Los primeros actos de la recién instalada Asamblea Nacional Constituyente (ANC) han confirmado lo que se temía. Solo el hecho de haber realizado la convocatoria sin tener la aprobación del pueblo, como se establece en la Constitución, indica claramente el curso que seguirán las decisiones. Se trata de imponer una visión totalitaria de la sociedad, a través de una institucionalidad que no cuenta con el apoyo de los venezolanos. En las próximas semanas la ANC se dedicará a avanzar en esta pretensión.
Todo ello sucede mientras la vida de los venezolanos es la peor que se tenga memoria. En el ámbito de la convivencia ciudadana, la existencia de cientos de detenidos por motivos políticos, en violación del debido proceso, sometidos a vejámenes, abusos y torturas, sin contacto con familiares, sin respeto a órdenes de excarcelación, constituye todo un expediente que ilustra las grandes restricciones de los derechos humanos en el país. A ello hay que agregar el gran sentimiento de pesar que existe por más de cien veinte muertes sucedidas en estos cuatro meses, justamente por el abuso de las fuerzas de seguridad pública. Lo más preocupante es que en las primeras horas luego de la instalación de la ANC, han arreciado estas acciones con detención e imputación de alcaldes, así como suspensión de derechos políticos a otros funcionarios públicos. En un clima de estas características, hablar de paz resulta un total contrasentido.
También la escalada inflacionaria, tal como se había previsto desde 2015, ha llegado a topes históricos en el país. Ya tenemos año y medio sin cifras oficiales, y los estimados de organismos internacionales y especialistas nacionales indican que la tasa de inflación puede cerrar este año por encima de 1000%. Lo cual significaría el aumento de la destrucción productiva en dimensiones extraordinarias, con sus terribles consecuencias para las empresas y la estabilidad de los empleos. Prácticamente, se puede decir que la situación económica es de total sobrevivencia.
Con este cuadro, las dimensiones sociales de la crisis son de inusitadas proporciones. Nunca vistas en el país. Las básicas necesidades de alimentación no pueden ser satisfechas por la mayoría de la población. Ni hablar del acceso a medicamentos y otros bienes de consumo prioritario. Las perspectivas, en este escenario económico, son de un mayor empeoramiento de las condiciones sociales. Lamentablemente, Venezuela se acerca al precipicio hiperinflacionario con las consecuencias terribles que ello significa para la gran mayoría de los venezolanos.
Este panorama es consecuencia de las erradas políticas públicas diseñadas e implementadas en las últimas dos décadas. Ante este monumental fracaso, antes que modificar las políticas, se emprende una convocatoria de ANC que seguramente no tomará en cuenta estas situaciones, y peor aún, puede terminar aprobando normas que solo servirán para complicar estas circunstancias. Los diputados de la ANC terminarán hablando en un cuarto aislado, sin ninguna conexión con el país real. De espaldas, totalmente perdidos.
Politemas, Tal Cual, 9 de agosto de 2017
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