Los resultados electorales del pasado domingo 2 de diciembre constituyen un nítido mensaje de la mayoría del pueblo venezolano. Se ha expresado claramente la voluntad de tener un gobierno con límites. Que no son otros que los contenidos en la Constitución de 1999.
El gobierno del presidente Chávez había promovido incesantemente la ausencia de equilibrio de poderes. Había actuado sin contrapeso ni controles. No hay mucho que agregar cuando se observa la falta de independencia de los poderes públicos en los últimos nueve años.
La decisión mayoritaria de rechazar la reforma constitucional ha permitido a los propios ciudadanos ser parte activa para recuperar sanas prácticas de equilibrio democrático. Los votos por el NO han evitado la reforma y creado nuevas condiciones para la redemocratización de Venezuela. Al menos cuatro límites merecen ser destacados.
El primer límite es la preponderancia del voto como criterio para ejercer la soberanía popular. Ante un gobierno que proponía la discrecionalidad y las lealtades al poder como mecanismo para establecer liderazgos, se ha ratificado que solamente a través del ejercicio del sufragio universal, directo y secreto es posible decidir sobre la agenda y aspiraciones de una sociedad democrática moderna.
El segundo límite es temporal e institucional. El gobierno del presidente Chávez culmina dentro de cinco años. La voluntad popular ha expresado que para las elecciones de diciembre de 2012 el presidente Chávez no podrá presentarse como candidato. Se acabaron, en consecuencia, las manifestaciones de mandatos con fecha indefinida, por muchas décadas. Todo esto significa que por primera vez desde 1999 la actual gestión gubernamental tiene fecha exacta de culminación. Ganancia nada despreciable para un gobierno que no se ha caracterizado precisamente por su afán de planificación. Indicación también de que el país examinará con detenimiento los liderazgos que mejor sintonicen con las soluciones a sus problemas.
La ratificación de Venezuela como Estado Federal Descentralizado constituye el tercer límite sustantivo. Ante la prédica gubernamental de una supremacía del Poder Ejecutivo Nacional, la voluntad popular ha señalado su preferencia por los tres niveles de gobierno establecidos en la Constitución de 1999: el nacional, el de los estados y el los municipios. A pesar de los retrocesos que se han impuesto al proceso descentralizador, el respeto a los contenidos constitucionales será más exigente para el resto de la gestión del gobierno actual.
El cuarto límite es el tipo de sociedad y el tipo de Estado que desean los venezolanos. En el primer caso se ha optado por una sociedad abierta y plural, respetuosa de la disidencia, y promotora de los acuerdos. En el segundo caso se ha privilegiado un Estado garante de los derechos sociales y económicos, así como armonizador de los roles privados y públicos en la promoción del desarrollo. Se ha indicado muy claramente que el actual gobierno debe ajustarse a esos principios también contenidos en la actual Constitución.
Todos estos límites contribuirán para que el actual gobierno sea más respetuoso y considerado con las amplias y diversas manifestaciones de la riqueza social y política de Venezuela. Para que valore la importancia de la aceptación de la opinión contraria, para que enmiende los excesos y errores que han marcado su gestión, para que asuma de manera crítica los errores cometidos, causantes muchos de ellos del retroceso institucional del país. Un gobierno con límites era algo que necesitábamos los venezolanos. Gracias a los votos lo hemos conseguido.
Politemas, Tal Cual, 5 de diciembre de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario