viernes, 24 de julio de 2015

El naufragio

El modelo se hunde. Indefectiblemente. Las señales son cada día más evidentes. Se manifiestan en cada cola para la compra de alimentos o productos de consumo básico para las familias, por ejemplo, para la limpieza personal y del hogar. No puede haber nada más sencillo que eso. Pero también se manifiestan en las señales de los organismos internacionales, agencias de noticias, centros de análisis financiero, y pare de contar. En la última semana las expresiones de preocupación por lo que pasa en Venezuela se han generado en la CEPAL, la OEA, el BID, por decir solo unos pocos. 

Venezuela es, a los ojos de propios y extraños, la imagen más brutal de las paradojas. Un país con las reservas más grandes de petróleo en el mundo convertido en un impresionante desastre económico. La inflación más alta, una de las tasas de crecimiento más bajas de Región (recordamos que entramos en el segundo año sin crecimiento), la destrucción de muchos sectores productivos y de las cadenas de abastecimiento para la adquisición de alimentos. Toda una muestra de ignorancia e incompetencia en la vitrina del mundo.

Resulta que la élite gobernante, aparte de la ideología e incompetencia que caracteriza su gestión, tuvo la “genialidad” de querer convertir al país en un Petroestado socialista, justamente en contradicción con la enorme vinculación global que ha tenido históricamente Venezuela. Tanto por formar parte de un mercado tan global como el petrolero, pero también por razones culturales y sociales. Esa “genialidad” se expresó en la reducción sistemática de toda expresión que no fuera la estatal. La creencia en el Estado omnipotente y omnipresente. Los resultados están en cada cola que tengan que padecer los venezolanos.

Y también resulta ser que el naufragio se está produciendo en una orilla peor de la cual partió el modelo. En la Venezuela de hoy tenemos más pobreza, al menos la medida por el ingreso de los hogares, que la que existía en 1998. Quince años para terminar peor. También hay más miedo e inseguridad. Y las capacidades productivas, esto es, la posibilidad de generar valor atractivo para el mundo, están en su punto más bajo desde que se llevan estas cifras. Y los recursos para avanzar en la sociedad del conocimiento, esto es, centros de investigación, universidades, empresa de alta tecnología, emprendimientos, están sufriendo los embates de la pérdida de recursos humanos de alta calificación. Exportamos ideas y capital humano para que otros prosperen.

Mientras el naufragio sigue su ritmo indetenible, algunos de los jerarcas del gobierno siguen dirigiendo la orquesta con el agua ya en el cuello, siguen creyendo que su “genialidad” es la alternativa. Son los responsables de que el naufragio sea irreversible.

Politemas, Tal Cual, 18 de febrero de 2015

1 comentario:

Jose Jaspe dijo...

Todo esto es real, esto cada vez se esta hundiendo mas y mas, yo soy un proveedor de vitrinas calienta tapas y mis ventas en los últimos 6 años bajaron dramáticamente pero bueno no queda nada mas que ingeniárnosla y lograr sobrevivir y que nuestros comercios sigan existiendo