martes, 22 de diciembre de 2015

Revolución anti-productiva

No ha debido caer muy bien en el gobierno del presidente Chávez el Panorama Social de América Latina 2007, publicado recientemente por Cepal. El informe analiza la evolución de la situación de pobreza en la región, así como los factores condicionantes más relevantes desde una perspectiva de políticas públicas.

Se destaca en la publicación que la proporción de la población en situación de pobreza disminuyó nuevamente en 2006. Hoy América Latina tiene las cifras más bajas de pobreza relativa y pobreza extrema desde 1980. Este hallazgo refleja, en cierta medida, los efectos positivos de la ordenación de las economías de América Latina en las dos últimas décadas.

Dentro de los factores responsables de esta disminución, el informe destaca el crecimiento de las economías de la región, así como el aumento del porcentaje de personas ocupadas y de las remuneraciones en términos reales.

A pesar de estos avances, hay mucho por mejorar. La población en situación de pobreza relativa, la que no dispone de ingresos para sufragar los gastos básicos, representa el 36,5%. La población en situación de pobreza extrema, la que no tiene ingresos suficientes para la canasta de alimentos, representa el 13,4%. El número total de personas en situación de pobreza en la región es 194 millones, de los cuales 71 millones se encuentran en situación de pobreza extrema. No es una realidad tolerable para sociedades modernas y solidarias.

El informe menciona que en Venezuela la reducción de la pobreza ha sido de 18,4% para la pobreza relativa y 12,3% para la pobreza extrema. Lo que debe tenerse claro es que estas variaciones corresponden al período 2002-2006. El país conoce los efectos económicos y sociales de la crisis del 2002-2003 y su correspondiente efecto en la situación de pobreza. También conoce que el boom petrolero de los últimos años ha traído como consecuencia un aumento del ingreso de las familias, tal como ha ocurrido en otras etapas de nuestra historia reciente. 

Lo que menos se conoce, aun cuando el informe de Cepal lo revela, es que toda esta bonanza no ha servido para reducir sustancialmente la pobreza extrema. Todavía el 9,9% de la población, cifra de Cepal ligeramente superior a la cifra del gobierno, no tiene ingresos para adquirir la canasta de alimentos. Desempeño muy pobre para un gobierno que supuestamente ha colocado a los pobres en el “centro de su agenda de políticas públicas”. Por supuesto el gobierno leyó esta parte del informe y la utiliza en la campaña electoral para el referéndum del 2 de diciembre. 

Lo que no leyeron, o si lo leyeron no les gustó como para destacarlo, es el análisis del desempeño del país en la reducción de la pobreza desde 1990, año de referencia para el análisis del cumplimiento de las Metas del Milenio.

Entre 1990 y 2005, señala el informe, Venezuela no experimentó progresos en la reducción de la pobreza. El grupo de países en los cuales no hubo progresos es completado por Argentina, Bolivia y Uruguay. 

Concluye el informe que en Venezuela “los ingresos laborales por ocupado decrecieron entre los pobres y esa disminución no fue compensada por mejoras en las tasas de ocupación global y en los ingresos no laborales”. Es decir, ya para 2005 se aprecia el escaso impacto de las Misiones como mecanismo de compensación del ingreso. También es claro que al no crear trabajo productivo no hay forma de mejorar el poder adquisitivo real de los sectores más pobres. Toda una revolución para perpetuar la pobreza.

Politemas, Tal Cual, 21 de noviembre de 2007

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