martes, 28 de julio de 2015

La encrucijada chavista

Muchos chavistas llevan su preocupación por dentro. Saben que no la pueden exteriorizar. Hace tiempo que se acabó la discusión en la “revolución”. Sin embargo, siguen creyendo en las posibilidades de la V República. Cada vez menos, es verdad. 

Para estos chavistas la “revolución” no es perfecta. Ha tenido fallas. No entienden las razones de tanta incompetencia en el gobierno. No entienden cómo se ha hecho tan poco con tantos recursos. Tampoco entienden que muchos de los problemas sigan allí. La inseguridad, que afecta especialmente a los sectores más pobres, la parálisis que ha sumido a las Misiones, la conflictividad que ha estimulado innecesariamente el gobierno. Pare Ud. de contar.

Lo que al principio fue una lealtad a toda prueba, ahora se ha convertido en una montaña de dudas. Entre ellas destaca el empeño del gobierno en declarar el socialismo como su objetivo. Ven que la “felicidad” del régimen cubano no es la que aspiran para ellos y sus familias. Tampoco les gusta la amenaza constante a la propiedad privada, ni el rechazo del gobierno a la inversión privada. Les preocupa que sólo se creen empleos en el sector público. Tampoco les gusta ser perseguidos en sus puestos de trabajo. Que se piense que se van a “pasar”.

Por eso el 2 de diciembre de 2007 muchos de ellos se quedaron en la casa. No acompañaron al presidente Chávez. Prefirieron manifestar su rechazo en silencio. Era su forma de expresar el descontento por el rumbo de las cosas. Un año después sienten que son convocados a una consulta que no estaban pidiendo. El presidente Chávez quiere la reelección indefinida. Para muchos de ellos ese es justamente el fin de la “revolución”.

Los seguidores del Presidente recuerdan que la reelección fue una de las causas de la descomposición de la “IV República”. Las segundas presidencias de Pérez y Caldera generaron muchas decepciones. Ellas fueron posibles por la previsión constitucional que permitía volver a Miraflores diez años después de finalizado el gobierno. En ambos casos se obstaculizó el surgimiento de liderazgos renovadores. El cambio no se pudo realizar. Las consecuencias fueron desastrosas, no solamente para el bienestar de las familias venezolanas, también para la salud del orden político. Por eso fue posible la “V República”. 

Es por eso que no entienden la terquedad del Presidente en transitar el mismo camino. El empeño en la reelección indefinida ha distanciado a muchos de ellos del llamado “proceso”. No sienten que deban irse, por ahora. Sólo perciben que la insistencia presidencial en no aceptar los límites constitucionales, puede dar al traste con la propia “revolución”. 

Para muchos de ellos hay liderazgos muy competentes en las filas oficialistas. Algunos gobernadores y alcaldes han demostrado capacidad y visión. Tienen sus estados y ciudades convertidos en lugares sin polarización y aspiraciones de progreso. Algunos de estos líderes son garantía del cambio y renovación que se necesita. El presidente Chávez, según ellos, ha cumplido un rol muy importante. Pero a veces lo perciben como un obstáculo para esos liderazgos. Saben que en estas circunstancias será muy difícil ofrecer innovaciones y nuevas ideas.

Estos chavistas han llegado a una encrucijada. Saben que la opción del “Sí” bloqueará las posibilidades de transformación de la “revolución”. Hasta puede conducir a una seguidilla de derrotas políticas. Especialmente ahora que el gobierno tendrá que hacer frente a la crisis económica y social. Para estos chavistas es cada vez más claro que su mejor opción es votar “No” el 15 de febrero.

Politemas, Tal Cual, 28 de enero de 2009

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