viernes, 19 de mayo de 2023

El programa de gobierno de la oposición en Turquía

La segunda vuelta de la elección presidencial en Turquía se realizará el próximo 28 de mayo. Antes del anuncio oficial de esta nueva elección, la Organización de Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE) había difundido las conclusiones preliminares de la Misión Internacional de Observación. En este reporte se destaca el ventajismo del gobierno en el proceso electoral, expresado en los sesgos en la cobertura informativa, en las restricciones de las libertades de reunión, asociación, y expresión, las cuales afectaron la participación de políticos y partidos de oposición, así como de organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación. También se indica en el informe la intensa polarización expresada en la campaña electoral a través del abuso en el uso de recursos e intimidación por parte del gobierno.

La segunda vuelta del 28 de mayo será un evento mayor, con repercusiones tanto para Turquía como en el contexto global. La presencia internacional de Turquía, expresada por sus múltiples conexiones con todos los continentes (no por azar el aeropuerto internacional de Estambul se presenta como el punto de encuentro del mundo), es una demostración de estos múltiples efectos. El deterioro de la institucionalidad política y las restricciones del crecimiento económico para los próximos años, son indicativos de la relevancia que tiene la elección para el futuro del país.

Por estas razones es muy explicable la importancia de la visión de políticas que podría tener un gobierno alternativo en Turquía. A tal efecto, el Frente Nacional, coalición que enfrentará nuevamente al gobierno en la segunda vuelta, ha difundido varios documentos desde el año pasado. Esta coalición está conformada por seis partidos: Partido Republicano Popular, Partido Democracia y Progreso, Partido Demócrata, Partido del Futuro, Partido del Bien, y Partido de la Felicidad. Estos partidos abarcan un espectro desde la social democracia hasta el liberalismo, todos ellos pro-europeos y partidarios de la presencia de Turquía en la OTAN y en la Unión Europea. Los documentos difundidos en 2022 por el Frente Nacional incluyen propuestas para fortalecer el sistema parlamentario, reformas constitucionales e institucionales, y sobre la seguridad del sistema electoral.

El 30 de enero de 2023, el Frente Nacional presentó a la opinión pública nacional e internacional el “Memorandum de Entendimiento sobre Políticas Comunes”. Este documento tiene una extensión de 248 páginas con más de 2300 acuerdos (organizados en 75 áreas). Constituye la Declaración Electoral del candidato presidencial, y es la base de las políticas públicas que se ofrecen a los votantes.

El memorándum está organizado en nueve grandes temas: (1) justicia y sistema judicial, (2) administración pública, (3) políticas de transparencia y anti-corrupción, (4) economía, finanzas y empleo, (5) ciencia, investigación y desarrollo, innovación, emprendimiento, y transformación digital, (6) políticas sectoriales, (7) educación y entrenamiento, (8) políticas sociales, y (9) política exterior, defensa, seguridad y migración.

Las líneas generales del memorándum apuntan a la construcción de una democracia sólida, a la reestructuración de la administración para orientarla al ciudadano, al progreso hacia una economía sostenible de altos ingresos centrada en una estrategia de desarrollo inclusivo, de transición verde y digital, con un sistema educativo inclusivo, que garantice igualdad de oportunidades sin discriminación, y con la introducción de garantías constitucionales para los derechos de sostenibilidad, erradicación de la pobreza extrema, y con progreso para todos los ciudadanos.

Que una alianza política en un país tan relevante como Turquía, haya podido acordar un programa de gobierno de esta envergadura, ofrece notables lecciones comparadas. En primer lugar están las lecciones sobre las características que debe tener un programa de esta naturaleza: (1) debe ser preparado con anticipación y con perspectiva de largo plazo, (2) debe ser amplio, es decir, cubrir la mayor cantidad de áreas de la gestión pública, (3) debe ser lo más detallado posible (no bastan los acuerdos generales, es necesario llegar a los puntos críticos), (4) debe incluir metas taxativas (que serán la guía de la acción del gobierno y de la información a los ciudadanos), y (5) debe ser comunicado con suficiente tiempo a los electores.

El segundo aspecto está relacionado con las lecciones sobre la utilidad o funciones de un programa de políticas públicas de esta naturaleza. La extensión y profundidad del programa es útil: (1) para generar mensajes en la campaña electoral que demuestren a los ciudadanos que se conocen los problemas, y también muy importante, que se tienen las soluciones, es decir, se convence porque se conoce, porque se demuestra seguridad, (2) para guiar la organización del gobierno, esto es, para seleccionar a los líderes más capaces para la gestión, para que tengan tiempo de trabajar en equipo las múltiples decisiones que deberán enfrentar en un plazo muy corto (entre la elección y la toma de posesión del nuevo gobierno), y (3) para informar a los actores nacionales e internacionales sobre la seriedad en el tratamiento de los temas, sobre el conocimiento de las repercusiones geopolíticas, financieras e institucionales que tendrán las medidas del gobierno, y para fortalecer los acuerdos que permitan garantizar la viabilidad de la gestión. Todas estas acciones son previas, a ellas hay que dedicar tiempo, y equipos humanos amplios y diversos.

Los resultados de la segunda vuelta en Turquía son difíciles de anticipar, dado el entorno cambiante que puede tener una campaña electoral en un país tan complejo. La oposición ha logrado acordar un candidato de consenso, con un programa de gobierno detallado y de múltiples acuerdos. La forma de manejar la comunicación política, en un entorno de grandes restricciones para las buenas prácticas democráticas, influirá en el resultado de la elección. Lo que está bastante claro es que la oposición tiene una ruta, un plan de vuelo específico y detallado. Y eso, los ciudadanos lo perciben desde la primera palabra.

Politemas, Tal Cual, 17 de mayo de 2023

La brecha en las políticas de desarrollo sostenible

En la última semana del mes pasado, 25 a 28 de abril, se realizó en Santiago de Chile la Sexta Reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible, bajo los auspicios de la Cepal. En esta reunión del Foro participaron los gobiernos de la región con el propósito de analizar la evolución de los progresos en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030.

Las conclusiones y recomendaciones del Foro expresan el conjunto de aspectos en los cuales existe el consenso de los gobiernos de los países de la región. Son exactamente 110 puntos acordados por los gobiernos. Quizás el de mayor relevancia para las políticas de desarrollo sostenible es el punto 8.

En el punto 8 de este documento se indica que los gobiernos observan con preocupación que las metas de los ODS establecidas para el año 2020, no se han cumplido plenamente. Expresan un llamado a las instancias internacionales para que fortalezcan las decisiones en esta materia. Y luego, se citan en este punto las diversas políticas públicas que deberían priorizarse. Estas políticas son las siguientes: la protección de la biodiversidad, la reducción del riesgo de desastres, el aumento de la disponibilidad de datos oportunos, tanto en calidad como en los niveles desagregados, la participación de los jóvenes, el incremento de los recursos financieros, y la creación de capacidad y la transferencia de tecnologías a los países en desarrollo.

Tal como está redactado el punto 8, pareciera que esas políticas mencionadas son responsabilidad de la comunidad internacional. No se menciona la directa vinculación de estas políticas con las decisiones u omisiones que cada día tienen los gobiernos de la región sobre estos aspectos. Cada una de estas políticas debería requerir la mejor calidad en el diseño y la respectiva asignación de recursos por parte de los gobiernos de los países.

Cada una de las áreas de políticas públicas debería responder a las específicas realidades de los países, pero también dentro de ellos. Solo con imaginar los diferentes niveles de biodiversidad que pueden tener México y Paraguay, se tiene una idea de los requerimientos particulares en cada caso. De igual manera, las mejoras en la disponibilidad de datos oportunos y en su desagregación, son muy distintas en países de menor extensión como El Salvador, y en países de grandes dimensiones como Brasil y Argentina.

Una primera dimensión de la brecha de políticas de desarrollo sostenible, está relacionada con el hecho de que corresponden más bien al ámbito de los gobiernos de los países, y no a la comunidad internacional, como se menciona en el documento. La segunda dimensión de la brecha está asociada con la falta de explicitación, al menos de las características generales que deberían tener las políticas públicas mencionadas en el punto 8. De hecho, también parece más apropiado que se hubiera recomendado a los gobiernos diseñar o actualizar estas políticas públicas con el propósito de tomar en cuenta las modalidades para alcanzar los ODS en 2030.

Visto lo anterior, no solo la región tiene restricciones significativas para conocer la evolución de los ODS (por las limitaciones en los sistemas de información), también existen limitaciones en el diseño de las políticas públicas relacionadas. Es bastante claro que sin mejoras sustantivas en las capacidades de los gobiernos para diseñar e implementar políticas públicas, el desarrollo sostenible en América seguirá teniendo progresos muy limitados en los próximos años.

Politemas, Tal Cual, 11 de mayo de 2023

América Latina: más lejos de la diversificación

Los últimos pronósticos de organismos internacionales (Banco Mundial, FMI, Cepal) no son muy auspiciosos para América Latina. Se destaca en estos reportes que la pandemia y la invasión rusa de Ucrania, han agravado los pronósticos realizados a principios de esta década. América Latina no crece en la magnitud requerida para superar las restricciones previas a la pandemia y las que han surgido en el último año.

Pero el problema es más serio. América Latina no crece, pero tampoco crea riqueza en el nivel requerido para generar el círculo virtuoso de mayores inversiones, mejores empleos, más recursos públicos para servicios, y nuevamente mayor riqueza. Este círculo virtuoso es el que han mantenido por décadas países como Japón y Alemania (industrializados antes de la II Guerra Mundial), o Corea del Sur a partir de mediados de los años sesenta. Solo por citar algunos ejemplos.

La capacidad de crear riqueza en los países depende del conocimiento disponible para prestar servicios y producir bienes. Y para ello se requiere que los países tengan múltiples conocimientos. Mientras más conocimientos existan, se generan más capacidades, y, en consecuencia, se amplían empresas o se crean nuevas empresas. Este proceso de diversificación es lo que conduce al círculo virtuoso de la creación de riqueza.

El Índice de Complejidad Económica (ICE) es una forma de resumir la medida de las capacidades de los países para producir. La Universidad de Harvard, a través del Atlas de Complejidad Económica, publica regularmente los valores del ICE para los países incluidos en esa base de datos. El valor del ICE es positivo cuando un país tiene mayor diversidad de los productos que elabora que el promedio de todos los países. Mientras más positivo es el ICE significa que el país tiene mayor complejidad económica (por ejemplo, Japón tiene el mayor valor de ICE desde 1995, primer año de la serie). De la misma forma, mientras más negativo sea el ICE el país tiene menor diversidad con respecto al promedio de los países.

En el año 2015, la gran mayoría (12 de 19) de los países de América Latina tenían ICE negativo (solo Haití no tiene información disponible). Esto significó que siete países (Brasil, Colombia, Costa Rica, El Salvador, México, Panamá, y Uruguay) tenía el ICE positivo para ese año. De estos países, solo México alcanzó un valor de ICE superior a 1 (Japón tenía 2,49 en 2015).

En el año 2020 (último año con información disponible en el Atlas de Harvard), solo cinco países tuvieron ICE positivo (Colombia y Uruguay pasaron a tener valores negativos). Cuatro de estos países (Brasil, El Salvador, México, y Panamá) registraron menores valores de ICE con respecto a 2015, aunque se mantuvieron en valores positivos. Costa Rica es el único país de la región que aumentó el ICE (de 0,26 en 2015, a 0,30 en 2020).

Si ese era el nivel de diversificación en 2020, sin los efectos completos de la pandemia, y con las restricciones económicas de la actualidad, es muy probable que los valores del ICE sean menores en los años siguientes. Que el tema de la diversificación económica no esté en la agenda pública de los países, explica las tremendas dificultades para crear riqueza que se deberán superar en la región. Quizás la prueba más exigente para la calidad de los liderazgos políticos en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 3 de mayo de 2023

domingo, 30 de abril de 2023

El silencio de Lula ante el desarrollo sostenible


La relevancia de Brasil en el contexto internacional es un hecho incontrovertible. Tanto por la significación política que proviene de ser uno de los países más grandes y poblados del mundo, como por la inmensa importancia para el equilibrio ambiental global. De manera que la visión y acciones de los gobiernos brasileños, para bien o para mal, pueden tener influencia en otros ámbitos, especialmente en otros países de América Latina.

El inicio del nuevo gobierno en Brasil, encabezado por el presidente Lula, a principios de este año, era una buena oportunidad para establecer las líneas de la gestión, y enmarcarlas en el espacio más amplio del desarrollo internacional. Y dentro de esta perspectiva, en principio, no existe mayor reto que alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030. El discurso de toma de posesión del presidente Lula era un momento ideal para indicar los lineamientos de las políticas del nuevo gobierno brasileño sobre el desarrollo sostenible,

Lo cierto del caso es que el presidente Lula no mencionó ni siquiera una vez al desarrollo sostenible en su discurso de toma de posesión. Tampoco señaló ningún comentario sobre los ODS. Vale preguntarse sobre las razones para que uno de los países con mayor presencia internacional de América Latina opte por el silencio (al menos de su presidente) ante un tema de la envergadura actual y futura como el desarrollo sostenible.

Una primera hipótesis es que los asesores del presidente Lula decidieron no incorporar el tema en el discurso inaugural. Es poco probable que esta exclusión se debiera a desconocimiento. Un tema de esta importancia forma parte de los conceptos y prácticas de una burocracia tan experimentada como la brasileña. Quizás más bien se debe a que no se consideró que era conveniente vincular la gestión del gobierno al cumplimiento de los ODS. Porque eso implicaba establecer metas concretas para el período de la gestión del presidente Lula. Obviamente, esto significaba comprometerse ante la opinión pública nacional e internacional. Resultaba más flexible no vincular la gestión con estos objetivos tan específicos. La segunda hipótesis es que estas menciones fueran inicialmente incluidas por el equipo de asesores, y que el presidente Lula decidiera eliminarlas de su discurso, por las mismas razones señaladas. Lo cierto del caso, en cualquiera de las opciones, es que el resultado final fue la exclusión de las menciones sobre el desarrollo sostenible en el texto del discurso presidencial.

Que el presidente de una nación tan relevante como Brasil comience una gestión sin indicar expresamente su posición sobre el desarrollo sostenible y los ODS no es un evento menor. Más bien es un llamado de atención a la comunidad internacional, y especialmente a la relacionada con la asistencia técnica y financiera multilateral, sobre la real viabilidad que tiene el esfuerzo de casi diez años en promover los ODS a escala global. Tal parece que no solo no se alcanzarán las metas en 2030, sino que ya no existen los consensos, al menos en países tan representativos como Brasil para impulsar las políticas públicas necesarias para cumplir con los ODS. Podría ser que los ODS han quedado como simple retórica, cada día más en desuso, sin mayores implicaciones para la vida concreta y angustiosa que llevan millones de latinoamericanos. El silencio del presidente Lula ha resultado ensordecedor.

Politemas, Tal Cual, 26 de abril de 2023

Los desconocidos presupuestos públicos

Cada año los órganos legislativos de los países toman decisiones sobre los recursos públicos que se utilizarán. Para ello se aprueban las leyes de presupuesto de los gobiernos nacionales. Las implicaciones de estas leyes abarcan desde la política fiscal hasta las inversiones específicas en los servicios sociales o en infraestructura, entre otros aspectos. De acuerdo con los montos y características de los gastos públicos presupuestados, múltiples actores, tanto nacionales como internacionales, pueden definir escenarios para sus propias decisiones. Es, sin dudas, la decisión más importante que toman los órganos que representan a las sociedades de los países.

De acuerdo con la relevancia de las leyes de presupuesto, se debería tener la mayor cantidad y calidad de información disponible para ser utilizada por la diversidad de instituciones de las sociedades. De esta manera se podría realizar el seguimiento de la pertinencia e impacto de las inversiones públicas. Y, en estas condiciones, se tendrían opiniones fundamentadas para la discusión presupuestaria del año siguiente.

Lamentablemente, lo anterior es solamente teoría. Muy diferente es la situación cuando se explora la disponibilidad de información sobre los presupuestos públicos. Tomemos, solo como ejemplo, a cinco de los países andinos (Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú, y Venezuela). En estos países el gasto del gobierno representa en promedio cerca del 30% del PIB.

Lo deseable es que la información sobre el presupuesto esté disponible en los sitios web de los ministerios relacionados con la economía y las finanzas públicas. En tres países (Bolivia, Ecuador, y Venezuela) no se encuentra la información sobre el presupuesto del año 2023 (en Venezuela el último presupuesto corresponde al año 2016). En Colombia y Perú si es posible conocer el presupuesto de 2023, incluso con la ejecución de estos recursos en los primeros meses del año. Sin embargo, en estos dos últimos países la utilización de los datos está limitada por lo engorroso que resulta su manejo.

Las dificultades para el seguimiento de la ejecución presupuestaria en los países, afecta la transparencia que debe caracterizar la asignación de los recursos públicos. Y, en consecuencia, impide que las organizaciones de la sociedad puedan intercambiar sobre la implementación de las políticas públicas, especialmente cuando existen compromisos de los países en alcanzar metas de desarrollo (por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible para el año 2030).

También es bastante claro que facilitar la información para el seguimiento de los presupuestos no es un problema de recursos tecnológicos o de información. Es más bien una ausencia de real vocación por incorporar a los ciudadanos en las tareas relacionadas con las políticas públicas. Si hubiera una mayor preocupación para favorecer la participación ciudadana, se podrían generar mejoras sustantivas en la calidad de estas políticas públicas. Que la información sobre los presupuestos nacionales no sea un bien público, es una restricción sustantiva para el desarrollo sostenible en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 19 de abril de 2023

Malas perspectivas para los ODS en AL y el Caribe

Entre el 25 y 28 de abril, en poco menos de dos semanas, se celebrará la VI reunión del Foro de los Países de América Latina y el Caribe sobre el Desarrollo Sostenible en la sede de la Cepal en Santiago de Chile. En esta reunión se pasará revista a la evolución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el año 2030.

En anticipación a esta reunión, Naciones Unidas ha preparado un avance regional con el análisis de la situación de los ODS. En este avance se indica que solamente el 32% de las metas para América Latina y el Caribe tiene un pronóstico promisorio y positivo. En el 46% de las metas se necesita una aceleración de la tendencia para alcanzarlas en 2030. En el 22% de las metas se debe revertir el estancamiento. Esta evaluación se refiere al conjunto de América Latina y el Caribe, no a países por separado, lo cual podría estar disponible más adelante, quizás para el momento que se inaugure la reunión del Foro.

Quizás una reflexión que podrían hacer los representantes de los países, es la ausencia de explicitación sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible que se aprecia en las prioridades de los liderazgos políticos, y de los gobiernos. Es poco probable que los países puedan alcanzar las metas sin que los liderazgos políticos, vale decir, los presidentes y ministros, asuman la importancia de los ODS, pero más importante, que sean capaces de liderar los cambios institucionales y de asignación de recursos públicos. Es decir, el cumplimiento de las metas no es un evento azaroso, sin planificación. Todo lo contrario, alcanzar las metas supone un esfuerzo riguroso y sistemático por muchos años. Los países que ya han alcanzado estas metas han desarrollado también políticas adecuadas en los años precedentes.

Otra reflexión que puede ocupar la atención de los representantes de los países, es la revisión de las pautas por las cuales se vinculan los acuerdos internacionales con la intricada cadena de mecanismos que abarcan desde el diseño de políticas y programas, hasta la evaluación de políticas. El hecho de que, transcurridos ocho años desde la aprobación de los ODS, todavía los resultados muestren tan bajo desempeño, es indicativo de las limitaciones en los procesos de toma de decisiones públicas que afectan a los gobiernos de la región.

Es bastante probable que, en el examen de estas severas restricciones de los gobiernos, también se detengan los representantes de los países en las extraordinarias debilidades de los sistemas de información relacionados con los ODS. En la gran mayoría de los países los datos más recientes corresponden a dos o tres años atrás. Por ejemplo, de la calidad educativa, seguridad alimentaria,o de la protección financiera de salud. Es decir, son prácticamente irrelevantes para la toma de decisiones. Ojalá que los gobiernos de los países, con la cooperación de las agencias técnicas internacionales y los organismos financieros, acuerden el diseño de sistemas de información que permitan el seguimiento lo más periódico posible de los ODS. Es muy previsible que estos nuevos sistemas de información representen innovaciones sustanciales para las prácticas actuales en los países.

Es evidente, al menos por los análisis de los organismos internacionales, que existe una extraordinaria brecha entre la pertinencia de los ODS y los resultados que se pueden pronosticar en el momento actual. También son evidentes las notorias restricciones de los liderazgos políticos de la región para enfrentar estratégicamente los ODS. Las consecuencias en el bienestar de millones de ciudadanos de la región también son incontestables.

Politemas, Tal Cual, 12 de abril de 2023

Lecciones de la reunión entre Deng Xiaoping y McNamara

En abril de 1980, según nos cuenta Ezra Vogel en su notable biografía sobre Deng Xiaoping, se produjo una reunión que resultó muy provechosa para China. En pleno control del gobierno de China, Deng Xiaoping estaba dedicado a impulsar los cambios que se requerían para la modernización. Ya se había producido el reemplazo de Taiwán por China como miembro del Banco Mundial. El presidente del Banco Mundial, Robert McNamara, había declarado que el Banco Mundial no podía ser tal sin la incorporación plena de China.

La reunión citada fue entre Deng Xiaoping y McNamara, con el propósito de acelerar el inicio de actividades y proyectos entre China y el Banco Mundial. Señala Vogel que McNamara había resistido presiones del gobierno de Estados Unidos para retrasar el ingreso de China. La insistencia de McNamara para apurar las gestiones causó una buena impresión en el liderazgo chino, con lo cual aumentó la confianza en el Banco Mundial como organismo de cooperación.

Deng le manifestó a McNamara que le interesaba más el Banco Mundial por las ideas que podía facilitar a China que por el monto de los recursos que le pudiera prestar. Deng también argumentó a McNamara que la modernización de China era inevitable, y que el Banco Mundial podía acelerar este proceso. Un mes después de esta reunión, exactamente el 15 de mayo de 1980, se produjo el voto aprobatorio de China como miembro del Banco Mundial.

La directa petición de Deng a McNamara es evidencia de la reflexión previa que se había elaborado en China sobre las alternativas de políticas para llevar a cabo la modernización. El Banco Mundial era, para ese momento, una institución que podía facilitar el conocimiento que requería China para reducir las brechas de desarrollo con las economías avanzadas. Tal era la importancia de la relación con el Banco Mundial, que Deng le indicó a McNamara que no tenía ninguna preferencia por la persona que asumiera la representación del banco en China, siempre y cuando fuera la mejor para el cargo.

Dado que no existían antecedentes de operaciones del Banco Mundial en China, era prioritario obtener rápidamente el mejor conocimiento posible. Para ello, el Banco Mundial envió en octubre de 1980 un equipo de 30 expertos que permanecieron en el país por tres meses para realizar un estudio detallado que permitiera identificar las políticas requeridas para las futuras operaciones del Banco Mundial. Este equipo de expertos estaba compuesto por especialistas de renombre mundial en distintas áreas del desarrollo de China. Un equipo contraparte de estos especialistas fue designado por el gobierno chino. El estudio resultante fue el más grande realizado por el Banco Mundial para la fecha. Los tres volúmenes del estudio estuvieron disponibles en marzo de 1981, y aprobados tres meses después por el directorio del Banco Mundial.

El énfasis de Deng por los nuevos requerimientos de formación en China, explica que el primer apoyo negociado con el Banco Mundial fue para una asistencia técnica en educación superior. También se iniciaron, con el patrocinio del Banco Mundial, diversos programas de formación para especialistas chinos en temas económicos, entre ellos uno con la Universidad de Oxford de un año de duración. Entre 1985 y 1995, cerca de 70 economistas chinos fueron formados en este programa, muchos de ellos tuvieron responsabilidades importantes en la gestión de la economía en los años subsiguientes.

Deng Xiaoping tenía muy clara la solicitud que le debía hacer a McNamara. Fundamentalmente porque Deng había meditado intensamente la estrategia de desarrollo para China y sabía que el Banco Mundial podía tener respuestas a sus preguntas. Y cuando se presentó la oportunidad lo expresó contundentemente. Le interesaba el Banco Mundial por las ideas que pudiera tener o por aquellas que pudiera contribuir a formular, no tanto por el monto de los recursos. Buenas lecciones para los gobernantes actuales o futuros de América Latina. Hay que saber lo que se quiere, y para ello hay que invertir tiempo y recursos en elaborar los requerimientos. El grado de desarrollo de China en las últimas décadas demuestra que vale la pena pensar primero. Y luego buscar a aquellos que pueden ayudar para que las ideas se conviertan en realidad. Definitivamente, no hay sustituto para imaginar primero.

Politemas, Tal Cual, 29 de marzo de 2023

Sin mediciones no habrá protección financiera de la salud

En 2030, de acuerdo con lo estipulado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), no debe existir en ningún país un hogar en situación de gasto catastrófico en salud. Esto significa que en ningún hogar se debe pagar, con cargo a los ingresos mensuales de sus miembros, más del 10% en gastos de salud. En otras palabras, el gasto de bolsillo de los hogares no puede sobrepasar cada mes el 10% de los ingresos. Entonces, el gasto catastrófico en 2030 debería ser 0% en todos los países (ningún hogar gastaría más de 10% en salud de su bolsillo).

Este objetivo (conocido también como 3.8 de los ODS) tiene una importancia fundamental. Si no se garantiza que cada hogar esté protegido financieramente, obviamente no se puede esperar que las personas de ese hogar reciban la cantidad y calidad de los servicios de salud requeridos. Tan sencillo como eso. De manera que la protección financiera, es decir, que no exista gasto catastrófico en los niveles señalados, se convierte en un objetivo de políticas de salud de la mayor envergadura. De no cumplirse, no hay forma de que los ciudadanos obtengan las prestaciones de salud para tener una vida sana y productiva. La experiencia comparada señala que sólo fortaleciendo las fuentes públicas de financiamiento es posible alcanzar la mayor protección financiera y el mayor acceso a los servicios de salud.

Uno supone que un objetivo de tal importancia debería ser monitoreado periódicamente. Esto es, que las sociedades de cada país tuvieran acceso regular a la información necesaria para saber si se acercan al 0% de gasto catastrófico. La realidad, sin embargo, demuestra que no es tan fácil. La última información disponible para comparaciones internacionales del gasto catastrófico se encuentra en un informe conjunto de la OMS y el Banco Mundial publicado el 12 de diciembre de 2021. Este informe se publica cada dos años. Es decir, el próximo informe se publicará a finales del año en curso. No resulta muy compatible con la importancia de esta medición, que solo se pueda conocer cada dos años. Es demasiado tiempo para saber si las políticas de protección financiera en salud tienen impacto. Y, por supuesto, tomará más tiempo para implementar los correctivos. Mientras eso pasa, millones de personas pueden estar afectadas seriamente en el acceso a la protección financiera y a los servicios de salud.

Más impactante resulta cuando se revisan las cifras disponibles en el último informe señalado. En América Latina los países con mediciones más “recientes” de gasto catastrófico son Bolivia y Perú. Esas mediciones son del año 2019 (es decir, son mediciones pre-pandémicas), son casi obsoletas desde la perspectiva de diseño de políticas de salud. En Bolivia, de acuerdo con esa medición de 2019, el porcentaje de gasto catastrófico es 4,6; mientras que en Perú es 8,4 (ambas cifras muy superiores al 0% requerido, y sin contar los efectos de la pandemia). El extremo de la región es Honduras con la última medición reportada en 2004 (hace casi 20 años). Países como Paraguay, El Salvador, Guatemala, y Nicaragua, no tienen mediciones desde hace 10 años. Cuba y Venezuela ni siquiera tienen una medición en ese informe. Es muy directo suponer que, con mediciones tan desactualizadas, la calidad de las políticas de salud debe ser también muy limitada.

Uno también imagina que, en contextos de mayor institucionalidad para las políticas públicas, por ejemplo, en la Unión Europea, las mediciones de un indicador de esta relevancia deberían ser más regulares. Lamentablemente, no es así. El país de la Unión Europea con la medición más “reciente” de gasto catastrófico, en el informe señalado, es España en 2019 (correspondiente a 7,9% de la población). Hay países como Austria y Suecia que tienen más de 20 años sin mediciones de gasto catastrófico (reportada en el informe citado). Sólo cuatro países de la Unión Europea (España, Eslovenia, Bulgaria, y Chipre) tienen mediciones de gasto catastrófico en salud en los últimos cinco años. En los casos de Bulgaria y Chipre más del 20% de la población estaba en situación de gasto catastrófico para el momento de la medición. Tomando en cuenta los efectos de la pandemia es bastante evidente que la única forma de saber la magnitud de la población que está fuera de la protección financiera en los países de la Unión Europea es realizando mediciones. Si se han realizado estas mediciones y no están disponibles para comparaciones internacional es una cosa, más serio es que no se hayan realizado. Lamentablemente sólo lo sabremos a finales de este año cuando se publique el nuevo reporte de OMS y el Banco Mundial.

Ante esta ausencia notable de mediciones, una gran pregunta es si efectivamente es un objetivo asumido por los gobiernos que los países alcancen el nivel de 0% de gasto catastrófico requerido para 2030. No pareciera muy claro. Y esta situación abarca a áreas tan diferentes institucionalmente como América Latina y la Unión Europea. Se impone entonces una profunda reflexión sobre estas perspectivas, por una parte, y por la otra, la generación de mediciones regulares de gasto catastrófico. Solo con mediciones mensuales, obtenidas a través de sistemas de “tracking” basados en encuestas de hogares por muestreo, pueden los gobiernos conocer las variaciones en la población afectada por el gasto catastrófico, y diseñar y ejecutar las políticas adecuadas para lograr la meta de 0% en 2030. De lo contrario, las magnitudes de la desprotección financiera serán desconocidas, con terribles consecuencias para los cientos de millones de hogares en la región. La cooperación de gobiernos, sectores privados, organismos de cooperación internacional, puede ser de extraordinaria significación en esta tarea. Se requiere medir, actuar, volver a medir, volver a actuar. Sin cesar.

Politemas, Tal Cual, 22 de marzo de 2023

viernes, 24 de febrero de 2023

¿Más ministerios significa mejores políticas públicas?

Para ordenar la acción de los gobiernos se han creado ámbitos de acción bajo la coordinación de personas responsables. En algunos países estos responsables se denominan ministros, en otros países se llaman secretarios. El conjunto de estos responsables se conoce como Gabinete, sea en sistemas presidenciales o parlamentarios. La premisa básica es que la división de tareas, realizadas coordinadamente, resultará en el mejoramiento del desempeño del gobierno en su conjunto.

Si tomamos como referencia a Estados Unidos, Alemania, y Japón, todos ellos países del mayor nivel de desarrollo social y tecnológico, el número de ministerios o secretarios no es mayor a 16. En Estados Unidos y Alemania son 15 miembros del Gabinete con rango de ministros o secretarios, y en Japón son 16. Visto el alto desempeño de estos países en el ámbito global, pareciera que este número de áreas es adecuado y manejable. Fundamentalmente porque es un número que permite adecuadas interacciones entre los miembros del Gabinete, y reduce los solapamientos y conflictos que se pueden derivar de un alto número de áreas.

La lógica de la premisa anterior no es aplicada de manera general. En Brasil, a raíz de la toma de posesión del presidente Lula a principios de año, se ha anunciado la constitución de un Gabinete de 30 ministros. Esto significa el doble del número de ministros que en el gobierno de Bolsonaro.

De la revisión de la lista de ministerios se observa que algunos están muy relacionados. Por ejemplo, existe el ministerio de Agricultura y Ganadería, y también existe otro ministerio de Pesca y Acuicultura. También está el ministerio de Comunicaciones, y otro de Puertos y Aeropuertos. El ministerio de Seguridad Social coexiste con el de Trabajo y Empleo. El ministerio de Transporte está separado de ministerio de Comunicaciones, ya mencionado. El ministerio de Gestión e Innovación en Servicios Públicos, antes que estar relacionado con cada uno de los servicios específicos, representa más bien una dimensión transversal (lo cual contradice la especificidad de cada uno de los servicios). Estos son apenas unos ejemplos.

Es obvio que el aumento en el número de ministerios tiene una lógica más política que técnica. Se trata de crear espacios que aumenten la posibilidad de apoyos, sea de partidos políticos, o de otras organizaciones. En otras palabras, el alto número de ministerios ensancha la posibilidad de apoyos políticos para el nuevo gobierno.

Esta ventaja para la estabilidad del gobierno, trae como contrapartida la dispersión en la toma decisiones. En los casos citados anteriormente, es posible imaginar la competencia entre ministros, y las respectivas burocracias que coordinan, por diseñar e implementar políticas. Con la consiguiente sobre carga del presidente, o de sus oficinas de asesoría. El resultado es el retraso en la toma decisiones, y especialmente en la mayor complejidad de las políticas (por aquello de que más instancias tiende a incorporar más detalles).

La coherencia de los gobiernos es un requisito fundamental para que la gestión sea efectiva y expedita. Para ello se requiere la definición de áreas de competencias que sean específicas y complementarias, y que promuevan la coordinación dentro del gobierno. Aumentar el número de ministerios puede ser un recurso para garantizar la gobernabilidad de corto plazo, pero no necesariamente para implementar políticas públicas exitosas. Muchas veces los gobiernos terminan sembrando las causas de sus propias restricciones.

Politemas, Tal Cual, 22 de febrero de 2023

Retrocesos en democracias y gobiernos de América Latina

La percepción generalizada sobre el deterioro de las democracias es una constatación frecuente, al menos en el intercambio en medios de comunicación y redes sociales. Lo que no es tan frecuente es contar con datos regulares, con metodologías sistemáticas, que permitan explorar las variaciones del desempeño de las democracias a escala global.

La revista The Economist elabora desde 2006 un índice para valorar las democracias del mundo. Hace pocas semanas se publicó el índice correspondiente al año 2022. Este índice es bastante conocido, y utiliza la misma metodología desde sus inicios. De tal manera que permite comparar con los mismos criterios a través de períodos amplios. Otros índices incorporan otras especificidades que facilitan ampliar los análisis sobre la evolución de las democracias.

El análisis que se presenta a continuación está basado en los datos elaborados por The Economist para los países de América Latina. La metodología de elaboración de este índice incluye la valoración de expertos, así como la utilización de datos provenientes de encuestas. El índice es el resultado de promediar los resultados de cinco áreas: (1) proceso electoral y pluralismo, (2) desempeño del gobierno, (3) participación política, (4) cultura política, y (5) libertades civiles. Cada una de estas áreas es ponderada entre 0 y 10 puntos, de manera que el índice total también varía entre estos límites.

De acuerdo con el índice de The Economist, las democracias plenas en 2013 en América Latina eran dos: Costa Rica y Uruguay. En 2022 este grupo incluye también a Chile. Las democracias plenas son aquellas en las cuales se respetan los derechos políticos y sociales, y permiten la ampliación de la cultura política que promueve a su vez más democracia. En estos países el funcionamiento del gobierno es satisfactorio, y las decisiones judiciales son independientes.

En el segundo grupo están las democracias defectuosas, en las cuales existen elecciones libres con resultados aceptados, y respeto por libertades civiles, pero con debilidades en el desempeño del gobierno, en la cultura política, y en la participación. En 2022, las democracias defectuosas de América Latina son cinco (Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, y Panamá). Pero resulta que en 2013 este grupo estaba compuesto por diez países. De los cinco países restantes, Chile pasó a democracia plena, y El Salvador, México, Paraguay, y Perú, pasaron al grupo de países con democracias híbridas.

Los países con democracias híbridas son aquellos con irregularidades sustantivas en las elecciones, con una clara presión sobre la oposición, y mayor deterioro de los gobiernos, la cultura política, y la participación. Este es el grupo con mayor número de países en 2022: los cuatro que eran democracias defectuosas en 2013 (El Salvador, México, Paraguay, y Perú), junto con Bolivia, Ecuador, Guatemala, y Honduras.

En el cuarto grupo están los países catalogados como autoritarios. En estos países, según los criterios utilizados por The Economist, no existe pluralismo político ni relevancia de las instituciones formales, y son frecuentes las violaciones de los derechos civiles y políticos. En 2013 los países considerados como autoritarios eran Cuba y Haití. En 2022, de acuerdo con el puntaje del índice, se incluyeron dos países más en este grupo: Nicaragua y Venezuela.

Si se analizan los valores del índice para el criterio relacionado con el desempeño de los gobiernos entre 2013 y 2022, se aprecia que, en todos países de la región, con la excepción de Ecuador, Paraguay, y Perú, se ha producido una disminución de la calidad de los gobiernos. Los países con mayor reducción del desempeño del gobierno en el período son Brasil, El Salvador, y Venezuela (el país de menor desempeño).

El balance sobre las democracias y gobiernos en la región se encuentra en una tendencia negativa. Dadas las nuevas restricciones surgidas a partir de la pandemia, y la actual situación económica internacional, es bastante claro que se requieren cambios sustantivos en la calidad de los liderazgos políticos, y en la capacidad de los gobiernos para diseñar e implementar mejores políticas públicas.

Politemas, Tal Cual, 15 de febrero de 2023

Desigualdades a tres años de pandemia

Desde el reporte de los primeros casos de una neumonía típica a finales de 2019 en China, hasta el control de la pandemia en muchos países, han transcurrido tres años. De los efectos traumáticos en los primeros meses de 2020, se ha pasado al seguimiento permanente de una nueva enfermedad (Covid-19) por parte de los sistemas de salud a escala global. La producción de múltiples vacunas efectivas en apenas un año ha sido un éxito científico y gerencial de la mayor envergadura.

La evolución de la pandemia de covid-19 ha sido quizás la situación crítica más grande que han enfrentado los ministerios de salud de América Latina. Analizar los efectos de la pandemia en la región es de gran importancia para identificar las consecuencias, pero especialmente, para afinar las alternativas de políticas que se deben poner en marcha.

En el conjunto de los 20 países de América Latina se ha registrado el 12% de los casos de covid-19 a escala global. Sin embargo, las muertes en la región por covid-19 han representado el 25% de las registradas en el mundo. Existe una desproporción entre la población de América Latina (el 8% de la población mundial), y las muertes registradas. Esto significa que se pueden identificar factores de los sistemas de salud que han condicionado la alta mortalidad por covid-19 en la región. La tasa de mortalidad acumulada por covid-19 de Perú, por ejemplo, duplica la de Chile, y triplica la de Costa Rica.

Ahora bien, los impactos de la pandemia variaron de acuerdo con las realidades específicas de los países. El análisis general puede esconder notables diferencias. El diagnóstico de los casos de covid-19, medido a través de las pruebas diagnósticas realizadas por 1.000 habitantes, varió entre 2040 pruebas/1.000 habitantes en Chile a 161 pruebas/1.000 habitantes en Ecuador. Los últimos datos de pruebas diagnósticas solo están disponibles para once países al 23 de junio de 2022. Desde esta fecha se dejó de actualizar esta información en Our World in Data de la Universidad de Oxford.

También las diferencias de gestión de los sistemas de salud han condicionado la cobertura de vacunaciones. Hasta la fecha, la cobertura de vacunaciones supera el 80% de la población solo en siete países de la región (Chile, Cuba, Nicaragua, Uruguay, Perú, Costa Rica, y Brasil). Seis países de la región tienen coberturas de vacunación menores a 60% de la población (Honduras, República Dominicana, Venezuela, Paraguay, Guatemala, y Haití). En Haití la cobertura de población vacunada es apenas 2%. Los refuerzos de vacunación solo superan a 80 dosis por cada 100 habitantes en Chile, Uruguay, y Perú.

Vistas estas diferencias entre los sistemas de salud, el análisis de los casos actuales de covid-19 permite distinguir los siguientes rasgos. En primer lugar, la tasa más alta de mortalidad diaria por covid-19 a la fecha en la región corresponde a Perú (1,61 muertes por millón de habitantes). Esta tasa es el doble de la que se registra en España (uno de los países con mayor cobertura de vacunaciones de la Unión Europea), y se ha triplicado en la última semana. De acuerdo con esta tasa, el número de muertes diarias en Perú por covid-19 oscila entre 40 y 60.

El segundo aspecto es la alta confiabilidad que tiene la tasa de mortalidad diaria en Chile (0,76 muertes/millón de habitantes), debido fundamentalmente a la sistemática práctica de diagnóstico y a la alta cobertura de vacunaciones contra covid-19. Esta confiabilidad no está presente en otros países, sea porque el diagnóstico no es tan riguroso o porque la cobertura de vacunaciones no es tan alta.

En el balance de la pandemia en la región, es ya evidente que los mecanismos de seguimiento se han reducido progresivamente. En consecuencia, a medida que pase el tiempo, aumentará la incertidumbre sobre la evolución de los casos y muertes por covid-19. Solo aquellos países que mantengan el seguimiento del diagnóstico y la alta cobertura de vacunaciones podrán reducir esta incertidumbre. Y estos países, lamentablemente, son una minoría. Para la mayoría de los países no será posible reducir la incertidumbre, si no incorporan cambios sustantivos en estas prácticas. De tal manera que, a las desigualdades preexistentes en los sistemas de salud, habrá que agregar las producidas por el impacto de la pandemia. Sin embargo, tal como han demostrado los países exitosos en el control de la pandemia, estas desigualdades son completamente evitables. Estas desigualdades son, en el fondo, el resultado de notables deficiencias para diseñar e implementar políticas públicas. Eliminar esas desigualdades, ergo, también será posible solo con mejores políticas públicas.

Politemas, Tal Cual, 8 de febrero de 2023

jueves, 23 de febrero de 2023

Nelson Gil y el carbono azul en Venezuela

La primera vez que oí una explicación sobre el carbono azul, fue la que realizó Nelson Gil en una de las sesiones de mi curso doctoral sobre Modelos de Políticas Públicas I en la Universidad Simón Bolívar (USB) a finales de 2014. Nelson seleccionó este tema para realizar el trabajo final del curso. Pero se notaba que dominaba el tópico desde mucho tiempo atrás. En los intercambios en las sesiones del curso, Nelson nos iba educando sobre la importancia de estudiar el carbono azul, especialmente en Venezuela.

La razón de este interés de Nelson por este tema de investigación era contundente. El carbono azul es el captado por los ecosistemas marinos. Si estos ecosistemas absorben carbono, entonces son de gran utilidad para mitigar los efectos del cambio climático. Ergo, disponer de ecosistemas marinos en buenas condiciones para absorber carbono se constituye entonces en un tema relevante de políticas públicas. Y por eso Nelson se entusiasmó por aproximarse en detalle a las políticas públicas. En el trabajo final del curso mostró las grandes posibilidades de investigación y política pública que condicionaban la dinámica del carbono azul.

Nelson era biólogo egresado de la UCV. También era licenciado en educación, con mención en biología. Era profesor de la UPEL. Había culminado la Maestría en Desarrollo y Ambiente de la USB. Estaba dedicado a culminar el Doctorado en Desarrollo Sostenible de la USB para continuar profundizando en la investigación. Tomó varios de mis cursos doctorales, y en todos ellos tuvo un alto rendimiento. Era de los estudiantes que no cesaba de hacer preguntas interesantes. En cada una de esas preguntas expresaba su opinión y lo que estaba considerando como hipótesis. De manera que la secuencia que se generaba a partir de sus preguntas, y de las que sus compañeros de curso, o yo podíamos hacer, enriquecía ampliamente el proceso de definición de problemas de investigación. Para mí, que fundamento la docencia en la práctica socrática de preguntar hasta el cansancio, Nelson era el estudiante ideal, inquisidor, inconforme con explicaciones no convincentes, sediento de conocer, siempre dispuesto a reelaborar argumentos.

Ya superados los requisitos de cursos en el programa de estudios, Nelson me propuso acompañarlo como tutor en la elaboración de la tesis doctoral. Acepté con beneplácito porque ya había visto su empeño y motivación, y porque el tema seleccionado era sumamente interesante y de gran relevancia en un país con tantos ecosistemas marinos como Venezuela. Nelson se propuso contribuir con su tesis doctoral con la elaboración de lineamientos de política ambiental para conservar el medio marino a partir del estudio de la dinámica de absorción de carbono. Para ello diseñó una metodología de mediciones y análisis en los parques nacionales de Morrocoy y Mochima.

Entre finales de 2019 y los primeros meses de 2020, revisé las versiones sucesivas que Nelson estaba preparando del avance de la investigación doctoral. Este avance debía ser revisado por su Comité Doctoral. En uno de los mensajes me comentaba que se estaba realizado exámenes médicos. Me dijo en su último mensaje que esperaba que el avance cumpliera con mis expectativas. También me indicaba que estaban pendientes los resultados de los exámenes médicos que le habían ordenado. El 5 de abril, la profesora Nila Pellegrini, Coordinadora del Doctorado de Desarrollo Sostenible de la USB, y también colega del Comité Doctoral de Nelson, me informó el fallecimiento de Nelson.

Me entristecí mucho. Tanto por la pérdida que significaba para su querida familia y sus amigos, como por la aciaga circunstancia de no contar más con el talento de Nelson en el mundo de la investigación. También lamenté mucho que todo hubiera transcurrido tan rápido, que no hubiera tenido la oportunidad de decirle que el avance de su tesis doctoral cumplía ampliamente con las expectativas que yo le había indicado.

Durante todo este tiempo transcurrido regresaba de vez en cuando al avance doctoral de Nelson. Estaba persuadido de que es mi responsabilidad como tutor contribuir con la comunicación de los resultados de su investigación. Para que sean conocidos y ampliados. Sabía que esta columna se la debía. Hoy he revisado en las bases de datos internacionales. No existe a la fecha ninguna publicación sobre el carbono azul en Venezuela con análisis similares a los que Nelson estaba desarrollando. En otras palabras, probablemente lo que se conoce sobre la dinámica del carbono azul en dos de los más importantes parques nacionales de Venezuela, es lo que está en este avance doctoral escrito por Nelson hace tres años, el cual con mucho gusto compartiré con las personas que estén interesadas. Ojalá otros investigadores puedan continuar este trabajo iniciado por Nelson.

Es muy evidente que el carbono azul será cada día un tema más importante en Venezuela, y en muchos países del mundo. Es muy grato reportar que los aportes pioneros de Nelson serán de especial significación en la tarea de ampliar el conocimiento de este tema en el país. Y especialmente, como era su interés, que ese conocimiento sea de utilidad para mejorar las políticas públicas involucradas con el desarrollo sostenible. Siempre estaré muy agradecido a Nelson por sus preguntas de investigación, y por su dedicación a encontrar las mejores respuestas. Fue un gran privilegio tenerlo como estudiante, y acompañarlo como tutor.

Politemas, Tal Cual, 1 de febrero de 2023

Ciencia e innovación en tiempos de inteligencia artificial

Luego de leer que un senador del estado de Massachussets había introducido una propuesta de ley preparada con el apoyo del chatbot de inteligencia artificial, ChatGPT, me quedó bastante clara la alta velocidad de utilización de esta invención, disponible desde hace apenas dos meses a escala global. En la última semana se ha reportado su uso para conocer el desempeño ante las pruebas de selección universitaria en España, y en el desarrollo de múltiples tareas, desde discursos hasta rutinas de programación. Solo para citar algunos ejemplos.

Visto que esta invención se ha hecho un fenómeno social, con las específicas connotaciones en países y regiones, es relevante examinar sus aplicaciones, y especialmente, las perspectivas en lo que se refiere a la enseñanza y la creación de conocimientos.

Las primeras reacciones demandando la prohibición del uso de ChatGPT han chocado con la realidad. Más que prohibir su uso, el problema es identificar la mejor forma de usarla. En el ámbito de la enseñanza, el reto consiste en aprovechar su potencialidad para ayudar a las personas a plantearse y formular mejores preguntas sobre sus realidades.

Esto implica, en la práctica, un mayor énfasis de la docencia en el acompañamiento de los estudiantes para la generación de preguntas. En todas las fases del ciclo educativo, incluyendo la formación que se realiza en empresas, organizaciones sociales y culturales, entre otras. Lo que antes requería la consulta de libros o fuentes diversas disponibles en internet, ahora es “ordenado” por ChatGPT y sus “colegas”. De tal manera que, si la enseñanza no ayuda a construir el marco de referencia para interpretar esas respuestas ordenadas de ChatGPT, no se obtendrá el objetivo central que es la elaboración de interpretaciones críticas y diversas de la realidad. Obviamente, esto supone para los docentes conocer las virtudes y limitaciones de este nuevo instrumento para la formación.

De igual manera, para los investigadores, sean los que tienen experiencia y los que están en formación, la utilización de ChatGPT sin haber elaborado la conceptualización de los problemas, podría conducir a una situación en la que no se tiene la capacidad crítica para analizar los resultados de sus consultas. Dada la forma que tiene ChatGPT para ordenar el conocimiento disponible, es posible que sus resultados sean incompletos, equivocados, no especializados. En realidad, ChatGPT puede ser utilizado como una herramienta poderosa para ponderar el conocimiento disponible, pero no para identificar el conocimiento necesario. Dado que este último proviene de la interpretación y la anticipación, es clave la elaboración conceptual previa que hagan los investigadores, sea de manera individual o asociativa.

El amplio uso de ChatGPT en las últimas semanas pone de relieve aspectos centrales para la difusión de la inteligencia artificial. En primer lugar, la alta demanda por recursos financieros para seguir mejorando estos inventos. Las dimensiones de esos requerimientos pueden ser extraordinarias. Están sujetos a las tendencias de la innovación global, y seguro obligarán al cambio en las estrategias de empresas creadoras de estas tecnologías, y, consiguientemente, a la aparición de nuevas empresas.

Un segundo aspecto está relacionado con la importancia de que estas alternativas sean de uso abierto. En la medida que exista la posibilidad de recabar y analizar las múltiples interacciones con estos chatbots, se expande de manera astronómica la información derivada de esas interacciones, las cuales se pueden mejorar “inteligentemente”. Es decir, que en los próximos tiempos es lógico esperar que estos chatbots producirán mejores resultados con mayor cantidad de información analizada. Lo cual nos lleva al tercer aspecto, el cual es la competencia creciente por diseñar mejores chatbots, con las expresiones de la gran brecha entre los países y empresas que pueden participar, y aquellos que no tienen posibilidades de superar estas fronteras tecnológicas. Habría que agregar esta brecha a las ya existentes en el mundo en lo que respecta a la creación y utilización de conocimientos.

Si se pudiera señalar en pocas palabras el mayor impacto que tiene la aplicación abierta de modalidades de inteligencia artificial, como el ya célebre ChatGPT, yo diría que es la inmensa posibilidad de refinar y ampliar preguntas relacionadas con la creación de conocimientos. Lo que implica valorar el proceso de elaboración de preguntas, y la entidad de las propuestas de investigación. Aplicar el inmenso potencial de estos chatbots para tales tareas, puede generar mejores preguntas para encontrar mejores respuestas a los grandes problemas del desarrollo. Y en línea con eso, fortalecerá la docencia basada en preguntas, con la puesta de moda de las conversaciones, sean presenciales o a distancia, y con el regreso del examen oral para conocer lo que efectivamente piensan los estudiantes y los investigadores. Es decir, la mayor utilización del diálogo como estrategia para la creación de conocimientos. Esas son realmente excelentes noticias para la ciencia y la innovación.

Politemas, Tal Cual, 25 de enero de 2023

Diálogos entre Sócrates y ChatGPT

Era, en cierta medida, inevitable. Todos los que nos hemos dedicado a la docencia basada en preguntas, hemos debido pensar, como al menos fue mi caso, que la aparición de ChatGPT a finales del año pasado, nos llevaba directamente a reflexionar sobre Sócrates y su influencia en la educación.

Dicho esto, conviene presentar a ChatGPT. Se trata de un “chatbot” creado por la empresa de investigación OpenAI. En mi última columna del año pasado describí la forma de conectar con ChatGPT, así como lo que “conversamos”, incluyendo sus buenos deseos para 2023.

Lo cierto del caso es que, a partir de su aparición, la utilización de ChatGPT ha sido extraordinaria. Se han escrito innumerables columnas de opinión, mensajes en redes sociales, y muy probablemente, hasta artículos en revistas especializadas. Las consecuencias de que el intercambio con ChatGPT sea completamente abierto (solo restringido por la alta demanda que tiene el sitio web) ha ocasionado la aparición de múltiples perspectivas sobre su uso. Desde personas, me comentaba un amigo, que han descubierto libros en un tema de su especialidad sobre los cuales no tenían idea, pasando por sugerencias de ChatGPT sobre puntos críticos en una presentación técnica, hasta el distrito escolar más grande de los Estados Unidos (Nueva York) que ha planteado la prohibición de su uso.

Todo parece indicar que estamos viendo apenas una parte muy pequeña de las implicaciones de ChatGPT o cualquiera de sus “colegas” en la vida social. También se ha difundido que Microsoft ha apoyado el desarrollo de esta modalidad de inteligencia artificial en los últimos años, y que ha propuesto aumentar la inversión en 10 mil millones de dólares. De manera que estas implicaciones solo pueden aumentar.

Llegados aquí, toca hablar de Sócrates. En los últimos días he visto dos columnas con el nombre de Sócrates vinculado con ChatGPT en destacados diarios internacionales. Deliberadamente no las he leído, porque quiero, tal como le insisto a mis estudiantes, elaborar primero mi opinión sobre la influencia que puede tener ChatGPT en la práctica educativa que inició Sócrates hace 2500 años, y luego comparar con lo que han escrito otras personas. En mi columna de la próxima semana revisaré estas opiniones.

La relación directa entre Sócrates y ChatGPT está basada en el énfasis en la pregunta. Sócrates hacía preguntas a las personas que se encontraba a su paso por las calles de Atenas. El propósito de las preguntas era conocer las prácticas de las personas en sus vidas y ocupaciones. La preocupación de Sócrates era conocer cómo las personas desarrollaban esas prácticas. Por ello Sócrates no disertaba sobre temas, más bien formulaba preguntas para dialogar. Lo que conocemos de su pensamiento es el recuento de sus diálogos, porque Sócrates no dejó obra escrita.

La característica del diálogo socrático no es la mera lista de preguntas, sino la construcción de nuevas preguntas a partir de la respuesta precedente. Es decir, es la secuencia de preguntas y respuestas, más bien el intercambio, lo que enriquece las visiones del mundo. Ese es el fondo de la práctica socrática. En mi caso, la actividad docente ha sido socrática, pero lo vine a conocer realmente después de mucho tiempo. Al principio era más bien una emulación de las enseñanzas que había recibido de aquellos profesores, en secundaria, universidad, o en estudios doctorales, que comenzaban los cursos con preguntas y rara vez daban disertaciones. Los estudiantes de mis cursos doctorales conocen bien que puedo ser muy insistente haciendo preguntas. Desde el primer día entrego la guía de trabajo que es justamente una lista inicial de las preguntas que se analizarán en el curso.

Es en este contexto que se puede apreciar el impacto, al menos el que yo estimo en mi práctica docente, que puede significar ChatGPT. Hay al menos dos formas de enfocarlo. La primera, que no sería la que hubiera utilizado Sócrates, es hacer preguntas a ChatGPT para conocer sobre un tema, pero sin haber reflexionado sobre esas preguntas. Es decir, sin haber dedicado un tiempo previo a “pensar en la pregunta”, y especialmente, sobre la posible respuesta. La segunda forma es la socrática, es decir, haber definido la pregunta en función de una reflexión que es personal, única, una especie de anticipación al problema, que debe requerir una primera idea de respuesta, aunque sepamos que es imperfecta, incompleta, preliminar. La ventaja que tiene la pregunta elaborada en esta forma, es que se hace “nuestra pregunta”, pertenece ya a nuestra idea del mundo, la hemos construido, y la hacemos nuestra. Es una pregunta con entidad, es una pregunta socrática. Y la respuesta de ChatGPT a esa pregunta o consulta debe ser comparada con el esquema previo que se elaboró. Es decir, la respuesta se incorpora a nuestra idea del mundo, y actúa como impulso para nuevas preguntas. Es el círculo virtuoso de las preguntas socráticas.

Desde la perspectiva de la pregunta socrática, la influencia de ChatGPT puede ser extraordinaria. Porque lo que hace la inteligencia artificial es proponer una interpretación para la pregunta, que seguramente también es imperfecta, incompleta, preliminar, incluso equivocada, que será analizada por las personas dentro de su específico marco de referencia. Los docentes debemos promover el uso deliberado y sistemático de ChatGPT. Es por ello que ChatGPT es más bien un aliado de la formación, no solo no hay que prohibirlo, sino utilizarlo bien y mucho. Por mi parte lo incorporaré de una vez en mi curso doctoral con estudiantes de la USB que iniciaremos en pocos días.

Creo que Sócrates seguiría con su rutina de hacer preguntas en las calles de Atenas con todas las personas que consiguiera, pero también me lo puedo imaginar utilizando un teléfono inteligente en sus caminatas, y “conversando” con ChatGPT para refinar sus preguntas. Es una gran noticia contar con ChatGPT, nos ayudará a formular mejores preguntas. Y si más personas hacen cada día más y mejores preguntas, todos nos haremos más socráticos, es decir, estaremos más empeñados en obtener mejores respuestas, para seguir haciendo nuevas preguntas. ChatGPT (y todos sus colegas) nos harán más socráticos, lo cual es fundamental para confrontar las grandes preguntas que se debe hacer la humanidad en los próximos tiempos.

Politemas, Tal Cual, 18 de enero de 2023

Diálogo de fin de año con la Inteligencia Artificial

Había pensado dedicar esta última columna del año a los escenarios de América Latina para 2023. Eso fue hasta que leí la columna de Paul Krugman (@paulkrugman) en el diario El País sobre la sustitución de empleos de personas por robots. Se menciona en el texto que la empresa de investigación OpenAI ha elaborado un programa de inteligencia artificial denominado ChatGPT con el cual se pueden sostener “conversaciones”, es decir, intercambios basados en interacciones con lenguaje escrito. De hecho, Krugman incluye un párrafo que es la respuesta de ChatGPT a la pregunta: ¿cómo afectará la inteligencia artificial a la demanda de trabajadores del conocimiento?

Inmediatamente fui a la web de OpenAI. Allí se indica que ChatGPT permite interacciones en modo conversacional, a través de las respuestas que facilita a las preguntas. También se señala que ChatGPT admite sus errores, puede confrontar planteamientos, y rechazar solicitudes inapropiadas. Y para probar cómo funciona, fui al vínculo “Try ChatGPT”, y después de registrar la cuenta, empecé a “conversar” con ChatGPT.

Seleccioné la hiperinflación como tema para las preguntas. Hice las preguntas en español, y las respuestas también aparecieron en español. La primera pregunta fue:

MG:¿Cuándo comenzó la hiperinflación en Venezuela?

ChatGPT: La hiperinflación en Venezuela comenzó en el año 2016 y ha continuado hasta la actualidad. La hiperinflación se refiere a un aumento sostenido y excesivo de los precios en un país, lo que provoca una pérdida del poder adquisitivo de la moneda y una disminución del valor de la misma. En el caso de Venezuela, la hiperinflación se ha visto agravada por la crisis económica y política que atraviesa el país, así como por la falta de acceso a divisas y a bienes básicos. La hiperinflación en Venezuela ha tenido un impacto devastador en la economía y en la calidad de vida de su población.

La respuesta no dista mucho de lo que explican los especialistas. El hecho de que el programa ChatGPT utiliza información hasta el año 2021, puede explicar que indique que la hiperinflación continúa en Venezuela. Para indagar sobre los datos de la hiperinflación, formulé las siguientes preguntas:

MG: ¿Cuál fue el nivel más alto de la hiperinflación en Venezuela?

ChatGPT: El nivel más alto de la hiperinflación en Venezuela fue en el año 2019, cuando la tasa de inflación alcanzó el 833.000%.

MG: ¿Cuál fue la tasa de inflación de Venezuela en 2018?

ChatGPT: Lamentablemente, como mi capacidad de acceso a la información está limitada y soy solo un modelo de lenguaje entrenado por OpenAI, no puedo proporcionar datos precisos sobre la tasa de inflación de Venezuela en 2018. Si desea obtener información actualizada y precisa sobre la tasa de inflación en Venezuela o en cualquier otro país, le sugiero que consulte fuentes confiables de noticias y datos económicos.

Esta última respuesta expresa que ChatGPT no dispone de información actualizada en tiempo real. El siguiente intercambio ilustra que ChatGPT reconoce sus errores:

MG: ¿Cuáles son los países que han tenido hiperinflación en Europa?

ChatGPT: La hiperinflación es un fenómeno que se ha producido en diferentes países de Europa a lo largo de la historia. Algunos ejemplos de países que han experimentado hiperinflación en Europa son Alemania en 1923, Yugoslavia en 1994 y Zimbabwe en 2008.

MG: ¿Pero Zimbabwe está en Europa?

ChatGPT: Zimbabwe no está en Europa. Zimbabwe es un país situado en el sur de África, y no forma parte de la Unión Europea ni de ningún otro organismo regional europeo. La mención de Zimbabwe como un país que ha experimentado hiperinflación en Europa fue un error por mi parte, y le pido disculpas por ello.

De manera que ChatGPT no solo “reconoció” el error, sino que se disculpó. Me pareció que era buena idea aceptar las disculpas. Y esto fue lo que prosiguió en el intercambio:

MG: Disculpas aceptadas, entiendo que no es fácil.

ChatGPT: De nada, estoy aquí para ayudarle en la medida de mis posibilidades. Como soy un modelo de lenguaje entrenado por OpenAI, mi capacidad de acceso a la información está limitada y puedo cometer errores de vez en cuando. Si tiene alguna duda o necesita más información, estaré encantado de ayudarle. Además, tenga en cuenta que como soy un modelo de lenguaje, no tengo emociones ni puedo aceptar disculpas, ya que no soy capaz de tener opiniones personales ni de experimentar emociones. Mi función es proporcionar información precisa y útil a partir del lenguaje natural que se me proporciona.

MG: Pero tú fuiste el que te disculpaste.

ChatGPT: Sí, es cierto. Como modelo de lenguaje, no tengo la capacidad de tener emociones ni de experimentar acciones como disculparse. Las disculpas que pueda ofrecer son solo una forma de hablar que se me ha enseñado para mostrar cortesía y buenos modales en situaciones específicas.

Me quedó claro que ChatGPT tiene programadas sus respuestas cuando aparece el tema de las emociones. Quise cambiar el tema. Tuve curiosidad por explorar a ChatGPT sobre el fin de año.

MG: ¿Sabes por qué las personas desean feliz año a otras cuando comienza un nuevo año?

ChatGPT: La tradición de desearle a alguien un "feliz año nuevo" cuando comienza un nuevo año se remonta a tiempos antiguos. Originalmente, la expresión "feliz año nuevo" se utilizaba como una forma de desear prosperidad, salud y felicidad en el nuevo año que comenzaba. Con el tiempo, esta expresión se convirtió en una costumbre y una forma de mostrar amistad y afecto a las personas que se quieren en el nuevo año. Hoy en día, desearle a alguien un "feliz año nuevo" es una forma de desearle lo mejor en el nuevo año que comienza, y de expresar deseos de paz, salud y felicidad.

Con esa respuesta, se imponía desearle “feliz año nuevo” a ChatGPT:

MG: Te deseo "feliz año nuevo", que lo pases muy bien.

ChatGPT: Como soy solo un modelo de lenguaje entrenado por OpenAI, no tengo la capacidad de experimentar emociones ni de tener planes para el año nuevo. Mi función es proporcionar información precisa y útil a partir del lenguaje natural que se me proporciona, y estoy aquí para ayudarle en la medida de mis posibilidades. Aunque no puedo pasar un buen año nuevo, le agradezco su deseo y espero haberle ayudado con sus preguntas. Si tiene alguna otra duda o necesita más información, estaré encantado de ayudarle. ¡Que tenga un feliz año nuevo!

Yo creo que ChatGPT va a tener un fin de año muy ocupado, pero seguro que se va a divertir con las preguntas de la avalancha de conversaciones que tendrá. Estoy con ChatGPT cuando dice que desear “feliz año nuevo” es expresar deseos de paz, salud y felicidad. Esos son también mis deseos para todos ustedes y sus familias. Que 2023 venga pleno de oportunidades. En los escenarios de América Latina habrá que incluir la influencia de ChatGPT y sus colegas.

Politemas, Tal Cual, 14 de diciembre de 2022

Mal pronóstico para los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

El último informe de la Fundación Bill y Melinda Gates lo fundamenta con solidez: en la tendencia actual no se cumplirán los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030. Este análisis corresponde a siete de las áreas de los ODS en el contexto global. Siendo que se está a mitad de camino hasta el año 2030, se señala en el informe la necesidad de cambiar la estrategia, si de verdad se quieren alcanzar los ODS.

La erradicación de la pobreza extrema (esto es, la proporción de la población que no puede sufragar el costo de la cesta de alimentos), no será alcanzada en el 2030, tal como se señala en el informe. En el peor escenario, la pobreza extrema afectará al 8,6% la población. Tampoco se alcanzará la meta de que solo el 15% de los niños menores de cinco años tengan retraso del crecimiento, debido a las restricciones de la ingesta. En realidad, según el reporte, el mejor escenario previsto indica que será 20%, y en el peor 24%. Es decir, en este peor escenario, casi la cuarta parte de los niños del mundo tendrán retraso en el crecimiento en 2030.

La mortalidad materna, en la tendencia actual, será en 2030 el doble de lo que se había propuesto. Esto es, al contrario de 70 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos, será 140 en el escenario de referencia, pero en el peor escenario la mortalidad materna puede llegar a 199 muertes maternas por cada 100.000 nacidos vivos. La mortalidad en menores de cinco años podría alcanzar el nivel previsto (25 muertes por cada 1000 nacidos vivos), siempre y cuando se cumpla el mejor escenario. Si fuera el peor escenario, la mortalidad en menores de cinco años podría llegar a 33 muertes por cada 1000 nacidos vivos. En el caso de la mortalidad neonatal, también se alcanzaría la meta solo en el mejor escenario.

La incidencia de VIH, en el mejor escenario, sería seis veces más que lo estimado para 2030. En el caso de la tuberculosis, también en el mejor escenario, sería cuatro veces más que lo previsto. Tampoco la incidencia de malaria sería alcanzada, más bien se mantendría sin variaciones en el escenario de referencia. Con respecto a la cobertura de los servicios de planificación familiar, en el mejor escenario solo se alcanzaría cerca de 80% de la requerida. La cobertura universal de salud, en el mejor de los casos, llegaría a 69%, cuando se había propuesto 100% para 2030. La cobertura de saneamiento adecuado sería 66% en el mejor de los casos, cuando se propone que sea 100% en 2030. La proporción de niños que no tendrán niveles adecuados de lectura alcanzará al 64% de la población, aunque en la meta se había estipulado que debía 0%.

Ante estos decepcionantes escenarios, es fundamental identificar las restricciones. En el ámbito particular de América Latina, es bastante obvio que los ODS no figuran en las prioridades de los liderazgos políticos , ni de los gobiernos. Tampoco existe la información necesaria para el seguimiento de los ODS, por ejemplo, de la calidad educativa, o de la seguridad alimentaria. En estas condiciones, alcanzar los ODS requerirá un profundo cambio en la calidad de los liderazgos y de los gobiernos, así como métodos novedosos para obtener información. En resumen, no se puede llegar a las metas, cuando no se quiere llegar y no se quiere medir. Es bastante simple en realidad.

Politemas, Tal Cual, 7 de diciembre de 2022

Planes sin protección financiera en salud

En 2030, en todos los hogares del mundo, el gasto de bolsillo en salud no debería superar el 10% del ingreso mensual. El gasto de bolsillo corresponde a todos los pagos de servicios de salud que se realicen en efectivo o con cargo directo a las cuentas de las personas del hogar. Es decir, que no sean gastos prepagados, sea por la existencia de un seguro público o privado. Esta meta corresponde al Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) identificado con el número 3.8 en lo que respecta a la protección financiera en salud. Y como tal, forma parte de los ODS aprobados en 2015 en Naciones Unidas, y ratificados por 193 países.

Hasta este punto todo va muy bien. Porque garantizar que en todos los países del mundo el gasto de bolsillo en salud no supere el 10% del ingreso mensual, beneficiará indudablemente a miles de millones de personas. Cuando este gasto de bolsillo supera el 10% se denomina “gasto catastrófico” en salud. Dicho de otra manera, en 2030 el gasto catastrófico en salud en todos los hogares del mundo debería ser 0%.

Si se examina la información disponible, se puede tener mejor idea de las exigencias que conlleva alcanzar este aspecto del ODS 3.8. En el último reporte de la OMS y el Banco Mundial sobre protección financiera en salud, publicado a finales de 2021, se indica que en el Reino Unido el gasto catastrófico en salud afectaba al 2,3% de la población en 2018. En América Latina, en los tres países con menor proporción de gasto de bolsillo (según las cuentas nacionales), Uruguay, Colombia, y Argentina, el gasto catastrófico, de acuerdo con la última medición reportada (entre 2016 y 2017), era 2,3%, 8,2%, y 9,6%, respectivamente. En el caso de Cuba, que también tiene un bajo gasto de bolsillo por cuentas nacionales, no están disponibles mediciones de gasto catastrófico. De acuerdo con estos niveles, es evidente que disminuir el gasto catastrófico a 0% constituye una extraordinaria meta del desarrollo.

Según lo anterior, se podría imaginar que reducir el gasto catastrófico en salud es una meta que debe estar incluida en los planes de desarrollo de los países de América Latina. En realidad, es solo imaginación. El Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de la Cepal, permite ubicar y analizar los planes de desarrollo publicados desde 2015 (porque los ODS fueron aprobados ese año). En primer lugar, se constata que para seis países de la región (de un total de 20): Paraguay, Haití, Guatemala, El Salvador, República Dominicana, y Costa Rica, no están disponibles los planes de desarrollo en este sitio web de Cepal. En el caso de Uruguay, el documento se menciona, pero no se puede obtener.

En los planes de desarrollo de los restantes 13 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, Ecuador, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Perú, y Venezuela) no aparece ninguna mención a la meta de reducir el gasto catastrófico en salud. De tal manera que, al día de hoy, en los planes de desarrollo vigentes, no existe ninguna manifestación que permita eliminar la desprotección en salud de cientos de millones de latinoamericanos para el año 2030. Si ya es difícil alcanzar una meta de desarrollo cuando es definida, para las que son inexistentes la posibilidad de lograrlas es casi nula.

Estas evidencias indican que el logro de los ODS, y en particular, el correspondiente a la protección financiera en salud, está en una fase absolutamente incipiente (luego de siete años de la aprobación). No se constata que los ODS estén incluidos en las estrategias de desarrollo de los países de la región. De tal manera que influir en la incorporación de los ODS en la visión de desarrollo de los países, es una tarea más que urgente para los centros académicos, organizaciones de la sociedad, civil, instituciones multilaterales, partidos políticos, entre otras instancias. De lo contrario, alcanzar plenamente los ODS se convertirá cada día en un desafío más difícil.

Politemas, Tal Cual, 30 de noviembre de 2022 

Planes sin Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)

Después de siete años de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en Naciones Unidas, la propuesta tiene amplia difusión en el contexto global. Múltiples instituciones han incorporado dentro sus planes de actividades la idea central de los ODS, esto es, que para el año 2030 en todos los países se deben alcanzar metas específicas en 17 áreas del desarrollo humano, desde la reducción de la pobreza hasta enfrentar exitosamente los efectos del cambio climático. De hecho, existen acuerdos entre empresas, universidades, organizaciones de la sociedad civil, en los cuales se han incorporado los ODS como guía para la acción en los próximos años.

Se podría imaginar que, dada la naturaleza del rol que tienen los gobiernos en el cumplimiento de los ODS, los planes de desarrollo de los países deberían estar centrados en ellos. Lamentablemente, el análisis de estos planes indica que no es así.

Gracias al Observatorio Regional de Planificación para el Desarrollo de la Cepal, es posible contar con los planes de desarrollo de los países de América Latina y el Caribe. Si se concentra el análisis en los países de América Latina, se encuentra que los planes de desarrollo más recientes son los de Bolivia, Ecuador, y Nicaragua, todos publicados en 2021.

En los planes de desarrollo de Bolivia y Ecuador, no existen menciones específicas a los ODS, y mucho menos están adaptadas las metas a la situación específica de estos dos países. En el plan de Nicaragua, se señala de manera general los ODS, y de manera específica solamente los ODS 2 (hambre cero), y 6 (agua y saneamiento). Sin embargo, en ninguno de estos dos casos se indican compromisos detallados.

Estas circunstancias, esto es, que los planes de desarrollo no contengan mención sobre los ODS, deben llevar a una reflexión detallada sobre lo que esto significa para los ciudadanos de los países. Si los ODS constituyen un compromiso acordado a escala global, ¿cómo puede entenderse que los planes de los países no los estén incorporando? Si la guía de las políticas públicas (los planes de desarrollo) no incluyen los ODS, ¿cómo puede asegurarse que las inversiones requeridas se llevarán a cabo? ¿cuáles serán los efectos de esta ausencia en las condiciones de vida concreta de los ciudadanos?

A los efectos prácticos, es bastante obvio que no están operando los mecanismos institucionales que convierten acuerdos globales en decisiones efectivas en los países. Lo cual es otra forma de expresar las grandes restricciones en el diseño e implementación de políticas públicas, con sus terribles consecuencias para el bienestar de las personas. En el fondo está la gran limitación de que la región no parece contar con los líderes políticos que combinen la visión con acciones concretas. De no producirse cambios en estos patrones, lamentablemente el desencanto y la frustración se incrementarán en América Latina.

Politemas, Tal Cual, 23 de noviembre de 2022

Nuevos equilibrios para evitar nuevas pandemias

Tres años después del inicio de la pandemia de covid-19, las evidencias indican que los riesgos biológicos pueden aumentar a menos que se tomen medidas adecuadas a escala global. Estos riesgos implicarían la ocurrencia de nuevas pandemias, sean localizadas en algunas áreas del mundo, o de gran afectación, como ha sido la pandemia de covid-19.

En estas circunstancias, las políticas de los gobiernos deben combinar al menos dos aspectos. En primer lugar, el control completo de la pandemia de covid-19. Al 15 de noviembre de 2022, según cifras de Our World in Data de la Universidad de Oxford, se registran alrededor de 35.000 casos diarios de covid-19 en los países de América Latina, más del doble que los casos reportados en noviembre de 2021. Esto es significativo especialmente porque solo ocho países de la región (de 20) tienen a la fecha más de 80% de cobertura completa de vacunación. Alcanzar el pleno control es una tarea que luce bastante exigente para muchos países de América Latina, si se considera el severo impacto que tuvo la pandemia con más de 1,6 millones de muertes hasta la fecha.

El segundo aspecto es la preparación que se debe acometer en cada país para evitar nuevas pandemias. Un reciente reporte del Banco Mundial concentra la atención en las prioridades de acción que se pueden considerar a tal efecto. Se señala en el informe que el 75% de las enfermedades infecciosas emergentes se debe a zoonosis, es decir, enfermedades que se originan en animales, y son transmitidas al hombre a través de diferentes mecanismos. De allí que el fundamento de la estrategia es garantizar que los países desarrollen los procesos y programas que permitan anticipar la posible aparición de pandemias.

Tres tipos de acciones son descritas en el reporte para facilitar esta anticipación. En primer lugar, sacar provecho al momento actual. Es decir, tomar en cuenta que el tema se encuentra de manera preferente en la agenda pública (por las circunstancias de la evolución de la pandemia). En segundo lugar, se indican en el reporte los costos aproximados para la prevención de las nuevas pandemias, a través de mejoras en los servicios públicos de veterinaria, de la bioseguridad en las fincas, y la reducción de la deforestación en países de alto riesgo. Se estima que el costo total anual de estos programas puede variar entre 10,3 y 11,5 miles de millones de dólares a escala global.

El tercer grupo de acciones incluye reducción de emisiones de CO2, adaptación climática, mejoras en la seguridad de los alimentos y en la nutrición, reducción del costo económico por enfermedades de animales, aumento en el acceso a los mercados, y el fortalecimiento de los sistemas de salud. Para desarrollar estas acciones, en el reporte se propone la constitución de un Marco de Inversiones para los actores relevantes en los ámbitos nacionales, regionales, y globales.

El mensaje fundamental del reporte es la necesidad de armonizar las dinámicas de desarrollo, fundamentales para el bienestar, con la protección ante los riesgos biológicos, es decir, la urgencia de establecer nuevos equilibrios en la tensión permanente entre las opciones productivas y la preservación del ambiente. Vistas las notables restricciones en el diseño e implementación de políticas públicas que confrontan los gobiernos de la región, se requiere una gran dosis de visión y persistencia para promover estos nuevos equilibrios.

Politemas, Tal Cual, 17 de noviembre de 2022