El país está a pocos pasos de una profunda transformación política. Más que la sustitución democrática del gobierno actual, se trata de la irrupción en la vida política del país de innovaciones sustantivas de actores, liderazgos, partidos, programas, prácticas. Esas innovaciones tienen en común la posibilidad de inaugurar una etapa de bienestar, con la incorporación de millones de venezolanos que se encuentran ahora decepcionados y rezagados en su progreso personal y familiar.
El actual gobierno, con sus monumentales fracasos e incompetencias, ha sido una vitrina del tipo de propuestas que no satisfacen a los venezolanos. Luego de trece años se siente con mucha fuerza la frustración y el cansancio. Las promesas incumplidas y las opciones atrasadas no pueden contener más las opciones de innovación que se abren a los venezolanos.
La Unidad Nacional ha sido un factor de gran influencia para condicionar esta transformación. Porque la Unidad, antes que unanimidad, ha significado la posibilidad de disentir, de matizar pareceres, de encontrar nuevas posibilidades. La Unidad ha sido el caldo de cultivo para explorar el alcance, viabilidad y velocidad de los cambios por venir. En el ejercicio de la coincidencia y del disenso se ha podido apreciar también los riesgos que esta transformación supone, especialmente porque todo lo que es novedoso y desconocido siempre exige una mayor dosis de paciencia y moderación.
También influye, por supuesto, las ansias de renovación en una sociedad dinámica como la venezolana. El liderazgo del actual gobierno luce cansado, sin ideas, repetidor, alejado de la emoción de nuevos horizontes. Contrapuesto a este escenario de atraso, existe una amplia legión de líderes políticos y sociales nacidos mucho después de 1958. Han podido apreciar las virtudes y limitaciones del proceso democrático de las últimas cinco décadas. Por razones generacionales están mucho más cerca de interpretar a los venezolanos más jóvenes, inmersos en las grandes encrucijadas que hoy ofrece el país.
Tales liderazgos no llegan por una simple sustitución generacional. Han desempeñado con éxito responsabilidades en la gestión pública y social, en la organizaciones de grupos y partidos, en la lucha ciudadana. Llegan con la experiencia de haber aprovechado nuestra herencia democrática, en tiempos de autoritarismo, pero con la gran convicción de que los cambios se realizan de manera directa, sin evasiones.
De manera que el tránsito del año 2012 es el que conducirá, a través de la decisión libre y soberana de los venezolanos, al inicio de una masiva innovación política. Que debe hacerse valorando el pasado y las enseñanzas que deja, así como integrando a todos los venezolanos. El país vive tiempos de innovación. Trabajemos para que sea sostenible, duradera y beneficiosa para todos.
El actual gobierno, con sus monumentales fracasos e incompetencias, ha sido una vitrina del tipo de propuestas que no satisfacen a los venezolanos. Luego de trece años se siente con mucha fuerza la frustración y el cansancio. Las promesas incumplidas y las opciones atrasadas no pueden contener más las opciones de innovación que se abren a los venezolanos.
La Unidad Nacional ha sido un factor de gran influencia para condicionar esta transformación. Porque la Unidad, antes que unanimidad, ha significado la posibilidad de disentir, de matizar pareceres, de encontrar nuevas posibilidades. La Unidad ha sido el caldo de cultivo para explorar el alcance, viabilidad y velocidad de los cambios por venir. En el ejercicio de la coincidencia y del disenso se ha podido apreciar también los riesgos que esta transformación supone, especialmente porque todo lo que es novedoso y desconocido siempre exige una mayor dosis de paciencia y moderación.
También influye, por supuesto, las ansias de renovación en una sociedad dinámica como la venezolana. El liderazgo del actual gobierno luce cansado, sin ideas, repetidor, alejado de la emoción de nuevos horizontes. Contrapuesto a este escenario de atraso, existe una amplia legión de líderes políticos y sociales nacidos mucho después de 1958. Han podido apreciar las virtudes y limitaciones del proceso democrático de las últimas cinco décadas. Por razones generacionales están mucho más cerca de interpretar a los venezolanos más jóvenes, inmersos en las grandes encrucijadas que hoy ofrece el país.
Tales liderazgos no llegan por una simple sustitución generacional. Han desempeñado con éxito responsabilidades en la gestión pública y social, en la organizaciones de grupos y partidos, en la lucha ciudadana. Llegan con la experiencia de haber aprovechado nuestra herencia democrática, en tiempos de autoritarismo, pero con la gran convicción de que los cambios se realizan de manera directa, sin evasiones.
De manera que el tránsito del año 2012 es el que conducirá, a través de la decisión libre y soberana de los venezolanos, al inicio de una masiva innovación política. Que debe hacerse valorando el pasado y las enseñanzas que deja, así como integrando a todos los venezolanos. El país vive tiempos de innovación. Trabajemos para que sea sostenible, duradera y beneficiosa para todos.
Politemas, Tal Cual, 9 de noviembre de 2011
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