Luego de diez años de gobierno, el presidente Chávez llama nuevamente a referéndum para modificar la Constitución. Dice que necesita más tiempo. Que diez años ha sido poco. Que los cuatro que le quedan en el actual período presidencial son “nada”. Que necesita diez años más. Ha dejado muy claro que él es indispensable para mantener la “revolución”. Sin él, todos sus seguidores serán como niños perdidos en la noche. Estarán sin rumbo, sin guía. Él es el único sustento de la “revolución”.
Hasta ahora ha sido así. Su acumulación creciente de poder es un hecho. Controla el gobierno y el partido. En un momento llegó a controlar a casi todas las gobernaciones. Ya no es así. Sigue controlando la Asamblea. Controla el Tribunal Supremo de Justicia, el Poder Ciudadano, y en el CNE no dan un paso sin que hayan “chequeado” con Miraflores. Es El Indispensable. La fuente de todas las decisiones. El faro de la verdad. Ha sido “indispensable” en el gobierno y en el partido.
Todo ese poder, sin embargo, tiene grietas. La confianza de sus seguidores en la “absoluta sapiencia” de su líder, especialmente la de sus ministros, cada día los deja mal parados. La crisis social y económica que ya vivimos, ante la cual el gobierno luce paralizado, esperando la “seña” que no llega, agrava las condiciones de vida de millones de venezolanos. La ausencia de autonomía para que los funcionarios puedan actuar, trae como consecuencia el desánimo y la apatía. Todos los asuntos, hasta los más insignificantes, dependen de la decisión de Miraflores.
Creer y hacer creer que se es indispensable, es contrario a la innovación. No hay posibilidad de ensayar cambios. Las prácticas se vuelven obsoletas. Es por ello que el gobierno no atrae nuevos gerentes, simplemente se rota a unos de un lado para otro. No hay espacio para “nuevas ideas” Todo ha sido copado por el Indispensable. De manera que una de sus “grandes obras”, su gobierno, no ha generado fortalezas. Ser indispensable ha sido muy caro.
Incluso peor ha sido en el partido. El Presidente ha ejercido también el liderazgo indiscutido del Partido. Como resultado, él único dirigente que se oye es el Presidente. Todos los demás no son tomados en cuenta porque actúan como caja de resonancia. Sus opiniones no reflejan criterio propio. No hay diferentes perspectivas, diferentes visiones. Simplemente se acata lo que se decide en pequeños cenáculos. El partido de gobierno no es una instancia para la creación política, es más bien una utilería puesta al servicio de una causa personal y personalista.
Que un partido, supuestamente popular, aspire que su máximo líder “mande para siempre” es un contrasentido con sus aspiraciones de aglutinar los intereses de vastos sectores de la población. Los liderazgos únicos son castrantes, limitantes, anulan el crecimiento de las organizaciones. La gente simplemente opta por irse. A nadie le gusta que le digan hasta dónde puede llegar. El líder único y eterno es el freno al cambio. Es por ello que el principal perjudicado por la propuesta de reelección indefinida es el partido de gobierno. Aceptar la posibilidad del líder único y eterno ha puesto una gran hipoteca sobre su futuro. No la podrán pagar.
La sociedad venezolana es una de las más innovadoras de América Latina. La posibilidad de una sola persona mande para siempre contradice tal característica. Los venezolanos rechazan a los “indispensables”, los colocan en su lugar. De allí el rechazo que ha tenido siempre toda propuesta de perpetuación en el poder. Los venezolanos simplemente le dicen “No” a los indispensables.
Politemas, Tal Cual, 21 de enero de 2009
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