martes, 31 de mayo de 2022

¿Cómo estimar el impacto institucional de la pandemia?

La progresión de la pandemia por casi dos años y medio expresa con claridad los notables impactos que ha tenido en el contexto global. Pronósticos de organismos internacionales indican que la recuperación a los niveles pre-pandemia puede llevar varios años. Esta perspectiva se complica más si se considera que la pandemia se puede prolongar en muchos países, especialmente en aquellos con bajos niveles de cobertura de vacunaciones contra covid-19.

Es evidente que en la medida que se conozca con más detalles el impacto de la pandemia en los países, se podrá identificar con mayor especificación las tareas que se deben realizar para superar estos efectos. En consecuencia, es conveniente establecer una forma de estimar estos impactos. De especial consideración, es el impacto institucional, es decir, los efectos en las capacidades de los países para diseñar e implementar políticas públicas.

Una alternativa para estimar este impacto es conocer el “exceso de mortalidad”, lo cual expresa la variación que implicó la pandemia con respecto a la tendencia de mortalidad previa. Esto significa que aquellos países que han tenido un menor exceso de mortalidad, estarán en mejores condiciones de superar las exigencias post-pandemia. En Our World in Data, de la Universidad de Oxford, se encuentra la estimación, realizada por la revista The Economist, del exceso de mortalidad en la pandemia. En el caso de América Latina, se estima que, al 8 de mayo de 2022, más de 2,5 millones de muertes se produjeron en exceso durante la pandemia

Al analizar los estimados del exceso de mortalidad en América Latina, se pueden distinguir tres grupos de países. En el primer grupo están los países con mayor exceso de mortalidad en la región (más de 400 muertes por cada 100.000 habitantes): Perú, México, Bolivia, y Ecuador. Perú tiene la mayor tasa (662 muertes en exceso por cada 100.000 habitantes). Esta tasa de Perú solo es superada por tres países de la Unión Europea (Bulgaria, Lituania, y Rumania).

El segundo grupo está conformado por diez países: Argentina, Brasil, El Salvador, Colombia, Paraguay, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Chile, y Venezuela. En este grupo, la tasa de exceso de mortalidad se encuentra entre 200 y 400 muertes por 100.000 habitantes. En el tercer grupo se encuentran los países con menor exceso de mortalidad (menor a 200 muertes por cada 100.000 habitantes), y está compuesto por Panamá, Haití, Cuba, Costa Rica, Uruguay, y República Dominicana. Este último país es el que tiene la menor tasa de mortalidad en exceso en la región.

Tomando como referencia este indicador es posible proponer que los países con mayor exceso de mortalidad comparten al menos tres características. La primera está constituida por las debilidades en la preparación para enfrentar la pandemia. La segunda es la amplitud de efectos familiares y sociales relacionados con esta alta mortalidad. Y la tercera característica está vinculada con las dificultades previsibles para superar el impacto de la pandemia. Estas características ilustran los diferentes tipos de gestión institucional que se deberán implementar para superar el impacto de la pandemia en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 18 de mayo de 2022

¿Cuán confiable es la reducción de mortalidad por covid-19?

En la actualidad se registra en todos los países de América Latina una reducción significativa de la mortalidad diaria por covid-19. En el caso de Chile esto significa que la tasa actual de mortalidad diaria es doce veces menor a la registrada en el período de mayor mortalidad en la pandemia (junio de 2021).

Esta reducción, sin embargo, tiene diferentes niveles de confiabilidad en los países de la región. Para discriminar estos niveles se pueden tomar en cuenta dos aspectos. En primer lugar, la realización de pruebas diagnósticas de covid-19. En la medida que los países realicen el diagnóstico de la mayor cantidad de casos, se puede conocer con más detalle la magnitud de la transmisión. En la actualidad, solo nueve países de la región tienen reportes de pruebas diagnósticas de covid-19 en Our World in Data de la Universidad de Oxford. Sin embargo, cuatro de ellos (Ecuador, México, Haití, y Nicaragua) tienen menos de 0,1 pruebas diarias por 1.000 habitantes. Los datos de Cuba dejaron de estar disponibles desde julio de 2021. Los datos de Bolivia, Brasil, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Paraguay, Perú, y Uruguay, no están disponibles desde marzo o abril de 2022.

El segundo aspecto es la cobertura de vacunación completa contra covid-19. Con la excepción de Venezuela, todos los países de la región tienen el registro de vacunaciones completas en Our World in Data. Los países que han alcanzado a la fecha más de 80% de cobertura son: Chile, Cuba, Uruguay, Argentina, y Perú.

La combinación de estos dos aspectos (pruebas diagnósticas y cobertura completa de vacunaciones) permiten distinguir tres grupos de países con respecto a la confiabilidad de las cifras de mortalidad por covid-19. En el primer grupo están los países con alta cobertura completa de vacunaciones y realización de pruebas diagnósticas. En este grupo de países la tasa de mortalidad diaria por covid-19 tiene el mayor nivel de confiabilidad. Está conformado por tres países: Chile, Argentina, y Panamá. En este grupo todos los países tienen una tasa de mortalidad diaria de covid-19 de menos de 1 muerte por millón de habitantes.

En el segundo grupo, de seis países (Uruguay, Cuba, Ecuador, Brasil, Perú, y Costa Rica), la tasa de cobertura de vacunaciones completa es superior al 70%, pero no cuentan con datos de realización de pruebas diagnósticas de covid-19. Por consiguiente, la confiabilidad en la tasa de mortalidad es menor que en el primer grupo de países. Los últimos datos disponibles de la tasa de mortalidad diaria de este grupo indican que los datos de Ecuador y Cuba probablemente no reflejan tanto la realidad como las de los otros cuatro países.

En el último grupo están los restantes once países (Colombia, República Dominicana, El Salvador, México, Paraguay, Bolivia, Guatemala, Nicaragua, Honduras, Venezuela, y Haití). En todos ellos, la cobertura completa de vacunaciones es menor de 70%, y no cuentan con registros de la realización de pruebas diagnósticas. Es decir, que la confiabilidad de las cifras de mortalidad diaria es la menor de los tres grupos señalados.

Para contar con la mayor precisión sobre la evolución de la pandemia en los países de la región, se requiere mejorar la información disponible sobre el seguimiento de los casos (especialmente el diagnóstico), y sobre la cobertura de vacunaciones. En la gran mayoría de los países de América Latina ésta sigue siendo una tarea pendiente.

Politemas, Tal Cual, 11 de mayo de 2022

sábado, 7 de mayo de 2022

Dificultades para los consensos en América Latina

Muchas evidencias históricas demuestran que aquellos países que logran articular consensos sociales, logran mayores niveles de desarrollo. Los consensos permiten integrar las distintas perspectivas que tienen los diferentes sectores. También resulta muy obvio que son los gobiernos los actores que están en las mejores condiciones para impulsar tales consensos. Sin embargo, muchas veces son los gobiernos los que promueven menos los consensos.

La construcción de los consensos es uno de los criterios que se utilizan en la construcción del Índice Bertelsmann de Transformación (BTI, por sus siglas en inglés), el cual es una medición que permite discriminar distintos aspectos en el desarrollo de las democracias y los mercados a escala global. Para la caracterización de los consensos, así como de los restantes aspectos del BTI, los expertos seleccionados elaboran análisis nacionales. Los resultados para cada país permiten analizar también estas características en diferentes regiones del mundo.

De acuerdo con atributos definidos para el análisis de los consensos, se pueden definir dos tipos ideales. El primer tipo es el representado por aquellos países con el valor máximo de la construcción de consensos. En estos países se encontrarían los siguientes aspectos: (1) todos los actores políticos relevantes están de acuerdo en consolidar la democracia y la economía de mercado, (2) los actores reformistas pueden excluir los actores con intereses anti-democráticos, (3) el liderazgo político despolariza los conflictos y promueve los consensos, (4) el liderazgo político promueve la participación de la sociedad civil, y (5) el liderazgo político logra la reconciliación entre las víctimas y los causantes de injusticias pasadas.

El segundo tipo es el representado por los países con el valor mínimo de la construcción de los consensos. En estos países se encontrarían los siguientes aspectos: (1) no existen actores políticos que quieren establecer la democracia y la economía de mercado, (2) los reformistas no tienen control sobre los actores anti-democráticos, (3) el liderazgo político aumenta las diferencias en la sociedad por propósitos populistas o separatistas, (4) el liderazgo político obstaculiza la participación de la sociedad civil, y (5) no se han realizado procesos de reconciliación.

En América Latina solo cuatro países tienen puntuaciones compatibles con los criterios señalados para el primer grupo: Uruguay, Chile, Costa Rica, y Panamá. La mayor puntuación en la región es la de Uruguay (9,6 sobre un máximo de 10). Los dos países con la menor puntuación en construcción de consensos en la región son Nicaragua y Venezuela. La menor puntuación en la construcción de consensos en América Latina es la de Venezuela (1,5 sobre un máximo de 10).

La puntuación máxima de la construcción de consensos en los cuatro países señalados (Uruguay, Chile, Costa Rica, y Panamá) está relacionada también con la mayor estabilidad y progreso en este grupo. De manera que tal parece que construir consensos favorece el desarrollo, y que a su vez el progreso ayuda a fortalecer la construcción de consensos. Una especie de círculo virtuoso. También se pueden identificar los casos contrarios, es decir, cuando la pérdida de los consensos conduce al deterioro en el desarrollo, y viceversa. Estas últimas situaciones, lamentablemente, son las más frecuentes en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 4 de mayo de 2022

Calidad de gobiernos en América Latina

Mejorar la calidad de los gobiernos se evidencia cada día más como una condición necesaria para el desarrollo sostenible. La pandemia de covid-19 lo ha reforzado aún más. Lo que ha sido menos detallado es la caracterización de los elementos que se requieren para analizar la calidad de los gobiernos.

El Índice Bertelsmann de Transformación (BTI, por sus siglas en inglés) es una medición que permite discriminar distintos aspectos en el desarrollo de las democracias y los mercados a escala global. El BTI es el resultado de la colaboración de casi 300 expertos nacionales y regionales vinculados con universidades y centros de investigación. El BTI se ha publicado desde 2003, generalmente cada dos años. La última versión disponible corresponde a 2022 (difundida a principios de año).

Para analizar la calidad de los gobiernos, en el BTI se incluyen los siguientes criterios: (1) capacidades de conducción expresadas por el establecimiento de prioridades, implementar políticas, y aprendizaje de la ejecución de esas políticas, (2) eficiencia en la utilización de los recursos, a través del uso de los recursos fiscales, coordinación de políticas, y políticas anti-corrupción, (3) construcción de consensos expresada por los acuerdos en objetivos, gerencia de conflictos, participación de la sociedad civil, entre otros aspectos, y (4) cooperación internacional evidenciada en la utilización de apoyos, credibilidad ante actores internacionales, y en la cooperación regional.

De acuerdo con el índice de calidad de gobierno estimado para los países de América Latina (en 2022), se aprecia que 14 de los 20 países, tienen un valor menor con respecto a 2020. El país con la mayor reducción en la calidad de gobiernos es Brasil. Otros países con reducciones significativas son El Salvador, Colombia, Panamá, y Haití.

Si se toma en cuenta el valor del índice de calidad de gobierno, los países de América Latina se pueden clasificar en cinco grupos. En el primer grupo están los países con la mayor calidad de gobierno: Uruguay, Chile, y Costa Rica. En este grupo, solo Chile experimentó reducción del índice entre 2020 y 2022. En el siguiente grupo están países con buena calidad de gobierno (República Dominicana, Paraguay, Perú, y El Salvador). El tercer grupo es catalogado con calidad de gobierno moderada (Bolivia, Argentina, Panamá, Colombia, Ecuador, México, Cuba, y Brasil). Los países en el grupo de calidad de gobierno débil son Honduras y Guatemala. En el último grupo se encuentran los países considerados fallidos, desde la perspectiva de la calidad de los gobiernos: Haití, Nicaragua, y Venezuela. El país con la menor calidad de gobierno en América Latina, de acuerdo con el BTI, es Venezuela (1,44 sobre un máximo de 10).

Las implicaciones de este deterioro en la calidad de los gobiernos en la región son significativas. En primer lugar, porque detener este deterioro, en el contexto actual de restricciones económicas, requerirá importantes cambios institucionales. Y, en segundo lugar, porque reducir la brecha, para tener una mayoría de países con adecuada calidad de gobiernos, es fundamentalmente una tarea de mediano plazo, para la cual la continuidad de políticas es una condición, que es justamente una expresión de la baja calidad de los gobiernos. Un extraordinario círculo vicioso que se debe superar para mejorar las condiciones de vida en la región.

Politemas, Tal Cual, 27 de abril de 2022