Por enésima vez este largo gobierno viene con la promesa de reducir la pobreza. El señor Maduro, sin mucha originalidad que digamos, repitió la oferta, que ya suena a propaganda de mala calidad. Dijo, con el estilo pendenciero y de mal gusto característico, que en el año 2019 tendremos “pobreza cero”. Así como quien cumple con un ritual prefabricado, “ustedes hacen que creen y yo hago que digo la verdad”. Bastante decepcionante para un gobierno que tiene casi quince años con el peor desempeño en la Región.
Reducir la pobreza, de verdad, es mucho más que la recurrencia verbal con la que se ha destacado este gobierno. No hay que ir muy lejos para tener pruebas de lo incompetente que ha sido el actual gobierno con uno de los problemas centrales de los venezolanos. Basta con examinar la experiencia de Perú, uno de los países que durante décadas tuvo una de las proporciones más altas de pobreza en América Latina.
En efecto, mientras Venezuela tenía 14% de población en pobreza extrema (sin ingresos suficientes para adquirir los alimentos) a principios de los noventa, en Perú era 25%. Para el año 2000, Perú había reducido la pobreza (a 22,4%), mientras en Venezuela había aumentado (a 21,7%). En la última década, sin embargo, los caminos tomados por ambos países han sido muy diferentes.
Cuatro estrategias, al menos, conforman la base del éxito de Perú para reducir la pobreza. En primer lugar, el fortalecimiento de la democracia. La salida de Fujimori permitió la puesta en vigencia de acuerdos políticos y sociales, compartidos por la sociedad peruana. Las políticas, y entre ellas las sociales, contaron con la participación de múltiples instancias políticas, sociales y técnicas. En segundo lugar, Perú ha implementado una política económica orientada al crecimiento y la diversificación del aparato productivo. En la actual década la economía peruana ha crecido más de 5% promedio cada año. En tercer lugar, una adecuada política monetaria y un Banco Central independiente. Como resultado, la tasa de inflación de Perú es una de las más bajas de la Región en el período, esto es, 2,3%. Y en cuarto lugar, la ejecución de programas sociales para la población de menores recursos, con asignaciones monetarias que condicionan la asistencia a los sistemas de salud y educación. El Programa Juntos, por ejemplo, atiende más de 1,6 millones de familias regularmente con estos beneficios.
Mientras esto hacía Perú, en Venezuela se promovió la exclusión política y social, tenemos la menor tasa de crecimiento de las economías petroleras, una de las tasas de inflación más altas del mundo, y programas sociales excluyentes y poco transparentes. Por ello en 2011 Venezuela tenía el doble de la población en pobreza extrema que Perú. Teníamos 11,7% de la población total, mientras Perú 6,3%. Señor Maduro, deje los gritos, se le reclama más seriedad en el manejo del Estado.
Politemas, Tal Cual, 18 de septiembre de 2013
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