domingo, 27 de diciembre de 2015

Revolución de falacias

El gobierno del presidente Chávez utiliza la propaganda, abusiva y permanente, para difundir falsedades. Lo hace para sobrevivir políticamente. Para crear la ilusión, especialmente en los más pobres y excluidos, de que existe una preocupación por los problemas cotidianos de los venezolanos. El gobierno se aprovecha de la buena fe de millones de personas para avanzar en sus objetivos autoritarios y excluyentes.

Lo que ha pasado con la salud en los últimos ocho años es una muestra evidente de la utilización de falacias como sustituto del buen gobierno. Para muestra tres botones.

Si el actual gobierno tuviera una preocupación genuina por la salud de los venezolanos, no hubiera eliminado el programa de asistencia para niños y mujeres embarazadas. De un plumazo eliminó en 1999 la atención a más de 500.000 mujeres y niños que recibían alimentos y servicios de salud. Antes que mejorar las deficiencias del programa, decidió su abolición. No podía aceptar nada de la “IV República”. Como resultado, al cabo de ocho años, y según las propias cifras oficiales, el riesgo de morir de las embarazadas venezolanas aumentó 20%. También se constata que cada día, según las últimas cifras oficiales, mueren veinte niños por causas completamente prevenibles (diarrea, desnutrición, complicaciones del parto, neumonías, entre otras).

Para enfrentar el desierto de política social que tuvimos entre 1999 y 2003, el gobierno acudió a otra falacia. Creó, con la asistencia del régimen cubano, la Misión Barrio Adentro. Improvisando sobre la marcha, como ha sido signo de su gestión, el gobierno proclamó a los cuatro vientos que realizaba esta misión para contar con la experiencia exitosa de Cuba en esta materia. El gobierno ocultó que la salud pública cubana es un fracaso en muchas áreas. Que, según la base de datos de la Organización Panamericana de la Salud, en los últimos años ha aumentado la mortalidad materna en ese país, que no han podido con las enfermedades transmisibles, que tienen una de las tasas más altas de enfermedades cardiovasculares en América, que el uso de la tecnología en salud es rudimentario.

Cuando la implementación de Barrio Adentro había alcanzado más de dos años, el gobierno propagó la tercera falacia. El propio presidente Chávez, desde la alta tribuna de las Naciones Unidas, informó que 17 millones de venezolanos ahora tenían servicios de salud. El presidente Chávez y sus asesores fueron falaces. Ocultaron que en Venezuela no se ha aprobado la lista de los servicios de salud a los cuales tienen derecho todos los habitantes del país. Que no basta con construir ambulatorios, muchos de ellos ya cerrados. Que si las personas no pueden exigir el detalle de los servicios que requieren, lo que existe es una política retórica, sin contenido concreto.

Luego de tres años, la propia realidad expresada por las cifras de los sitios web oficiales se ha encargado de ilustrar el drama y gravedad de estas falacias. Según el propio gobierno, la Misión Barrio Adentro debería atender al 60% de la población. Esto significa al menos 300.000 mujeres embarazadas por año para garantizar un adecuado control prenatal y un parto sin complicaciones. En los tres años de Barrio Adentro sólo se han atendido 2.500 partos. Esto significa que la “maravilla” de sistema de salud atiende uno de cada 600 partos. No se sabe nada de la cantidad de mujeres embarazadas en control, ni de los tres millones de niños menores de seis años. Nada de sus inmunizaciones, ni de sus controles de salud, menos todavía sobre los complementos nutricionales.

Las falacias del gobierno actual nos han colocado en la cola de América Latina en lo que respecta a la salud pública. Tenemos 25% de niños desnutridos en menores de 14 años, una mortalidad materna solamente superada por los países más pobres de la Región. Para la inmensa cantidad de recursos gestados en el sector salud presentamos, sin dudas, el peor desempeño del área. Es hora de que el actual gobierno responda por sus falacias. Es hora de que la sociedad venezolana elija un gobierno franco y efectivo.

Politemas, Tal Cual, 27 de septiembre de 2006

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