La hiperinflación de Venezuela ya entró en el quinto mes. Aunque a la fecha no están disponibles los estimados de la Asamblea Nacional, todo apunta en la dirección de que en el mes de febrero también se superó el 50% de la tasa de inflación mensual, confirmando la continuación de la hiperinflación. En la práctica, esto significa que la hiperinflación venezolana ya superó la duración de las de Chile (1973) y Perú (1988 y 1990), e igualó la de Brasil (entre 1989 y 1990). Conviene entonces analizar en detalle las razones por las cuales los países tienen hiperinflaciones de larga duración.
Tomemos el caso de Nicaragua. En este país se produjo la hiperinflación más larga registrada en la historia, con una duración de 58 meses, entre junio de 1986 y marzo de 1991. También tiene el récord del año con la mayor tasa de hiperinflación en América Latina, con 13.100% en 1987. Nos concentraremos en las evidencias aportadas por participantes relevantes en la toma de decisiones en ese período. Tal es el caso de los testimonios referidos por Sergio Ramírez, quien se desempeñó como Vice-presidente de Nicaragua en el período de la hiperinflación, hasta que el gobierno sandinista fue sustituido en las elecciones ganadas por Violeta Chamorro en 1990. En su conocido libro “Adiós muchachos: Una memoria de la revolución sandinista”, publicado en 1999, Ramírez ofrece pistas sobre las causas de la prolongada hiperinflación en su país.
Refiere Ramírez que el ministro de Planificación, Alejandro Martínez Cuenca, “trató de enseñarnos las ventajas de la disciplina monetaria y la necesidad de combatir la inflación”. Inmediatamente señala Ramírez que “siempre siguieron pesando la guerra, las razones políticas y las improvisaciones para descalabrar cualquier plan”. También expresa que luego del cambio de moneda en 1987 se ha debido implementar un “severo ajuste monetario, el saneamiento de las carteras bancarias y una estricta austeridad en el gasto público, objetivos que nunca se cumplieron”. Más adelante, indica Ramírez que “la consigna que quebró el espinazo de la economía fue todo para los frentes de guerra”. En otras palabras, la guerra se convirtió en el gran resguardo para no enfrentar las decisiones que implicaba la hiperinflación.
También relata Ramírez que en 1987 (en medio de la hiperinflación) estuvo en Managua un experto del Ministerio de Planificación soviético. En la reunión de presentación de recomendaciones al Consejo Nacional de Planificación, con Daniel Ortega presente, el experto propuso “que era necesario liberalizar la economía y controlar el gasto, siendo estrictos en el cálculo económico; y segundo, que los comandantes debían abandonar las tareas de gobierno y dejarlas en manos de técnicos competentes”. Ante el planteamiento, Daniel Ortega contestó: “¿Usted pide que nos quedemos haciendo un papel protocolario? Yo no sirvo para eso”.
La historia demostró que ahí terminaron las sugerencias del experto soviético. El gobierno se aferró a las consignas en medio de una gran incompetencia. Los resultados fueron tres años más de hiperinflación bajo la responsabilidad del gobierno sandinista. La mezcla de ideología e incompetencia prolongan las hiperinflaciones. La lección nicaragüense está bastante clara.
Politemas, Tal Cual, 7 de marzo de 2018
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