El número desconcierta. Las dimensiones son difíciles de precisar a primera vista. La noticia indica que el gobierno venezolano ha comprado armas por un valor de 15.000 millones de dólares en los últimos años. Peor aún, se destaca que tal cifra pudiera ser el doble. Es decir, el equivalente al total de las reservas internacionales del país.
La noticia incluye el análisis que se hace en América Latina y en Estados Unidos sobre tal magnitud de compras de armas. Se señala que tales compras se han realizado de manera improvisada y en contravención de los mecanismos de transparencia que deben regir la asignación de recursos públicos. El corolario está asociado con los efectos que tales acciones tienen en nuestros vecinos y el estímulo a la adquisición de armas en la región.
Para un país como el nuestro, donde los más elementales criterios de bienestar son menospreciados diariamente por la gestión del gobierno, es verdaderamente dramático que tal cantidad de recursos vaya a parar en manos de los fabricantes de armas. Peor aún es la posibilidad de que muchas de estas armas sean transferidas a enemigos de la institucionalidad democrática, estén dentro o fuera del país.
Ya todo lo anterior sería suficiente para iniciar una averiguación sobre la compra de armas realizada por esta administración durante estos doce años. El país debe conocer la forma en que se han utilizado recursos que deben estar dirigidos a mejorar la calidad de vida, no a proseguir una carrera desenfrenada por armar al gobierno en desmedro de los intereses de todos los venezolanos.
La cifra en cuestión, 15.000 millones de dólares, representa la tercera parte de todos los recursos del gobierno central en el año 2011. Y también significa seis veces el presupuesto de defensa, casi tres veces el presupuesto de educación. Con tal cantidad de recursos se podría financiar los gastos de salud de la administración central por casi cinco años. Y los de energía eléctrica por casi diez años. Toda esa cantidad equivale a dos veces el monto del situado constitucional del año en curso. Sencillamente increíble.
Estas compras de armas apuntan claramente a diferentes objetivos que los sostenidos por la gran mayoría de los venezolanos. Anteponen los intereses de las élites compradoras y vendedoras de armas a los reales problemas de los ciudadanos. Contribuyen a reforzar la idea en el actual gobierno de que es necesario defenderse de supuestos enemigos externos. Pero lo más grave es que el uso reiterado de tal cantidad de recursos para conseguir armas, es demostrativo de que la inversión en el mejoramiento de las condiciones concretas de los venezolanos no es realmente el centro de la acción del gobierno. Es un gobierno armado en medio de un pueblo indefenso, empobrecido. Es una afrenta al porvenir de todos.
La noticia incluye el análisis que se hace en América Latina y en Estados Unidos sobre tal magnitud de compras de armas. Se señala que tales compras se han realizado de manera improvisada y en contravención de los mecanismos de transparencia que deben regir la asignación de recursos públicos. El corolario está asociado con los efectos que tales acciones tienen en nuestros vecinos y el estímulo a la adquisición de armas en la región.
Para un país como el nuestro, donde los más elementales criterios de bienestar son menospreciados diariamente por la gestión del gobierno, es verdaderamente dramático que tal cantidad de recursos vaya a parar en manos de los fabricantes de armas. Peor aún es la posibilidad de que muchas de estas armas sean transferidas a enemigos de la institucionalidad democrática, estén dentro o fuera del país.
Ya todo lo anterior sería suficiente para iniciar una averiguación sobre la compra de armas realizada por esta administración durante estos doce años. El país debe conocer la forma en que se han utilizado recursos que deben estar dirigidos a mejorar la calidad de vida, no a proseguir una carrera desenfrenada por armar al gobierno en desmedro de los intereses de todos los venezolanos.
La cifra en cuestión, 15.000 millones de dólares, representa la tercera parte de todos los recursos del gobierno central en el año 2011. Y también significa seis veces el presupuesto de defensa, casi tres veces el presupuesto de educación. Con tal cantidad de recursos se podría financiar los gastos de salud de la administración central por casi cinco años. Y los de energía eléctrica por casi diez años. Toda esa cantidad equivale a dos veces el monto del situado constitucional del año en curso. Sencillamente increíble.
Estas compras de armas apuntan claramente a diferentes objetivos que los sostenidos por la gran mayoría de los venezolanos. Anteponen los intereses de las élites compradoras y vendedoras de armas a los reales problemas de los ciudadanos. Contribuyen a reforzar la idea en el actual gobierno de que es necesario defenderse de supuestos enemigos externos. Pero lo más grave es que el uso reiterado de tal cantidad de recursos para conseguir armas, es demostrativo de que la inversión en el mejoramiento de las condiciones concretas de los venezolanos no es realmente el centro de la acción del gobierno. Es un gobierno armado en medio de un pueblo indefenso, empobrecido. Es una afrenta al porvenir de todos.
Politemas, Tal Cual, 23 de marzo de 2011
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