento significativo en el número de casos y muertes. La comparación de algunos programas de vacunación puede dar pistas sobre las diferentes prácticas realizadas por los países. Se tomará como ejemplos los casos de Israel, Reino Unido, y Chile.

Israel inició las vacunaciones contra covid-19 el 20 de diciembre de 2020. En ese momento el número de casos de covid-19 era 290 por millón de habitantes. La tasa de mortalidad diaria por covid-19 era 1,65 muertes por millón de habitantes. En tres días Israel ya vacunaba diariamente al 0,4% de las personas. Esto significa que, a ese ritmo, la meta de vacunación se podría alcanzar en 250 días. Sin embargo, muy pronto Israel superó ese nivel. A la fecha, en Israel se ha administrado al menos una dosis de vacunas al 61% de la población. El número de casos diarios por millón de habitantes representa ahora el 10% de la cantidad que se registraba al comienzo de la vacunación. La tasa de mortalidad diaria se ha reducido en 55% en el mismo período.

Luego del inicio de las vacunaciones, Israel aumentó la rigurosidad de las medidas de control. Según el Índice de Rigurosidad de Políticas (IRP) elaborado por la Universidad de Oxford, Israel implementó mayores controles desde finales del año pasado, hasta el punto que el IRP pasó a 85 el 7 de enero (sobre una escala de 100), y luego a 87 el 31 de enero. Es decir que, en las primeras seis semanas de vacunaciones, más bien se intensificaron las otras medidas de control. Esta asociación de aplicación de vacunaciones a un porcentaje alto de la población, con el aumento de la rigurosidad de las medidas de control, puede explicar el éxito en las reducciones de casos y muertes.

El Reino Unido inició las vacunaciones el 4 de enero de este año. En ese momento el número de casos diarios de covid-19 era 810 por millón de habitantes, con una tasa de mortalidad de 9,11 muertes por millón de habitantes. En dos semanas se alcanzó a vacunar al 0,4% de la población. Actualmente, el número de casos diarios se ha reducido al 3% del valor que se registraba en el inicio de las vacunaciones. La mortalidad diaria se ha reducido al 5% de la tasa registrada al inicio. Casi el 40% de la población ha recibido al menos una dosis de vacunas anticovid-19.

Al igual que Israel, en el Reino Unido se implementaron medidas más estrictas de control desde el 5 de enero (al día siguiente del inicio de las vacunaciones). El IRP pasó de 80 a 88 en ese día, y se mantuvo en ese nivel hasta el 22 de febrero. Luego se redujo a 82 el 8 de marzo. Al 11 de abril, el IRP se mantenía en 76.

En Chile, las vacunaciones se iniciaron el 25 de diciembre de 2020. En esa fecha, el número de casos diarios de covid-19 por millón de habitantes era 109 (menor que Israel y Reino Unido). La tasa de mortalidad diaria era 2,29 muertes por millón de habitantes (mayor que la de Israel, y menor que la de Reino Unido). A diferencia de Israel y Reino Unido, en Chile se alcanzó el nivel de 0,4% de vacunaciones diarias en un período mayor (40 días). En el momento que se alcanza este nivel de vacunaciones, se había duplicado el número de casos diarios por millón de habitantes con respecto a la fecha de inicio.

También a diferencia de Israel y Reino Unido, en Chile la rigurosidad de las medidas de control se mantuvo en el mismo nivel (IRP = 79) entre el 25 de diciembre de 2020, y el 29 de marzo (fecha de la última medición). Como se ha señalado, el IRP alcanzó un máximo de 88 en Reino Unido, y 87 en Israel. Asumiendo que la eficacia de las vacunas utilizadas en los tres países es idéntica (para evitar muertes), es probable que las variaciones en la intensidad de las medidas de control sea uno de los factores que explique las diferencias de resultados en las vacunaciones. Las cifras más recientes indican que el número de casos diarios en Chile (por millón de habitantes) es casi cuatro veces superior al inicio de las vacunaciones. En el caso de la mortalidad diaria es tres veces superior. El efecto positivo de las vacunaciones es posible que esté relacionado con la reducción en el número de hospitalizaciones de las personas de mayor edad, quienes tienen también altos porcentajes de cobertura de vacunaciones.

Los resultados en Israel, Reino Unido, y Chile, indican que es fundamental que las vacunaciones se realicen con rapidez y en altos porcentajes diarios, y además que estén asociadas con adecuadas medidas de control como el distanciamiento social y el uso de mascarillas. La utilización de información regular y de buena calidad para la toma de decisiones es clave para controlar de la manera más efectiva, y con el menor impacto para la población. Las vacunaciones son importantes, pero deben formar parte de un conjunto de medidas. Controlar la pandemia es actuar efectivamente sobre esos múltiples factores.

Politemas, Tal Cual, 14 de abril de 2021

viernes, 9 de abril de 2021

Dificultades de la vacunación anticovid-19 en América Latina

Luego de transcurrido el primer trimestre de 2021, el panorama de las vacunaciones anticovid-19 en América Latina es especialmente preocupante. Son muy evidentes los grandes efectos que tendría no controlar la pandemia en los próximos meses. Las consecuencias en el bienestar social, económico, político, y emocional de los latinoamericanos ya han sido significativas. Imaginar la prolongación de esta situación por los próximos meses es muy desalentador.

Aplicar las vacunas anticovid-19 en el menor tiempo posible, y a la mayor cantidad de personas es, sin dudas, el principal reto de las políticas públicas de la región en la actualidad. No existe posibilidad de reducir las inmensas brechas de desarrollo de América Latina, sin controlar la pandemia de covid-19. Es prácticamente el lineamiento de políticas públicas más prioritario.

La evolución de la pandemia en las últimas semanas, no deja muchas dudas de que los casos se están multiplicando de manera significativa. Al 3 de abril, ocho países de la región registran más de una persona infectada por cada caso de covid-19 (Venezuela, Colombia, Uruguay, Argentina, Cuba, El Salvador, Chile, y Perú). El 35% de las muertes que se registran actualmente en el mundo por covid-19 provienen de América Latina.

A pesar de la gravedad de la prolongada crisis ocasionada por la pandemia, y de la posibilidad de contar con vacunas que conlleven a su control, la evolución de las vacunaciones dista mucho de lo deseable. Solo tres países de la región tienen disponibilidad de vacunas para cumplir con la meta requerida (Chile, Perú, y República Dominicana). En tres países no existen reportes sobre acuerdos para adquisición de vacunas (Cuba, Haití, y Nicaragua). En el resto de los países, la disponibilidad de vacunas varía desde 95% en Brasil (incluyendo lo previsto por el mecanismo COVAX), hasta países como El Salvador y Venezuela que tienen los porcentajes más bajos (35 y 38% respectivamente).

Si ya es preocupante que la gran mayoría de los países no tengan la disponibilidad requerida, lo es mucho más que las vacunas se estén administrando en bajas cantidades. A la fecha, solo dos países (Uruguay y Chile) tienen un ritmo de vacunación diaria (personas vacunadas por cada 100 personas) que indique que podrán cumplir con la meta requerida en 2021. Uruguay, sin embargo, deberá aumentar el 25% de la disponibilidad actual para lograr la meta de cobertura.

Las limitaciones de la gestión son evidentes en los casos de Perú y República Dominicana, en los cuales contar con la disponibilidad ha coincidido con la imposibilidad de mantener un ritmo estable de vacunaciones diarias.

Ocho países de la región (Bolivia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú, y Venezuela) no han alcanzado el 0,2% diario (por cada 100 personas) desde que comenzaron las vacunaciones. Esto significa que a ese ritmo pueden tardar más de 500 días, en el mejor de los casos, para alcanzar la cobertura. Otros países que han alcanzado el 0,2% no lo han podido mantener, como, por ejemplo, Panamá, y República Dominicana. En otros países (Argentina, Brasil, México, y Colombia), el ritmo de vacunación es superior a 0,2%, pero no suficiente como para cumplir la meta en 2021.

Establecer los acuerdos de adquisición de vacunas será cada vez más complicado en la medida que no exista un incremento en la producción de vacunas anticovid-19 a escala global. Al menos se deberían realizar los esfuerzos para alcanzar el 80% de disponibilidad en todos los países. En lo que respecta a la gestión, los sistemas de salud de la región deben aplicar mecanismos innovadores para cubrir la meta. Pero ello supone tener recursos (humanos, financieros, y logísticos) para implementar estas alternativas. Sería deseable contar con opciones de financiamiento de corto plazo, tanto en los propios países como en los organismos multilaterales.

En la situación actual, luce altamente prioritario que los gobiernos de la región pongan en marcha mecanismos audaces y expeditos para aumentar el ritmo de vacunaciones contra covid-19. De lo contrario, los efectos de dos años de pandemia en la región profundizarán el deterioro del bienestar de cientos de millones de latinoamericanos. Lamentablemente, el beneficio de la vacuna contra covid-19 no podría ser aplicado por las dificultades para contrarrestar estas grandes brechas institucionales. Es fundamental evitar a toda costa este escenario tan indeseable.

Politemas, Tal Cual, 7 de abril de 2021