La carta del Director de Salud Ambiental del MSDS permite profundizar sobre las debilidades actuales en el control de la malaria. Reconocemos la contribución del Dr. Toro para promover el debate en esta materia. Ojalá el intercambio favorezca mejores resultados en este problema público.
El argumento central del Director es que la malaria que tenemos ahora es muy diferente a la que teníamos en los cuarenta y cincuenta. Según él, en la primera fuimos exitosos. En la segunda no hemos tenido éxito porque es muy complicada. Analicemos esto en detalle.
Es verdad que en la primera fase logramos erradicar la malaria en gran parte del territorio. Pero, contrario a lo que señala el Director, este éxito no se debió solamente “al fortalecimiento económico del país” y al uso “de tecnologías avanzadas”. Debe agregarse que, entre los años 1936 y 1945, los técnicos venezolanos desarrollan una estrategia en dos direcciones. La primera fue colocar a la malaria en la agenda pública. Es por eso que este aspecto aparece dentro de las prioridades de higiene pública del Programa de Febrero de 1936. También es por eso que el Congreso Nacional aprueba ese año la “La Ley de Defensa contra el Paludismo”. La segunda dirección fue analizar en detalle los factores epidemiológicos que afectaban la malaria. Cuando aparece el DDT, los técnicos de “la Malariología” sabían donde rociar. Se combinaron con gran precisión la estrategia y la tecnología. El éxito se obtuvo.
Es cierto que desde finales de los sesenta la malaria ha estado asociada con la explotación de minerales preciosos. Esto lo que significa es que hay que definir nuevas estrategias y ser efectivos en concretarlas. En todas las epidemias que hemos tenido en los últimos 35 años ha habido éxitos, excepto en el actual gobierno. Las técnicas que propone ahora el MSDS fueron utilizadas con gran acierto en el brote del Guaniamo, a principios de los setenta. También se aplicaron, con menor impacto, en las otras epidemias. De manera que no es que la malaria se volvió inestable en el período del presidente Chávez. Ya lo era.
Cabría preguntarse: ¿por qué tuvimos éxito en estas epidemias y no en la actual? ¿Qué es lo que ha dejado de hacer esta administración? Dos respuestas pueden señalarse.
La primera es que la malaria no es una prioridad para este gobierno. Las palabras malaria y paludismo no aparecen ni una sola vez en las Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación, 2001-2007. La importancia que le asigna a este problema la Dirección de Salud Ambiental del MSDS no es la misma que en el Alto Gobierno. La segunda respuesta es que el gobierno tardó siete años para entender que debía enfrentar la malaria.
Esto explica que entre 1998 y 2004 se haya duplicado el número de casos anuales de malaria. En 1998 el número de casos semanales era 420. Según la propias cifras del MSDS, en este momento tenemos 750 casos semanales (casi el doble). En la semana 31 de este año ya llevamos acumulados 31.280 casos (10.000 casos más que en 1998).
Lo más preocupante es que el 52% de los casos se producen en tres Municipios del Estado Bolívar: Sifontes, Piar y Raúl Leoni. ¿Cómo entender que en pleno boom petrolero no se hayan obtenido los recursos para las inversiones requeridas? ¿Cómo es posible que en siete años no se haya tenido ningún impacto en esta situación?
Está claro que no puede haber éxito sin estrategia. Pero para que la estrategia tenga éxito debe concretarse, debe dejar de estar en el papel y en las palabras. Ojalá los responsables de la Dirección de Salud Ambiental, liderizados por el Dr. Toro, logren convencer a sus superiores de que la malaria es una prioridad. Ese es el primer paso para implementar acciones más efectivas. Todo el país les desea éxito.
Politemas, Tal Cual, 17 de agosto de 2005
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