La paradoja es dramática. Por una parte tener un gobierno que quiere controlar a toda la sociedad. Controlar lo que se dice, lo que se produce, la cantidad que se debe vender, el precio de los bienes, entre otras cosas. Es decir, un gobierno que se entromete en cada espacio de la organización social para imponer su visión de las cosas. Pero al mismo tiempo, es un gobierno ausente justamente de los espacios individuales que requieren el apoyo y participación de la acción pública.
La salud reproductiva ilustra cabalmente esta paradoja. El gobierno ha regulado la producción de medicamentos y métodos asociados con la decisión de las parejas sobre el número de hijos y el tiempo para la procreación y los nacimientos. La consecuencia es obvia: se ha producido una escasez de todos los métodos modernos de contracepción. Algunos de ellos, como los preservativos, píldoras anticonceptivas, porque no se garantizan los insumos para el abastecimiento del mercado. Otros, como la realización de esterilizaciones, porque la crisis de los servicios impide satisfacer la demanda.
Los resultados están a la vista. La Federación Farmacéutica ha informado que actualmente se presenta una escasez de 85% en el suministro de anticonceptivos. No se necesita un consejo de sabios para imaginarse las consecuencias de esta escasez. En primer lugar, no es previsible que la escasez se resuelva adecuadamente con las actuales políticas económicas. En segundo término, es obvio que las dificultades para encontrar los métodos contraceptivos afectarán a todas las parejas, y especialmente a las más jóvenes, que son casualmente también las que tienen menos recursos para adquirir estos métodos.
De allí que sea previsible también un aumento en la tasa de embarazos adolescentes, ya la tercera más alta en América Latina en 2014 (101 embarazos por cada 1000 mujeres entre 15-19 años según el Fondo de Población de las Naciones Unidas), solo superada por Nicaragua y Honduras. De manera que entonces se van a agregar mayores complicaciones a un problema de bastante complejidad.
Pero la situación no se detiene allí. De un grupo de 18 países de América Latina, Venezuela es superada por 13 de ellos cuando se analiza la satisfacción de la demanda de anticoncepción. Venezuela solo supera a Bolivia, Chile, Guatemala, y Panamá. El porcentaje de demanda satisfecha en Venezuela era 85% según el último informe mundial del Fondo de Población (2014). Se puede suponer entonces que con la escasez señalada, la satisfacción de la demanda será mucho menor.
La consecuencia directa de esta situación es la afectación de las familias en una decisión a todas luces de alta relevancia, que requiere el concurso de los servicios de salud para que sea la más adecuada posible. Los efectos, sin embargo, tampoco los conoceremos de forma inmediata. En el sitio web del INE se encuentra la cifra de nacimientos solo hasta 2012. La gestión del gobierno ha llevado más descontrol en la natalidad de los venezolanos.
Politemas, Tal Cual, 29 de julio de 2015
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