sábado, 13 de abril de 2013

Gobierno para castigar

Ya bastante complicado es gobernar tratando de resolver problemas públicos y atendiendo las exigencias de las ciudadanos. Lo que es inadmisible es utilizar la responsabilidad en el ejercicio del gobierno, para castigar, es decir, para mortificar y afligir. Este ha sido el objetivo del actual gobierno durante estos catorce años. Se ha convertido en un gran vengador, utiliza todos los recursos a su alcance para administrar castigos, penas, sufrimientos.

Todo tiene su origen en la utilización del gobierno para separar al país en dos sectores. Los que están con el gobierno, por un lado, y todos los que lo adversen, por el otro. A los primeros se les otorga la supremacía: están siempre en lo correcto, no necesitan oir otras opiniones, son los iluminados. Los adversarios del gobierno son siempre vistos con suspicacias, no tienen nunca opinión que valga la pena, están completamente excluidos. Desde esa perspectiva, solo hay un paso para concluir que el objetivo es utilizar el gobierno para aniquilar por todas las vías al adversario, reducirlo a su mínima expresión.

Es así como el actual gobierno ha procedido sistemáticamente para castigar a todos aquellos que han osado a adversarlo. Es por ello que se procedió a colocar todos los poderes públicos en las manos del gobierno. Desde muy temprano, en diciembre de 1999. Y se eliminó la disposición constitucional del financiamiento de los partidos políticos. Como resultado, el actual gobierno impidió que las posiciones de sus adversarios ni siquiera pudieran tener opciones de ser aprobadas. Esa es la razón por la cual no hay ningún juez que dicte sentencia contra el gobierno, ni que tengamos un poder electoral independiente, ni que las instituciones de los ciudadanos puedan salir en ganancia en algún recurso ante los organismos del Poder Ciudadano. Y esa es la razón por la cual todos los partidos opuestos a este gobierno pasan las de Caín para obtener recursos para sus actividades, especialmente porque los que se atrevan a colaborar son literalmente perseguidos.

También el gobierno se convirtió en instancia para administrar las penas de sus adversarios. Por eso tenemos a venezolanos que debieron marchar al exilio, o que fueron perseguidos hasta ser enviados a prisión, o expulsados de empresas públicas. Y por eso vemos la injerencia del gobierno en todas las sentencias que tengan que ver con los adversarios que se encuentran en prisión.

Todo lo anterior no es lo único. Como resultado de esta visión, también el gobierno aflije la vida de los venezolanos cuando arremete contra los sindicatos, expropia para hacer daños a los empresarios, impide beneficios a las universidades como medida punitiva contra los que tienen ideas diferentes, en fin, cuando utiliza su poder para causar sufrimiento y como mecanismo de retaliación. Un gobierno así es una gran calamidad.

Politemas, Tal Cual, 27 de febrero de 2013

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