La aprobación de la salida del Reino Unido de la Unión Europea ha traído conmoción e incertidumbre en todo el mundo. Algunos expertos han señalado que ha sido la decisión con mayor impacto global desde la II Guerra Mundial. Lo cierto del caso es que pocos días después de la votación, se ha producido un trastorno de grandes proporciones en la política del Reino Unido: renuncia del Primer Ministro, retiro de candidatos a sucederle, propuestas de independencia de Escocia, y pare de contar.
Se ha señalado que un rasgo fundamental de estos acontecimientos, ha sido que la decisión popular fue a contravía de las evidencias reunidas por instancias técnicas, académicas, nacionales e internacionales. Tales análisis indicaban que el mejor escenario para el Reino Unido era la permanencia en la Unión Europea. De hecho, la gran mayoría de los representantes en el Parlamento eran partidarios de la permanencia.
Lo anterior nos lleva a explorar las razones por las cuales tales evidencias, y su manejo por el liderazgo político, fueron desechadas en la práctica por los votantes. Vale la pena analizar esa secuencia, por las consecuencias que puede tener en nuestro contexto. Un primer aspecto es la interpretación que hicieron los líderes políticos. Por un lado están los partidarios del Brexit. Es obvio, que tales evidencias contradecían su posición, y ante ellas el argumento fue llamar a votar a favor del Brexit. Los acontecimientos posteriores dejaron claro que muchas veces señalaron argumentos que no tenían fundamento, o hicieron ofrecimientos que después tuvieron que desechar por inviables. Puede decirse que antepusieron ideas preconcebidas a las presentadas.
En el lado de los favorables a la permanencia, la queja de muchos votantes fue que no supieron explicar sus argumentos y que en la transmisión de ese mensaje más bien crearon incertidumbre y rechazo. Lo cual lleva a la pregunta si efectivamente comprendieron los argumentos. Y si hubiera sido así, es claro que no tuvieron las suficientes habilidades para explicarlos.
Lo anterior ilustra que la tarea de los líderes políticos se ha vuelto mucho más compleja. Las nuevas modalidades de información no se reflejan necesariamente en que los ciudadanos se apropien de los contenidos. Los líderes deben, en primer lugar, comprender en profundidad los problemas y temas que afectan a sus países. Luego de ello deben tener las habilidades para extraer las evidencias disponibles, muchas veces elaboradas por instituciones especializadas, y utilizarlas con el suficiente detalle para afinar los argumentos. Por supuesto, esto supone que los líderes cuenten con equipos técnicos dedicados a ayudarlos en esa tarea. Es, sin embargo, tarea del líder formular las preguntas centrales para la elaboración de tales argumentos.
Las limitaciones en los procesos descritos, pueden explicar que en nuestro contexto actual no predomina la explicación y las argumentaciones, realizadas por parte de los líderes políticos, sobre temas cruciales tales como: el efecto directo del estatismo en la escasez y el desabastecimiento, la importancia de la colaboración entre el sector público y el privado, la relevancia de tener una baja tasa de inflación y una alta de crecimiento económico, los retos de la sociedad del conocimiento y de la IV Revolución Industrial, solo por decir algunos. Las transformaciones del país requieren líderes competentes para explicar los mejores argumentos que se deben construir.
Politemas, Tal Cual, 6 de julio de 2016
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