El día sábado ha debido ser muy duro para el Presidente. Tener que asistir a un parlamento plural, aunque inequitativo, a rendir, según lo establecen las normas constitucionales, el informe de su gestión en el año anterior.
Por los resultados ya sabemos que el Presidente se preparó bastante mal para este examen. En primer lugar, porque no se puede maquillar con palabras las gigantescas fallas de su gestión. Son doce años de incompetencia muy evidentes. En segundo lugar, porque trató de evadir las preguntas que la sociedad se hace de manera incesante. Las reales preocupaciones de la gente: la inseguridad, la recesión económica, la creación de empleo, la protección social, los derechos políticos.
El Presidente habló siete horas. La transcripción oficial del texto del mensaje requirió 146 páginas tamaño carta, casi 50.000 palabras. Un sencillo examen de la atención que le prestó a los problemas de los venezolanos, demuestra que están muy distantes del lenguaje y de la ocupación presidencial.
La palabra “inseguridad” apareció cuatro veces en el mensaje. En una de ellas para señalar que no se sentía responsable de ese problema. Que la responsabilidad era de todos. Desconociendo las obligaciones que le exigen la Constitución y las leyes para preservar la vida y bienes de los ciudadanos. Todas las cientos de miles de muertes ocurridas en estos doce años están relacionadas con la incompetencia del Presidente en el manejo de la seguridad pública. La carencia de políticas efectivas han traído esas consecuencias. Hoy quiere evadirlas, escurrir el bulto en una supuesta responsabilidad colectiva.
Por los resultados ya sabemos que el Presidente se preparó bastante mal para este examen. En primer lugar, porque no se puede maquillar con palabras las gigantescas fallas de su gestión. Son doce años de incompetencia muy evidentes. En segundo lugar, porque trató de evadir las preguntas que la sociedad se hace de manera incesante. Las reales preocupaciones de la gente: la inseguridad, la recesión económica, la creación de empleo, la protección social, los derechos políticos.
El Presidente habló siete horas. La transcripción oficial del texto del mensaje requirió 146 páginas tamaño carta, casi 50.000 palabras. Un sencillo examen de la atención que le prestó a los problemas de los venezolanos, demuestra que están muy distantes del lenguaje y de la ocupación presidencial.
La palabra “inseguridad” apareció cuatro veces en el mensaje. En una de ellas para señalar que no se sentía responsable de ese problema. Que la responsabilidad era de todos. Desconociendo las obligaciones que le exigen la Constitución y las leyes para preservar la vida y bienes de los ciudadanos. Todas las cientos de miles de muertes ocurridas en estos doce años están relacionadas con la incompetencia del Presidente en el manejo de la seguridad pública. La carencia de políticas efectivas han traído esas consecuencias. Hoy quiere evadirlas, escurrir el bulto en una supuesta responsabilidad colectiva.
La “recesión” nunca apareció en el discurso. Entrando al tercer año de una economía en crisis, sabida por todos, es inaceptable que ni siquiera la mencione. Mucho peor es que el Presidente no utilizó ni una sola vez en su largo mensaje las palabras “empleos”, ni “trabajos”, ni “puestos de trabajo”. No existe ninguna mención del número de empleos creados. Tampoco se menciona ni una sola vez la palabra “productividad”. Para el Presidente, la riqueza (mencionada sólo cuatro veces) siempre aparece vinculada al petróleo. Muy llamativo es que la palabra “Misiones” no fue mencionada por el Presidente ni una sola vez. Al igual que el término “derechos políticos”. Obvio, el Presidente no puede decir que los derechos políticos están en plena vigencia en Venezuela.
Las palabras han retratado al Presidente. Ante la inseguridad no asume responsabilidad. No le preocupa la situación económica. No tiene la creación de empleos entre sus objetivos. Tampoco la protección social, ni la cultura, ni los derechos políticos. La gestión del presidente Chávez es un monumental fracaso. No queda otra cosa que reprobarlo y continuar trabajando para sustituirlo en 2012 con el voto de los venezolanos.
Las palabras han retratado al Presidente. Ante la inseguridad no asume responsabilidad. No le preocupa la situación económica. No tiene la creación de empleos entre sus objetivos. Tampoco la protección social, ni la cultura, ni los derechos políticos. La gestión del presidente Chávez es un monumental fracaso. No queda otra cosa que reprobarlo y continuar trabajando para sustituirlo en 2012 con el voto de los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 19 de enero de 2011
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