Ya bastante grande es la incompetencia del gobierno nacional. Desde los innumerables fracasos en las políticas de seguridad, pasando por el “premio” a la economía con la mayor tasa de inflación en América, hasta el deterioro de los servicios de educación, salud, solo para nombrar algunos. Lo que es menos conocido es la magnitud de la incompetencia de la gestión oficialista en los niveles locales de gobierno, más específicamente en los municipios.
Lo establecido en la Constitución de 1999 se percibe distante al comparar con la realidad de nuestros municipios. Brilla por su ausencia lo que el texto constitucional explicita sobre la vida local, especialmente al señalar la importancia del Municipio para la ordenación y promoción del desarrollo económico y social, así como en la dotación y prestación de servicios. En todas las competencias municipales señaladas en la Constitución, es decir, ordenamiento urbano, circulación y transporte, espectáculos y publicidad, ambiente y saneamiento, servicios sociales, servicios públicos domiciliarios y funerarios, justicia de paz y policía municipal, lo que se aprecia es un deterioro persistente para generar satisfacción a los ciudadanos.
La gran mayoría de los municipios (más del 85% de ellos) han estado en manos del oficialismo desde las elecciones de 2008 (aproximadamente 280 alcaldías). Un número suficiente para marcar la diferencia. Sin embargo, datos de Latinobarómetro del año 2010 indican que la mayoría de los venezolanos (55%) expresa insatisfacción con los servicios municipales. La cifra está por encima del promedio para toda la Región. La insatisfacción por los servicios de transporte y la recolección de basura (ambas competencias municipales) también es mayoritaria. En este último caso, la insatisfacción es similar a la de países de menor desarrollo relativo.
No es posible obtener otro resultado. El diseño constitucional ha sido contrariado en la práctica de los gobiernos municipales. El centralismo autoritario del Ejecutivo Nacional ha cercenado las competencias municipales. El gobierno nacional ha sido incapaz de coordinar y trabajar en equipo. No está en su mentalidad, ni en su vocación. Tampoco se ha contado con los recursos establecidos por las normas legales, ni mucho menos con las posibilidades de intercambio y acompañamiento de las gestiones municipales.
El actual gobierno nacional ha limitado la solución de los problemas locales y despreciado a los gobiernos municipales, y por ende, a sus habitantes. Los alcaldes de toldas políticas adversas al oficialismo han sido obstaculizados hasta el cansancio. Este desencanto ciudadano debe servir de estímulo para presentar una oferta unitaria, centrada en los problemas de cada localidad, vinculada a reales posibilidades de progreso y bienestar. El 8D es la gran oportunidad.
Politemas, Tal Cual, 3 de julio de 2013
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