En el próximo mes de octubre, dentro de diez meses, los venezolanos acudiremos a votar para elegir Gobernadores y Alcaldes. Será una gran oportunidad para expresar con claridad el tipo de gobierno que queremos en los estados y municipios. También será una coyuntura privilegiada para ratificar el apego de los venezolanos por la democracia y el bienestar.
El resultado del referéndum del 2 de diciembre indicó el rechazo de los venezolanos a la llamada “Geometría del Poder”. Era evidente que en esa geometría sólo había un vértice: el Ejecutivo, representado por el Presidente de la República, con la mayor concentración de poder desde el gomecismo. Ante esa propuesta los venezolanos votaron por seguir siendo un Estado Federal Descentralizado, tal cual está contenido en la Constitución de 1999. Casi dos décadas de experiencia con los beneficios de la descentralización no han pasado en vano. Sin negar, obviamente, que hay mucho por hacer y mejorar.
La elección de 24 gobernadores y más de 330 Alcaldes será un valioso ejercicio de la soberanía popular. Ya los sectores opuestos al voto por falta de confianza en el árbitro electoral, saben que es posible obtener resultados favorables. Para los sectores que promueven la democracia y el bienestar de los ciudadanos, las elecciones del próximo octubre constituyen un proceso vital para expresar su propuesta programática en todos los rincones del país.
Para que se obtenga éxito en estas elecciones es preciso comenzar desde ya el trabajo. Cada día es valioso, cada recurso es necesario. Es por ello muy crítico avanzar en los requerimientos de una estrategia efectiva a desarrollar en los próximos meses. Tres aspectos merecen ser destacados.
El primero de ellos es la oferta programática. Los ciudadanos de nuestros municipios y estados requieren propuestas con soluciones concretas a sus problemas cotidianos. Ya se percibe en la población que el gobierno nacional tiene todos los signos de incompetencia que se pueden imaginar. Desde la escasez de alimentos y bienes esenciales, pasando por la inseguridad, la falta de empleo de calidad, las dificultades para obtener los beneficios de las Misiones, y las fallas de los sistemas de educación y salud. Los ciudadanos saben que muchos de estos problemas requieren un gobierno nacional efectivo, pero también saben que sus gobernantes estadales y municipales pueden hacer mucho por promover soluciones.
Tal oferta requiere candidatos que la sepan interpretar y transmitir. Candidatos que reflejen en su discurso y en su vida personal el compromiso por promover la democracia y luchar por el bienestar de sus pueblos. Estos candidatos seguramente ya tienen el liderazgo requerido. Probablemente han estado cerca de las demandas de sus comunidades, realizan trabajo asociativo, ayudan en la organización de sus colectividades. Lo que se requiere es ponerse de acuerdo. Apoyar el candidato que mejor interprete el momento y tenga las condiciones para el ejercicio efectivo del gobierno.
El tercer aspecto es la necesidad de que tanto la oferta como el candidato sean capaces de convertirse en la opción mayoritaria. Para ello se requiere construir un acuerdo sustantivo, que sea capaz de sumar la mayor cantidad de voluntades. Los liderazgos democráticos del país entran al año 2008 con un reto excepcional: elaborar ofertas con soluciones a los problemas de la gente, fortalecer liderazgos capaces de llevarlas a la práctica, construir acuerdos amplios y sostenibles. Es tarea de toda la sociedad democrática trabajar para construir ese futuro.
Politemas, Tal Cual, 19 de diciembre de 2007
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