domingo, 19 de mayo de 2013

Llanero solitario

El Presidente decidió cabalgar. Aprovechó la sesión semanal de su “diálogo” con el país para mostrarnos que sabe montar a caballo. Además, lo hizo desde la empresa socialista ganadera agropecuaria Marisela, en el estado Apure, antes llamada hato El Frío. La imagen es expresiva. El Presidente se siente a gusto montando caballo.

Al día siguiente de la cabalgata del Presidente, la prensa también trae una noticia bastante preocupante. A menos que se quiera que los venezolanos volvamos a la época del transporte a caballo. La nota de prensa indica que la empresa Mitsubishi Motors Automotriz cierra sus actividades en Venezuela. Después de casi 30 años y dejando en la calle a 2.000 trabajadores.

Tal parece, entonces, que el rumbo del gobierno del Presidente Chávez, sea a caballo, sea en avión, afecta con fuerza el bienestar de los venezolanos. Uno pudiera imaginar que los presidentes están para evitar que cierren empresas. Más aún, lo que los presidentes deben impulsar es que tengamos más y mejores empresas. Cientos, miles de empresas. Porque cada nueva empresa es posibilidad de trabajo para ciudadanos de este país. Nuevas empresas son señales de progreso, superación.

Que la Mitsubishi se haya sumado a la inmensa lista de empresas que cierran sus puertas es un drama para los venezolanos. Lo que tiene de particular este cierre es que se produce en un momento en que el Presidente quiere señalar un rumbo, en el cual no lo acompaña la mayoría del país.

La información sobre el cierre de Mitsubishi Motors Automotriz indica que hay varias causas de este lamentable desenlace. En primer lugar, el bajo nivel de las operaciones de la empresa. Quizás originado en el retraso en la entrega de divisas para la importación de auto partes. También señala la empresa que desde hace varios meses se venían presentando situaciones de indisciplina laboral, que evolucionaron hasta la violencia en algunos casos, incluso hasta la pérdida de dos vidas de trabajadores y varios heridos. Luego de un pacto en abril de este año, la empresa no pudo recobrar su producción. Se vio obligada a cerrar.

El caso demuestra con claridad la vocación anti-productiva del gobierno del presidente Chávez. En primer lugar, porque las políticas económicas no contribuyen para nada con un adecuado clima de negocios. Los trámites en el otorgamiento de divisas, sumado a las restricciones a la competitividad de la economía, no son poca cosa. Pueden enviar a los inversionistas a otra parte. Estamos hablando de una empresa establecida en 1970, localizada en 160 países, con una producción anual de millón y medio de vehículos en todo el mundo.

En segundo lugar, porque la responsabilidad del gobierno, tanto el nacional, como el estadal, era hacer todo lo posible por evitar el cierre de la planta. Son las oportunidades en que gobernar debe atender el bien común, la condición más adecuada para los ciudadanos. Es evidente que los venezolanos estamos mejor con la ensambladora que sin ella. Que 2.000 familias se encuentren de un día a otro sin el sustento es un completo drama. Especialmente por las dificultades económicas que ya se profundizan.

El resultado final demuestra que no avanzamos en la dirección del bienestar. Que las políticas equivocadas nos alejan de los empleos decentes. Que la despreocupación del gobierno por la creación de riqueza nos afecta a todos, nos hace más dependientes. Mientras todo esto pasa, el Presidente cabalga cada día más solitario. Es dramático que lo haga en dirección contraria al progreso de Venezuela.

Politemas, Tal Cual, 26 de agosto de 2009

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