viernes, 18 de junio de 2021

¿Por qué no cede la pandemia en Chile y Uruguay?

A pesar de haber alcanzado altos niveles de cobertura de vacunaciones completas contra covid-19, Chile y Uruguay no registran reducciones en los casos y muertes. En Chile la cobertura de vacunaciones completas es 47%, y en Uruguay 33%, aunque en este último país la vacunación se inició dos meses después que en el primero. La ausencia de la reducción de casos contrasta con lo experimentado por otros países exitosos en la cobertura de vacunaciones.

En Reino Unido, por ejemplo, las vacunaciones contra covid-19 se iniciaron en la primera semana de enero de este año. La reducción de casos se produjo de manera continua debido probablemente a la combinación de medidas de control con un alto ritmo de vacunaciones diarias. Tal fue la reducción de casos en el Reino Unido, que en los primeros días de abril se registró la menor cantidad de casos diarios por millón de habitantes en toda la pandemia. Debe señalarse que Chile tiene en estos momentos mayor cobertura completa que Reino Unido, y Uruguay solo 10% menos.

Dos aspectos, entre otros, deben ser tomados en cuenta para explicar la evolución de los casos y muertes en Chile. A diferencia de Reino Unido, que mantuvo las estrictas medidas de control hasta que las vacunaciones habían avanzado significativamente, en Chile se produjo una disminución de las medidas de control, especialmente en los primeros meses del año. Dado que se permitió el desplazamiento de personas entre distintas áreas del país, es posible que se haya contribuido con la propagación de las infecciones de manera amplia. Desde finales de febrero hasta la primera semana de abril, el número de casos diarios por millón de habitantes se duplicó, al pasar de 173 a 371. Luego de haber disminuido a 280 en la primera semana de mayo, ha aumentado nuevamente hasta alcanzar 377 casos diarios por millón/hab en la actualidad.

De acuerdo con un informe reciente de varias universidades chilenas, el aumento de casos graves de covid-19 ha sido mayor en la población menor de 50 años. De hecho, la ocupación de camas en las unidades de cuidados intensivos (UCI) es tres veces mayor en pacientes menores de 50 años que lo registrado en el punto más alto de casos del año pasado. En la Región Metropolitana se registra actualmente casi 99% de ocupación de las camas de UCI. Se ha asociado la mayor proporción de casos de covid-19 en menores de 50 años, con el ritmo más lento de vacunaciones en este grupo. Mientras en los mayores de 70 años se requirió un mes para pasar de 5 a 80% de cobertura, en los menores de 50 años se ha aumentado menos de 10% en el último mes (de 25 a 34%).

En Uruguay, por su parte, el inicio de las vacunaciones se produjo el 28 de febrero, luego de haber experimentado el 16 de enero el punto más alto de casos en la pandemia. En ese momento, de acuerdo con el Índice de Rigurosidad de Políticas (IRP) de la Universidad de Oxford, el nivel de control era 68 (el máximo es 100).

A mediados de marzo las medidas de control fueron aumentadas hasta 87 debido al nuevo aumento de casos. En este momento el número de casos alcanzó un nuevo récord durante la pandemia (338 casos diarios por millón/hab). Sin embargo, el alto nivel de rigurosidad de políticas solo tuvo vigencia por dos semanas. Se disminuyó a 72 el 31 de marzo. Los casos siguieron aumentando hasta casi quintuplicarse en un mes (para alcanzar 1.129 casos diarios por millón/hab el 10 de abril). A pesar de haber aumentado la rigurosidad por pocos días en la segunda semana de abril, se redujo nuevamente. En este momento la rigurosidad en Uruguay es la menor desde el mes de diciembre de 2020. Para el 14 de junio el número de casos diarios por millón/hab es más de cuatro veces superior al que se registraba al inicio de las vacunaciones.

La evolución de la pandemia en los dos países de América Latina que han logrado mayor cobertura de vacunaciones completas, evidencia dos aspectos de gran relevancia. En primer lugar, la importancia de mantener las medidas de control rigurosas en las primeras etapas de las vacunaciones. El segundo aspecto es que se alcance un ritmo alto y homogéneo de vacunaciones, especialmente en los grupos de edad que pueden ser más afectados por la disminución de las medidas de control (menores de 50 años). Atender estos aspectos es fundamental para evitar que se prolongue la pandemia, incluso en la fase de aumento del ritmo de vacunaciones. De lo contrario, la ausencia de estos factores también contribuirá a extender la afectación de la pandemia en la región.

Politemas, Tal Cual, 16 de junio de 2021

sábado, 12 de junio de 2021

Los cambios que debe generar la pandemia

Las tendencias actuales de los casos y fallecimientos por covid-19 configuran la consecuencia más notoria de la pandemia, esto es, una nueva desigualdad entre países o áreas del mundo. Esta desigualdad se puede ampliar en la medida que muchos países no logren aumentar el ritmo de vacunaciones diarias. De manera que, progresivamente, los países más avanzados en el control de la pandemia estarán iniciando una nueva etapa de cambios en rutinas individuales y sociales. Es por ello de especial utilidad analizar cuáles son los cambios deseables que deberían generarse en los próximos tiempos.

En el ámbito del comportamiento de las personas, un cambio muy relevante que ha traído la pandemia es concentrar la atención en los virus. A pesar de que las enfermedades causadas por virus han requerido la atención de los sistemas de salud desde hace mucho tiempo, el conocimiento sobre ellas era del dominio más bien de especialistas. La existencia de vacunas para muchas enfermedades virales también ha condicionado la creencia de que eran situaciones plenamente controladas. Si a ello sumamos que los sistemas de salud habían dedicado gran parte de sus actividades en las enfermedades no infecciosas, las personas han podido asumir que las enfermedades virales eran problemas de salud superados.

La magnitud de los efectos de la pandemia, especialmente por el tiempo de evolución, y la alteración de prácticas sociales, ha colocado nuevamente a las enfermedades virales en la vida cotidiana de las personas. Esto es especialmente significativo cuando ya es conocido que cientos de miles de virus también podrían seguir el curso de transmisión de zoonosis a la infección de humanos. Dado que las medidas de control implementadas antes de las vacunas contra covid-19, correspondieron al distanciamiento social, es obvio que algunas de ellas pueden mantenerse, incluso con el éxito de las vacunaciones. También es bastante deseable que ante la magnitud de la información que se ha generado en la pandemia sobre los virus, especialmente la relacionada con la epidemiología y clínica, los ciudadanos sean más sensibles a este problema de salud pública. Esto último es de especial importancia porque los riesgos de nuevas pandemias deben enfrentarse con decisión, y para ello es clave contar con la participación de los ciudadanos, sea exigiendo más información, sea cooperando en múltiples áreas del control. De manera complementaria, es importante que los ciudadanos promuevan la amplia utilización de las vacunas ya existentes, con lo cual se reducirían notablemente la morbilidad y mortalidad por estas causas.

En la esfera institucional, la etapa post-pandemia debería consolidar la práctica iniciada con la generación amplia de información en tiempo real sobre los casos y muertes. Esto podría significar, a partir de la experiencia con covid-19, el desarrollo de nuevas plataformas de seguimiento global de otros problemas de salud pública. También se debería promover más la práctica de cooperación entre gobiernos, centros de investigación, organizaciones internacionales, y empresas innovadoras, la cual ha contribuido sustancialmente a comprobar la efectividad de opciones para el diagnóstico, tratamiento, y prevención de covid-19.

Otras prácticas institucionales que deberían establecerse, están relacionadas con las previsiones para evitar nuevas pandemias. En primer lugar, tal como lo demuestra la experiencia de países, como Corea del Sur, es fundamental la planificación de mediano y largo plazo para fortalecer las capacidades institucionales para responder rápidamente ante los riesgos de pandemias, elaborar alternativas de diagnóstico y tratamiento, entrenar recursos humanos, y disponer de mecanismos de cooperación y financiamiento de manera expedita. En segundo lugar, la incorporación del seguimiento de enfermedades infecciosas como uno de los requisitos en la planificación estratégica de las instituciones de desarrollo.

De especial consideración son las prácticas que deberían introducirse en la gestión de los gobiernos, entre ellas, crear nuevas modalidades de interacción regular con el ámbito científico, así como el diseño e implementación de políticas a partir de la cooperación e intercambio con múltiples instituciones en diferentes niveles geográficos y políticos.

Los efectos tan severos que ha ocasionado la pandemia en América Latina, los cuales se pueden prolongar en el tiempo por la desigualdad en el acceso a las vacunaciones, deberían significar la incorporación de nuevas prácticas individuales e institucionales, especialmente en el control de enfermedades infecciosas. Si esta preocupación no es asumida de manera integral por gobiernos, empresas, universidades, no solo se prolongará la incertidumbre ocasionada por la pandemia, también se limitará la efectividad de las acciones para enfrentar los riesgos biológicos de la región en la próxima década.

Politemas, Tal Cual, 2 de junio de 2021