Ya el gobierno poco habla de la salud. Parece haber caído en cuenta de que no es posible mejorar la salud a punta de propaganda. Han transcurrido dos años desde aquella declaración de “emergencia” de Barrio Adentro, cuando el Presidente, basado en un informe preparado “ad hoc” por el gobierno cubano, inició su actual campaña electoral para el 2012.
Pensaba el Presidente que era “soplar y hacer botellas”. Que bastaba con inyectar nuevamente recursos a través de las “tuberías” de Barrio Adentro para que aflorara nuevamente la atracción del electorado. Las cosas no han resultado tan fáciles. No hay recursos y esa “tubería” tiene muchos “huecos”. Los recursos no llegan y la gente lo sabe. Por eso el gobierno decide hablar de las viviendas. Con la creencia de que mostrar infraestructura le permitirá navegar la dura travesía que le espera.
Con la salud no puede improvisar tanto. Luego de casi trece años de desconocimiento de las normas establecidas en la salud pública moderna, el gobierno ya palpa su terrible fracaso. La caída en la cobertura de Barrio Adentro es monumental. Menos del 30% de la población señala que acude a estos centros (incluyendo los Centros de Diagnóstico Integral, CDI). Pero más crítico es que apenas el 7% de la población reconoce que allí recibe atención para las llamadas enfermedades crónicas (diabetes o hipertensión, por ejemplo).
Los hospitales públicos siguen siendo los centros de atención a los cuales acuden los venezolanos. Pero el estado de postración en el que se encuentran, producto de la deliberada política de crear otro sistema al amparo de Barrio Adentro, no puede ser más evidente. Si a ello le sumamos el dramático éxodo de profesionales de todas las áreas de la salud, no queda mucha duda de que este gobierno no sólo acabó con lo que funcionaba, también ha puesto tremendas trabas a las posibilidades de recomponer el sector salud.
Todo eso lo sufren los venezolanos en sus condiciones concretas. Las estadísticas comparadas indican que estamos entre los peores países en la atención de enfermedades de todo tipo en la Región. En las agudas y en las crónicas, en las que afectan a los niños y las que afectan a los adultos mayores. Baste nombrar que la probabilidad de morir por diabetes en los adultos entre 50 y 59 años es mayor en 2008 que en el año 2000. Según las propias cifras oficiales.
El actual gobierno puede considerarse como un “libro de texto” de lo que no se debe hacer con la salud de los venezolanos. El desempeño de sus políticas no puede ser peor. Por eso el Presidente ya no habla de la salud. Quizás en unas semanas cuando quiera apelar a los sentimientos, aparecerá otra vez en algún centro de salud, con alguna bata blanca, mostrando esta vez la “salud en maquetas”. La peor gestión de la salud en Venezuela desde 1936, cada día que pasa lo demuestran más. Y también lo sufren más los venezolanos.
Pensaba el Presidente que era “soplar y hacer botellas”. Que bastaba con inyectar nuevamente recursos a través de las “tuberías” de Barrio Adentro para que aflorara nuevamente la atracción del electorado. Las cosas no han resultado tan fáciles. No hay recursos y esa “tubería” tiene muchos “huecos”. Los recursos no llegan y la gente lo sabe. Por eso el gobierno decide hablar de las viviendas. Con la creencia de que mostrar infraestructura le permitirá navegar la dura travesía que le espera.
Con la salud no puede improvisar tanto. Luego de casi trece años de desconocimiento de las normas establecidas en la salud pública moderna, el gobierno ya palpa su terrible fracaso. La caída en la cobertura de Barrio Adentro es monumental. Menos del 30% de la población señala que acude a estos centros (incluyendo los Centros de Diagnóstico Integral, CDI). Pero más crítico es que apenas el 7% de la población reconoce que allí recibe atención para las llamadas enfermedades crónicas (diabetes o hipertensión, por ejemplo).
Los hospitales públicos siguen siendo los centros de atención a los cuales acuden los venezolanos. Pero el estado de postración en el que se encuentran, producto de la deliberada política de crear otro sistema al amparo de Barrio Adentro, no puede ser más evidente. Si a ello le sumamos el dramático éxodo de profesionales de todas las áreas de la salud, no queda mucha duda de que este gobierno no sólo acabó con lo que funcionaba, también ha puesto tremendas trabas a las posibilidades de recomponer el sector salud.
Todo eso lo sufren los venezolanos en sus condiciones concretas. Las estadísticas comparadas indican que estamos entre los peores países en la atención de enfermedades de todo tipo en la Región. En las agudas y en las crónicas, en las que afectan a los niños y las que afectan a los adultos mayores. Baste nombrar que la probabilidad de morir por diabetes en los adultos entre 50 y 59 años es mayor en 2008 que en el año 2000. Según las propias cifras oficiales.
El actual gobierno puede considerarse como un “libro de texto” de lo que no se debe hacer con la salud de los venezolanos. El desempeño de sus políticas no puede ser peor. Por eso el Presidente ya no habla de la salud. Quizás en unas semanas cuando quiera apelar a los sentimientos, aparecerá otra vez en algún centro de salud, con alguna bata blanca, mostrando esta vez la “salud en maquetas”. La peor gestión de la salud en Venezuela desde 1936, cada día que pasa lo demuestran más. Y también lo sufren más los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 25 de mayo de 2011
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