El 26 de septiembre está a menos de cinco meses. Ya tenemos la definición de los candidatos de la Unidad, así como una gran parte de los candidatos del partido oficial. En las próximas semanas se tendrá una mayor difusión de las propuestas de cada lado. Poco a poco iremos entrando en el clima electoral.
Con toda seguridad tendremos unas elecciones históricas. Por primera vez en más de una década la alternativa democrática tiene la oportunidad de lograr una contundente victoria, y con ella llevar a la Asamblea Nacional una mayoría de parlamentarios comprometidos con la redemocratización de Venezuela. Y comprometidos a trabajar por impulsar las transformaciones que requiere el país para alcanzar el progreso y el bienestar.
No todo estará concluido el 26 de septiembre. En cierta medida, ese día apenas comenzará otra fase del camino. En estos meses es importante tener en cuenta las circunstancias que pueden contribuir mejor con el escenario posterior al 26 de septiembre. En otras palabras, lo que hagamos o dejemos hacer en estos meses será condicionante de lo que queremos que pase después. Al menos cuatro aspectos deben requerir atención.
En primer lugar, no se debería perder de vista que a pesar de ser una elección por circuitos y estados, es muy importante mantener la visión nacional. No se trata de votar por diputados solamente. La mayoría parlamentaria que se aspira es clave para anteponerse a la propuesta del gobierno actual. La convicción de que el esfuerzo es nacional debe permear toda la estrategia y la campaña electoral.
Un segundo aspecto está relacionado con la expresión de lo acuerdos en los circuitos y estados. Conviene que se haga un esfuerzo amplio porque se incorporen activamente todos los partidos y grupos sociales a favor de las candidaturas unitarias. Debe prevalecer la integración de esfuerzos, los candidatos deben ser la expresión de la Unidad.
En tercer lugar debe ser una campaña de propuestas. Tanto de los candidatos como de los partidos y grupos que forman la Unidad Democrática. Los ciudadanos esperan conocer las líneas y tareas que asume los candidatos a parlamentarios. Y finalmente, debe destacarse en la campaña las acciones y éxitos de los gobiernos ejercidos por sectores democráticos. En esa medida se apreciará más que estamos en presencia de una alternativa general, no asociada exclusivamente con los eventos electorales.
En la medida de que se destaque una visión nacional, fundamentada en el trabajo unitario de muchos sectores y personas, así como la vinculación permanente con la oferta programática y con el desempeño de los gobierno alternativos, se irá transmitiendo a los venezolanos que los objetivos de esta alianza superan la coyuntural electoral. Más allá del 26-S habrá muchos retos y posibilidades.
Con toda seguridad tendremos unas elecciones históricas. Por primera vez en más de una década la alternativa democrática tiene la oportunidad de lograr una contundente victoria, y con ella llevar a la Asamblea Nacional una mayoría de parlamentarios comprometidos con la redemocratización de Venezuela. Y comprometidos a trabajar por impulsar las transformaciones que requiere el país para alcanzar el progreso y el bienestar.
No todo estará concluido el 26 de septiembre. En cierta medida, ese día apenas comenzará otra fase del camino. En estos meses es importante tener en cuenta las circunstancias que pueden contribuir mejor con el escenario posterior al 26 de septiembre. En otras palabras, lo que hagamos o dejemos hacer en estos meses será condicionante de lo que queremos que pase después. Al menos cuatro aspectos deben requerir atención.
En primer lugar, no se debería perder de vista que a pesar de ser una elección por circuitos y estados, es muy importante mantener la visión nacional. No se trata de votar por diputados solamente. La mayoría parlamentaria que se aspira es clave para anteponerse a la propuesta del gobierno actual. La convicción de que el esfuerzo es nacional debe permear toda la estrategia y la campaña electoral.
Un segundo aspecto está relacionado con la expresión de lo acuerdos en los circuitos y estados. Conviene que se haga un esfuerzo amplio porque se incorporen activamente todos los partidos y grupos sociales a favor de las candidaturas unitarias. Debe prevalecer la integración de esfuerzos, los candidatos deben ser la expresión de la Unidad.
En tercer lugar debe ser una campaña de propuestas. Tanto de los candidatos como de los partidos y grupos que forman la Unidad Democrática. Los ciudadanos esperan conocer las líneas y tareas que asume los candidatos a parlamentarios. Y finalmente, debe destacarse en la campaña las acciones y éxitos de los gobiernos ejercidos por sectores democráticos. En esa medida se apreciará más que estamos en presencia de una alternativa general, no asociada exclusivamente con los eventos electorales.
En la medida de que se destaque una visión nacional, fundamentada en el trabajo unitario de muchos sectores y personas, así como la vinculación permanente con la oferta programática y con el desempeño de los gobierno alternativos, se irá transmitiendo a los venezolanos que los objetivos de esta alianza superan la coyuntural electoral. Más allá del 26-S habrá muchos retos y posibilidades.
Politemas, Tal Cual, 5 de mayo de 2010
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