lunes, 28 de diciembre de 2015

Con las manos vacías

Hoy comienza en Nueva York la Cumbre Mundial 2005. Según el Secretario General de las Naciones Unidas, esta Cumbre representa el evento de una generación. Nunca antes tantos líderes mundiales se habían reunido para revisar las perspectivas del desarrollo a escala global. La principal tarea es evaluar los progresos de los países para alcanzar los Objetivos aprobados en la Declaración del Milenio del año 2000. 

Los Objetivos del Milenio son: (1) erradicar la pobreza y el hambre, (2) universalizar la educación básica, (3) promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres, (4) reducir la mortalidad de los niños menores de cinco años, (5) disminuir la mortalidad materna, (6) combatir la malaria y el VIH-SIDA, (7) asegurar la sostenibilidad del ambiente, y (8) promover alianzas globales para el desarrollo. 

Luego de cinco años, es tiempo de hacer balances y, especialmente, tomar decisiones para que en el año 2015 se logren tales objetivos. 

El gobierno del presidente Chávez ratificó en septiembre del año 2000 los contenidos de la Declaración del Milenio. Al hacerlo, comprometió al país. Los Objetivos del Milenio constituyen un esfuerzo monumental para colocar a la gente en el centro del desarrollo. Esto es, a los millones de personas que viven en pobreza, excluidos de la educación y la salud, sin acceso a trabajos productivos, muchas veces desnutridos, en ambientes contaminados y degradados. 

Millones de venezolanos vivían en esas condiciones en el año 2000. Para un gobierno preocupado de verdad por la gente, la Declaración del Milenio hubiera representado una guía, una manera de concretar mejores condiciones de vida para todos los habitantes de este país. Para llevar a cabo esa tarea se necesitaba un liderazgo inclusivo, abierto, amplio, respetuoso de todos los sectores, y con capacidad política y técnica.

Lamentablemente, el gobierno del Presidente Chávez no tomó en cuenta la Declaración del Milenio. En las “Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001-2007” no aparece citado ninguno de los Objetivos del Milenio. En los presupuestos fiscales de los años 2001, 2002, 2003, y 2004 no se incorporaron recursos para cumplir con las Metas del Milenio. 

El gobierno del Presidente Chávez puso en marcha una estrategia basada en la exclusión política, técnica, económica y social. Al mismo tiempo que descuidó la gobernabilidad y la concertación, arremetió contra el aparato productivo, creando incertidumbre en la inversión privada y disminuyendo los trabajos de alta calificación. Desmanteló el sistema de protección social y lo sustituyó por el fallido experimento de la burocracia militar. Cuando la presión política lo acorraló, implementó programas sociales de corte ideológico y excluyente, muchos de ellos sin brújula técnica y ayunos de una visión integral del desarrollo. Para la administración del Presidente Chávez el trabajo productivo, justamente el que crea riqueza, sencillamente no existe. Con una estrategia así, contraria a la experiencia comparada, no es extraño el resultado.

El gobierno del Presidente Chávez se aparece en la Cumbre Mundial 2005 con las manos vacías. Como resultado de la oportunidad perdida, Venezuela presenta uno de los peores desempeño en el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, no sólo en el contexto de América Latina, sino en el escenario internacional. Durante esta gestión hemos empeorado en muchos de los Objetivos del Milenio. Este gobierno, por sus carencias políticas y técnicas, ha puesto en riesgo la vida de muchos millones de venezolanos pobres y ha disminuido las posibilidades de cumplir los objetivos trazados para el año 2015. Todo lo anterior es más dramático porque no ha sido por falta de recursos. 

En estos cinco años el gobierno del Presidente Chávez nos ha hecho perder oportunidades y posibilidades. Ha sido, lamentablemente, un lustro perdido.

Politemas, Tal Cual, 14 de septiembre de 2005

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