jueves, 26 de marzo de 2020

Lecciones de Corea del Sur para controlar el Covid-19 en América Latina

En este momento, de los diez países con más casos de coronavirus (Covid-19), Corea del Sur tiene la tercera tasa de letalidad más baja del grupo, solo mayor que las de Alemania y Estados Unidos. Esto significa que, por cada 100 casos de la enfermedad, se registran 1,3 defunciones en Corea del Sur. Esta tasa es siete veces menor que la de Italia y cinco veces menor que la de España. También debe señalarse que países con mayor poder de compra per cápita que Corea del Sur, como el Reino Unido, Francia y Suiza tienen mayores tasas de letalidad por Covid-19. De tal forma que la diferencia en desempeño debe estar basada en la manera de hacer las cosas, más que estrictamente en los recursos disponibles. 

Para tener una idea del impacto de las medidas de control tomadas por Corea del Sur en el primer mes de epidemia, se puede comparar con lo experimentado por Brasil en un período similar. El primer caso de Covid-19 en Corea del Sur fue diagnosticado el 20 de enero de 2020. Para el 19 de febrero se habían reportado 31 casos. En Brasil se reportó el primer caso el 26 de febrero. Si la evolución de casos hubiera seguido la tendencia de Corea del Sur, entonces Brasil tendría para la fecha 120 casos (haciendo el ajuste por la diferencia en población). Sin embargo, al día de hoy el número de casos de Brasil es 1980, es decir, 17 veces más que Corea del Sur. Es evidente que, en esta tendencia, no muy diferente a la experimentada en otros países de América Latina, la progresión de casos será dramática. 

Es fundamental, en consecuencia, a partir de la experiencia de Corea del Sur, extraer con la mayor urgencia los aprendizajes que pueden aplicarse en América Latina. Al menos cinco lecciones son de gran relevancia. 

La primera corresponde a la preparación antes de la aparición de la pandemia. Corea del Sur fue afectada por las epidemias de SARS (2002-2003) y MERS (2012). Como resultado, el país actualizó la legislación para incorporar innovaciones en el tratamiento de las cuarentenas y aislamientos, y modernizar los procesos de toma de decisión en el manejo de epidemias. También se establecieron mecanismos para la movilización de recursos para el sistema de salud en emergencias, y se otorgó prioridad a la formación de recursos humanos en epidemiología y enfermedades infecciosas. De la misma forma, se mejoró la vinculación entre el gobierno nacional y los gobiernos locales y el sector privado. En consecuencia, la notificación por parte de China a finales de 2019 de la epidemia de Covid-19, fue asumida por Corea del Sur en mejores condiciones institucionales que en las anteriores epidemias por otros coronavirus. En líneas generales, los sistemas de salud de América Latina no están en condiciones comparables para enfrentar estas situaciones. No tanto por los recursos que ello supone, sino por la previsión de estos aspectos en el mediano plazo. 

La rápida respuesta de Corea del Sur en los primeros días de este año, cuando todavía no se habían registrado casos en su territorio, es la segunda lección a tomar en cuenta. El gobierno consideró a la ciudad de Wuhan como área de propagación de casos de Covid-19. Se inició la realización de controles de temperatura y síntomas respiratorios a las personas procedentes de esa ciudad. También se definieron los protocolos a ser seguidos luego de la detección de casos y se constituyó un comité para liderar la emergencia dependiente del Centro de Prevención y Control de Enfermedades de Corea del Sur. Pocos días después se amplió esta previsión a todas las personas provenientes de China. Otra medida clave fue el contacto del gobierno nacional con las empresas que pudieran elaborar las pruebas para diagnóstico de Covid-19. Como resultado, el país generó la capacidad para producir 100.000 pruebas diarias, al punto que en este momento se pueden exportar a 17 países. En otras palabras, la búsqueda de casos fue asociada con la consiguiente toma de decisiones. 

En América Latina, los casos de Covid-19 comenzaron a ser diagnosticados a finales de febrero de este año. En el escenario más positivo, esto significaría que estaban en ejecución los respectivos protocolos para la detección de casos. Sin embargo, los acontecimientos de las últimas semanas, especialmente el aumento exponencial de los casos, y las noticias sobre la limitada disponibilidad de pruebas, indica que las previsiones no fueron tomadas para realizar el rápido despistaje de casos. También sabemos que, en la primera semana de marzo, cuando solamente se habían reportado 15 casos en toda la región, nueve ministerios (sobre un total de 20) no habían colocado en las respectivas páginas web los protocolos para el tratamiento clínico de los casos. Una semana más tarde ningún ministerio de la región tenía colocado en las páginas web el plan adecuado para enfrentar la pandemia. 

De manera que, en la gran mayoría de los países de la región, se empieza a registrar este aumento extraordinario de casos sin haber cumplido las fases anteriores. El hecho de que el diagnóstico de casos haya ocurrido casi dos meses después de la notificación de la epidemia por parte de China, significa que se contó con tiempo prudencial para haber diseñado los protocolos y planes. Esa era la “ventana de oportunidad” a la cual se refería insistentemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Lamentablemente, tal pareciera que esa ventana no fue aprovechada adecuadamente. 

Estos rezagos pueden explicar las condiciones en las cuales los sistemas de salud de la región empiezan a enfrentar la aparición de casos. En Corea del Sur la preparación detallada facilitó que el sistema de salud identificara los primeros casos y dispusiera las medidas de aislamiento y cuarentena de contactos, complementado con la realización masiva de pruebas diagnósticas. Los brotes que se presentaron en algunas ciudades fueron controlados rápidamente con la aplicación de restricciones del transporte público, cancelación de eventos sociales, retraso en el comienzo de las actividades escolares. Los resultados de las pruebas diagnósticas permitieron separar a los pacientes con sintomatología moderada en servicios de salud para esa condición, con lo cual se pudo reservar los servicios de mayor complejidad para los pacientes complicados. El efecto combinado de estas medidas puede explicar la baja tasa de letalidad ya señalada. 

En el caso de América Latina, la tasa de crecimiento de los casos indica que la posibilidad de seguimiento de contactos está superada en las primeras de cambio. De allí que sea urgente dar prioridad a estas actividades. Esto significaría tomar medidas urgentes para incorporar personal de salud que pueda identificar contactos y obtener las muestras para la confirmación de diagnósticos. Es bastante evidente que la calidad de este proceso es lo que determinará el tiempo de control de la pandemia, incluso con la realización de cuarentenas como ya existe en varios países. 

Una cuarta lección de Corea del Sur ha sido el desarrollo de alternativas tecnológicas (aplicaciones, mecanismos prácticos para la realización de las pruebas diagnósticas, entre otras) que ha permitido vincular la información de cada persona al seguimiento de la pandemia. En este aspecto los gobiernos de la región pueden implementar programas de cooperación con empresas y universidades. En la medida que se pueda identificar caso a caso, contacto a contacto, y que el manejo de esa información esté vinculado a la toma de decisiones, aumenta las posibilidades de mejorar el control. 

Facilitar información a la población de manera continua y rápida, es la quinta lección de Corea del Sur. Esto supone que los gobiernos, organizaciones sociales, empresas, servicios de salud públicos y privados, universidades, promuevan la generación y utilización de información que permita controlar la pandemia. Algunos países de la región tienen excelentes antecedentes en estas iniciativas, su aplicación al ámbito específico de la pandemia por Covid-19 es quizás una de las tareas más apremiantes en la región. 

En la actualidad, dada la evolución de la pandemia en cada uno de los países de la región, las perspectivas son preocupantes. La experiencia exitosa de Corea del Sur es referencia de utilidad para que cada país tenga a la brevedad una estrategia definida, práctica, con la respectiva asignación de recursos, que evite la mayor cantidad de casos, muertes y sufrimiento en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 25 de marzo de 2020

viernes, 20 de marzo de 2020

Lecciones de Singapur para controlar el coronavirus (Covid-19) en América Latina

Hasta la fecha, en Singapur se han reportado 266 casos de coronavirus (Covid-19), sin ningún fallecimiento. Siendo que el primer caso fue diagnosticado en ese país casi dos meses atrás, es altamente significativo que el control implementado haya permitido reducir los casos y evitar muertes. Especialmente si se compara con países de América Latina, tales como Brasil y Chile, en los cuales el registro de casos ha alcanzado más de 200 en menos de dos semanas. 

La comparación con países muy diferentes, en términos sociales y económicos, como es el caso de Singapur, es muchas veces subestimada. Se aduce que las condiciones son muy diversas, que la disponibilidad de recursos no es similar, entre otras consideraciones. En el caso de Singapur también se agrega que sus particulares rasgos geográficos y de densidad poblacional, impiden establecer puntos de coincidencia con países de América Latina. 

A pesar de estas reales diferencias, existen elementos que permiten extraer lecciones que pueden ser aplicadas en nuestros contextos. En primer lugar, Singapur ha alcanzado notables logros económicos y sociales a través del tiempo. Por ejemplo, solo para tomar la cobertura de protección financiera en salud, puede observarse que el gasto que deben sufragar las personas con sus recursos propios (llamado también “gasto de bolsillo”) se ha reducido de 48% en el año 2000 a 32% en 2017 (último año de información por parte de la OMS), una de las cifras más bajas en Asia. Esto es, la introducción de cambios de políticas es una práctica continua en Singapur. Por otra parte, la población del país alcanza es cercana a los 6 millones de habitantes, similar a la de algunos países de nuestra región. Es decir, que las diferencias señaladas pueden estar relacionadas con características de la toma de decisiones, más que con factores pre-determinados. 

Singapur está muy vinculado con China (330.000 personas llegan de este país cada mes), lo cual tiene notables implicaciones, incluyendo en los aspectos sanitarios. La epidemia de SARS de 2003, originada en China, ocasionó 33 muertes en Singapur. Desde ese momento, el sistema de salud tomó decisiones para impedir que se repitiera una situación similar. Una de ellas fue la creación de Centro de Enfermedades Infecciosas y el Laboratorio Nacional de Salud Pública. También se aumentó el número de camas de aislamiento en el sistema público, así como la dotación de los equipos de protección y tecnologías requeridas para enfrentar epidemias. De igual forma se diseñaron los mecanismos de coordinación inter-institucional para actuar en situaciones de emergencia. El país también asumió la tarea de fortalecer sus capacidades en el manejo de enfermedades infecciosas. 

El reporte del Covid-19 el 31 de diciembre de 2019 por parte de China, encontró a Singapur en condiciones adecuadas para implementar las acciones requeridas. El 2 de enero el Ministerio de Salud notificó a todos los médicos que estuvieran alertas sobre casos de neumonía en pacientes que procedieran de Wuhan. Al día siguiente, se inició la medición de temperatura a los viajeros procedentes de China. También se constituyó el Equipo Interministerial a cargo de coordinar las acciones contra la epidemia en todos los ámbitos. 

Como producto de esta fase de preparación, el 23 de enero se detectó el primer caso de Covid-19 en Singapur. A partir de ese momento se realizó la identificación rigurosa y cuarentena de los contactos de casos confirmados. También se impusieron restricciones de entrada al país a las personas que hubieran viajado a China en los 14 días previos. Aproximadamente 700 viajeros de Hubei fueron colocados en cuarentena, y autorizados permisos de trabajo por 14 días a los nacionales de Singapur que regresaran de China. A todos los casos sospechosos se les realizó el test para descartar el diagnóstico. 

Como producto de estas medidas, y el seguimiento estricto de los casos, se logró reducir la cantidad de personas contagiadas y evitar los fallecimientos. De manera que el éxito de Singapur en el control de la pandemia por Covid-19 es producto de acciones deliberadas, incorporadas en un plan de trabajo sistemático a través de más de quince años. Las dimensiones de estas inversiones son perfectamente compatibles con la disponibilidad de recursos en los países de América Latina. Que no se hayan realizado no es un efecto fatalista, es más bien la consecuencia de no haber tomado las medidas adecuadas cuando era pertinente. 

El hecho de que dos meses después de anunciada la epidemia por las autoridades chinas, todavía existan países de la región que no cuenten con los planes y recursos requeridos, está vinculado más a la ausencia de previsión y prioridades que a brechas insalvables con respecto a las buenas prácticas en el ámbito global. La experiencia de Singapur en el control del Covid-19 ilustra que las políticas exitosas son más bien expresiones de rutinas (planificar, asignar recursos, monitorear) que de acciones surgidas de la emergencia y la improvisación. Ojalá se esté a tiempo para tomar en cuenta las lecciones de Singapur, y así evitar casos y muertes por Covid-19 en los ciudadanos de América Latina.

Politemas, Tal Cual, 18 de marzo de 2020

lunes, 16 de marzo de 2020

¿Tienen los gobiernos de América Latina planes contra el coronavirus?

En el transcurso de la última semana, seis países de América Latina han comenzado a reportar casos de coronavirus (Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Perú, Paraguay). Esto significa que ya son diez países de la región con casos reportados. La tendencia que se manifiesta en países europeos, especialmente Italia, España, Alemania, Francia, indica que el número de casos se incrementará significativamente en las próximas semanas. En aquellos países en los cuales no se han reportado casos es muy probable que se comiencen a diagnosticar pronto. 

Las probabilidades de que la transmisión se extienda a toda la región son bastante altas. En consecuencia, la pregunta es más bien si las autoridades responsables de la salud pública, están en las mejores condiciones para enfrentar la transmisión del coronavirus. Desde la aparición de los primeros casos en China, a finales del año pasado, y especialmente desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia internacional, se ha insistido en la importancia de que las autoridades de salud preparen los planes de contingencia contra el coronavirus. Según documentos elaborados por OMS, estos planes deben elaborarse antes de se presenten los primeros casos de infección por coronavirus. 

Planes de contingencia de esta naturaleza, para enfrentar una infección inédita deben tener dos características básicas. La primera es que deben adaptarse a las condiciones concretas de la prestación de los servicios de salud, es decir, contener el inventario detallado de los recursos con los que se cuenta, y estimar el probable impacto de la transmisión del coronavirus, asumiendo varios escenarios dependiendo de la evolución ya conocida en otros países. La segunda característica es detallar los requerimientos, en términos de recursos humanos, insumos, camas para distintos tipos de hospitalización, entre otros aspectos. Sin esas características, los planes pueden terminar siendo una lista detallada de procesos sin mayor contenido para enfrentar de manera flexible y adecuada la epidemia por coronavirus. También estos planes deben ser del dominio público, para facilitar la información de todas las instancias gubernamentales y no gubernamentales que interactúan en el control de la epidemia. Y, finalmente, la elaboración de estos planes es el requisito para solicitar a los órganos legislativos los recursos adicionales, o realizar los cambios requeridos en el presupuesto público. 

Idealmente, para la fecha, todos los países de la región deberían tener elaborados estos planes de contingencia. Y también deberían estar colocados en los respectivos sitios web de los ministerios de salud de la región. El tiempo transcurrido desde la aparición de la epidemia en China ha sido lo suficientemente largo para realizar estos planes. Es la “ventana de oportunidad” que ha mencionado reiteradamente el Dr. Tedros Ghebreyesus, Director de la OMS. 

A tal afecto, se examinaron los sitios web de 16 ministerios de salud de la región (en cuatro países los sitios web no estaban disponibles). Solo en cinco países se constató la existencia de un documento con el título de plan para enfrentar al coronavirus o similar (Argentina, Chile, Guatemala, Panamá y Paraguay). Sin embargo, en ninguno de esos documentos se menciona la situación actual y el impacto previsible que podría generar la epidemia de coronavirus en la demanda de servicios de salud. Tampoco existe la estimación de los recursos presupuestarios adicionales. Solamente en Guatemala se menciona el inventario de recursos humanos y de servicios, pero sin estimar las variaciones previsibles. 

La conclusión es bastante directa. Los países enfrentarán la epidemia de manera reactiva, sin los mecanismos de flexibilidad y seguimiento requeridos en la ejecución de un buen plan, y sin los recursos adicionales bien estimados. Ojalá sea que esos documentos verdaderamente existen, pero que no están colocados en los sitios web de los ministerios. A pesar de lo inédito de la epidemia, los conocimientos para enfrentarla están disponibles en todo el mundo, la experiencia de otros países demuestra que es posible. Pero para que se tenga éxito, y se puedan evitar la mayor cantidad de casos y muertes, hace falta un buen plan. Como en tantos problemas públicos, termina siendo el gran ausente. En este caso, puede ser una ausencia de consecuencias muy lamentables para los ciudadanos de América Latina.

Politemas, Tal Cual, 11 de marzo de 2020

¿Cómo se prepara América Latina contra el coronavirus?

Al momento de escribir (3 de marzo de 2020), se han reportado casos de Covid-19 (coronavirus 2019) en 76 países, según la información del sitio web del Centro de Sistemas de Ciencia e Ingeniería (CSSE) de la Universidad Johns Hopkins. El número de casos en el mundo es 92.132. El 86,9% de los casos (80.151) corresponden a China. Los siguientes países con mayor número de casos son: Corea del Sur (5.186), Irán (2.336), Italia (2.036), y Japón (283). En América Latina se han registrado casos en Ecuador (7), México (5) Brasil (2), República Dominicana (1). 

Aunque el cálculo de la tasa de letalidad en estos momentos no es un reflejo fidedigno, porque es posible que existan casos no reportados en cantidades significativas, al menos ofrece una muestra de las diferencias de las manifestaciones en los países. La letalidad expresa la proporción de muertes sobre el total de casos. En China la tasa de letalidad es 3,6%, es decir, poco menos de cuatro fallecidos por cada 100 enfermos. Sin embargo, en Corea del Sur la tasa de letalidad es 0,5%, mientras que en Irán es 3,2%. Estas diferencias, especialmente entre Corea del Sur e Irán, indican las características peculiares de los sistemas de salud y las desiguales capacidades que tienen para el diagnóstico precoz y el tratamiento efectivo. En el caso de China, dada la magnitud del número de casos, debe pasar un tiempo para conocer con más exactitud cuántas personas padecieron la enfermedad en forma leve sin que fueran reportadas. 

La magnitud de la presencia del Covid-19 en todos los continentes es indicativo de que es cuestión de tiempo que se reporten casos en un mayor número de países. De manera que la pregunta es más bien cómo prepararse para enfrentar efectivamente la epidemia de Covid-19. La experiencia en el manejo de la enfermedad que ha desarrollado el sistema de salud de China, constituye una referencia para la organización de la preparación, especialmente en el ámbito de América Latina. Hasta la fecha, según reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), las autoridades chinas han elaborado al menos seis protocolos o lineamientos para controlar la epidemia y tratar los pacientes. Estos protocolos se han actualizado en función de los nuevos conocimientos adquiridos desde finales del año pasado. Lo más probable es que estos protocolos se seguirán actualizando en las próximas semanas o meses. 

Una buena forma de conocer el grado de preparación de los países de América Latina, con respecto a Covid-19, es indagar si se han elaborado estos protocolos, y si se han dispuesto para el conocimiento de la población en general y para los equipos encargados del control y tratamiento. En esta época de masivo uso de la internet, sería deseable que todos los ministerios de salud de la región hayan colocado en los respectivos sitios web información general sobre Covid-19, y especialmente los protocolos para la detección de casos, y el tratamiento clínico y epidemiológico. La referencia de los países que están enfrentando la mayor cantidad de casos es de especial utilidad. También es deseable que se hayan constituido equipos técnicos nacionales, con la participación de especialistas clínicos, de salud pública, de ciencias de la información, entre otras áreas, para realizar la asesoría en la medida que evolucionen las circunstancias en cada país. 

Al explorar en los sitios web de los países de la región (20 en total), se pudo constatar que los protocolos de atención han sido colocados por nueve países. En otros nueve países (Bolivia, Chile, El Salvador, Guatemala. Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú) no se encontraron protocolos para atención de Covid-19 en los respectivos sitios web. En dos países (Cuba y República Dominicana), los sitios web no se encontraban activos al momento de la revisión. 

Es perentorio que en los próximos días todos los ministerios coloquen estos protocolos para la utilización de la población y de los especialistas. Este paso es de especial valor porque permite armonizar pautas y evitar demoras en el diagnóstico y manejo de los casos de Covid-19 que se puedan presentar. Por supuesto, la mera elaboración de los protocolos no es garantía de éxito contra la epidemia. También se requiere que los recursos (humanos, insumos, transporte, de diagnóstico, entre otros) estén disponibles y en funcionamiento. Pero como en toda tarea exigente, el diseño del plan y las rutinas de acción son los primeros pasos para lograr el objetivo. La demostración será que los casos de Covid-19 sean detectados rápidamente, tratados efectivamente, y que se reduzca al mínimo la propagación de la enfermedad. La prueba para los ministerios de la salud de la región está en curso.

Politemas, Tal Cual, 4 de marzo de 2020