La ciudad más violenta del mundo. Así se conocía a Medellín. Decenas de miles de muertes violentas se produjeron en esta ciudad colombiana en la última década del siglo pasado. Decir Medellín era sinónimo de muerte, inseguridad, narcotráfico, violencia. Ya no es así.
A través del esfuerzo concertado de su población, Medellín derrotó a la violencia. En el sitio web de la Alcaldía de Medellín se pueden encontrar algunas pistas para enfrentar la inseguridad ciudadana, ahora que Venezuela es considerada como uno de los países más violentos.
En el año 2002 en Medellín ocurrían 184 homicidios por cada 100.000 habitantes. En una ciudad de 2 millones de habitantes eso significaba alrededor de 3.600 homicidios al año. Según las cifras oficiales, en apenas un año la tasa de homicidios fue reducida a la mitad. En el año 2007 la tasa de homicidios era casi nueve veces menor, esto es, 26,3 homicidios por cada 100.000 habitantes. ¿Cómo lo hicieron?
El eje central fue modificar los factores que influían en la violencia de la ciudad. Al igual que muchos problemas públicos, el secreto no es tan difícil de imaginar. Se trata de identificar los factores más influyentes y actuar sobre ellos de manera sostenida y a través de acuerdos de toda la sociedad. Es claro que sin un marco nacional contra la violencia el éxito no hubiera sido tan rápido.
Dentro de las medidas a destacar se encuentra la elaboración del Manual de Convivencia Ciudadana con la participación de 25.000 ciudadanos. También la firma del “Pacto Social de Civilidad” respaldado por más de 20.000 firmas. Desarrollando programas de formación ciudadana se lograron sensibilizar casi 600.000 ciudadanos sobre los contenidos del Manual de Convivencia Ciudadana.
También se logró la firma y ejecución de 24 Pactos Ciudadanos en los proyectos estratégicos de la ciudad. Estos pactos persiguen el uso adecuado de los espacios públicos y el equipamiento de los proyectos urbanos. Otro logro fue la modernización de los organismos de seguridad y justicia. Se crearon nuevas estaciones de policía y se adecuaron otras. Se creó el Centro de Investigación de Explosivos. Así mismo se establecieron la Unidad Permanente de Derechos Humanos y la Unidad Permanente de Justicia.
La ciudad se preocupó por la formación para el trabajo y la inserción laboral. Más de 12.000 jóvenes se beneficiaron de estos programas. El número de jóvenes capacitados se multiplicó por cien en menos de cuatro años.
Otra prioridad de este esfuerzo de la ciudad fue la reconciliación y la paz. El regreso a la legalidad de los desmovilizados se basó en el acompañamiento psico-social y la educación, entre otras intervenciones. Todo ello con verificación por parte de la OEA y de la Organización Internacional de Migraciones. Como resultado, más de la mitad de los 4.000 desmovilizados estaban estudiando en el año 2007. Casi el 80% de los desmovilizados recibían acompañamiento psico-social para ese mismo año.
Todo este esfuerzo sólo fue posible por el acuerdo de muchos sectores. La ciudad de Medellín se cansó de aceptar la violencia. Con el liderazgo de sus autoridades y la suma de muchas instituciones y personas, la ciudad es hoy más segura y un centro de atracción para la inversión en Colombia. Es una ciudad reconciliada y en paz. En menos de seis años. Demostración clara de que las políticas públicas pueden ser exitosas aún en las condiciones más adversas. Evidencia de que no hay que esperar muchos años para conseguir mejorías. Es cuestión de ponerse de acuerdo y actuar en consecuencia. Sigamos el ejemplo de Medellín. Dejemos de ser la ciudad más violenta de América Latina.
Politemas, Tal Cual, 11 de junio de 2008
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