El año 2016 cierra en las condiciones más críticas para la vida de los venezolanos. Los efectos terribles en el acceso a medicamentos y alimentos están a la orden del día. Las colas para las compras son más largas y frustrantes, ante las mayores dificultades para conseguir los productos. La caída en el ingreso de las familias se agrava ante la ausencia de políticas económicas que puedan revertir este curso desastroso. Ya el BCV ha anunciado el nuevo cono monetario. Demostración muy clara de la destrucción económica que ha sufrido Venezuela. El anunciado billete de 20.000 bolívares representa 200 veces el valor del billete de mayor denominación de la actualidad. Sin embargo, al calcular en dólares representa la décima parte del valor de ocho años atrás.
La causa fundamental de este total desastre económico radica en la visión ideológica desfasada del actual gobierno. La creencia de que era posible fortalecer al Petro-Estado para tomar control de la sociedad y desde ahí dictar todas las pautas, ha llevado al país al estado más deplorable que se pueda imaginar. A esa visión ideológica debe sumarse la mayor incompetencia en el manejo de la gestión pública en la historia republicana de Venezuela. Sin embargo, los responsables de este formidable fracaso no asoman ninguna autocrítica, ninguna conciencia del daño realizado. Más bien, es obvio que tratan de sacar provecho de esta nueva etapa de deterioro, por supuesto, para sus fines particulares, nada que ver con las realidades concretas de los venezolanos.
En el curso de las políticas económicas del actual gobierno, el escenario no puede ser más preocupante. El FMI ha informado, desde finales del año pasado, que al cierre de 2016 la tasa de inflación del país estará en 720%. La más alta del mundo. Los pronósticos para los años siguientes son escalofriantes. Para el año 2017 se estima que la tasa de inflación cerraría en 2.200%, en 2018 alcanzaría 3.000% y a finales de 2019 en 3.500%. Tal es la dimensión de las consecuencias económicas que ha sufrido el país. Si a ello agregamos el pronóstico de crecimiento, se completa que Venezuela tiene al día de hoy el peor escenario económico del mundo. El FMI estima que todos los años hasta el 2019 tendremos reducción de la actividad económica (es el último año estimado). En otras palabras, a seis años de recesión económica (entre 2014 y 2019) habría que agregar que tendríamos la segunda hiperinflación del Siglo XXI.
Con este escenario queda muy poco que decir sobre la desastrosa gestión del actual gobierno. Prácticamente ha aniquilado la capacidad productiva del país y las reglas básicas para manejar una economía moderna. Las consecuencias que esta situación tiene en la vida de los venezolanos ya han llegado a extremos inimaginables. Es bastante obvio que el actual gobierno es la primera amenaza de la vida de los venezolanos, es el mayor factor de sufrimiento de la gran mayoría de las familias del país. Cada día que pasa es más evidente que un gobierno así debe ser sustituido a la brevedad por las vías democráticas e institucionales que estén disponibles. La tarea no puede ser más urgente.
Politemas, Tal Cual, 7 de diciembre de 2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario