domingo, 31 de octubre de 2021

Disminución en el ritmo de vacunación en América Latina

Hasta la fecha solo dos países de América Latina han alcanzado la meta de vacunar al 70% de la población contra covid-19: Uruguay y Chile. En Uruguay, pasar de 40% de población completamente vacunada requirió dos meses (del 21 de junio al 19 de agosto). En Chile, se requirió tres meses (del 22 de mayo al 27 de agosto). Se podría decir entonces, dada la experiencia de estos países, que tres meses podría ser un período razonable, luego de alcanzado el 40% de cobertura, para cumplir la meta.

Dado el desempeño de otros países de la región hasta la fecha, este período de tres meses se puede prolongar. En efecto, se puede constatar que el ritmo de vacunación en algunos países, luego de alcanzar el 40% de cobertura completa más bien se ha estabilizado, con lo cual esta prolongación puede ser muy larga.

En República Dominicana la cobertura completa de 40% fue registrada el 10 de agosto. Sin embargo, hasta la fecha del último registro (23 de octubre), esto es, en dos meses y medio, solo se ha incrementado la cobertura hasta 48%. En Ecuador el registro de 40% se efectuó el 23 de agosto. Luego de dos meses la cobertura ha aumentado a 56,41%. En estos países la tendencia de crecimiento de la población completamente vacunada es hacia la estabilización.

Otros países de la región (El Salvador, Argentina, Brasil, y Panamá), han alcanzado la cobertura completa para el 40% de la población, y podrían alcanzar el 70% en un período similar al de Chile y Uruguay. Esto implica mantener altos ritmos de vacunación en las próximas semanas.

A dos meses de finalizar el año 2021, la cobertura completa de 70% pareciera que solo será alcanzada por muy pocos países (diferentes a Uruguay y Chile). Esto podía significar en la práctica que, en muchos países de la región, el año 2022 comenzará con la incertidumbre derivada de la ausencia de control de la pandemia.

Los países que ya han cumplido la meta de cobertura completa (Uruguay y Chile), tienen dos características resaltantes de sus sistemas de salud, no compartidas por muchos países de la región. En primer lugar, el bajo gasto de bolsillo, es decir el que pagan directamente las personas de su ingreso mensual. De acuerdo con las últimas cifras disponibles de la OMS (2018), Uruguay es uno de los tres países de la región en los cuales el gasto de bolsillo es menor al 20% del gasto total (los otros dos son Cuba y Colombia). Chile, por su parte, tiene 33% de gasto de bolsillo, que, aunque no es bajo, no está entre los más altos de la región. La segunda característica es el mejor desempeño en la gestión de estos dos sistemas de salud, al menos en términos relativos en América Latina.

La disponibilidad de vacunas es alta en muchos de los países que han superado el 40% de cobertura completa. Las dificultades para llegar al 70% en tiempo similar a Uruguay y Chile, puede estar relacionada más bien con otros factores como: organización regional de servicios, logística, recursos humanos entrenados, vinculación con las comunidades, entre otros aspectos relacionados con la gestión general del sistema de salud. En la medida que se realicen cambios en la gestión de los servicios, se podría alcanzar más rápidamente la meta de cobertura.

En aquellos países en los cuales no se ha alcanzado todavía ni siquiera el 40% de la meta de cobertura completa (Colombia, Paraguay, Bolivia, Honduras, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, y Haití), existen mayores restricciones en la gestión de las vacunaciones. Esto implica que alcanzar la cobertura completa contra covid-19 probablemente requiera buena parte de 2022. Siendo que las vacunaciones son, en principio, una de las actividades de salud pública más dependientes de la gestión, y de mayor impacto, es evidente que esta prueba no ha sido superada por la gran mayoría de los países de la región.

Politemas, Tal Cual, 27 de octubre de 2021

Diferencias en América Latina ante la pandemia

El impacto de la pandemia ha sido desproporcionado en América Latina. A pesar de tener el 8% de la población mundial, la región ha registrado el 20 de los casos y el 30% de las muertes. Sin embargo, la región está conformada por 20 países, de manera que la heterogeneidad de contextos políticos, económicos y sociales, es un factor que actúa como diferenciador de los efectos de la pandemia.

La divulgación de los resultados de la última encuesta de Latinobarómetro permite aproximarse a discriminar estas diferencias. La encuesta fue realizada en 17 países a finales del año 2020, y en Argentina en mayo de 2021. Los países que no fueron incluidos en la encuesta son Cuba y Haití. En la encuesta se incorporó una sección con nueve preguntas para explorar distintos aspectos relacionados con la pandemia. Se entrevistaron 19.932 personas en los 18 países.

A finales del año pasado, la capacidad de los países para combatir la pandemia fue evaluada más favorablemente en El Salvador y Uruguay. En el primero de estos países, el 67% de las personas indicó que la pandemia se había combatido “muy bien”, mientras que en Uruguay fue 41%. Debe señalarse que en Uruguay se registró la mayor cantidad de casos y muertes a finales de 2020 y principios de 2021. En Ecuador y Chile, se registró el menor porcentaje de personas que señalaron que la pandemia se había combatido “muy bien”, 3,2% y 3,5% respectivamente.

Los países con la mayor proporción de población que opinó que tenía mucho miedo de infectarse por el virus son República Dominicana y Brasil, con 47% y 40% respectivamente. En el conjunto de la región, el 25% de los entrevistados señaló que tenían mucho miedo. Los países con menor porcentaje de personas que indicó que tenía mucho miedo son Uruguay (12%) y Chile (11%).

El 33,5% de las personas en la región expresó que se había trabajado vía remota en su hogar durante la pandemia, mientras que 66,5% señaló que se había hecho. Esta proporción varía entre 48,5% en Argentina, y 15,7% en Paraguay. Se ha constatado durante la pandemia que la gran proporción de la población que debía trabajar fuera del hogar, ha sido uno de los factores más influyentes en las dificultades para el control. El estudio remoto fue reportado por el 60% de las personas en la región, variando entre 78% en Ecuador, y 29% en Nicaragua. Esta diferencia influirá con toda seguridad en el desempeño de estudiantes en los próximos tiempos.

La recepción de ayudas del Estado, antes y durante la pandemia, expresa significativas diferencias en la región. Antes de la pandemia, en 17 países la proporción que reporta recepción de ayudas del Estado no superaba el 20%. La excepción era Venezuela con 41%. Durante la pandemia, en la gran mayoría de los países se superó el 20% de personas que reportó recibir ayudas del Estado. Solo en Ecuador, México, y Nicaragua, esta proporción se mantuvo menor a 20%. Los países con la mayor proporción que indicó recibir ayudas del Estado durante la pandemia son El Salvador (87%), Bolivia (69%), y Panamá (65%).

Para 37% de la población el tiempo de recuperación del ingreso previo a la pandemia se estimó entre uno y dos años. Tomando en cuenta que la encuesta se realizó a finales de 2020, un porcentaje muy significativo de la población tenía una percepción muy consistente con lo que ha sido la evolución de la pandemia.

Estas notables diferencias entre los países de la región, sea en las opiniones o en el reporte sobre distintos aspectos afectados, ponen de relieve también las diversas políticas que se deben ejecutar en los ámbitos específicos para lograr el control, y especialmente, para superar los impactos severos que ha ocasionado la pandemia en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 20 de octubre de 2021

sábado, 16 de octubre de 2021

¿Qué países están más cerca de controlar la pandemia?

A casi dos años del inicio de la pandemia, resulta indispensable estimar cuál puede ser su curso en el año 2022. El grado de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19 puede ser un indicador significativo de la posible evolución de los casos y muertes. Sin embargo, todo depende de la calidad de la información que tienen disponible los países para realizar el diagnóstico y seguimiento de los casos. Para ello es fundamental comparar casos, muertes, y cobertura completa de vacunaciones, con las pruebas que se realizan en los países para diagnosticar covid-19.

Se puede tomar como referencia los casos de Portugal, España y Corea del Sur. La tasa de mortalidad diaria por covid-19 es menor a 1 muerte/millón de hab. en los tres países. La menor tasa de mortalidad diaria es la de Corea del Sur, esto es, 0,20 muertes/millón de hab. En Portugal es 0,67 y en España 0,96. Ahora bien, en Portugal y España el número de pruebas diagnósticas diarias por 1.000 habitantes es superior al de Corea del Sur.

Es por ello que las diferencias entre los casos confirmados y los casos estimados de covid-19, realizadas por la Universidad de Washington (en el Instituto de Mediciones de Salud y Evaluación, IHME), para Portugal y España son menores que en el caso de Corea del Sur. Mientras en Portugal y España los casos estimados son menos del doble que los confirmados, en Corea del Sur es cuatro veces mayor. Siempre existe un subregistro de casos, lo importante es que sea el menor posible. En esta comparación se ilustra que los sistemas de salud de Portugal y España tienen una mejor información para estimar la evolución de la pandemia, que el de Corea del Sur. Si a ello se suma que Portugal superó el 85% de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, y España tiene 79%, mientras en Corea del Sur es 59%, se puede inferir que el control de la pandemia en los dos primeros países puede ser mejor evaluado.

Si se aplica el criterio de la diferencia entre casos reales y casos estimados de covid-19 en América Latina, se pueden identificar tres grupos de países. En el primer grupo solo está Uruguay. De acuerdo con la última estimación realizada por el IHME (a finales de septiembre), en Uruguay se confirmaron 118 casos diarios, mientras los estimados eran 176. Esto significa que el número de casos estimados es menos de dos veces el número de casos confirmados. Este es el único país que se puede comparar con Portugal y España en este aspecto. De manera que Uruguay, con 74% de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, y una tasa de mortalidad de 0,29 muertes por covid-19/millón de hab., es el país de la región con mejores condiciones para conocer la evolución real de pandemia, y además con los mejores indicadores de control a la fecha.

En el segundo grupo están seis países (Cuba, Brasil, Argentina, Costa Rica, Panamá, y Chile). En todos ellos, el número de casos estimados de covid-19 está entre dos y cuatro veces con respecto al número de casos confirmados. En este grupo, Chile, Argentina, y Panamá tienen a la fecha una tasa de mortalidad menor a 1 muerte/millón de hab., y superan el 50% de cobertura completa anticovid-19 (Chile tiene 74%). De acuerdo con la evolución actual, estos tres países pueden sumarse al grupo con indicadores compatibles con el control de la pandemia. Por otra parte, Cuba, Brasil, y Costa Rica, tienen en este momento tasas de mortalidad superiores a 2 muertes por millón de hab. (Costa Rica tiene la más alta de la región, 5,5). Cuba y Brasil no reportan pruebas diagnósticas diarias a la fecha. En estos tres países se puede señalar que las dificultades para el control son mayores que en los primeros tres países de este grupo.

En el tercer grupo están 13 países (Colombia, Nicaragua, Venezuela, Perú, Paraguay, Bolivia, Guatemala, México, El Salvador, Ecuador, Rep. Dominicana, Honduras, Haití). En todos ellos, el número de casos estimados supera en al menos cuatro veces el número de casos confirmados. Por ello es que la incertidumbre con respecto a la evolución real de la pandemia es mucho mayor en estos países. Obviamente, no es lo mismo el caso de Colombia con poco más de cuatro veces de diferencia (entre casos estimados y confirmados), que Honduras con 20 veces de diferencia o Haití con casi 50 veces. Especial mención debe hacerse de Nicaragua, Venezuela, Perú, El Salvador, República Dominicana, Honduras, y Haití, que no reportan pruebas diagnósticas de covid-19 en Our World in Data a la fecha. De hecho, Nicaragua, Honduras, Venezuela, y Haití, no han tenido registros de pruebas diagnósticas en Our World in Data durante toda la pandemia. Debe señalarse que en este grupo se encuentran El Salvador y Ecuador, los cuales ya superan el 50% de población completamente vacunada.

Por todo lo anterior, se puede indicar que en la gran mayoría de los países de la región no está disponible la información necesaria para conocer adecuadamente la evolución de la pandemia. En estos países las variaciones en casos y muertes, incluso con el aumento de cobertura completa de vacunaciones contra covid-19, no necesariamente reflejarán la realidad en los servicios de salud. En consecuencia, es bastante probable que la incertidumbre sea el rasgo más característico de la gestión de la gran mayoría de los sistemas de salud de América Latina.

Politemas, Tal Cual, 13 de octubre de 2021

sábado, 9 de octubre de 2021

¿Cómo es el efecto de las vacunaciones en la mortalidad por covid-19?

Luego del desarrollo de vacunas contra covid-19 a finales del año pasado, la estrategia para el control de la pandemia resulta evidente: se debe vacunar a la mayor cantidad de población en el menor tiempo posible para que se reduzcan los impactos más severos, tales como hospitalizaciones y muertes. Esto se debe a que las vacunas no eliminan la posibilidad de infección, sino que contribuyen de manera significativa a reducir los casos graves y la mortalidad por covid-19.

Para analizar los efectos de las vacunaciones en el impacto más negativo, esto es, la mortalidad por covid-19, se pueden establecer dos premisas de inicio. La primera es un porcentaje de referencia de la población vacunada completamente, por ejemplo, 50%. Es decir, tomar este porcentaje para comparar con la evolución de la mortalidad por covid-19. La segunda premisa es la tasa de mortalidad objetivo. De acuerdo con la experiencia internacional, se puede señalar que una tasa de mortalidad de una (1) muerte diaria por covid-19 por millón de habitantes puede ser razonable. Esta es la tasa que en este momento tienen muchos de los países con mayor porcentaje de población completamente vacunada. En América Latina, en los períodos de mayor afectación de la pandemia, la tasa de mortalidad diaria alcanzó entre 15 y 20 muertes por millón en algunos países de la región.

En el ámbito europeo, el 50% de cobertura de vacunación completa fue alcanzado por el Reino Unido el 7 de julio de 2021, en España el 15 de julio, y en Portugal el 19 de julio. Estos dos últimos países son los que tienen actualmente la mayor cobertura de vacunación completa en la Unión Europea entre los que tienen más de un millón de habitantes de población total. En Portugal la cobertura completa es 85%, y en España 78%.

En Portugal y España se redujo la tasa de mortalidad por covid-19 por debajo de una (1) muerte por millón de habitantes, dos meses después de haber alcanzado el 50% de cobertura completa de vacunaciones. En ambos países esta reducción se ha mantenido en el último mes. Sin embargo, en el Reino Unido, a pesar de tener en la actualidad el 66% de cobertura completa, la tasa de mortalidad diaria es cercana a 2 muertes por millón (el doble de la considerada como referencia). Es posible que las diferencias en las medidas de distanciamiento social, efectividad de las vacunas, y diferentes tasas de transmisión, estén involucradas en los distintos resultados de mortalidad en los países.

En América Latina, cinco países (de un total de 20) son los que tienen al día de hoy una cobertura de vacunación completa superior al 50% de la población (Uruguay, Chile, Ecuador, El Salvador, y Panamá). Todos estos países, por cierto, tienen reportes regulares de pruebas diagnósticas de covid-19, de manera que la confiabilidad de los registros es mayor que en aquellos países que no las reportan.

En estos países de la región, el tiempo transcurrido entre el momento que alcanzaron el 15% de cobertura completa y el momento en que llegaron al 50% de cobertura completa, es de 2 a 3 meses. Ecuador es el único país del grupo que lo hizo en un mes. Ahora bien, el tiempo transcurrido entre la cobertura completa de 50% y la reducción de la tasa de mortalidad por debajo de 1 muerte/millón de habitantes fue un mes en Uruguay y Ecuador, y tres meses en Chile. En El Salvador la tasa de mortalidad diaria no se ha reducido por debajo de 1 muerte por millón (más bien está aumentando). En Panamá, se ha reportado una tasa menor a 1 muerte/millón una semana después de haber alcanzado el 50% de cobertura completa. Habría que observar si esta variación se mantiene en las próximas semanas.

De acuerdo con la experiencia de los países que marchan más adelantados en la cobertura de vacunación contra covid-19 en América Latina, se pueden señalar algunas características. En primer lugar, el tiempo que se requiere para alcanzar el 50% de cobertura. Se puede establecer que se requiere entre dos y tres meses, asumiendo que el sistema de salud mantiene la efectividad del programa de vacunaciones. En segundo lugar, se debe destacar que alcanzar el 50% de cobertura completa no implica necesariamente alcanzar la tasa de mortalidad diaria deseable. De allí que mantener el objetivo del 70% de cobertura completa debe ser una prioridad de política pública. Lamentablemente, con el ritmo de vacunación actual, la mayoría de los países de la región no cumplirán esta meta en lo que resta de 2021.

Politemas, Tal Cual, 6 de octubre de 2021

domingo, 3 de octubre de 2021

Efectos educativos de la pandemia

El último informe de UNICEF sobre la respuesta educativa ante la pandemia en América Latina y el Caribe, ilustra las magnitudes de las brechas que se han generado en la región. La relevancia de estas brechas aumentará seguramente las restricciones existentes para las coberturas educativas, y el progreso adecuado del desempeño de los estudiantes.

Señala el informe citado que el promedio de días lectivos sin clases presenciales en los países, entre marzo de 2020 y septiembre de 2021, es 153. Esta reducción en el número de días lectivos ha afectado 86 millones de niños y niñas. Para mediados de septiembre de 2021, 22 países de América Latina y el Caribe tenían las escuelas parcialmente cerradas o se encontraban en receso académico.

Tomando en cuenta que el número de días de actividad educativa anual debería estar entre 180 y 200, se puede asumir que esta pérdida abarca prácticamente un año de clases presenciales. Si en el mejor de los casos se hubiera podido mantener la actividad por vías no presenciales, es evidente la afectación en términos de los aspectos socio-pedagógicos involucrados. También es bien sabido que las posibilidades de contar con los recursos para una adecuada formación a distancia son muy poco frecuentes en el ámbito de la región.

Tres tipos de efectos se pueden señalar a partir de esta reducción extraordinaria de los días de actividad educativa. El primero de ellos es el desfase de corto plazo, es decir, entre los contenidos no cubiertos y las implicaciones que tienen para la prosecución en el siguiente año educativo. Esto significa en la práctica que se deberán poner en marcha mecanismos alternativos, con la consiguiente asignación de recursos adicionales, sean ellos tanto de personal como de infraestructura.

El segundo efecto está relacionado con la evolución de la pandemia cuando existen diferencias notables en la población completamente vacunada en la región. En la última semana de septiembre de 2021, solo cinco países (Uruguay, Chile, Ecuador, El Salvador, y Panamá) han superado el 50% de población completamente vacunada. De hecho, la mayoría de los países solo alcanzarán la cobertura de vacunaciones requeridas en el año 2022. Esto significa que la reapertura de la actividad educativa deberá realizarse con el seguimiento adecuado de las pautas epidemiológicas, y con niveles de incertidumbre relacionados con las bajas coberturas relativas que se mantienen en un grupo significativo de países.

El tercer efecto, mucho más complejo para analizar en estos momentos, es el impacto en la formación de capacidades de la población estudiantil (en todos los niveles) en la región. La mezcla de la pérdida de actividad educativa, especialmente en los sectores que dependen de la cobertura pública, y las debilidades de los sistemas de formación a distancia, aumentarán las brechas ya existentes en los recursos humanos de América Latina y el Caribe. Si esto se agrega al extraordinario deterioro productivo que ha ocasionado la pandemia, es muy evidente que las perspectivas de diversificación se complican de manera significativa.

En este contexto, es indudable que el impacto de la pandemia no será solo de corto plazo. Más bien se prolongará en los próximos años en la medida que las dinámicas políticas y económicas no puedan superar estas restricciones. Es bastante claro que la única forma de enfrentar estos extraordinarios retos es a través grandes alianzas en el seno de las sociedades de los países de la región. Ojalá se fortalezca la institucionalidad requerida para superar estos desafíos.

Politemas, Tal Cual, 29 de septiembre de 2021