miércoles, 2 de mayo de 2018

Hiperinflación hasta 2023

Hace pocas semanas el FMI informó sobre las previsiones económicas para el año en curso. Dentro de los anuncios tuvo especial relevancia que la institución multilateral señalara que la tasa de inflación de Venezuela para 2018 se estima en 13.864%. Dicha tasa sería la más grande de las hiperinflaciones ocurridas en América Latina, al menos en los registros del FMI. También sería la segunda más alta en todas las hiperinflaciones del mundo, después de la experimentada por la República Democrática del Congo en 1994 (casi 24.000%). 

La estimación del FMI para 2018 ya es una pésima noticia, especialmente porque entrando ya en el séptimo mes de hiperinflación, todo indica que la tendencia es el empeoramiento de las condiciones económicas y sociales del país. 

Desafortunadamente, las malas noticias no se agotan allí. Dada la capacidad técnica del FMI, con todos sus equipos humanos y la larga experiencia en el apoyo al desarrollo de las economías en los cinco continentes, es previsible que las estimaciones que realizan tienen la mayor aproximación posible. Eso no significa que sean exactas, pero indican un escenario a considerar en toda plenitud. Especialmente porque fue esta institución la que anunció hace dos años que Venezuela, con las políticas implementadas, iba en el curso de hiperinflación. De hecho, en ese momento el FMI señaló que la tasa de inflación estimada para 2018 era 3.000%. Como se ha indicado, la nueva estimación es poco más de cuatro veces superior a la realizada dos años atrás. 

El FMI considera que, de continuar Venezuela en la dirección actual de las políticas económicas, la tasa de inflación para cada uno de los años comprendidos entre 2019 y 2023, sería casi 13.000%. También pronostica el FMI que, en ese marco de políticas, el crecimiento económico sería negativo en todos los años hasta 2023. De manera que Venezuela, con la segunda mayor capacidad de compra de América Latina en 1998, quedaría relegada al lugar número 16 (sobre 19 países de América Latina) en 2023 (una caída de 5 puestos con respecto a 2017, año de inicio de la hiperinflación). Esto significaría que, en 2023, Venezuela solo superaría a Nicaragua, Honduras y Haití. 

Este es, sin dudas, el peor escenario económico en el mundo en este momento. Todas las tendencias indican que el escenario empeora en la medida que la hiperinflación sigue su marcha descontrolada. Los objetivos del gobierno en las próximas semanas indican que no se tomarán medidas adecuadas para superar la hiperinflación. Tampoco la gravedad de la crisis ha sido lo suficientemente grande para que se haya producido una alianza sólida como alternativa al actual gobierno. Los venezolanos contemplan con angustia el escenario de destrucción y desprotección que continúa marcando su vida cotidiana.

Politemas, Tal Cual, 2 de mayo de 2018

Desprotegidos antes de nacer

Venezuela es uno de los tres países de América Latina en los cuales ha aumentado la mortalidad materna desde 1998, según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). El mayor incremento de mortalidad materna se ha producido en Cuba. Venezuela está de segundo en esa lamentable lista. El tercero es Costa Rica. En el resto de los países la mortalidad materna ha disminuido. El aumento de la mortalidad materna en Venezuela desde 1998 es 30%. 

Con esta evolución de deterioro, en uno de los indicadores claves para conocer la protección adecuada de la población, especialmente de las mujeres embarazadas y de sus hijos, se puede suponer que los aspectos centrales de la atención materna como lo son el cuidado prenatal y la calidad del parto, no se encuentran en las condiciones exigidas. 

Los datos obtenidos en la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) de 2017, realizada por un equipo de investigadores de la UCV, UCAB, USB, Fundación Bengoa, indican que las mujeres que se encontraban embarazadas en el momento de realización del trabajo de campo (julio, agosto y septiembre del año pasado), acudían fundamentalmente a servicios de gestión pública para el control prenatal. Esta proporción era 57% en comparación con 37% en servicios de gestión privada. Sin embargo, 4,5% de las mujeres embarazadas reportó que no se controlaba. De las mujeres que se controlaban, el 3,4% indicó que lo había comenzado en el octavo mes del embarazo. Esto significa que aproximadamente 45.000 mujeres embarazadas, de un total estimado de 500.000 cada año, están en riesgo por ausencia de control prenatal o por comenzarlo en etapas tardías. 

La gran cantidad de mujeres embarazadas sin control prenatal adecuado, es el principal factor que debe estar influyendo en el aumento de la mortalidad materna. En condiciones de atención de calidad, la inmensa mayoría de las mujeres embarazadas debería concluir satisfactoriamente el embarazo, con un parto sin complicaciones. Solo en pocos casos, inevitables en cualquier contexto, se producirían eventos indeseados. Y es también un gran indicio de que la gran mayoría de los niños venezolanos se encuentran desprotegidos antes de nacer. 

Las condiciones de riesgo en que se encuentran las mujeres embarazadas y sus hijos, se han debido agravar en los últimos meses ante el gran impacto hiperinflacionario, con las severas consecuencias para el acceso a servicios, y en reducción de la protección financiera de las personas. Es obvio que, de continuar esta debacle económica, se producirá un mayor deterioro de la atención con las consecuencias directas en el aumento de la mortalidad materna. En esta materia, el sistema de salud de Venezuela ha tenido una involución de cuatro décadas. No hay manera de subestimarla.

Politemas, Tal Cual, 18 de abril de 2018

Riesgo continental

El aumento de los casos de sarampión que se ha producido en las últimas semanas en América pone de relieve la vulnerabilidad de los sistemas de salud, incluso ante las situaciones más prevenibles. Según el último informe de la Organización Panamericana de la Salud (correspondiente al 6 de abril de 2018), once países de América han reportado casos desde la primera semana del año 2018. Dentro de esos países, destaca que Venezuela ocupa el primer lugar con 727 casos reportados. Venezuela también tiene la mayor cantidad de casos confirmados (279). 

Desde la semana 26 del año 2017 se han confirmado 1.006 casos de sarampión en Venezuela También se han registrado dos defunciones por esta causa. El 67% de los casos confirmados se han producido en el estado Bolívar. También se han notificado casos en los estados Apure, Anzoátegui, Delta Amacuro, Distrito Capital, Miranda, Monagas y Vargas. El grupo de edad más afectado son los menores de 5 años. 

La situación de empobrecimiento sostenido que ha experimentado Venezuela desde 2014, sumado al estado de mayor destrucción productiva que se ha desencadenado con el inicio de la hiperinflación, han impulsado a muchos venezolanos a buscar fortuna fuera del país. Esto significa en la práctica, que el riesgo del aumento de los casos de sarampión también se ha trasladado a otros países de la región. En Brasil, especialmente en el estado de Roraima, de un total de 42 casos confirmados, 34 son de venezolanos. De esos casos se han registrado dos defunciones en niños. En Colombia, los cinco casos confirmados corresponden a venezolanos (cuatro procedentes de Caracas y uno de Miranda). Estos casos se han registrado en diferentes ciudades: Cúcuta, Medellín, Santa Rosa de Cabal y Cartagena. En Ecuador se reportó un solo caso, correspondiente a un niño venezolano de 5 años. 

Es bastante obvio que el mayor deterioro previsible en la situación económica y social de Venezuela, impulsará que muchas más personas exploren opciones de vida fuera de Venezuela. La cobertura de inmunizaciones de esas personas que migrarán está entre las más bajas de la región. Si los casos de sarampión están aumentando, es muy directo que las personas que salen del país pueden llevar la enfermedad al sitio donde decidan residir. Es decir, que uno de los servicios más sencillos de un sistema de salud, como es la administración de inmunizaciones, se convierte entonces en una terrible debilidad. 

Esta situación epidemiológica tiene consecuencias internacionales de significación. Es por ello que los gobiernos de los países vecinos deben entonces administrar los servicios que no fueron aplicados a los venezolanos, so pena de que aumente mucho más el número de casos de sarampión. Todo esto indica el estado de desprotección de la salud de los venezolanos, hasta el punto que las consecuencias de estas carencias se extienden más allá de nuestras fronteras. La implementación de las peores políticas de salud pública desde la creación el Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en 1936, ha convertido a los migrantes venezolanos en un riesgo continental.

Politemas, Tal Cual, 11 de abril de 2018

País desplazado

El último informe de la Agencia de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) sobre la situación de los venezolanos desplazados, indica las dimensiones del drama que afecta al país. Se expresa en el informe que el número de desplazados supera 1,5 millones de ciudadanos venezolanos. Se señala, además, que un número significativo de las personas desplazadas están en necesidad de protección internacional. Por otra parte, el informe reconoce que casi 150.000 venezolanos han solicitado asilo y protección formal como refugiados. En el informe también se estima que el financiamiento requerido para atender a tal cantidad de desplazados es 46 millones de dólares, distribuidos en diez países. 

Tal es el impacto de la situación económica y social, que para millones de venezolanos no ha quedado otra salida que abandonar el país por cualquier medio disponible. El aumento de la salida de venezolanos se ha producido con mayor intensidad a partir de 2016, y especialmente, desde mediados del año pasado, justamente cuando se producía el inicio de la hiperinflación. Es obvio que ya en el quinto mes de hiperinflación, la salida de venezolanos se ha incrementado mucho más. 

La situación de los desplazados en los países a los cuales se han dirigido es totalmente previsible. Los desplazados van sin ingresos, quizás con pocos dólares que pudieron comprar con, probablemente, la totalidad de sus ahorros. En su mayoría viajan solos, pero muchos deben ir con sus familias. Marchan por vía terrestre, con pocos enseres. También han experimentado varios años de privaciones, por ejemplo, la mayoría no ha contado con seguro de salud, los niños quizás no están inmunizados, los jóvenes han debido abandonar la escuela de manera intempestiva. También para muchos de ellos las habilidades para el trabajo están concentradas en actividades manuales. Los más preparados pueden contar con certificados y diplomas, que serán reconocidos por los países huéspedes en términos no necesariamente favorables y a través de largos procesos. Es bastante claro que en la medida que aumente la cantidad de desplazados, dado que no se aprecian medidas que puedan resolver los problemas sociales y económicos, las condiciones de llegada también serán más críticas. Todo este desplazamiento masivo de venezolanos es la consecuencia de las peores políticas económicas y sociales desde que Venezuela existe como República. Los desplazados han sido privados de su país, de sus seres queridos, de su modo de vida, de sus espacios naturales. Las consecuencias de esas políticas han sido sufrimientos y penurias. 

Pero no solo han sido desplazados millones de venezolanos. También ha sido desplazado el país en su totalidad. Ha sido desplazado del futuro. Hoy en día Venezuela luce en el contexto mundial como un país desplazado de las posibilidades de bienestar, con perspectivas sombrías. Todo ello es demostración de las pésimas políticas de desarrollo implementadas en los últimos veinte años. En la situación actual, con una hiperinflación completamente desatada, el curso de las actuales políticas solo agravará la condición de las familias venezolanas. En esta dirección, la condición de país desplazado también se agravará.

Politemas, Tal Cual, 21 de marzo de 2018