Ya es simplemente un problema de fe. Usted nada más tiene que oír un rato al Presidente y líder del Socialismo del Siglo XXI para entender que las evidencias poco importan. Si hasta el Banco Central dice que la economía decreció y que aumenta la inflación, el Presidente argumenta que eso no es así, que en los barrios no hay aumento de precios, que las cosas marchan muy bien. Más adelante proclama que dentro de poco tendremos nuevamente crecimiento económico. Que todo lo que le pasa a millones de venezolanos es una simple “sensación”.
Semanas atrás el Presidente había dicho que ahora si nos íbamos a industrializar. Que ahora el gobierno, después de unos once años de estudio y sesuda meditación, había llegado a un gran descubrimiento: necesitamos industrias para desarrollarnos, necesitamos producir mucho más que petróleo. La “revolución bonita” había concluido su periplo intelectual. Había llegado a la misma conclusión que acompaña a los venezolanos por casi un siglo. Once años para llegar allí, ¿cuántos para hacerlo?
Lo que quizás no ha revisado el Presidente, ni quizás ninguno de sus actuales ministros, es que el último informe de la Organización de las Naciones Unidad para el Desarrollo Industrial (UNIDO) deja muy claras las razones por las cuales en Venezuela no habrá resurgimiento económico. Al menos mientras exista un gobierno que tenga políticas tan contrarias al desarrollo industrial.
No tendremos crecimiento sencillamente porque las empresas para crear riqueza han sido barridas del mapa. Porque en los últimos once años lo que ha hecho este gobierno ha sido quebrar empresas, las que estaban en el sector privado y las que ha estatizado. El último informe de la UNIDO nos indica que entre 2000 y 2005 la producción de exportaciones de manufacturas pasó de 471 dólares per cápita a 201, es decir, a menos de la mitad.
Mientras esto pasaba, muchos países de la región lo que han hecho es aumentar sus exportaciones de manufactura. Chile duplicó su producción, de 595 dólares per cápita a 1241. Colombia hizo igual, Perú casi triplica. La producción mexicana per cápita de manufacturas en ocho veces superior a la de Venezuela.
No puede extrañar que casi todos los países de la región ya retomaron la senda del crecimiento, mientras nosotros avanzamos en el segundo año de este ciclo recesivo. El actual gobierno ha eliminado sistemáticamente empresas de manufacturas, motor fundamental del desarrollo. Apenas 9,6% de lo que exportamos son manufacturas. En casi todos los países de la región se supera el 50%. Es por ello que todas las aspiraciones de crecimiento del actual gobierno son meros espejismos. No existe la estructura de empresas para apuntalar la nueva industrialización de Venezuela. El Socialismo del Siglo XXI no puede ser más anti-moderno y empobrecedor.
Semanas atrás el Presidente había dicho que ahora si nos íbamos a industrializar. Que ahora el gobierno, después de unos once años de estudio y sesuda meditación, había llegado a un gran descubrimiento: necesitamos industrias para desarrollarnos, necesitamos producir mucho más que petróleo. La “revolución bonita” había concluido su periplo intelectual. Había llegado a la misma conclusión que acompaña a los venezolanos por casi un siglo. Once años para llegar allí, ¿cuántos para hacerlo?
Lo que quizás no ha revisado el Presidente, ni quizás ninguno de sus actuales ministros, es que el último informe de la Organización de las Naciones Unidad para el Desarrollo Industrial (UNIDO) deja muy claras las razones por las cuales en Venezuela no habrá resurgimiento económico. Al menos mientras exista un gobierno que tenga políticas tan contrarias al desarrollo industrial.
No tendremos crecimiento sencillamente porque las empresas para crear riqueza han sido barridas del mapa. Porque en los últimos once años lo que ha hecho este gobierno ha sido quebrar empresas, las que estaban en el sector privado y las que ha estatizado. El último informe de la UNIDO nos indica que entre 2000 y 2005 la producción de exportaciones de manufacturas pasó de 471 dólares per cápita a 201, es decir, a menos de la mitad.
Mientras esto pasaba, muchos países de la región lo que han hecho es aumentar sus exportaciones de manufactura. Chile duplicó su producción, de 595 dólares per cápita a 1241. Colombia hizo igual, Perú casi triplica. La producción mexicana per cápita de manufacturas en ocho veces superior a la de Venezuela.
No puede extrañar que casi todos los países de la región ya retomaron la senda del crecimiento, mientras nosotros avanzamos en el segundo año de este ciclo recesivo. El actual gobierno ha eliminado sistemáticamente empresas de manufacturas, motor fundamental del desarrollo. Apenas 9,6% de lo que exportamos son manufacturas. En casi todos los países de la región se supera el 50%. Es por ello que todas las aspiraciones de crecimiento del actual gobierno son meros espejismos. No existe la estructura de empresas para apuntalar la nueva industrialización de Venezuela. El Socialismo del Siglo XXI no puede ser más anti-moderno y empobrecedor.
Politemas, Tal Cual, 2 de junio de 2010
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