Se tiene que pensar que es una maniobra distraccionista. Que en el momento más “conveniente”, se retoma el guión. Esto es, que cuando lo ameritan las circunstancias, aparece un alto funcionario del gobierno y lo dice sin mayor complicación: “en el año XXXX acabaremos con la pobreza extrema”. Y todos los funcionarios repetirán la frase, y estarán muy contentos porque la insistencia hará que se convierta en realidad.
Tal pareciera que es la conducta de este largo gobierno. El anterior presidente, cada cierto tiempo, volvía sobre el punto. La última vez fue durante la última campaña electoral en la que participó. Prometió que si era reelecto, se acabaría con la pobreza extrema. Ahora todo se ha desarrollado después que el INE anunciara que aumentó la pobreza extrema en 2013. Esto significa que 3 millones de venezolanos cada día no pueden adquirir los alimentos. Si a ello agregamos que en 2014 la inflación ha aumentado más y que la economía está paralizada, entonces es bastante evidente que la pobreza debe estar en alza.
En este gobierno de quince años el menor porcentaje de pobreza extrema ha sido 7,1% (en 2012). Es un valor siete veces mayor que la de Uruguay, más del doble que la de Chile. La reducción que se experimentó en la pobreza fue fundamentalmente por el aumento del ingreso de las familias, especialmente por los canales del gasto público. Si las familias no son beneficiarias de los mecanismos discrecionales, para ellas no hay reducción de la pobreza. Esa es la razón por la cual la reducción de la pobreza extrema fue menor que la de la pobreza total.
La pobreza extrema no ha bajado más porque las políticas que desarrolla el gobierno van justamente en la dirección contraria. En todos los países en los cuales se han obtenido reducciones significativas de la pobreza existen acuerdos nacionales de desarrollo, compartidos por múltiples sectores de la sociedad. Ese no es nuestro caso. En esos países las economías están orientadas a la creación de riqueza, lo cual significa crecimiento sostenido, control de la inflación, apertura para las inversiones y énfasis en la creación de empleos de calidad. No es el caso de Venezuela.
En esos países se tienen politicas para garantizar la cobertura y calidad de los sistemas de salud, de educación y de protección social. Tampoco es nuestro caso. Finalmente, en esos países existen programas dirigidos a las familias de menores ingresos en los cuales se atiende con especial cuidado a los déficits de educación, salud y empleo calificado. Mucho menos lo tenemos. De manera que la eliminación de la pobreza extrema en Venezuela, al menos como la ha expresado el gobierno, no es más que un nuevo episodo publicitario. No tiene nada que ver con las reales condiciones en las que viven los venezolanos. En realidad, las políticas actuales no harán otra cosa que aumentar la pobreza.
Politemas, Tal Cual, 18 de junio de 2014
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