Todos los años es el mismo programa. Una sesión de la Asamblea Nacional dedicada a recibir al Ministro de Planificación y Finanzas. Para que “eche los cuentos” del panorama económico del país para el año entrante. Y para que de paso aproveche para “explicar” el uso de los recursos públicos. Transcurre el “show” entre insultos a la oposición, juicios económicos desfasados y la adoración al mito del Socialismo del Siglo XXI. Todo por el precio de uno.
Poco importa para el Ministro recordar sus “pronósticos” del año anterior. O alguna autocrítica para explicar lo que no se acertó o lo que estuvo incompleto. Nada de eso. El pasado ni se nombra, solo se esconde. Y así la historia comienza cada año, con el mismo rito, con los mismos actores, con las mismas palabras, el mismo teatro descolorido.
Y nada está más alejado de la realidad que los pronósticos sobre el aumento de los precios para los ciudadanos. Cada año la inflación destruye la capacidad adquisitiva, especialmente de los sectores de menor acceso a recursos. Ya se ha conformado como una enorme traba a la estabilidad de los hogares. Y es por eso más inaceptable la incompetencia del gobierno para enfrentarla. Antes que disminuir, la inflación se hace más estructural, más dependiente de la gran incapacidad para producir bienes y, por ende, más relacionada con la escasez.
En 2008 el gobierno pronosticó que la inflación del año siguiente sería 15%. También ofreció que el crecimiento económico sería 6%. El año 2009 cerró con una caída de 3,2% en la actividad económica y una inflación 10 puntos superior a la ofrecida por el gobierno. Una pelusa de pelón.
Para el año 2010 la meta del gobierno estaba entre 20-22% de inflación. Y en plena crisis se atrevieron a proponer un crecimiento de 0,5%. El resultado fue una nueva caída de la economía, esta vez de 1,4%, con una inflación de 27,2%. Para el año 2011 el gobierno estimó la inflación entre 23-25%. Y el año cerró con 2 puntos más de lo pronosticado.
El gobierno estima que el año que viene la inflación estará entre 14 y 16%. Lo que no logran explicar es ese comportamiento de los precios en una economía que no produce, sujeta a la dependencia de las importaciones y al azote de los controles en todas las áreas. Es por ello que las estimaciones internacionales nos colocan solamente por debajo de Bielorusia en materia de inflación, y con la perspectiva de tener la inflación más alta del mundo a partir del año 2015.
Mientras el gobierno sigue creando sus castillos de naipes en el aire, la gran mayoría de los venezolanos padece diariamente las dificultades para vivir en una economía inflacionaria, con deterioro en el acceso a bienes y servicios, así como en la eliminación del ahorro de las familias. Es el gran divorcio entre la vida real y las ilusiones de los que no pegan una.
Poco importa para el Ministro recordar sus “pronósticos” del año anterior. O alguna autocrítica para explicar lo que no se acertó o lo que estuvo incompleto. Nada de eso. El pasado ni se nombra, solo se esconde. Y así la historia comienza cada año, con el mismo rito, con los mismos actores, con las mismas palabras, el mismo teatro descolorido.
Y nada está más alejado de la realidad que los pronósticos sobre el aumento de los precios para los ciudadanos. Cada año la inflación destruye la capacidad adquisitiva, especialmente de los sectores de menor acceso a recursos. Ya se ha conformado como una enorme traba a la estabilidad de los hogares. Y es por eso más inaceptable la incompetencia del gobierno para enfrentarla. Antes que disminuir, la inflación se hace más estructural, más dependiente de la gran incapacidad para producir bienes y, por ende, más relacionada con la escasez.
En 2008 el gobierno pronosticó que la inflación del año siguiente sería 15%. También ofreció que el crecimiento económico sería 6%. El año 2009 cerró con una caída de 3,2% en la actividad económica y una inflación 10 puntos superior a la ofrecida por el gobierno. Una pelusa de pelón.
Para el año 2010 la meta del gobierno estaba entre 20-22% de inflación. Y en plena crisis se atrevieron a proponer un crecimiento de 0,5%. El resultado fue una nueva caída de la economía, esta vez de 1,4%, con una inflación de 27,2%. Para el año 2011 el gobierno estimó la inflación entre 23-25%. Y el año cerró con 2 puntos más de lo pronosticado.
El gobierno estima que el año que viene la inflación estará entre 14 y 16%. Lo que no logran explicar es ese comportamiento de los precios en una economía que no produce, sujeta a la dependencia de las importaciones y al azote de los controles en todas las áreas. Es por ello que las estimaciones internacionales nos colocan solamente por debajo de Bielorusia en materia de inflación, y con la perspectiva de tener la inflación más alta del mundo a partir del año 2015.
Mientras el gobierno sigue creando sus castillos de naipes en el aire, la gran mayoría de los venezolanos padece diariamente las dificultades para vivir en una economía inflacionaria, con deterioro en el acceso a bienes y servicios, así como en la eliminación del ahorro de las familias. Es el gran divorcio entre la vida real y las ilusiones de los que no pegan una.
Politemas, Tal Cual, 28 de noviembre de 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario