El próximo domingo los venezolanos acudiremos a los centros electorales para decidir la persona que ejercerá la Presidencia de la República para el resto del período 2013-2019. Las circunstancias que rodean esta elección tienen la mayor relevancia. El gobierno precedente se ha extendido por 14 años. Como producto de las políticas implementadas en este largo gobierno, Venezuela experimenta crisis significativas tanto en lo político, como en lo social y económico. El curso de acción que tome la mayoría del país abrirá diferentes perspectivas para todos los venezolanos.
De ganar el candidato oficialista, el presidente encargado Nicolás Maduro, las actuales circunstancias podrían empeorar. En lo político, el candidato Maduro ha ofrecido exacerbar las diferencias entre los venezolanos. Su lenguaje durante la campaña no ha dejado espacios para la duda: se trata de ejercer la supremacía de la votación para impedir un clima de diálogo y entendimiento.
En el ámbito económico, el candidato Maduro no sabrá enfrentar las restricciones que derivan de una economía controlada, con rigideces en todos los ámbitos, prácticamente en total dependencia de las importaciones y con dificultades serias para la actividad productiva. En el plano social, ese gobierno acentuará las deficiencias ostensibles en la seguridad ciudadana, en la creación de empleo protegido, en la prestación de servicios sociales, y en la construcción y mantenimiento de infraestructura. La elección de Maduro no hará otra cosa que profundizar las manifestaciones de estas crisis.
La elección de Henrique Capriles, candidato de la Unidad Democrática, representa una posibilidad totalmente diferente. En primer lugar, porque un gobierno de Capriles será de Unidad Nacional. Tanto porque es un ofrecimiento central de la alianza que lo postuló, como porque no hay mejor forma de encarar los problemas del país que convocando un entendimiento nacional. De todos los sectores y actores. Se trata de facilitar la plataforma en la cual podamos identificar caminos comunes. En la práctica, un acuerdo de esta naturaleza debe aspirar al fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país, especialmente en el reconocimiento de nuestra condición de Estado Federal descentralizado. En lo económico, el gobierno de Unidad Nacional debe convocar una alianza fuerte entre los trabajadores y los creadores de empleo, de todo tipo, que promueva la inversión y las modalidades que permitan crear millones de puestos de trabajo protegidos en los próximos años. En el campo social, es central que los acuerdos se traduzcan en más y mejores beneficios en todas las áreas de los servicios.
Esta posibilidad diferente es factible en la medida que expresemos nuestro voto. Acudamos a expresar en este acto que podemos construir esa posibilidad.
De ganar el candidato oficialista, el presidente encargado Nicolás Maduro, las actuales circunstancias podrían empeorar. En lo político, el candidato Maduro ha ofrecido exacerbar las diferencias entre los venezolanos. Su lenguaje durante la campaña no ha dejado espacios para la duda: se trata de ejercer la supremacía de la votación para impedir un clima de diálogo y entendimiento.
En el ámbito económico, el candidato Maduro no sabrá enfrentar las restricciones que derivan de una economía controlada, con rigideces en todos los ámbitos, prácticamente en total dependencia de las importaciones y con dificultades serias para la actividad productiva. En el plano social, ese gobierno acentuará las deficiencias ostensibles en la seguridad ciudadana, en la creación de empleo protegido, en la prestación de servicios sociales, y en la construcción y mantenimiento de infraestructura. La elección de Maduro no hará otra cosa que profundizar las manifestaciones de estas crisis.
La elección de Henrique Capriles, candidato de la Unidad Democrática, representa una posibilidad totalmente diferente. En primer lugar, porque un gobierno de Capriles será de Unidad Nacional. Tanto porque es un ofrecimiento central de la alianza que lo postuló, como porque no hay mejor forma de encarar los problemas del país que convocando un entendimiento nacional. De todos los sectores y actores. Se trata de facilitar la plataforma en la cual podamos identificar caminos comunes. En la práctica, un acuerdo de esta naturaleza debe aspirar al fortalecimiento de la institucionalidad democrática del país, especialmente en el reconocimiento de nuestra condición de Estado Federal descentralizado. En lo económico, el gobierno de Unidad Nacional debe convocar una alianza fuerte entre los trabajadores y los creadores de empleo, de todo tipo, que promueva la inversión y las modalidades que permitan crear millones de puestos de trabajo protegidos en los próximos años. En el campo social, es central que los acuerdos se traduzcan en más y mejores beneficios en todas las áreas de los servicios.
Esta posibilidad diferente es factible en la medida que expresemos nuestro voto. Acudamos a expresar en este acto que podemos construir esa posibilidad.
Politemas, Tal Cual, 10 de abril de 2013
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