Resulta que el gobierno más largo de Venezuela desde Gómez, se “encontró” de repente con la “calidad educativa”. Funcionarios oficiales han empezado a utilizar el término en todo momento. Hasta se ha organizado una consulta sobre la calidad educativa. Pareciera que se ha operado una especie de “conversión” en las altas esferas gubernamentales. No es tan fácil, sin embargo, pasar la página. Demasiada responsabilidad en quince años de gestión. También se percibe a leguas una falta de consistencia entre lo que se dice y lo que es necesario para mejorar la calidad de la educación.
Cuando se inició este gobierno, allá en 1999, que no se olvide, Venezuela tenía el SINEA. Esto es, el Sistema Nacional de Medición y Evaluación del Aprendizaje. En la década de los noventa del siglo pasado, como parte de proyectos específicos para la educación básica, se logró establecer este sistema para conocer el rendimiento de los estudiantes. La primera evaluación se realizó en 1998. Los resultados estuvieron disponibles y se publicaron. Hasta allí llegó el asunto. En 2003, esta administración aplicó nuevamente la medición. Pero esta vez se quedó engavetada. Los resultados nunca se hicieron públicos. Y el SINEA sencillamente desapareció del mapa.
Entonces la relación es muy sencilla. Desde 2003 no se tienen mediciones sobre los resultados de la gestión del sistema educativo. Si nos ponemos más estrictos, podríamos decir que es desde 1998. Es decir, la bicoca de 16 años. Repetimos, 16 años. Más de tres lustros. Casi dos décadas. Durante todo ese período el sistema educativo de todos los venezolanos, ese que se sufraga con los recursos de toda la sociedad, no ha tenido la más mínima idea del efecto de sus acciones. Es como navegar sin tener idea de la ruta ni sus complejidades. Es sencillamente estar perdido.
Esa responsabilidad de estar 16 años perdidos no es del gobierno anterior, ni de la CIA, ni de las iguanas de las escuelas. No. Esa responsabilidad es exclusiva de los directivos que han desfilado, aplica literalmente, por el Ministerio de Educación. Ellos son los responsables de que no sepamos si nuestros estudiantes aprenden, cómo lo hacen, y sobre su desempeño cuando se comparan con otros países.
También sabemos que los gobiernos de otros países se interesan por estos temas. De verdad. Y es por ello que se realizan mediciones especializadas, como el Programa Internacional para la Evaluación Estudiantil (PISA). Por esas mediciones sabemos que el mejor país de la región es Chile, a pesar de que su desempeño está por debajo del promedio de los países desarrollados. Pero saben cuál es el tamaño de la brecha y deben estar implementando alternativas para mejorar. El gobierno actual haría bien en solicitar que Venezuela sea incluida en la próxima medición del PISA. Así se podría pensar que están hablando en serio.
Politemas, Tal Cual, 14 de mayo de 2014
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