viernes, 24 de julio de 2015

En la dirección contraria

En la segunda década del siglo XXI se pueden constatar los progresos que se han realizado en América Latina para reducir la pobreza. No significa que el drama de la pobreza haya desaparecido, pero son evidentes los avances cuando se compara con períodos previos. De acuerdo con el Banco Mundial, entre 2002 y 2011 la población en pobreza extrema se redujo a la mitad en América Latina. Lo cual es notable, sin que ello signifique que el problema esté resuelto.

La evidencia obtenida apunta hacia varios factores responsables de la reducción de la pobreza. El primero es el clima de estabilidad política que ha imperado en la Región en estos años. Con pocas excepciones, entre ellas la de Venezuela, en la gran mayoría de los países la violencia política no es un problema. De manera que los gobiernos y las sociedades pueden enfrentar, algunas veces en climas de grandes acuerdos políticos y sociales, los grandes retos del desarrollo, entre ellos la reducción de la pobreza. La estabilidad política se convierte entonces en una precondición para tal propósito. 

El segundo factor es el crecimiento económico. La gran mayoría de las economías de la Región tienen tasas positivas de crecimiento. Muchas veces en altos niveles, con lo cual se producen mayores oportunidades para empresas, negocios, empleos, más inversiones. El crecimiento económico no es suficiente para erradicar la pobreza, pero es una condición necesaria. El tercer factor es la inflación. Ya es archiconocido que la inflación destruye mucho más el ingreso real de los sectores de menores recursos. Y también se sabe que la inflación afecta más al rubro de los alimentos. Por tanto, reducir la inflación es una de las medidas centrales para que rindan más los recursos en las familias. La inflación puede llevar a la pobreza es cuestión de poco tiempo a todas aquellas familias que no puedan ajustar los ingresos, y empeorar las condiciones de aquellas familias que ya eran pobres. El cuarto factor para reducir la pobreza corresponde a la adecuada combinación de políticas fiscales que permitan disminuir las inequidades y garantizar el acceso la población más pobre a los servicios de salud y educación. De esa manera, las transferencias de recursos, tanto públicos como privados, pueden generar el mayor efecto para aumentar las posibilidades de acabar con el ciclo que crea pobreza.

Lo anterior corresponde a la experiencia comparada en muchos países de América Latina. En el nuestro, las políticas del gobierno actual no hacen sino aumentar la pobreza. En primer lugar, tenemos un país polarizado, dividido, sin un proyecto compartido. La primera responsabilidad de un gobierno democrático es lograr grandes acuerdos. No es el caso. En segundo, lugar, las políticas económicas han llevado a que Venezuela tenga las menores perspectivas de crecimiento en todo el mundo hasta el año 2020. En tercer lugar, esas mismas políticas económicas han generado la tasa de inflación más alta del planeta. Y finalmente, las políticas de salud y educación están entre las peores de la Región. Todo lo cual lleva a una deplorable conclusión: la pobreza en Venezuela seguirá aumentando mientras se mantengan las terribles políticas del actual gobierno. Van en la dirección contraria.

Politemas, Tal Cual, 17 de junio de 2015

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