El presidente Chávez se encuentra en emergencia. Las últimas encuestas indican que la gente empieza a endilgarle responsabilidad en la desastrosa gestión de su largo gobierno. Ya el venezolano de a pie sabe que más allá de las innumerables palabras, la obra de su gobierno es muy deficiente.
Una situación similar se tenía en la primera mitad del año 2003. Sólo el 30% de los encuestados en aquel momento consideraban adecuada la gestión del gobierno. Luego de mantenerse en más de 60% de aprobación de gestión en los primeros dos años, era un signo claro de que el gobierno ya había dejado de tener el favor popular. El presidente Chávez y su gobierno estaban en franca emergencia.
La solución de ese momento fue sencilla: pedir auxilio a Cuba. El modelo de los programas de asistencia del gobierno cubano fue la gran solución. De allí surgieron las Misiones. Todas ellas surgidas para alcanzar objetivos ideológicos, y de propaganda política. Venía el revocatorio y las elecciones presidenciales de 2006. Con los recursos petroleros y la solución cubana, el camino se despejó. Muchos venezolanos trasladaron nuevamente su apoyo a la gestión del gobierno.
Los indicios de que tal política social era mera propaganda electoral, y no tenían nada de solución seria de los problemas de los venezolanos, eran abundantes. Fueron destacadas por los centros académicos, por las asociaciones profesionales, por los vecinos organizados, entre otros sectores de la vida nacional. Nada de eso valió, las cosas siguieron su rumbo dislocado e insostenible.
En el caso particular de la Misión Barrio Adentro el gobierno no sólo fue prepotente, también fue negligente. Hasta la intervención de destacados miembros de la Asamblea Nacional hace pocas semanas, indicando certeras críticas fue pasada por debajo de la mesa. Tanto fue la magnitud de las críticas que han debido llegar a los oídos de Fidel Castro. Cuenta el propio Presidente, que Fidel Castro le dirigió una carta indicando que estaba nuevamente a la orden. Vinieron los funcionarios cubanos y realizaron el informe respectivo sobre todas las Misiones. Con ese informe, el presidente Chávez procedió a declarar la emergencia del sistema de salud. El mismo día que se declara en campaña electoral para todo el año 2010.
Para enfrentar todo esto tenía que lavarse la cara. Decir, como efectivamente lo dijo sin mayor empacho, que la culpa del fracaso en el sector salud era de todos. No, Presidente, la culpa de las desastrosas políticas de salud, las peores en toda la historia de la salud pública venezolana desde que se creó el Ministerio de Sanidad en 1936, es enteramente suya. No se mueve una sola hoja en la administración pública sin su consentimiento. Nadie osa contradecirlo, Presidente. Usted está solo con su responsabilidad. Sus subalternos son emisarios que cumplen sin chistar sus órdenes.
Usted aprobó el desmantelamiento de programa de asistencia a niños y madres embarazadas en 1999. Usted ordenó la suspensión de la descentralización de servicios de salud. Usted aprobó la creación de Barrio Adentro y al mismo sentenció el abandono del sistema de salud del Ministerio de Salud. Usted permitió que los salarios de los médicos en los hospitales públicos no se ajustaran, trayendo como consecuencia que muchos programas de postgrado cerraran sus puertas. Usted ha permitido la mayor fuga de personal de salud en toda nuestra historia. De usted, Presidente, es toda esta culpa. No intente distraer la atención. Asuma su responsabilidad, no se escude en otros. Ya está descubierto.
Una situación similar se tenía en la primera mitad del año 2003. Sólo el 30% de los encuestados en aquel momento consideraban adecuada la gestión del gobierno. Luego de mantenerse en más de 60% de aprobación de gestión en los primeros dos años, era un signo claro de que el gobierno ya había dejado de tener el favor popular. El presidente Chávez y su gobierno estaban en franca emergencia.
La solución de ese momento fue sencilla: pedir auxilio a Cuba. El modelo de los programas de asistencia del gobierno cubano fue la gran solución. De allí surgieron las Misiones. Todas ellas surgidas para alcanzar objetivos ideológicos, y de propaganda política. Venía el revocatorio y las elecciones presidenciales de 2006. Con los recursos petroleros y la solución cubana, el camino se despejó. Muchos venezolanos trasladaron nuevamente su apoyo a la gestión del gobierno.
Los indicios de que tal política social era mera propaganda electoral, y no tenían nada de solución seria de los problemas de los venezolanos, eran abundantes. Fueron destacadas por los centros académicos, por las asociaciones profesionales, por los vecinos organizados, entre otros sectores de la vida nacional. Nada de eso valió, las cosas siguieron su rumbo dislocado e insostenible.
En el caso particular de la Misión Barrio Adentro el gobierno no sólo fue prepotente, también fue negligente. Hasta la intervención de destacados miembros de la Asamblea Nacional hace pocas semanas, indicando certeras críticas fue pasada por debajo de la mesa. Tanto fue la magnitud de las críticas que han debido llegar a los oídos de Fidel Castro. Cuenta el propio Presidente, que Fidel Castro le dirigió una carta indicando que estaba nuevamente a la orden. Vinieron los funcionarios cubanos y realizaron el informe respectivo sobre todas las Misiones. Con ese informe, el presidente Chávez procedió a declarar la emergencia del sistema de salud. El mismo día que se declara en campaña electoral para todo el año 2010.
Para enfrentar todo esto tenía que lavarse la cara. Decir, como efectivamente lo dijo sin mayor empacho, que la culpa del fracaso en el sector salud era de todos. No, Presidente, la culpa de las desastrosas políticas de salud, las peores en toda la historia de la salud pública venezolana desde que se creó el Ministerio de Sanidad en 1936, es enteramente suya. No se mueve una sola hoja en la administración pública sin su consentimiento. Nadie osa contradecirlo, Presidente. Usted está solo con su responsabilidad. Sus subalternos son emisarios que cumplen sin chistar sus órdenes.
Usted aprobó el desmantelamiento de programa de asistencia a niños y madres embarazadas en 1999. Usted ordenó la suspensión de la descentralización de servicios de salud. Usted aprobó la creación de Barrio Adentro y al mismo sentenció el abandono del sistema de salud del Ministerio de Salud. Usted permitió que los salarios de los médicos en los hospitales públicos no se ajustaran, trayendo como consecuencia que muchos programas de postgrado cerraran sus puertas. Usted ha permitido la mayor fuga de personal de salud en toda nuestra historia. De usted, Presidente, es toda esta culpa. No intente distraer la atención. Asuma su responsabilidad, no se escude en otros. Ya está descubierto.
Politemas, Tal Cual, 23 de septiembre de 2009
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