miércoles, 7 de octubre de 2015

La peor economía del mundo

Esta semana se celebrará en Lima la reunión anual del FMI-Banco Mundial. Sin dudas, el encuentro de mayores implicaciones para el análisis de las políticas económicas a escala global. La celebración de la reunión en la capital de Perú, es un reconocimiento a los éxitos de la política económica de ese país. Los índices señalan que la economía peruana mantiene las perspectivas de crecimiento, baja inflación y mejora de indicadores sociales. Por supuesto que la economía peruana está también sujeta a las dificultades para que la productividad no sea la más adecuada. Pero no se puede negar los indudables avances, es una situación completamente diferente a la de finales de los años ochenta. Hablar de los temas del futuro en Perú tiene mucho sentido.

La Directora Ejecutiva del FMI, Christine Lagarde, ha puesto los puntos críticos en el tapete. En una reunión la semana pasada en el Consejo de las Américas, la Directora Ejecutiva señaló los aspectos que configuran un futuro incierto para la economía en el mundo. Mencionó, entre otros: el aumento de las tasas de intereses en Estados Unidos, la disminución del crecimiento en China, la desaceleración del comercio internacional, y la caída en los precios de las materias primas. Sumado a ello, indicó los conflictos bélicos y la migración forzada en varias partes del mundo. Agregó que 200 millones de personas se encuentran sin empleos, con aumentos importantes de la desigualdad. 

El llamado de la Directora Ejecutiva es justamente a enfrentar tales situaciones con las políticas adecuadas. Hizo un llamado al liderazgo de los países para realizar una mejora sustantiva de las políticas económicas, a través del apoyo a la demanda, la estabilidad financiera, y la implementación de reformas estructurales, entre ellas el aumento de las condiciones para ser más productivos.

Mientras tenemos este panorama, cuando los países están tratando de fortalecer sus economías para hacer frente a estas exigencias, la situación de Venezuela no puede ser peor. La economía venezolana está en el segundo año seguido de caída del PIB, con la inflación más alta del mundo por tercer año seguido, con destrucción inmensa de la capacidad productiva, con la persistencia de controles y persecución de la actividad del sector privado, con el peor desempeño en el siglo XXI. Por todas esas razones, Venezuela tiene el peor pronóstico entre las economías del mundo hasta 2020.

En la cita de Lima, el ejemplo de las políticas económicas seguidas por Venezuela en los últimos 17 años, será demostración justamente de las cosas que hay que evitar. Una muestra de las políticas equivocadas que no hacen sino profundizar los problemas económicos de los países. Todo el mundo hablará de Venezuela como el libro de texto de las políticas que no se deben implementar. Y comentarán, lo que todos los venezolanos ya sabemos, que tenemos la peor economía del mundo.

Politemas, Tal Cual, 7 de octubre de 2015

Pifia presidencial: salud pública

El presidente Chávez le ha dejado muy claro al país algunos de los prejuicios que tiene con la salud de los venezolanos. Por ejemplo, para el Presidente la medicina privada no debe existir. Muchas veces ha arremetido contra este sector, sin mayores contemplaciones. También ha dicho que le medicina cubana es una de las mejores del mundo. Quizás el Presidente no ha sido informado de los retrasos recientes que ha experimentado la salud pública cubana, especialmente en la atención de mujeres embarazadas y partos.

En todos los aspectos anteriores el Presidente muestra las preconcepciones que tiene sobre la salud. En las últimas semanas, sin embargo, el Presidente ha ido más allá. Ha expresado que la salud pública venezolana es un invento de su gobierno. Que antes de su presidencia no existía nada de eso. Con estas afirmaciones el Presidente utiliza todos los recursos del Estado para convencernos de una verdad que sólo existe en su mente. Veamos.

El 2 de febrero de este año, en la conmemoración de los nueve años de su gobierno, en cadena nacional, el Presidente explicó su novedosa tesis. Dijo el Presidente: “las vacunaciones masivas que aquí nunca se hicieron, sólo los niños recién nacidos de las clases medias, o sectores pudientes, eran vacunados al nacer, pero los hijos de Mamá Pancha, quién los vacunaba, quién los atendía,…..”. 

Al presidente Chávez habría que recordarle que los servicios de vacunaciones fueron creados por el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social. La protección a la infancia y a las mujeres embarazadas y lactantes fue una de las primeras actividades desarrolladas por ese Ministerio desde 1936. Nada más con recordar la labor pionera de Pastor Oropeza en la puericultura venezolana bastaría. Esa atención era para todos los niños, pero especialmente para los de familias de menores recursos. Habría que decirle al Presidente que los “hijos de Mamá Pancha” eran atendidos por una legión de médicos y enfermeras que se encontraban en todo el territorio nacional. Esta actividad se ha desarrollado desde 1936 hasta nuestros días. 

Quizás tampoco los asesores del Presidente lo han tenido al tanto de la reducción en la cobertura de inmunizaciones que se ha realizado en su gobierno. Las cifras de la Organización Panamericana de la Salud indican que la cobertura de inmunización contra polio se redujo de 85% en 1995 a 73% en el año 2006. En el caso de la cobertura de inmunización contra tuberculosis se redujo de 91% en 1995 a 83% en 2006. En estos aspectos, como muchos de la salud pública, estábamos mejor antes que ahora. 

El colmo de los colmos fue la explicación del Presidente sobre el financiamiento de la salud pública antes de su gobierno. Dijo el Presidente en la misma cadena del 2 de febrero, al referirse a los niños y mujeres atendidos en los servicios de salud: “no había ni médico para ellos, y no sólo el niño al nacer, la madre embarazada, un alto porcentaje de mujeres en Venezuela no tenían atención prenatal porque todo era pago…”. Cuando el Presidente dice que “todo era pago” desconoce arbitrariamente una constante del sistema de salud de Venezuela: la atención para el que no tenía recursos se realizaba a través de los servicios del Ministerio. Es posible que tal atención no fuera a veces la más expedita o de la calidad requerida, pero lo que no se puede señalar es que se requiriera un pago. Tal afirmación no solo desconoce la verdad histórica sino que expresa un profundo desconocimiento de todos los profesionales que brindaron y brindan sus servicios, especialmente a las familias de menores recursos. Pifia monumental en un Jefe de Estado.

Politemas, Tal Cual, 5 de marzo de 2008

Pifia presidencial: mortalidad materna

Al presidente Chávez se le nota bastante nervioso con la situación del sector salud. La semana pasada le dedicó a este tema varias cadenas, así como agrias “descargas” a los medios de comunicación. El Presidente intenta convencer a sus obligadas audiencias de que su política de salud es la mejor del hemisferio occidental, por decir algo. No hay forma de que acepte que la gestión de salud pública de la Administración Chávez es la peor en la historia del país desde la creación del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en 1936. 

Tal es la desesperación del Presidente que ha cometido una seguidilla de pifias muy llamativas. En ellas ha dejado claro dos posibilidades. La primera es que los asesores del Presidente no estén realizando adecuadamente su tarea. La segunda es que estemos en presencia de una campaña mediática, liderada por el Presidente de la República, que manipula burdamente las propias cifras oficiales. Todo ello es especialmente grave cuando los perjuicios de tal incompetencia o manipulación la sufren los ciudadanos con menor acceso a los servicios de salud, esto es, los pobres.

Comencemos con la primera pifia. Según la Agencia Bolivariana de Noticias, el presidente Chávez indicó que la mortalidad materna se redujo durante su gestión de 67,2 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos a 60,1. La Agencia Bolivariana de Noticias no aclara cuáles son los años de la comparación. Así, sin mayores detalles, sin una audiencia que pueda repreguntar, queda en el ambiente el espejismo de la reducción de la mortalidad materna.

Lo que el presidente oculta, o sus asesores no le han explicado con detalle, es que la mortalidad materna en el último año de la Administración Caldera II (en 1998) fue 51 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. Repetimos 51. Grabe el número: 51. La fuente de esa información es el propio sitio web del Ministerio del Poder Popular para la Salud. La última cifra disponible de la mortalidad materna en ese sitio web corresponde al año 2005. Se puede constatar que para ese año la mortalidad materna fue 59,9. 

Es decir, en la gestión del presidente Chávez la mortalidad materna ha aumentado 8,9 puntos, el equivalente a 18%. En otras palabras, el riesgo de morir para una embarazada o una parturienta aumentó 18% en la era de la “revolución bonita”. Con todos los recursos recibidos por la exportación de petróleo, con todo el dinero regalado, las embarazadas venezolanas están peor que en 1998.

Lo que el Presidente hizo fue tomar el valor más alto de la mortalidad materna durante su gestión, (esto es, la del año 2001), y compararla con la del año 2005. Por supuesto no dijo que entre 1998 y el año 2001, es decir en los tres primeros años de su gestión, la mortalidad materna había aumentado casi 20 puntos. 

El presidente Chávez, en frente de todo el país, no dijo toda la verdad. Utilizó información incompleta e inexacta para hacer creer un mundo de fantasías. Utilizó recursos públicos para transmitir a los ciudadanos una imagen distorsionada de la realidad. Tal comportamiento, sea porque sus asesores son incompetentes, que lo son, sea porque manipuló información, es totalmente inaceptable en un Jefe de Estado. El presidente Chávez demostró con esta insistencia que antepone a sus intereses mediáticos y electorales las condiciones de vida y salud de los habitantes de Venezuela. Demostró que prefiere las palabras a las evidencias. Demostró que es un Presidente con muchas pifias. Demostró, en fin, que el gobierno le queda grande. Quizás por eso es un Presidente lejano, distante, aéreo.

Politemas, Tal Cual, 27 de febrero de 2008

Gobernadores sin planes

Ya bastante crítico es tener gobiernos, en este caso en los estados, que fueron electos sin proponer programas de políticas públicas. Tal deficiencia trae como consecuencia que se inicien los gobiernos sin rumbos definidos, tratando de identificar “sobre la marcha” los objetivos de las gestiones. Es fácil suponer lo que ello significa para la satisfacción de las demandas de los ciudadanos. Los gobiernos sin ideas ni soluciones no hacen otra cosa que empeorar las condiciones de vida en las comunidades.

Se podría suponer, sin embargo, que los responsables de estas gestiones, vale decir los gobernadores, se preocuparían por proponer soluciones a los problemas de la gente. Dada la inversión pública que deben manejar, los gobernadores al menos podrían proponer los objetivos y los proyectos. En otras palabras, los gobernadores impulsarían la realización de planes de gobierno. Esto es, propuestas para guiar la asignación de recursos públicos en función de mejorar el bienestar de los ciudadanos.

Si ese fuera el caso, deberíamos encontrar los planes de las gobernaciones en los sitios web respectivos. Al menos la población con acceso a internet podría ubicar estos planes y analizar su pertinencia, calidad e impacto. 

Lamentablemente, una revisión de los sitios web de las gobernaciones de estado nos indica que los planes contentivos de políticas públicas son poco frecuentes. Y aquellos pocos que se pueden ubicar, tampoco pueden considerarse planes satisfactorios. 

En seis gobernaciones no se cuenta con sitios web. De las 17 gobernaciones restantes, sólo tres (Aragua, Monagas y Sucre) indican un documento denominado “plan”. Es decir, el 86% de los gobernadores de estado no cuenta con una guía para los cuatro años de gestión. Ya bastante difícil es tener logros cuando se tienen planes, imaginemos cuando ni siquiera se cuenta con ellos.

Los tres planes ubicados son declaraciones genéricas, muchas veces retóricas. Con ellas es muy difícil precisar objetivos, metas, beneficios tangibles para las comunidades. De su lectura no se aprecia ningún esfuerzo por adaptarse a las realidades concretas de los ciudadanos. Por ejemplo, en uno de estos planes se encuentran objetivos como los siguientes: “Establecer la promoción como centro estratégico de la gestión oficial y del sector privado”, o este otro, “mejorar la calidad y eficiencia en la prestación de los servicios públicos”. Uno más allá, “lograr la viabilidad de la reforma del Estado, a través de la consecuencia (sic) financiera a los proyectos y programas estructurados alrededor de la misma”. Queda la impresión de que el texto fue escrito fue incorporado para llenar un espacio, nunca para tomarlo en serio. 

Hasta se llega al extremo de decir en el plan que uno de los objetivos es “incorporar la planificación del desarrollo del Estado”, o “prestar los servicios necesarios para llevar a cabo el plan anual de gobierno”. Si alguien quiere saber las causas de que no se reparen los huecos, de que no se construyan escuelas, de que no se cuente con buenos servicios de desechos sólidos, el tipo de planificación indicada pueda dar una buena pista.

No sólo los gobernadores no han realizado la tarea, tampoco los Consejos Estadales de Planificación y Coordinación, involucrados en esta tarea según lo establece el artículo 166 de la Constitución. Un gobernador que no ha sido capaz de coordinar la elaboración del plan de su estado no debería aspirar a la reelección. Los aspirantes a sucederlo tienen allí una buena oportunidad para dejarlo al descubierto. Sólo tienen que preguntar por el plan del gobernador.

Politemas, Tal Cual, 20 de febrero de 2008

Sin programas no hay Políticas

Así, con “P”, con mayúscula. El gobierno es el proceso de conducir. De colocar los liderazgos, las ideas, el carisma, al servicio del ejercicio de la democracia y de los avances en el bienestar. Gobernar, por tanto, debe ser un acto deliberado. Va más allá de las buenas intenciones, de las ideas aéreas, de esas que no tienen asidero en la realidad. 

Gobernar supone, entonces, un esfuerzo sistemático por definir problemas públicos, y proponer las soluciones adecuadas. Llegar al gobierno sin estas definiciones es darle rienda suelta a la improvisación, y a la irresistible tentación de buscar “cualquier solución”. Nada más alejado de las características de un gobierno moderno, que conjuga los recursos de la sociedad para atender con dedicación los problemas más urgentes y también los problema estructurales.

Definir problemas y proponer soluciones son los componentes básicos de un programa de gobierno. Es la medida por la cual los ciudadanos pueden analizar las opciones para sus gobiernos. Sin programas políticos, o sin programas de políticas públicas, las elecciones son meros espectáculos, podrán movilizar muchos seguidores, pero no convencen. Dejan a los ciudadanos inconformes. Es la receta más segura para la decepción y la apatía.

De todo lo anterior se deduce que la primera condición para analizar un gobierno, sea nacional, estadal o municipal, es conocer si propuso un programa de políticas públicas. De su revisión es posible concluir muchas veces su efectividad.

La elección de gobernadores de finales de año es una buena oportunidad para analizar los programas de gobierno. Es posible que el origen de las fallas de gestión esté justamente en las limitaciones de tales programas. A tal efecto procedimos a ubicar los programas en los sitios web de las gobernaciones de estado.

Siete gobernaciones (sobre un total de 23) no tienen sitio web. De manera que no es posible conocer ni los programas ni los informes de gestión, en el caso de que los tuvieran. De las 16 gobernaciones restantes solamente 5 cuentan con alguna mención a los programas de políticas públicas. Eso significa que en el 80% de las gobernaciones no es posible constatar programas de gobierno. No hay que ser muy imaginativo para saber cuál es la calidad de las políticas públicas que allí se implementan.

Las gobernaciones con programas fueron Anzoátegui, Aragua, Bolívar, Sucre y Táchira. En estos casos los programas son una lista poco sistemática de problemas u objetivos. Algunos ejemplos de objetivos: “ocupar y consolidar el territorio”, “diseñar el programa estadal de obras públicas”, “fomento de la actividad comercial promoviendo la producción regional”. Está claro que con esas generalidades no se puede ir muy lejos. 

Cuando se intenta ser concreto, los programas no pasan de presentaciones con pocas láminas, desactualizadas muchas de ellas, con puntos como los siguientes: “transferir 5.000.000.000 a las OAC, OCV, OAS, OCS” (¿??), “construir y organizar 100 gobiernos de salud”. Metas que sólo se entienden en los recovecos de la planificación aérea que caracteriza a muchos gobiernos regionales.

Los sectores que promueven la redemocratización de Venezuela deberían partir de esta realidad para proponer mejores programas de gobierno. Se trata de acordar, con el esfuerzo técnico y político necesario, definiciones de los problemas públicos más relevantes en cada estado, así como sus respectivas soluciones. Con el grado de detalle que facilite la ejecución cuando se llegue al gobierno. En caso contrario, las políticas públicas efectivas seguirán siendo tan infrecuentes como críticos son los problemas de los ciudadanos.

Politemas, Tal Cual, 13 de febrero de 2008

Voto y Unidad

El Acuerdo de Unidad Nacional, firmado hace dos semanas por múltiples organizaciones políticas, debe tener impacto más allá de las elecciones de gobernadores y alcaldes de finales de año. Más bien podría decirse que estamos en una etapa inicial de la unidad de los sectores que aspiran a la redemocratización de Venezuela. Luego de casi diez años de deterioro de nuestras capacidades democráticas, producto de la gestión de un gobierno autoritario e incompetente como el que lidera el presidente Chávez, no es posible esperar recuperaciones en corto plazo. La unidad debe mantenerse por un largo tiempo.

Hay otra razón que obliga a mantener la unidad. Los gobernadores y alcaldes que sean electos a finales de año tendrán como objetivo realizar una buena gestión para reelegirse cuatro años después. Esa es la lógica política. De hecho las elecciones de gobernadores y alcaldes del año 2012 se realizarán casi al mismo tiempo que las próximas elecciones presidenciales. Votar por los candidatos unitarios es un paso sustantivo, pero un paso al fin y al cabo.

Para que el voto de finales de año tenga efectos a mediano plazo, la sociedad democrática debe profundizar en la unidad desde ahora. Un primer aspecto es la concertación de un programa de políticas públicas que tome en cuenta los problemas de la gente. Esos que han estado olvidados en esta década de retrocesos. Los liderazgos sociales y políticos deben escuchar con atención las demandas de los ciudadanos y definir alternativas para resolver dichos problemas. Se trata de formular soluciones. 

No es suficiente, sin embargo, proponer un programa de políticas públicas. Se requiere conformar equipos para la implementación de esas políticas. Seleccionar los mejores candidatos para gobernadores y alcaldes se convierte entonces en una tarea clave. Apoyar a los mejores candidatos y candidatas, especialmente por su capacidad de convencimiento en todos los sectores, es crítico para que la unidad tenga realmente posibilidades de éxito. Ya sabemos que no es tarea de una sola persona. Se trata de tener preparados equipos de dirección, capaces de asumir con prontitud y efectividad las tareas de gobierno en los municipios y estados a finales de año.

La campaña electoral, para apoyar esos candidatos unitarios, debe ser un esfuerzo conjunto de todos los sectores. Si este esfuerzo se realiza con paciencia, inteligencia y amplitud, es bastante probable que se obtengan victorias en muchos estados y municipios del país. Los votos por estas candidaturas será el reconocimiento a la importancia de la unidad.

La conformación del gobierno será también una oportunidad para promover la unidad. Ojalá prevalezca la amplitud en esos equipos. Que se pueda armonizar la capacidad de dirección con la corresponsabilidad. Que haya capacidad para promover equipos integrados en la acción. Que se asuma la gestión pública como la posibilidad de incorporar la mayor cantidad de buenas ideas.

En tales condiciones los equipos de gobierno deberán dedicarse a realizar una buena gestión. Para ello deberán asignar recursos con criterio, supervisar la ejecución de los proyectos, informar a las comunidades, tomar en cuenta las observaciones, trabajar coordinadamente con otros niveles de gobierno y con otros municipios y estados, incorporar el conocimiento de los centros académicos, vincularse con los sectores productivos y laborales. 

Los frutos de esos esfuerzos seguramente mejorarán la calidad de vida en nuestros estados y municipios, y abrirán cauces más sólidos para la redemocratización de Venezuela. Unidad y voto, voto y unidad, consignas de los tiempos.

Politemas, Tal Cual, 6 de febrero de 2008

Unidad y voto

Muchas organizaciones políticas del país han anunciado una grata noticia para los sectores que promueven la recuperación de una democracia plena. Cuando se cumplieron los cincuenta años del 23 de enero de 1958, se constató un esfuerzo sistemático y efectivo para sumar y multiplicar. Se trata de congregar la mayor cantidad de voluntades para revertir los signos autoritarios y la inmensa incompetencia que ha caracterizado la gestión de casi una década del gobierno del presidente Chávez.

El documento firmado por múltiples organizaciones enfatiza el valor de la unidad como soporte de la acción política. Tal unidad se expresa como la conjunción de intereses y aportes, en un marco de diversidad y pluralidad. Quizás muchas de las debilidades que hoy contemplamos en el sistema político, se hubieran podido evitar si hubiéramos desarrollado mayores capacidades para identificar acuerdos, para destacar lo fundamental, para encontrarnos permanentemente.

También se destaca que la unidad siempre ha estado presente en los grandes avances de nuestra sociedad. La coincidencia de visiones e intereses en el año 1958 fue el resultado de un proceso, muchas veces lento y traumático, de acercamiento y reflexión. Desde los partidos políticos, pasando por los sindicatos, la Iglesia, los estudiantes, los empresarios, las Fuerzas Armadas. La salida de la dictadura no hubiera sido posible sin esa unidad.

La unidad de estos tiempos es más compleja. La sociedad se ha hecho más diversa, y en esa medida es más exigente la construcción de alianzas sólidas. Se fundamenta en la reconciliación de sectores separados y enfrentados. Pero va más allá. La unidad debe concretarse en hechos, en la expresión cotidiana de las personas, en la manera como entendemos la vida en sociedad.

Es por ello que las organizaciones proponen un Acuerdo de Unidad Nacional que sirva de fundamento para los “valores y objetivos” que se aspiran alcanzar. Dentro de dichos objetivos se insiste en el funcionamiento pleno de las instituciones así como en el respeto a la pluralidad ideológica en un Estado descentralizado y en la subordinación de la Fuerza Armada al gobierno de los civiles. Se reconocen los derechos de propiedad y las libertades económicas como palanca para la promoción de la productividad. Pero también se insiste en la reducción de la pobreza y en la creación de empleos decentes, así como en la educación de calidad. También merece especial mención la afirmación una política exterior que promueva la solidaridad y la integración.

Para que lo anterior sea posible las organizaciones reconocen el ejercicio del voto como factor de expresión de la soberanía popular. Se trata de alcanzar espacios de representación que permitan llevar a la práctica estos contenidos. De manera que la unidad tiene una implicación concreta. Pasa por considerar las próximas elecciones de gobernadores y alcaldes como oportunidad propicia para impulsar contenidos prácticos y tangibles, expresiones cercanas a los problemas de la gente. Es una unidad para promover soluciones. Para fortalecer los ámbitos de ciudadanía de todos los venezolanos.

El compromiso de seleccionar candidatos unitarios es, sin duda, una muestra de que las organizaciones reconocen el momento significativo que vive el país. Ante un gobierno poco respetuoso de las libertades y los derechos, estos sectores promueven la opción que maximiza las posibilidades de avanzar en la redemocratización de Venezuela. En los próximos meses iremos transitando el camino de posibilidades que se fundamenta en la unidad y que se expresa en los votos. Unidad y voto, consigna de los tiempos.

Politemas, Tal Cual, 30 de enero de 2008

¡Una memoria y cuenta, por favor!

Tal parece que los gobernadores con aspiración a la reelección en los comicios de fines de año, están poniendo las cosas muy fáciles a los aspirantes a sucederlos. Si el debate electoral es una oportunidad para conocer la obra de gobierno, defenderla y proponer nuevas soluciones a los problemas, los actuales gobernadores están comenzando con plomo en el ala. Sólo hay que tener una estrategia clara y trabajo sistemático para aumentar las posibilidades de sustituirlos.

Se supone que la gestión de un gobernador es la ejecución de un programa que presentó en su debida oportunidad. Tal programa ha debido guiar tanto la planificación del gobierno como la asignación de recursos, y el seguimiento y evaluación de las políticas y programas ejecutados. 

La Constitución de 1999 especifica la acción de la administración pública. En el artículo 141 se señala: “La Administración Pública está al servicio de los ciudadanos y ciudadanas y se fundamenta en los principios de honestidad, participación, celeridad, eficacia, eficiencia, transparencia, rendición de cuentas (subrayado nuestro) y responsabilidad en el ejercicio de la función pública, con sometimiento pleno a la ley y al derecho”.

Más adelante, en el artículo 143 se indica: “Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a ser informados e informadas oportuna y verazmente por la Administración Pública, sobre el estado de las actuaciones en que estén directamente interesados e interesadas,….”. 

En el caso específico de los Gobernadores o Gobernadoras, se señala, en el artículo 161, que “rendirán, anual y públicamente, cuenta de su gestión ante el Contralor o Contralora del Estado, y presentarán un informe de la misma ante el Consejo Legislativo y el Consejo de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas”. 

Esa es la teoría. En la práctica no es tan fácil ubicar las memorias y cuentas de nuestros gobernadores. Otra forma de llamarlas es Informe de Gestión. Tampoco así es fácil ubicarlas. En una era de uso intensivo de los medios electrónicos y de internet, es posible suponer que tal información debería estar disponible en los sitios web de las gobernaciones de estado.

Una revisión de estos sitios web nos indica que no hay memorias y cuenta, o informes de gestión, ni para remedio. Algunos de los estados ni siquiera tienen sitios web. Otros lo tienen inactivo. De los activos, casi ninguno tiene los documentos electrónicos de las memorias y cuenta. En muchos casos ni siquiera aparece alguna mención para reportar las políticas y programas de la gobernación. 

Sólo tres gobernaciones de estado tienen algo que pueda llamarse reporte de acciones. Los estados Sucre y Monagas presentan una lista de logros y adelantos. Pero no está clara la relación de estos logros con el plan de acción. En el caso del Estado Vargas se encuentra el Informe de Gestión de los entes centralizados y descentralizados. Es lo que llamaríamos la “excepción que confirma la regla”. Sólo tienen un Informe de Gestión, el correspondiente al año 2006.

Es evidente que los gobernadores que no informen su gestión ya arrancan en desventaja. Están allí para decir cómo, cuándo, dónde, realizaron inversiones públicas. Para reportar sobre los avances y problemas. Esos son los problemas de todos los ciudadanos del estado, ellos fueron elegidos para gestionar las soluciones. Si no lo han hecho, mal pueden ahora presentarse a pedir nuevamente el voto de los ciudadanos. Los opositores podrían empezar la campaña electoral preguntando en cada rincón por la memoria y cuenta. Preguntar, preguntar, preguntar.

Politemas, Tal Cual, 23 de enero de 2008

Gobierno áereo

El presidente Chávez, de repente y tal, como si se hubiera topado accidentalmente con él, descubrió a su gobierno. Después de nueve años el Presidente nos afirma, que ahora sí, de “verdad verdaíta”, enfrentará los problemas de la gente. Todo un récord para Ripley: el presidente que tardó más en llegar al “inicio de su gobierno”. Para remate, al momento de anunciar su nuevo gabinete, el Presidente señaló a sus ministros que no debían construir “repúblicas aéreas”. 

El Presidente debe saber que para muchos venezolanos estas afirmaciones no son consistentes con las intenciones del actual gobierno. Las palabras del Presidente suenan huecas, especialmente porque no existe ninguna relación entre lo que dice y lo que su gobierno quiere hacer, incluso después de los resultados del 2 de diciembre.

El 14 de diciembre de 2007, sin que se hubieran contado todavía todos los votos del referéndum, la Asamblea Nacional aprobó las “Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2007-2013”. Otra manera de identificar al Plan de la Nación. 

En las 52 páginas del documento se explica el “índice de contenidos”, el cual abarca desde la “nueva ética socialista” hasta la “nueva geopolítica internacional”, pasando por la “suprema felicidad social” y la “democracia protagónica revolucionaria”, entre otros tópicos. 

Según este documento “el proyecto ético Socialista Bolivariano tiene como misión la superación de la ética del capital, y se centra en la configuración de una conciencia revolucionaria de la necesidad de una nueva moral colectiva que solo (sic) puede ser alcanzada mediante la dialéctica de la lucha por la transformación material de la sociedad…..”. Más adelante, como para rematar, indican: “Tal dialéctica debe llevarnos a fundar la convicción de que si nosotros mismos no cambiamos, de nada valdría cambiar la realidad exterior”. Ahí queda eso. Para la posteridad. 

Cuando se define la “suprema felicidad social”, los autores del Plan indican que es la “visión de largo plazo que tiene como punto de partida la construcción de una estructura social incluyente, formando una sociedad de incluidos, un nuevo modelo social, productivo, socialista, humanista, endógeno, donde todos vivamos en similares condiciones rumbo a lo que decía Simón Bolívar: la suprema felicidad social”. Una pelusa!!! Un concepto que se define basado en sí mismo. De antología.

Para completar esta “obra maestra”, se señala “dado que la soberanía reside en el pueblo, este (sic) puede por sí mismo dirigir el Estado, sin necesidad de delegar su soberanía….” No puede negarse la innovación que acá se encierra.

Para decepción del presidente Chávez, sin embargo, en toda la extensión de este documento no se encuentran soluciones a los problemas de la gente. Esos que ahora preocupan tanto al gobierno. 

En realidad, esos problemas cotidianos que angustian a los venezolanos no aparecen en el fulano Plan. El “desabastecimiento” no aparece citado ni en una sola ocasión. Lo mismo ocurre con “malaria”, “dengue”, “inseguridad pública”, “basura”, “pensiones”, “calidad de la educación”, “desnutrición”, “hambre”. Ni una sola vez. De lo cual se deduce que no puede contener soluciones cuando los problemas ni siquiera se mencionan. 

Si el presidente Chávez quisiera resolver los problemas de la gente, debería pedirle a la Asamblea Nacional que repita la tarea. Los votos negativos de los venezolanos le otorgaron el veredicto de “reprobado” a ese Plan de la Nación. Si lo mantienen, el presidente Chávez seguirá liderando un gobierno aéreo, de esos que no tienen nada de realidad.

Politemas, Tal Cual, 16 de enero de 2008

Tiempo de rendición de cuentas

Las elecciones de gobernadores y alcaldes, a celebrarse en el último trimestre del año, marcarán el paso del país en los próximos tiempos. Ya se observan los preparativos en todos los sectores del espectro político. Es tiempo de revisión de las gestiones de las autoridades electas en los comicios de 2004. Es tiempo para que la sociedad examine los aciertos y las debilidades. En el primer caso para profundizarlos. En el segundo para establecer los correctivos necesarios.

La revisión de la gestión es de particular importancia en el caso de los Estados. La diversidad y complejidad de los Estados constituyen rasgos característicos de nuestra institucionalidad política y administrativa.

La Constitución de 1999 establece que los Estados son entidades autónomas e iguales en lo político, con personalidad jurídica plena. El gobierno y administración de cada Estado corresponde a un Gobernador, el cual podrá ser reelegido, de inmediato y por una sola vez. Los Gobernadores rendirán cuenta anual ante el Contralor del Estado y presentarán un informe ante el Consejo Legislativo y el Consejo de Planificación y Coordinación de Políticas Públicas. 

Los grupos políticos y sociales harían bien en revisar las cuentas anuales presentadas por los gobernadores, así como los informes relacionados con la planificación y coordinación de políticas públicas. Tales informes deberían encontrarse en los respectivos sitios web de las gobernaciones, así como en las oficinas públicas encargadas. En esos informes los gobernadores deben explicar sobre las gestiones realizadas en el cumplimiento de las competencias exclusivas señaladas en la Constitución.

Dentro de las competencias exclusivas se encuentran tanto la aprobación de la Constitución respectiva como organización municipal, así como la administración e inversión de sus bienes y recursos, lo cual incluye la organización, recaudación y control de los ramos tributarios propios. Dentro de los recursos naturales en las áreas de competencia se encuentran los minerales no metálicos, las salinas, ostrales y la administración de tierras baldías. Otras competencias exclusivas son la policía estadal y los servicios públicos estadales, así como la ejecución, conservación, administración y aprovechamiento de las vías terrestres estadales. 

En cada una de las competencias exclusivas los gobernadores que aspiren a la reelección deberán informar los avances y las restricciones. Los candidatos deberán ofrecer programas con soluciones efectivas para los problemas señalados. 

También los gobernadores deberán informar sobre lo realizado con los recursos del situado constitucional, el cual corresponde a un máximo de 20% del total de los ingresos ordinarios del Fisco Nacional. Especial mención deberán realizar sobre la inversión realizada con los recursos del situado. La Constitución en el artículo 167 indica que tal inversión deberá representar al menos el 50% del monto del situado para cada estado. 

Las elecciones de gobernadores a finales de este año son oportunidades propicias para abrir un amplio debate sobre la efectividad de las gestiones actuales, y más importante, sobre las posibilidades en el próximo período. Cada ciudadano, en cada comunidad, en cada asociación, tiene la oportunidad de participar activamente en la generación de las mejores soluciones para los problemas públicos. Es tarea de todos promover este debate e impulsar las opciones que mejor representen los cambios requeridos. De esa manera seguramente contribuiremos con la redemocratización de Venezuela desde los Estados.

Politemas, Tal Cual, 9 de enero de 2008

lunes, 5 de octubre de 2015

Gobierno en shock

Todo indica que la crisis del país se profundiza. Aumentan las colas, los precios suben todos los días, los indicadores de la economía son peores a medida que se acerca el fin de año. En todas las áreas de la gestión pública lo que existe es deterioro. Pareciera que el gobierno ha decidido, sencillamente, no hacer nada. No se recuerda otro período en la historia del país en el que el gobierno tuviera una menor capacidad para ejecutar políticas adecuadas. En la práctica se observa un gobierno paralizado, sin iniciativa, en completo estado de shock.

Varios factores han llevado a esta situación. El primero de ellos es la capacidad gerencial del Alto Gobierno. No se aprecia un gobierno que tenga habilidades para establecer prioridades, con conocimiento de los problemas, que sea capaz de convocar personas e instituciones para escuchar ideas y alternativas. Todo lo contrario, se observa un gobierno empecinado, sin autocrítica, alejado de las realidades de los ciudadanos, que huye de las situaciones dramáticas que confronta el país. En esas condiciones, obviamente, es poco probable que el gobierno inspire la menor confianza, incluso para los que están dentro de él.

El segundo factor es consecuencia del anterior. Sin un liderazgo claro, compiten diferentes visiones y grupos dentro del gobierno. Cada uno de ellos intenta tomar las mejores posiciones. Ante la inacción, aparecen nuevos grupos, cada uno de ellos tratando de definir una línea de acción. Pero dado que no hay forma de dirimir las alternativas, se terminan concentrando en la pugna interna. En otras palabras, los vacíos de liderazgo en el gobierno terminan impulsando una multiplicidad de instancias, cada una de ellas sin posibilidad de articular políticas. Se instala un círculo vicioso que dificulta las alternativas. Esta pareciera haber sido una tendencia constante desde la elección presidencial de abril de 2013. Todas las opciones asomadas para cambios en la política económica se han evaporado en ese mar de pugnas intestinas.

Y el tercero es de lo más significativo. Se trata de aquellos actores que se benefician con el “status quo”. Es decir, que son beneficiarios directos de todas las distorsiones para la fijación de precios, de manera que pueden tener acceso a divisas a un precio para transarlas a otro precio que puede ser 100 veces superior. Para todos estos actores la consigna es prolongar esta situación lo más que se pueda, para aprovechar, prácticamente expoliar, todas las divisas posibles.

En tales condiciones no es posible gobernar. Esto es, conducir a un país de la mejor manera en condiciones adversas como las actuales. El gobierno queda entonces como una entidad distante, lejana, identificada como la causa de los problemas que padece la población. Es por ello que empieza a tomar fuerza la necesidad de sustituir esa forma de gobernar. Y eso es justamente lo que está ocurriendo. Cada día es más obvio que los gobiernos en estado de shock deben ser sustituidos. Y para eso millones de venezolanos acudirán a las mesas electorales el 6 de diciembre.

Politemas, Tal Cual, 23 de septiembre de 2015

Mitos en la educación superior

Contar con decenas de medios de comunicación, a través de la expropiación, suspensión de licencias, o compra de muchos de ellos, trae beneficios, como está a la vista. Se repiten incesantemente noticias que no tienen mayor asidero con la realidad. Pero que de tanto repetirse, quedan en la agenda como si fueran ciertas. Por supuesto, esta práctica abarca muchas áreas de la vida del país. Nos detendremos hoy en las que afectan la educación superior. 

Un gran mito puesto en boga por el gobierno es el aumento de la cobertura de la educación superior. Se citan millones de estudiantes especialmente en universidades oficiales. Se argumenta que en esas universidades que reciben ahora más estudiantes, se ha producido un aumento significativo de la cobertura de la educación superior. Por supuesto, no se agrega que en esas universidades no se cuenta con requisitos comparables con aquellos que se tienen en las universidades autónomas (mucho más rigurosas con las exigencias para la investigación, docencia y extensión). También se menciona, cada día menos, que en ese incremento debe incluirse la cantidad de personas incorporadas a las misiones educativas. De manera que ya de entrada hay que matizar que una cosa es aumentar el número de estudiantes, y otra más complicada es que ese aumento vaya acompañado de la calidad y productividad académica. 

Supongamos ahora que queremos buscar evidencias de este aumento de cobertura, especialmente para comparar con lo que ha ocurrido en el contexto de la Región. Y acudimos a una fuente de gran credibilidad como es el Anuario Estadístico de la CEPAL, el cual se encuentra disponible en el sitio web (todos los reportes desde 1990). En la última edición del Anuario de CEPAL (2014), en la sección correspondiente a educación, se constata que la cobertura de educación terciaria en Venezuela no está reportada para el último año señalado (esto es, 2012). Pero tampoco está para 2010, ni para 2005. El año más “reciente” del que se dispone información sobre este indicador es 2000. Para ese año la cobertura de educación superior de Venezuela era 28,3%. Resulta ser que ya en 1997, de acuerdo con el Anuario del año 2000, la cobertura de educación superior era 37%. 

De allí que la revisión de esta fuente nos indica al menos dos puntos relevantes. El primero es que el referido aumento de la cobertura de la educación superior que supuestamente se ha producido en Venezuela, no es conocido por la CEPAL, hasta el punto que no es citado en una publicación de tanta significación. O al menos, que las fuentes que demuestren tal aumento no son conocidas por CEPAL. Y el segundo punto es que en realidad, de acuerdo con la misma fuente, lo que se produjo hasta el año 2000, fue una reducción de casi 10% cuando se compara con el último dato de los noventa. 

Todo lo cual demuestra que difundir mitos es una cosa relativamente sencilla, pero que tiene impacto limitado cuando se comienzan a revisar las evidencias. También es claro que es mucho más complejo aumentar de verdad la cobertura y calidad de la educación superior.

Politemas, Tal Cual, 16 de septiembre de 2015