viernes, 24 de julio de 2015

Viaje al pasado

Las cifras de mortalidad del año 2012 fueron publicadas hace pocas semanas. Se encuentran en el Anuario de Mortalidad, publicación oficial que recopila la información de todas las defunciones ocurridas en el país. El Anuario del año 2012 debía haberse publicado en julio de 2013. Al menos esa era la costumbre. De hecho, ya deberíamos conocer la mortalidad del año 2013, pero no se puede saber la fecha cierta en que serán publicados esos datos.

La razón del rezago en la publicación de estas cifras se puede inferir cuando se revisan en detalle. Las malas noticias son la regla. La salud de los venezolanos la está pasando mal. La razón de mortalidad materna de 2012, esto es, las muertes ocurridas por causas relacionadas con el embarazo, el parto y el puerperio, fue 67 muertes maternas por cada 100.000 nacimientos vivos registrados. Significa entonces que la mortalidad materna de Venezuela en 2012 era similar a la que teníamos en 1975. Prácticamente cuarenta años de retroceso. Hay más. Entre 1998 y 2012, la razón de mortalidad materna aumentó 30%. 

Las implicaciones de este retroceso son tremendas. Es claro que con todos los recursos administrados en la primera década de este siglo, un problema de fácil resolución ha pasado a convertirse en un tremendo problema de salud pública. Hoy en día existen las tecnologías y los recursos que permiten que prácticamente el 95% de las muertes maternas puedan evitarse. Si aplicamos ese criterio, en Venezuela deberíamos tener solamente 20 muertes maternas por año. En 2012 tuvimos 416 muertes maternas.

Las muertes maternas producen una gran pérdida. Son familias que quedan muy afectadas en todo sentido. También las muertes maternas son llamadas de atención muy evidentes, contundentes, sobre las grandes deficiencias de nuestro sistema de salud. Pero sobre este tema no hay ninguna explicación, ninguna información sobre las causas de que tengamos uno de los peores desempeños en la Región en este aspecto. Tampoco ninguna rendición de cuentas sobre los programas que deben poner en marcha para atender este problema de salud. Lo que hay es un escandaloso silencio. 

Mientras tanto, las condiciones de salud de las mujeres venezolanas que están embarazadas están en el mayor riesgo en casi medio siglo. Esto era lo que ocurría en 2012. Con las consecuencias del deterioro económico y social ocurrido desde finales de 2013, es obvio que las condiciones de atención de estas mujeres están gravemente afectadas por la caída en la inversión pública y en la capacidad de atención en los servicios. En una economía que está en el segundo año consecutivo de recesión es más que evidente que el efecto negativo en el bienestar de las mujeres embarazadas, especialmente las que están en familias de menores ingresos, está a la orden del día. El viaje hacia el pasado continúa. Las responsabilidades están muy claras.

Politemas, Tal Cual, 8 de abril de 2015

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